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Una Extraña Villana

1

Estaba parada viendo la ventana... angustiada por lo que venía ahora, no estaba segura de lo que pasaba, pero algo era seguro, yo estaba muerta.

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Mi nombre era Andrea Michelle Padilla Cortéz, era esposa de Rubén Calani Román, tenía 25 el día que me casé con él. Fue un matrimonio lleno de interés desde el primer día, y nunca pudo desarrollarse el amor, no por su parte. Básicamente, mi familia me vendió por prestigio y poder, la familia de Rubén deseaba que se casara para poder confiarle las empresas.

Él no estaba enamorado y decidió sentar cabeza pues ya contaba con 34 años, y sabía que no sería joven por siempre, necesitaba un heredero... Pero a los 26 me enteré que no podía tener hijos, ambas familias quedaron devastadas, y ya se podía ver un divorcio a la distancia.

A los 27 sufría el desprecio de toda mi familia, solo una persona estaba de mi lado y no me dejaba nunca, era mi amiga Gabriela, creí que era la mejor persona del mundo, al inicio dijo que había más opciones y que incluso podríamos rentar un vientre, con eso presente las cosas entre Rubén y yo mejoraron, nuevamente hablábamos como antes, no éramos cariñosos pues no había amor por parte suyo... aunque yo si me había enamorado de él.

Gabriela se había ofrecido ser la madre sustituta, la que nos rente el vientre, todo iba bien hasta que un día, antes de que el bebé naciera, Rubén me pidió el divorcio, me dijo que se había enamorado de otra persona, y que nuestro matrimonio fue un error, ¿Qué podía hacer?, termine contándole de mis sentimientos. Desde ese día Rubén ya no me hablaba, y con el tiempo no paraba en casa, todos decían que ya no éramos esposos, pero jamás firmé ese papel, nunca me lo envió... sabía que el niño había nacido, por lo que apenas salí de esa depresión que la partida de Rubén me dejó, fui a visitar a Gabriela, quería conocer a mi hijo, pero los vi juntos, a Rubén siendo cariñoso con mi amiga, a ambos abrazándose y besándose, parecían una hermosa familia... destrozada corrí sin mirar el camino, las lágrimas no me dejaban hacerlo, y el dolor me impedía detener el paso, pero fue eso lo que me sentenció, un auto me había atropellado...

Apenas había sobrevivido a todo, sentía demasiado dolor en todo el cuerpo, pero los doctores mostraron buenas esperanzas, dijeron que me recuperaría rápidamente a pesar del golpe, el hombre que me atropelló se disculpó y dejó su número para lo que necesite, que él cubriría todo, pedí que no lo hiciera pues era culpa mía, no suya, pero aun así aquel hombre pidió hacerse cargo.

Mi recuperación se estaba haciendo bien, aunque no podía moverme mucho por el dolor del cuello y mi pierna enyesada. Cuando creí que todo estaba tranquilo y podría salir viva de esa, recibí la visita de mi amiga, me dijo que estaba realmente preocupada cuando se enteró de lo sucedido, se quedó por un largo rato y pedí soledad para poder descansar, pero fue entonces que poco después que salió volvió a entrar, me hacía a la dormida, ya que no estaba en ánimos de hablar con ella, con horribles insultos me maldijo, aseguró odiarme desde antes de ser mi supuesta amiga, vi como ponía algo en el suero que me daban y de pronto sentí algo en mi cuerpo, un indescriptible dolor, ya no podía respirar bien, pude ver la sonrisa en su rostro y como salió despavorida del cuarto, anunciando que algo extraño me estaba pasando. Con ecos escuchaba pasos, y los gritos que cada vez se sentían más lejanos, cuando al fin había dejado de sentir solo vi un techo totalmente diferente al blanco del hospital en el que estaba, una mujer que decía que debían prepararme y mi cabeza llena de confusión.

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Y aquí estoy ahora, con un vestido de novia, con un cuerpo que no conozco, en un lugar extraño, con gente que no me mira ni a la cara, en un silencio molesto, y a punto de ser vendida una vez más... (suspirar) no puedo creer que vuelva a pasar por algo así... es irritante...

Tratando de relajarme con este paisaje, me quedé un rato mirando a la ventana de esta residencia, parecía que había regresado en el tiempo, ya que los vestidos eran un tanto medievales, pero con un toque algo moderno (de mi época), era lo mismo con el diseño de los muebles, y el diseño de la residencia que puedo ver con mi limitada visión desde esta posición.

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Estaba con el vestido de novia en camino a mi boda, me iba a casar con un completo extraño en un cuerpo extraño, con un vestido extraño, en una religión extraña, y un mundo extraño. El carruaje se movía bastante y apenas podía quedarme bien sentada, pero agradecía que el vestido sea un poco simple... algo que no quería en este momento era estresarme por algo más.

Cuando llegué a aquella iglesia se veía bastante extraño, las ropas de los miembros de aquel culto religioso eran bastante diferentes a lo que tenía pensado.

Cuando salí del carruaje, el cochero me ayudó a bajar, con cuidado daba mis pasos, más por el hecho de creer que era todo un sueño, tiene que serlo, ya que esto no parecía real, no parecía antiguo o algo así...

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- ¿Por qué no te estás quejando?

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Un hombre mayor me había hablado, su seriedad era extraña, como si me odiara... decidí seguir el juego.

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- Cambiará en algo el resultado?

- Creí que huirías

- Si tuviera opciones las hubiera tomado

- Al menos ahora usas la cabeza

- Se llama aceptar el destino

- Me costó enseñarte eso

- No lo hizo

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Con seriedad me miraba... no sé lo que le había hecho, pero no había mentido, el asunto es que no hablaba con la verdadera persona de este cuerpo...

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- Entremos, tu futuro esposo te está esperando

- No tengo problema en que lo siga haciendo

- Andando

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Con voz autoritaria me sujetó la mano y me obligó a avanzar a la par de él, al parecer era un familiar de este cuerpo... no podía decir si era padre o algo así, ya que había la posibilidad de que sea huérfana o algo.

Con cada paso fijaba mi vista en los presentes, serios, desconocidos, apagados... siempre fue así, toda mi vida lo fue. Pero al ver al frente vi a un hombre bastante mayor, más que el que estaba a un lado mío. Supongo que por eso su comentario...

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Al pasar toda la ceremonia, no sé como lo que debía hacer lo sabía, más específicamente... me venían a la cabeza.

Fue al terminar que fuimos a la recepción, pero mi "ahora" esposo dijo que se iría primero, pues lo importante ya había pasado. Entonces me quedé sola ahí, saludando a gente que ni conocía, tratando de aparentar que sabía de lo que hablaban. Había recibido montón de burlas, comentarios que parecían querer molestarme y al final decidí solamente retirarme, no había razón de quedarme si parecía que la mayoría de esos invitados mostraban bastante odio hacia mí.

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Subí al carruaje sin despedirme de nadie, ya que no conocía a ninguno y tampoco me dieron buena impresión.

Al llegar a mí "nueva" residencia, los empleados me recibieron, pero habían unas mujeres más ahí, quienes me recibieron con un extraño silencio, antes de hablarles el mayordomo me indicó donde me quedaría.

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- ¿Quiénes eran esas mujeres?

- Las otras esposas del Conde, señorita

- Ya veo... Supongo que hay un lugar para cada una o algo así

- Así es señorita, antes estaban en el mismo lugar, pero solía ocasionar problemas

- ¿Qué clase de problemas?

- Peleas y asesinatos

- ¿Qué?

- Así es, por eso las alejó y castiga si intentan cualquier cosa.

- ¿Cuántas esposas tuvo hasta ahora? - Sacando una leve risa, únicamente le escuché decir...

- No quiere saber señorita, solo puedo decirle que desde que fue Conde ya tuvo varias mujeres

- ¿Desde cuándo lo conoce?

- Toda su vida... ya llegamos

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Habiendo detenido su paso me mostró una puerta y por dentro una habitación bastante grande y cómoda, ya estaba equipada y creo que habían traído la ropa de la dueña de este cuerpo.

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- En la noche el Conde querrá verla, unas sirvientas vendrán a prepararla y llevarla a su habitación

- Comprendo, estaré lista

- Me retiro entonces Señorita Margaret, descanse

- Usted también

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Ese era el nombre por el que me estuvieron llamando todo el día, Margaret Kontho, quien al parecer es hija de un Duque. Me hablaron de un príncipe, de haberle rogado, de perder mucho por causa de mi arrogancia, etc, etc, etc.

Mientras buscaba un poco de ropa con la que cambiarme nada más podía seguir pensando en lo extraño de todo esto, ¿será que Gabriela no logró matarme, pero de alguna manera lo que me metió me está causando esta clase de alucinación? Cualquiera sea la respuesta lo averiguaré con el tiempo.

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Dicen que lo esencial de vivir es hacerlo con tranquilidad, otros dicen que debes vivir como desees, en lo personal siempre traté de vivir como mi familia lo decidía, aunque me dieron algunas libertades como en la carrera que estudie y en el trabajo que desarrollé, más creo que todo eso fue un mero inculco de mis padres, que con un lavado de cerebro intentaron hacerme sumisa, y lo irónicamente gracioso es que finalmente lo lograron. Cuando me casé aunque no había amor de por medio, me sentía con más libertad, Rubén jamás me exigió nada, jamás me pidió hacer algo que no quisiera e incluso me esperó a la hora de tener relaciones sexuales... fueron esas cosas las que me enamoraron...

Mientras seguía entre mis pensamientos, escuche unos toques provenientes de la puerta, al abrirla era una sirvienta que con el mayor susto del mundo, me pidió disculpas por hacerme esperar, no sabía que hacer o decir, ¿Quién era ella?, bueno... ya lo descubriría....

Le pedí que me ayudara con mi baño, mientras esperaba... pude ver su mirada de pena...

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- ¿Algo que quiera decir?

- ¿Ah? No señorita... - dijo con una voz asustada

- Entonces porque me miras de esa forma?

- Solo... si me permite decirle la verdad... - dijo tras un rato de indecisión por parte suya

- Adelante

- Me preocupa... usted, siempre amó al príncipe, y tras esa horrible traición - Hizo una mueca de enojo - usted no merecía esto, se esforzó demasiado por él, perdió demasiado para ser su esposa... y jamás le importó, fue como si la maldita lluvia cayera cuando uno necesita hacer algo afuera, es frustrante, irritante, es, es...

- ¿Cuánto tiempo llevas conmigo?

- ¿Eh? Unos - Contando con sus dedos, pude ver su verdadera preocupación - diez años señorita..

- Diez años... - Di un largo suspiro, era más difícil para mí preguntarle su nombre ahora... - Primero que nada, la lluvia es vida... y Segundo, es cierto que me importó, pero ya nada se puede hacer

- ¡Pero su familia la vendió! - Dijo interrumpiéndome

- Nada se puede hacer... ahora estoy casada, esta es mi vida, y esperemos que sea para mejor

- Discúlpeme que lo diga señorita, pero no podemos estar aquí, ¡el Conde Spanos la podría matar!

- ¿Qué escuchaste del Conde?

- Dicen que sus mujeres siempre mueren por causas inciertas, o dicen que tuvieron accidentes o que simplemente cayeron por enfermedades que los doctores nunca aclaran...

- ...No voy a morir, encontraré la manera de que ambas sobrevivamos - le dedique una pequeña sonrisa para que se tranquilice... cosa que al parecer resultó pues se quedó callada - ahora que terminamos de hablar de este asunto... ¿Ya conociste a las otras sirvientas?

- S..i señorita

- ¿Y como te trataron?

- Hasta ahora bien

- Me alegro, Ayúdame con el vestido, ¿si?

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El resto del día traté de relajarme un poco antes de que me comenzaran a alistar, aquella sirvienta me trajo unos libros y traté de conocerla un poco, si iba a tratar con ella debía conocerla, no cometería el mismo error que cometí con Gabriela, ya no jugarían conmigo.

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La noche ya se había presentado, había cenado y estaba lista para ir con aquel hombre, no podía evitar los nervios, estaba asustada por lo que iba a suceder a continuación.

Con suaves toques en la puerta anunciaron que el Conde me estaba esperando, me guiaron por el camino que debía tomar, y me hicieron cruzar esa habitación que a leguas se notaba que era más del doble del mío, no me quejo, personalmente no me gusta que sea demasiado grande, es más espacio que se debe llenar...

Ahí pude verlo, vestido con una bata azul oscuro, una copa de vino y sentado en el sillón, me sentía expuesta ante él, pues mi vestimenta era bastante sugestiva, para esta época. Con la cabeza baja, decidí saludarlo.

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- Levanta la cabeza

- No podría Conde

- ¿Por qué?

- La situación en la que nos encontramos me apena un poco, mirarle al rostro es difícil en este momento

- Ya estamos casados

- Pero eso no quita el hecho de como me hace sentir esto

- Creí que ya no serías pura

- ¿Por qué lo cree así?

- Todos conocen tu enamoramiento con el príncipe, pudiste entregarte a él en cualquier momento, nadie se hubiera resistido a alguien así

- Me alaga Conde, pero de haber sido así, bien pude hacer que se haga responsable

- Entonces lo niegas...

- ...

- Dime, ¿Por qué te casaste conmigo hoy?

- Fue un asunto de interés por parte de la familia

- Pudiste huir como otras lo hicieron, sé perfectamente que no estoy nada joven, casarse conmigo ahora no es aceptable para muchas

- A pesar de la actitud que demostré en el pasado no podría hacerlo, no tenía muchas opciones y si bien no es joven se puede ver lo bien conservado que está

- ¿Trata de alargarme esposa mía? - Dijo con algo de humor

- Solamente devolví lo que usted me dijo hace un momento

- Entonces acabas de mentir

- Jamás dije que lo hacía, yo no miento Conde, de eso puede estar seguro

- ¿Por qué dices que no lo haces?

- Porque mis mentiras son fáciles de descubrir, No soy buena ocultando la verdad con palabras falsas, más aprendí a solo evitarlas sin que nadie se de cuenta

- ¿Te parece conveniente decírmelo?

- Ahora soy su esposa, tendré que serle fiel, sincera y leal

- Casi ninguna lo es

- Pero yo si lo seré Conde, así lo acepté en el momento que acepté ser su esposa

- Eres bastante curiosa, los rumores decían que eras arrogante, con carácter, capaz, inteligente, audaz, etc. pero pareces algo sumisa

- El que con usted así lo parezca no significa que con los demás lo sea, se trata de seguir a uno y enfrentar al otro

- Si, claro. Dime, si te ordeno que te desnudes ahora ¿lo harías?

- ¿Eh? - No pude evitar mirarlo por la sorpresa, había sido repentino y seguramente una broma ¿no?

- Hazlo - Su seriedad no mostraba rastros de broma y mientras lo veía mover su copa de vino, supe que no lo era... con lentitud comencé a deslizar mi ropa por mi cuerpo, aunque esto era humillante, debía planear tener las cosas en perspectiva, mientras permanezca en este lugar, debo permanecer a salvo, y la manera de estarlo era este hombre... - Tu cuerpo es hermoso...

- Gra... grac - con un pequeño carraspeo corregí mi habla - Gracias Conde

- Ahora desliza tus manos por tu cuerpo

- ¿Qué?

- Hazlo - Estaba temblando... esto era extraño, solo había estado con un hombre en toda mi vida, tal vez no todos lo hacían igual... solo eso esperaba - Bien...

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Con grandes pasos se acercó a mí y comenzó a tocar mi cintura, movió sus manos por mis piernas, mi parte trasera, la espalda, los pechos. Cada recorrido con sus manos hacían temblar mi cuerpo, pero fue peor al sentir su boca con rastros de barba tocando mi cuello, apretó mi cuerpo y de un momento para otro me arrojó a su cama. Un tiempo siguió con su tarea, sentí su boca en mis labios y sus manos en todo mi cuerpo, pero de pronto una mano la dirigió entre mis piernas y moviendola trataba de estimularme, yo no sentía nada, esto era extraño... únicamente cerré los ojos, tratando de pensar en la sensación, no podía pensar en Rubén, a pesar de amarlo él había traicionado nuestro acuerdo, no podía pensar en nadie más, no tuve a nadie más...

Mientras trataba de sentirme bien, solamente podía presionar mis ojos con la mayor fuerza posible, pero de pronto sentí como abría mis piernas y de una estocada me penetraba. No pude evitar gritar, ese terrible dolor fue más fuerte de lo que creí... pero fue peor cuando comenzó a moverse con brusquedad, sin esperar a que el dolor se pase un poco ¿acaso estaba siendo violada? No es posible...

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- Lo siento esposa, pero tu familia te vendió para satisfacerme

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Fueron sus últimas palabras luego de entrar al baño, inmediatamente entraron unas sirvientas y me ayudaron a salir de ahí mientras otras cambiaban las sábanas... fue la peor experiencia de mi vida...

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2

Con un profundo dolor me levanté de esa cama, apenas había podido dormir y deseaba que todo haya sido un extraño sueño...

Toda la noche pasé llorando y tratando de conseguir una respuesta a la suerte que tuve ¿Que rayos hice en mi vida? Hice todo lo que mis malditos padres desearon, ¿Qué rayos hice para terminar así? No pude evitar que la ira me invadiera... ¿En serio todo acaba con Gabriela siendo feliz a lado del hombre que fue mi esposo?, ¿Realmente ella mereció tener un hijo?, ¿Que le hice para que deseara matarme? Fui su maldita amiga toda mi estúpida vida... le di dinero cuando lo necesitó, fui su cómplice cuando desobedecía a sus padres, cuando hacía cosas malas, ¿Es eso?, ¿Me pasa esto por que no me atreví a vivir como yo quería?, ¿Por qué ella se salió con la suya?, ¡¿Por qué?!...

Cada vez que lo pensaba más solo pude ver lo estúpida que fui, jamas me puse a pensar que ella me haría daño... creí que era a la única persona en todo el mundo a la que le importaba, antes de ella solo lloraba todas las noches en mi cuarto, deseando una mísera aprobación, una mísera palabra de cariño, una mísera muestra de aprecio, pero todo lo que fui en mi maldita vida fue ser un estúpido objeto... una simple pieza de ajedrez...

Todo esto era un bodrio...

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Ya era de mañana cuando decidí levantarme, mientras la sirvienta de este cuerpo me iba arreglando el cabello le pregunte si sabía si el Conde aún estaba en la residencia, dijo que estaba en su despacho, desde madrugada, ya que estuvo trabajando al parecer...

Cuando estaba lista y con ropa cómoda, fui directo a verle, necesitaba saber lo que haría aquí, no creo tener que estar todo el día sentada esperando que él me llame, o quedar embarazada o un mensaje de gente que no conocía y que estaba segura que no llegaría de alguien que realmente aprecie a esta persona, al igual que en mi anterior vida parece que hasta su familia la odia, aunque a ella se lo dicen mas de frente, creo que esa clase de batalla es mas fácil de luchar, no tengo que estar pensando que cualquier persona trata de traicionarme y por ello simplemente ponerme alerta, (suspirar) creí que solo tendría que tener tal actitud en el trabajo... pero creo que la gente es peor...

Al tocar la puerta, escuche un pasé con voz ronca y algo anciana...

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- ¿Qué necesitas?

- Veo que desde temprano está trabajando, Conde

- Nuestra boda de ayer me retrasó bastante

- Disculpeme por resultarle una molestia - dije con algo de ironía

- Ya lo cobré anoche - No pude evitar recordar aquello y molestarme un poco, esa experiencia no solo me hizo tener en claro varias cosas, me hizo dar cuenta que fui demasiado estúpida

- Me alegro que lo haya cobrado, a pesar de ello quisiera saber que papel tendré en esta residencia

- Seras mi concubina, es obvio - dijo creyendome obviamente una tonta

- Me refiero de forma administrativa, económica o cualquiera de esas cosas, no puedo quedarme sentada tomando té, visitando a otras mujeres, familiares que no me aprecian, personas que me detestan, o esperando que simplemente me llame y mientras salgo a comprar ropa y joyas

- ¿Dices que no quieres actuar como todas las mujeres actúan?

- ¿Todas actúan así? - Digo con falsa sorpresa

- En general

- Bueno, a eso me refiero

- Supongo que... - Dijo después de pensarlo por varios minutos - Supongo que es normal que una muchacha criada para ser princesa heredera actúe así, después de todo una Reina tiene un papel que cumplir, ¿No?

- ...

- Supongo que puedo confiarte un poco de trabajo, después de todo estudiaste para ello, ¿no?

- Así es Conde

- Bien - Dijo para luego extenderme unos papeles - Leelos, estudialos y dime lo que piensas de ellos, tienes hasta la tarde

- Perfecto - Dije sonriendo un poco, luego me retiré a mi cuarto para hacer lo ordenado por el Conde.

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Ya era casi medio día y esto aun me tenía incomoda... al parecer al Conde parecían estar estafandole pues había un desfase entre las ganancias y lo invertido.

Mientras sacaba bien las cuentas y resolvía el lugar donde seguramente estaban "poniendo" dinero "demás", escuché unos llantos, apenas se escuchaban, pero eran los de un niño pequeño... así que me fui hacia ellos, tal vez necesitaría ayuda, cuando salí de mi cuarto, traté de ubicar esos llantos, pero mientras mas me acercaba mas parecía que era otra área?

Al llegar solo pude ver a un niño que lloraba en el patio, su brazo estaba sangrando un poco, al parecer había subido a un árbol y cayó, siendo tan pequeño seguro estaba bastante lastimado... Fui hasta él y le hable con la mejor voz que pude, necesitaba tranquilizarse y no podía asustarlo por tener una cara seria...

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- Hola... ¿Cómo te llamas? - Dije sonriendo un poco

- Hola - Dijo con una voz apenas audible y temblorosa

- ¿Te caíste? - Le pregunte tras sacudirlo y abrazarlo un poco

- Si - dijo apenas con el llanto

- Esta bien, esta bien... ya pasó... ¿Si? tranquilo... tranquilo cariño, ya, ya... - Estuve un rato acariandolo para que se calmara... apenas tenía unos seis años...

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Mientras lo acompañaba pude ver a una sirvienta llegar hasta él corriendo, tal vez estaba ocupada ¿Debía cuidarlo?

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Sirvienta (reverencia)

- Dis... disculpe señorita Margaret, siento haber llegado tarde, seguro el joven amo fue una molestia para usted, me lo llevaré en seguida - Dijo extendiendo un poco las manos

Margaret

- No se preocupe, un niño tan lindo y tierno no sería una molestia para mi, puedo llevarlo yo, no se preocupe, pero dígame donde está su habitación

Niño

- ¿Lindo? (sonrojado)

Margaret

- Así es - Dije sin poder evitar sonreír por su voz tan tierna... - Eres un niño muy lindo...

Sirvienta

- Es... ¿esta segura de llevarlo Señorita?

Margaret

- Si, llévame - Dije alzandolo y haciendo que apoyara su cabeza en mi cuello

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Cuando llegamos a su habitación, hice que se sentara en su cama y mientras pedí unas cuantas cosas para curar su herida, era mejor que no se infecte, mientras le hacía una pequeña charla al niño...

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- ¿Cómo te llamas Cariño?

- ¿Yo?

- Si... tú

- Me llamo Adriel

- ¿Eres hijo del Conde?

- Si

- Sabes... dicen que los Adriel son Sociables y muy creativos, ademas tienen una gran voluntad, les gusta dominar las situaciones y ya sea de los demás o de sí mismos...

- ¿En serio? - Dijo con sorpresa absoluta

- Aja... ¿Tu eres así cariño?

- No lo sé, casi no puedo hablar con nadie...

- Bueno... yo creo que si lo eres, después de todo estas hablando conmigo, ¿Verdad?

- Usted es muy linda...

- Eres muy tierno cariño - Dije sin poder evitar abrazar su cabecita

- ¿Puedo preguntarle algo?

- Dime amor...

- ¿Qué es cariño?

- En este caso es como un apodo a alguien que le tienes absoluto aprecio o te da una inmensa ternura... ¿Cómo te dice tu mamá?

- ¿Qué es mamá?

- ... ¿Quien te cuida?

- La señorita que vino hace un rato

- ¿Solo ella?

- A veces otras señoritas también

- ¿Todas se visten igual?

- Si... - No pude evitar mi confusión, el Conde tiene concubinas, sirvientas y todo eso, pero... ¿Acaso su madre murió?

- Una madre es alguien que te cuida

- ¿Como las señoritas?

- Algo así, pero esta te protege, te ama, te educa, y te ayuda en lo que necesites, y lo mejor - Dije sacando una pequeña risa - Es que lo hace gratis, solo pide que tu también la ames...

- ¿Tú podrías ser mi mamá? - Dijo haciéndome abrir los ojos por la sorpresa... y tras un silencio saqué una pequeña risa divertida

- Yo podría... pero tú debes decidirlo, una madre no puede cambiarse, seguirá siendo tu madre aun después de la muerte, así que si te enojas o algo... si o si tendrías que volver a hablarme, por que sería tu madre...

- No me enojaré, se mi madre

- Primero conozcamonos y si quieres que lo sea mas adelante... solo lo dices y ya... ¿De acuerdo? - dije dándole una sonrisa

- Si

- Ahora... ¿Quieres acompañarme cariño?

- ¿A dónde?

- Ire a mi habitación tengo que terminar unas cosas, por cierto... ¿por que estabas en el árbol?

- Viéndolo cabizbaja me dijo - Solo quería ver como es afuera

- ¿El Conde no te deja salir?

- No lo sé, la señorita que me cuida dijo que su jefa así lo ordenó

- ¿Jefa? mmm... - Sabía que podía ser arriesgado, pero algo me decía que debía ayudar a este pequeño... no podía evitarlo - podemos preguntarle al Conde ¿Vienes?

- ¿En serio? - Dijo con cierta emoción

- Si, pero antes necesito que me esperes para entregarle unas cosas de paso, ¿vale?

- Siiii - dijo asintiendo con la cabeza...

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Cuando termine de hacer lo que debía, lo vi sentado encima de mi cama, tratando de molestar lo menos posible, a pesar de ser tan pequeño se notaba lo educado que era, aunque me ponía un poco triste la poca vivacidad que veía en él, era lindo el cómo se emocionaba...

Llegué tocando la puerta del despacho, con un pase entré agarrando al pequeño niño.

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Conde

- Te tardaste en venir - Dijo mirando los papeles en sus manos

Margaret

- Me distraje por un momento

Conde

- Se puede saber con... qué... - Dijo cuando vio a su hijo allí

Adriel

- Mu... Mucho gusto... padre - Dijo con un susurro apenas audible

Conde

- ¿Qué haces aquí?

Margaret

- ¿Así trata a tu primogénito? Veníamos a pedirle permiso para salir...

Conde

- ¿Es eso cierto? - Dijo un tanto serio

Adriel

- Evitando su mirada movió su cabeza con bastante motivación - S..i pa..dre

Margaret

- No le dirá que no, ¿verdad Conde? - Dije tras su largo silencio, me estaba desesperando, y realmente deseaba que este pequeño niño pudiera disfrutar un poco del exterior, después de todo, parece que nunca salió...

Conde

- Respóndeme algo antes, ¿por qué no saliste antes?

Adriel

- La... la señorita que a veces me cuida, me dijo que su señora así lo ordenó

Margaret

- Me parece que incluso a usted le preocupa eso Conde, sabe bien que estar encerrado no le hace bien a nadie, especialmente cuando lo único que tiene en frente son personas a las que realmente no le interesa su seguridad

Conde

- Como terminaste con esto - Dijo luego de un largo suspiro - Me parece que podrás acompañarlo, ¿no esposa?

Margaret

- No tengo problema - Dije sonriendo emocionada, me agaché y le hable al pequeño niño - Ve a cambiarte saldremos inmediatamente ¿Si?

Adriel

- ¡Si mamá! - Dijo para salir corriendo emocionado, me había dejado con una inmensa sorpresa e incomodidad, decirlo frente a su padre era inesperado

Conde

- Así que "mamá" - Apenas llegaste ayer, ¿Cómo te lo ganaste? no habla con las sirvientas y siempre es solitario

Margaret

- Lo vi después de haberse lastimado al caerse de un árbol, traté de calmarlo, y cure sus heridas, luego hablamos y ocasionalmente me preguntó "¿Qué es una mamá?", le expliqué y... me pidió serlo ya que no tenía o conocía ninguna. ¿Qué pasó con su madre?

Conde

- Nada, ella está en la residencia

Margaret

- ¿Entonces no lo visita? - Dije molesta - ¿No lo ve?, ¿No trata de decirle algo lindo, jugar con él o algo así? ¡¿Qué clase de madre es?!

Conde

- Solo lo vi cargarlo cuando nació, después de eso solo me da reportes de su situación

Margaret

- Infeliz - Dije con un suave susurro - Gracias por darnos permiso Conde, me retiro para prepararme, por cierto, lo están estafando, seguramente compran recursos de menor calidad y menos cantidad, sobre explotan a los trabajadores y por ello las quejas que tuvo y las ganancias tan bajas, yo que usted, voy lo investigo sin que se den cuenta y los destruyo no solo despidiendo los, quienes se aprovechan de esa forma, no valen la pena - Tras decir eso solo me retiré a mi habitación, seguía molesta... me sentía insultada, yo no pude tener un hijo a pesar de desearlo, otros los tienen y los abandonan sin importarles nada, la hermosa justicia nuevamente se hace presente

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Me puse unos zapatos diferentes, la ropa ya era cómoda y según yo estaba bien con esa camisa y falda larga azul. Mientras me alistaba vi como la sirvienta de este cuerpo se acercaba, al parecer le habían informado que saldría, aunque fue rápido.

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Margaret

- Espera, no saques ropa - Dije viendo que estaba sacando un conjunto - solo un sombrero

Sirvienta

- Pero señorita, usted va a salir,necesita ponerse algo mas para la ocasión

Margaret

- ¿Ocasión?, Saldré a divertirme

Sirvienta

- Igual necesita ponerse algo mas

Margaret

- Así estoy bien, solo necesitaré dinero

Sirvienta

- ¿Comprará algunas - Cuando iba a terminar de hablar, fue interrumpida por unos pasos rápidos y un grito

Adriel

- ¡Ya estoy listo!

Margaret

- ¡Pero mira que hermoso estas cariño! - Sin poder controlarme agarré sus mejillas, los estiré, besé y abracé tratando de no lastimarlo

Sirvienta

-¿Quién es... él señorita? - Dijo notablemente incómoda

Margaret

- Es el hijo del Conde - Dije sonriendo, al verlo se me ocurrió que al fin podría saber el nombre de esta chica sin que notara que no lo sé - ¿Por que no te presentas cariño?

Adriel

- Mucho gusto señorita, mi nombre es Adriel Spanos, soy el primer hijo del Conde Spanos - Era una ternurita...

Margaret

- Preséntate - Dije motivandola

Sirvienta

- Yo... soy Dalha, sirvienta personal de la señorita Margaret

Adriel

- Un gusto conocerla señorita Dalha - Dijo con una hermosa sonrisa

Margaret

- ¡No puedo creer lo hermoso que eres! - Dije con demasiada emoción viéndolo algo sonrojado

Dalha

- ¿Quiere que la acompañe señorita?

Margaret

- Creo que te vendría bien salir un poco, ya trabajaste bastante, ¿Quieres venir?

Dalha

- Sería un honor señorita

Margaret

- Vayamos entonces

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3

Me estaba preparando para dormir, mientras las imágenes de la maravillosa tarde que pasé con ese angelito, pasaban por mi cabeza. Habíamos comprado montón de dulces, ropa, y nos pusimos a ver un poco de entretenimiento con muñecos, como un teatro de títeres, luego bailamos al ritmo de una canción que tocaban, y aunque ya se hacía bastante tarde nos quedamos un rato mas escuchando ese ritmo y animando a mas personas a bailar, jamás me había sentido con tanta libertad...

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- ¿En qué piensa señorita?

- En el día de hoy...

- ¿Se divirtió? - Me preguntó con una sonrisa cálida

- No solo eso, jamas me sentí con tanta libertad, cada minuto a lado de ese angelito fueron como si no terminaran, y ver esa sonrisa...

- Señorita... ¿Se siente feliz?

- Sin poder evitar una sonrisa - Hay muchas cosas que he deseado en mi vida, muchas las cumplí porque así lo desee, y otras deje de querer, pero algo que nunca pude evitar pensar, fue en ser madre... y ese pequeño me demostró hoy como se sentía - Con voz un poco rota y un nudo en la garganta continúe - Dalha, no soy su madre, pero aunque solo fue un día... ese niño me hizo sentir mucho. Si, estoy feliz, feliz por qué jamás me sentí así, feliz porque un angelito como él me dijo mamá, feliz porque al fin sentí como era ser madre...

- Señorita... - la miré mientras lágrimas caían de su rostro, otra vez se sintió mal por mí, ella realmente aprecia a Margaret - Después de todo lo que le pasó... usted siempre siguió adelante... realmente, no sé que decirle, me alegro por usted, al fin pasa algo bueno en su vida...

- Tranquila Dalha - saliéndome una pequeña risa de su linda actitud, me puse a lado suyo - Tenerte a mi lado también fue algo bueno, nada hubiera sido lo mismo sin ti, logré sobrevivir y llegar un poco cuerda gracias a que estabas conmigo, así que solo te pido, te pido que sigas a mi lado un tiempo mas

- Estaría a su lado toda mi vida señorita...

- Tampoco quiero eso, quiero que hagas tu vida, tu familia y seas feliz

- Soy feliz a su lado - dijo un poco sonrojada

- Está bien señorita terca, pero si te empieza a interesar alguien, más te vale decírmelo, quiero que seamos amigas

- ¿Cómo antes?

- Como antes - Dije abrazándola, se notaba que esta chica si apreciaba a la dueña de este cuerpo

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Habían pasado unas semanas donde el Conde me entregaba trabajo, parecía que ya estaba confiando mas en mí, además que le di unas cuantas ideas para negocios que veríamos mas adelante. También estuve mas unida a su hijo, a veces me pedía que le lea un libro para dormir, que le cante una canción, y las tardes jugábamos diferentes cosas. Cuando iba a verlo para que pasáramos la tarde juntos lo encontraba leyendo un diccionario, curiosa por ello un día le pregunté la razón, y me respondía que era para poder hablarme mas y entenderme mejor, era una dulzura...

Mientras recordaba todos estos días, estaba en camino a la oficina del Conde, me había mandado a llamar porque tenía algo que comunicarme. Apenas toqué su puerta, escuche el pase a la que ya estaba acostumbrada.

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- ¿Me mandó a llamar Conde?

- Así es esposa, quería comunicarle que en dos semanas habrá un baile para celebrar el compromiso del príncipe heredero. Como sabes él y la señorita Gabbai llevan un buen tiempo viéndose y ya era momento de que suceda, espero no te afecte - Dijo un poco burlesco

- No se preocupe Conde, ahora soy su esposa y mi interés por él es mínimo

- Espero así sea, ya que iras conmigo y no quiero problemas

- ¿Y..o?

- Si, además de Adriel, y su madre

- Entiendo, me llevará como niñera o algo así

- Me encanta tu inteligencia. Así es, te llevaré para que estés a su lado, así lo pidió él

- Jajaja... ese niño... - Dije de forma divertida

- Parece que te aprecia mucho - Dijo con una sonrisa

- Yo lo aprecio a él, es un angelito...

- Si tú lo dices... Bueno, con respecto a eso, quiero que te prepares. Una cosa mas, estaré de viaje por esas dos semanas, creo que encontré el lugar perfecto para comenzar ese negocio del que hablamos

- ¿Tiene las características en las que pensamos?

- Así es, es por eso que lo iré a ver, revisaré el lugar y en seguida, comenzará la construcción y exploración del lugar

- ¡Genial! ¡Estoy segura que resultará! - Dije entusiasmada

- Espero que así sea

- Ja, no se preocupe esposo, ademas tiene dinero como para perder todos sus negocios y vivir con comodidades toda su vida

- El que tenga el dinero no significa que así lo haré - Dijo serio

- Bueno, estoy segura que resultará, ademas que usted mismo lo revisó, así que usted también debería estarlo

- Aún así es un producto completamente nuevo, y no me metí mucho en el sector de la comida, es arriesgado

- El que no arriesga, no gana - Dije retándolo

- Bien - Dijo resignado - ahora retírate, tengo dolor de cabeza

- Trate de descansar Conde, trabaja mucho y ya no es joven

- Gracias por mencionarlo esposa mía. - Dijo sarcástico - Eso me recuerda, harás mi trabajo en ausencia mía, no es todo, solo lo mas importante, lo demás lo revisaré en mi regreso

- Esta bien, pero vaya a descansar ahora - Dije acercándome y levantándolo - llamare un medico por si acaso

- Espera, ¿Quien crees que hará mi trabajo?

- ¿Se olvida de mi Conde? Ademas, seguro su asistente no tarda en llegar, descanse por favor - Dije verdaderamente preocupada

- Esta bien, pero solo por que esto realmente me está doliendo

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Apenas se fue me senté en su lugar, me preocupaba realmente su salud... ultimamente habíamos pasado bastante tiempo juntos, especialmente hablando de negocios, como mejorar sus inversiones, etc. y estaba desarrollando cariño hacia él, a pesar de que tenemos nuestras diferencias de vez en cuando, y... fue brusco en nuestra primera noche, no puedo evitar verle como amigo.

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Al llegar la noche ya me habían informado que el Conde solo estaba estresado, que debía reposar, y no olvide alimentarse bien, ya que no lo hacía la ultima vez que vino. Le tranquilicé y convencí para que descansara, hoy me ocuparía de su trabajo así que debía relajarse.

Aunque no vi a mi pequeño Adriel en todo el día, pude adelantarle varias cosas al Conde Spanos, iba a viajar al día siguiente y quería que lo hiciera sin tener que preocuparse mucho por todo eso, ya que después de que había despedido a ese desgraciado que le robaba, su trabajo aumentó en gran medida, especialmente con las modificaciones que estaba haciendo.

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FLASHBACK

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Habíamos llegado a la zona indicada, y pude ver a los alrededores como estaban los trabajadores, se veían flacos, quemados por el sol, además de agotados.

Cuando nos recibió el encargado de administrar este negocio, nos recibió con grata emoción, nos ofreció hospedaje y un tour por el lugar para revisar todo.

Ya llegada la noche, después de pasear por las instalaciones ellos hablaban mientras yo me retire para revisar todo el lugar, los materiales parecían ser buenos, pero no me gustaba como estaban los trabajadores, así que fui para hablar un momento con ellos y saber su punto de vista.

Mientras conversaba, se notaba que trataban de evadir un poco el tema de como eran tratados, aunque no era necesario preguntarles ya que yo misma veía su estado físico, y las casas que ahí habían se veían hecho pedazos. Estuve caminando un rato mas, hasta que decidí que era suficiente, no encontré lo que quería, pero aun tenían dos días para recorrer el lugar.

Cuando llegué a la residencia del encargado de este negocio, el Conde me recibió, como lo habíamos acordado.

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Conde

- Esposa mía, la estuve esperando un buen rato.

Margaret

- Perdone Conde - Le hable de forma cariñosa, mientras me contoneaba enfrente suyo - Pero usted sabe que no me gusta estar cerca de esos plebeyos, y mas con toda esa mugre, ¿Los viste? ¡Parecían esqueletos! - Dije exageradamente - Tuve que buscar un lugar relajado y sin toda esa - con mueca de desagrado termine diciendo - gente...

Conde

- Esta bien, ¿Te gustó el lugar?

Margaret

- Todo estaba muy bonito, pero no entiendo exactamente que hace este lugar

Encargado

- Le explico señorita, nosotros nos dedicamos a la producción de harina, pero lamentablemente no tuvimos grandes ventas, ya que los residentes prefieren producir otro tipo de cosas o hacerlo ellos mismos, son mas reservados cuando se trata de comprar, prefieren lo que ya conocen, tratamos de exportarlo, pero lamentablemente en el camino muchos de ellos se terminan extraviando o rompiendo, entre otras cosas, por lo que al ser algo que si o si sucedería, se le pone como una baja en las ganancias, también la venta por mayor, varías de acuerdo al lugar.

Conde

- Tenía grandes esperanzas en este tipo de negocio, comenzaba a entrar al negocio alimenticio, y a pesar de invertir tanto en esto, no fue tan bien como creí que iría, es mas perdida que ganancia

Margaret

- Entiendo, entonces debido a temas sociales, económicos y climatológicos, a sufrido mayormente perdidas

Conde

- Sabía que tu me entenderías

Margaret

- Supongo que de todos esos campos debe guardar el producto ¿Donde estan las bodegas?

Encargado

- ¿Pa...para que quiere saber eso? - Dijo de forma nerviosa

Margaret

- Quiero saber cuanta producción queda para saber cuando podremos comenzar a hacer un negocio diferente

Encargado

- ¿Diferente?

Margaret

- Así es, queremos usar estas instalaciones como sede para la producción de una tela especial, de estas realizaré diseños de vestidos para dama, y tal vez a la larga para los caballeros, serán telas mucho mas resistentes y ademas no se notará el uso, debido a esto y a su producción barata y eficiente se podrá hacer ropa con un precio más bajo accesible para los plebeyos y clase más baja.

Encargado

- ¿Están seguros que funcionará?

Margaret

- Hace ya un tiempo que estuve con esta idea, y mostrando el resultado en materia prima, tuvo bastante popularidad con las mujeres a las que invité para que lo vean, se encontraban encantadas, fue gracias al Conde que al fin podemos producirlo en gran medida - Dije de forma coqueta

Encargado

- Entiendo, ¿pero está seguro Conde?

Conde

- Al igual que a mí, a mi mujer le gusta los negocios, por lo que estoy convencido de que su idea resultará, no se arriesgaría con algo que no esté convencida que seguro traerá grandes ganancias

Margaret

- Me alaga Conde - Dije sacando una suave risa

Encargado

- Entonces se detendrá la producción

Conde

- Así es, te lo dejo encargado eso. Ahora vayamos al comedor, ¿te parece?

Encargado

- Claro, por aquí Conde, señorita Kontho

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Pude notar lo nervioso que estaba, así que seguiría jugando un poco más con él.

Nos habían dado un cuarto a cada uno, pero en ese momento el Conde entró a mi cuarto y me obligó a tener relaciones con él.

Así pasaron esos días hasta que encontré el depósito donde ponían los productos que vendían, y pude ver que no era el que nos habían mostrado, al revisar todo pude observar la mala calidad de todo, el trigo estaba con tierra para aumentar su peso, la harina claramente se veía un poco mal hecho, y el empaque tampoco era el mejor, no había duda del por qué de esas bajas. Mínimo producir todo bien para robar mayor cantidad, pero ni siquiera hacen eso bien...

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Cuando estuvimos retirándonos, se acercaron los guardias del Conde y lo sometieron este gritaba y preguntaba la razón, hasta que este le dijo la razón

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- No solo traicionaste mi confianza, me robaste, mentiste, engañaste a toda la gente ¡y bajo mi nombre! Y lo peor, sobreexplotaste a toda esta gente, ni siquiera les diste comida o un buen lugar donde vivir... pagarás como es debido - Estaba notablemente enojado, no solo mancharon su nombre por años, maltrató a la gente que trabajaba en este lugar

- No eres quien para decirme algo así, ¿lo peor? - Dijo burlándose de él - Eres un hipócrita, no se por que esta zorra te ayudó, tal vez no vivió contigo lo suficiente para saber lo que haces, pero pronto no querrá salir por las marcas que tendrá en su cuerpo

- Me vale - Dijo amenazante

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FIN DEL FLASHBACK

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Cuando estuve en mi habitación, vi que en este estaba alguien en mi cama así que le destapé y vi a un pequeño Adriel llorando.

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- Mamá... ¿Ya no me quieres?

- Cariño... ¿Quién dijo eso?

- No querías verme...

- Tenía trabajo que hacer amor... el Conde se sentía mal y como mañana viajará, quería que se relaje un poco y no tuviera tanto trabajo... sabes que tu padre ya no está muy joven

- No lo quiero - Dijo volviendo a tapar su cabeza

- ¿Qué quieres decir cariño?

- Papá me da miedo, pero tampoco me gusta que te aleje de mí

- Solo fue un día cariño - Dije riendo un poco

- Pero te fuiste también otros días

- Cariño... ¿recuerdas que te subías a los árboles por que deseabas salir?

- Si...

- Me pasa lo mismo... me gusta trabajar, los negocios, proyectos, todo eso... me hace sentir diferente, pero eso no quita el hecho de que te adoro, no podría dejarte jamas cariño

- ¿Me lo prometes? - Dijo liberando un poco su cabeza, permitiendome ver su mirada triste y sus ojitos llorosos

- Te lo prometo mi niño hermoso - Dije mientras lo veía sonrojado - ¿Quieres dormir conmigo hoy?

- ¡Si!

- Esta bien, pero primero hay que lavar esa carita ¿si?

- Si

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Al día siguiente nos despertamos temprano, lo vestí con una ropa clara y salimos a despedir a su padre.

Mientras lo hacíamos pude ver nuevamente a las mujeres que vi cuando llegué, supongo son las demás concubinas, así que una vez el Conde se fue traté de hablar con ellas, pero todas se fueron como alma que lleva el diablo.

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Mientras estaba haciendo el papeleo debido, pude ver varios que eran de sus negocios, joyería, armamento, minas, etc. la mayoría eran con metales, pero también había investido en literatura, inventos que se hacían como los lentes, que al parecer se estaba vendiendo bastante bien, mejoras en las carretas, etc. También estaban los proyectos en el Condado que hacía, las mejoras con los hospitales, donde los doctores tenían instalaciones más higiénicas para atender a sus pacientes, las escuelas, mercados, caminos, etc. Me dejó bastante impresionada todo lo que había realizado, especialmente por los conocimientos que tenía, aunque algunas cosas pueden mejorarse incluso más, ya es bastante que haya hecho todo eso.

Mientras revisaba todo, pude ver las exportaciones que hacía, tenía inversiones en negocios de tela, cuero y otras cosas, pero algo me dejó inquieta, mencionaba un tal Reino de Kevia, luego revisé otros documentos y mencionaba el Reino de Rymer y el de Sideris, entonces poniendo pausa a lo que hacía fui a la Biblioteca y busqué un libro que pudiera aclarar un poco mi presentimiento.

Mientras revisaba los mapas, no podía dejar de temblar, estos Reinos, los nombres de las personas, no entendía como antes no me había dado cuenta, pero todo esto... eran cosas de una novela que había leído de joven.

No mostraban la apariencia de los personajes, pero mencionaba como podía hacer sentir a los demás, y a veces daban descripciones de ellos, pero fue más que todo con los principales, Camila Gabbai quien es la cuarta hija de un vizconde y el príncipe heredero Elías Golan. Este príncipe era el prometido de la primera hija del Duque Kontho, quien poseía una gran fuerza militar, Margaret Kontho, era conocida, pero muy pocas veces fue vista.

Estos tenían una buena relación, se decía que eran buenos amigos, pero en cuanto apareció la cuarta hija del vizconde en una cacería que se daba como celebración de cumpleaños del Rey, el Príncipe Elías quedó hechizado al ver a una mujer tan hermosa y pura, era gentil y sin una mancha de maldad, lo había visto herido después de defender a su prometida del ataque de un animal salvaje, y esta preocupada se le acercó para curarlo, desinfectó su herida, y hasta eso el Doctor ya había llegado.

De esa forma, el príncipe decidió usar como excusa el agradecerle por su gesto, para poder volver a verla, con el tiempo nació la amistad, pero la prometida del príncipe, celosa por este hecho comenzó a intervenir en su cercanía, ella lo amaba desde que tenía memoria y no podía permitir que él se alejara de ella. Comenzó a agredir a la Señorita Gabbai, y cuando el príncipe se enteró la encaró, no podía permitir que tratasen a alguien inocente de esa forma. Él afirmó que se casarían pero si seguía con esa actitud lo cancelaría todo, no podía soportar esos tratos. Fueron meses, donde esto era así, ella rogaba que él la perdonara, y él lo hacía por su amistad, la quería, fue su amiga de la infancia, pero su paciencia con el tiempo se acababa.

Estaba cerca el anuncio oficial de su compromiso, pero fue entonces que un accidente pasó, la señorita Gabbai sufrió un accidente donde casi pierde la vida, tras una investigación exhaustiva, descubrió que su prometida era la culpable, esta al estar frente suyo juró inocencia, pero el príncipe tenía las pruebas, no la acusaría pues siempre recordaba a esa linda niña que fue su amiga, pero canceló su compromiso ya que no lo soportaba mas, harto de ella la echó mientras ella rogaba que no lo hiciera, que lo amaba con toda su alma, pero el príncipe sabía cual era su verdadera cara, ahora lo sabía...

Con los días su amiga Camila lo consoló y confesó sus sentimientos, poco después se comprometieron, mientras ellos sentían su felicidad cerca, la villana Margaret, quien solo anhelaba ser emperatriz, terminó siendo vendida por su padre y casada con un Conde viejo que poseía concubinas a las que se sabía que maltrataba, muchas habían muerto bajo sus manos, y de ella no se supo nada mas, al fin recibió su merecido.

Mientras la señorita Camila era preparada para ser emperatriz, había llegado un príncipe extranjero, proveniente del Reino de Kevia, un hombre mujeriego pero que a primera vista se enamoró de Camila, era hermosa como una rosa, y brillaba como el sol, sus rizos dorados la hacían ver como un ángel y su actitud amable era cautivador, el quedó cautivado, pero al estar comprometida con su viejo amigo, trató de ignorar lo que sentía, más el tiempo que pasaba con ella lo enamoraba mas y mas, este confesó lo que sentía, pero ella aun enamorada de su amado Elías, lo rechazó. Tiempo después este sentimiento llevó a la locura al joven príncipe extranjero, que con una obsesión extrema decidió raptar a su rayo de sol, provocando una guerra entre ambos Reinos y con los que tenían un tratado, llevando así a un caos por una mujer. Saliendose de control todo esto, el príncipe del Reino de Rymer decidió hablar con su viajo amigo, para terminar con todo eso, pero no pudo llegar a nada, su obsesión estaba demasiado elevada, ya no pensaba con claridad, se había vuelto loco por una mujer, así que con las manos en su espada apuñaló al hermano que nunca tuvo, estaba bien amar a una mujer, pero no llevarlo al nivel de raptarla y permitir que millones de vidas se extinguieran. Camila al fin siendo libre otra vez, saludó con un apasionado beso a su adorado príncipe y volvieron a su hogar como una pareja otra vez.

El príncipe no deseaba subir al trono sin su adorada prometida, por lo que todo ese tiempo siguió siendo solo un príncipe, pero ya al fin con Camila a lado suyo, ambos se convirtieron en Reyes, y fueron felices al fin.

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Fue cuando terminé de recordar todo eso que mi cabeza comenzó a dolerme demasiado, sentía que me iba a explotar hasta que de la nada perdí el conocimiento.

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