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¿Cómo te fue mami? - Me preguntó mi pequeño Adriel

Margaret

- Fue estresante… - Le dije recordando el vergonzoso estado en el que me puse - Pero ya pasó, ¿cómo les fue a ustedes?

Karra

- ¡El señor Eddi nos invitó un poco de chocolate!

Margaret

- ¿En serio? - Pregunté incómoda al recordar el día anterior

Adriel

- ¡Si!, luego nos mostraron como lo hacen 

Margaret

- ¿Si?, ¿Y cómo se hace? 

Adriel

- No te podemos decir - Dijo tapando su boca con ambas manos

Karra

- Es obvio que lo sabe Tontodriel

Adriel

- No me llames así Cara de sapo - Dijo burlándose de su nombre

Karra

- ¡No tengo cara de sapo! 

Adriel

- Cierto… mi hermana es muy bonita 

Karra

- ¿En serio? - Dijo algo tímida 

Adriel

- Si, Karra… Karrita… Karra - Dijo comenzando a correr mientras era perseguido por su hermana y haciéndome soltar una leve risa, ya se llevan como hermanos… 

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Me dirigí donde estaba Eddi el encargado que dejé, y me mostró los pedidos que ya habían, algo que me sorprendió y a la vez me alegró, le dije que estaría viniendo de vez en cuando, que sólo debían seguir haciendo lo mismo, ya con el tiempo haríamos más productos y nos expandiríamos mientras la fama se hacía más grande. Le agradecí y pedí que siguiera con lo suyo. 

Mientras caminaba, revisé un poco los productos que salían, nuestros moldes aunque rústicos, tenían buen diseño… y aunque no producimos tanto como se haría de manera industrial, al menos le daba trabajo a mucha gente, y estaba conforme con todo esto. 

Estuve un rato corrigiendo a quienes aún no hacían bien su parte, como para la fermentación de los granos para el chocolate que tarda de 3 a 7 días y es la parte más importante, el lugar de almacenamiento no debía tener ninguna clase de olor, pues al tener un gran porcentaje de grasa era fácil que adopte ese aroma, posteriormente el secado para eliminar su humedad y evitar el crecimiento de hongos, tardaría de 3 a 4 días, y requería movimiento constante para que se seque bien, luego el tostado y descascaramiento a mano, la etapa de molido del grano para obtener la pasta gruesa, y el momento de agregar el azúcar, leche y/o frutas, al final pasaban por la habitación fría, que simplemente no permite la entrada de calor, por lo que el ambiente ahí era adecuado para que se vuelva sólido, aunque tardaría un poco para ello. No era mucha gente por el momento, cada uno sabía hacer de todo pero se especializaba más en ciertas cosas, y se perfectamente que con el tiempo iba a requerir mucha más gente, pero al menos las instalaciones y lugares de almacenamiento estaban lo bastante grandes como para un futuro. Mientras hacía eso vi como mis pequeños jugaban con los hijos de los trabajadores, algo que en un inicio incomodó a estos, pero al decirles que no me importaba y que se divirtieran por que eran niños, se calmaron un poco.

Luego fui a revisar el cacao, la tierra era bastante buena, la estábamos fertilizado bastante, pero todavía no estaban sembrados para la producción en grande, por el momento estábamos usando las plantas que ya habían en esta zona, y que tuve bastante suerte que ya esté en periodo de floración para la recolección del fruto. Lo que habíamos plantado tardaría todavía unos meses para que podamos colocar a campo abierto y en poco tiempo ya sería un árbol, lo que sí, para que salga el fruto tardaría de 2 a 3 años, así que por el momento solo nos encargamos de la producción del chocolate de manera moderada, pues, al menos de donde vengo, solía estar en periodo de cosecha dos veces al año, y si deseo usar este fruto para producir otras cosas, es necesario tener una buena cantidad y no usar de manera excesiva. 

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Cuando ya se estaba haciendo tarde, decidí retirarme junto a mis angelitos, ya los trabajadores se estaban retirando igual, y estaban algunos guardias para vigilar que nada o nadie se metiera por estas áreas de noche, se había invertido bastante, pero se recuperaría esas ganancias de manera gradual.

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En la noche le informé al Conde como se estaba desarrollando todo, y de manera sorpresiva me felicitó cariñosamente. 

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Así pasaron unas semanas, Adriel y Karra estuvieron estudiando, yo estuve ayudando al Conde, y mientras tanto trataba de recordar la trama de la novela, los pequeños detalles, uno en particular me había sorprendido cuando me acordé de ello, un periodo de escasez se aproximaba, por lo que traté de mencionarselo de forma sutil al Conde, decirle que era mejor producir bastante trigo por si acaso. Ese periodo ya estaba iniciando lentamente, por lo que el Conde me había llamado a su oficina hace un momento. 

Me encontraba caminando a la oficina del Conde a altas horas de la noche, me había pedido específicamente ir después de hacer dormir a los niños, por lo que ya podía decir que era sumamente importante, y más lo supe al ver su seria expresión apenas ingresé a su despacho.

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Margaret

- ¿Me llamaba Conde? - Pregunté apenas ingresé 

Conde

- Siéntate - Me dijo autoritariamente

Margaret

- ¿Sucede algo? - Pregunté tras esperar un rato que empiece a hablar

Conde

- Lo que pasa mi querida "Esposa", es que odio que me mientan, pero mas odio… que me vean la cara de estúpido - Dijo notablemente agresivo, y tratando de controlarse un poco

Margaret

- Vaya al punto - Dije al no comprender de lo que hablaba 

Conde 

- Dime. Quién. Demonios. Eres - Dijo acentuando cada pausa, controlando su voz

Margaret

- Ya veo - Hablé sacando un suspiro - Así que era eso… - Dije algo incómoda por que me descrubrió. Tratando de controlar mis nervios, hablé lo mas calmada que me fue posible - No le mentí 

Conde

- No me digas - Habló sarcásticamente - ¡Dime la maldita verdad!

Margaret

- Aún si lo hiciera… no se si me creería - Dije aparentando calma

Conde

- O me dices por las buenas, o lo haces por las malas - Dijo en un susurro con el rostro cerca mío - No creas que tendré piedad por el simple hecho de que me seas útil

Margaret

- ¿Útil? - Tras unos segundos en silencio, decidí simplemente hablar lo mas sinceramente posible, al fin y al cabo… esa era la única verdad - Bien, se lo diré - Dije de manera seria - Pero, me vale si despues le parece que es mentira

Conde

- Ya veremos que tan creíble es tu historia… - Dijo esperando con los pies cruzados

Margaret

- Mi nombre real es Andrea Michelle Padilla Cortéz, esposa de Rubén Calani Román. Me casé a los 25 para que mi familia pudiera obtener prestigio y poder, mi esposo deseaba heredar los bienes de su familia y tener un heredero, era creíble, ya tenía 34. Pero a mis 26 supimos que yo no podría darle ese hijo, así que tras buscar opciones, mi amiga ofreció su ayuda para darnos ese niño, eso me ayudó para que mi familia ya no me criticara, si no era útil para sus planes no les servía, estaba salvada, o eso pensé hasta que él me pidió el divorcio, yo no lo deseaba pues me había enamorado de él, fue el único que no me vio como una clase de… herramienta, bueno, eso creía. Estuve deprimida un tiempo, hasta que pude levantarme de la cama y ver a mi hijo, pero lo vi… junto a mi amiga, mi esposo… se había enamorado de ella. Ese día sufrí un accidente, y aunque logré sobrevivir, estaba en estado crítico, cuando creí que podría salir de esa, mi amiga me visitó y… al final… ella me mató, morí a los 28. - Tras un breve silencio, solo continúe con mi breve relato - Simplemente desperté en… Margaret. 

Conde

- ¿Crees que soy imbécil? 

Margaret

- Yo no

Conde

- No lo dijiste, pero lo crees

Margaret

- Es la verdad

Conde

- Entonces ¿Por qué no te fuiste apenas cobraste sentido? 

Margaret

- Desperté el día que me casé con usted - Dije con una risa vaga - Solo hice lo que debía para sobrevivir, no sabía dónde estaba, o si solo era un sueño… creí que era alguna clase de alucinación, un sueño creado por mi mente afectada… Es extraño vivir todo esto, jamás fui de creer en fantasías, siempre prefería la Historia, algo real… 

Conde

- No puedo creerte… ¡LARGO!

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Salí rápido al verlo tan agresivo, pero apenas cerré la puerta escuché un alboroto en su oficina, que al parecer estaba destrozandolo por la cólera, así que simplemente me fui a mi habitación a paso apresurado, no podía evitar temblar, o imaginar el peor de los escenarios, y por más irónico que me parezca, cuando creí que ya estaba dejando mi vida pasada en el olvido, este volvió de manera brusca con la mirada que el Conde me lanzó. 

Los recuerdos de los golpes inundaron mi mente, los gritos, insultos… siempre debía estar a la expectativa de mis padres, debía mostrar ser de utilidad… Había aprendido a odiar la fantasía, eran cuentos que llenaban la cabeza de uno de historias no realistas, odiaba la fantasía por que nunca conseguía nada bueno con ello. Aprendí a amar la historia, porque esta me demostró que los héroes sí existían, me enseñaron que uno forjaba su destino a pesar de los retos que la vida pon8a a uno, no eran fantasía, era historia, una realidad... pero para mí era difícil empezar, tenía miedo de mis padres, había aprendido a ser sumisa gracias a ellos. Cuando me casé con Rubén, creí que todo sería igual, estaba preparada para soportar ese destino, y aunque yo no podía ser igual que mis héroes, al menos había sobrevivido cuanto pude, al menos eso pensé en mi boda… Al descubrir cómo iba a ser todo, me llenó de satisfacción, me entregué a él en cuerpo y alma, lo amaba porque me enseñó otra realidad, me había salvado, pero no de la muerte, sólo del sufrimiento físico y psicológico. Deseaba dejar ese pasado, pero ese pasado me persigue…  

En medio de la oscura noche solo pude tener un pensamiento… - "debo escapar"- Dije en un silencioso susurro, como si Luciano estuviera presente… Deseaba ser como uno de esos héroes de la historia, como James Harrison con la enfermedad de Rhesus, Grace Murray con la informática, Patterson con el Plomo, Maurice Hilleman con diferentes enfermedades, Arkhipov y Petrov que evitaron catástrofes, los romanos con el saneamiento y la calidad de vida de sus ciudadanos, además de la higiene, los ingenieros minoicos en el dominio de las técnicas hidráulicas, Solón con el alcantarillado, Tales de Mileto y miles de héroes mas que marcaron la historia de una u otra forma, ya sean desconocidos o conocidos… héroes que con su decisión hicieron un cambio…

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Pasaron dos días, en las que todo estaba extrañamente tranquilo, el Conde había salido de viaje al día siguiente de haberle contado todo, por lo que estaba un poco relajada, pero a la vez temía su regreso, los nervios me ganaban pues a pesar de mi tranquilidad debía apresurar unos planes que apenas había desarrollado. 

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