Liza juega con sus manos y retuerce sus dedos mientras los últimos retumbares de los cañones mueren entre el clamor de las masas. Como en otros años, le han dedico un gran centenar de presas de diversos valores, bestias muertas que se aprovechan por su piel, por su carne, por los huesos y la energía mágica que almacenan en sus poderosos cuerpos.
Pero a diferencia de otros años, Sasha no le ofrecerá nada, Neus no entro al bosque entre abucheos, pero eso no significa que su hermano (adoptivo) no hubiera cazado nada, las rodillas le habían temblado cuando lo vio allí, con la espalda muy recta y orgullosa mientras la sangre le escurría por la barbilla, manos vueltas en garras tan inhumanas como el acto que cometía.
No se había atrevido a acercarse, pero tampoco se había atrevido a volver a la tienda con sus padres, avergonzada con la forma en que su sangre hervía y se quería dirigir al sur con creciente terquedad.
Y ahora estaba allí, sentada junto a otras nobles señoritas, recibiendo a los últimos cazadores que salían del bosque, aceptando presas con sonrisas recatadas mientras se acicalaban y alzaban las plumas como Pavos reales engreídos.
Sasha aún no había vuelto…
Y era algo que todos notaban, la ausencia del único Sallow que entraba a la cazaría, Ludmila demasiado joven, demasiado tierna para hacerlo, Mathis era un erudito y no era un secreto su odio y aversión por la sangre.
Aunque solo unas horas atrás había golpeado a su tío, patriarca de los Haro, después de escuchar el insulto que dirigió al amante de su padre…
Él aún no había vuelto.
Conscientemente, Liza rezo por un milagro, que se hubiera encontrado con un horror indecible que puso fin a su vida, que la cosa que dejo en el cuerpo de Neus se pudriera y le regresan a su hermano, a su lado, a donde pertenecía.
El clamor murió lentamente, las fogatas se encendieron mientras un silencio mortal se extendía entre los nobles.
Finalmente caían en cuenta, como el amado príncipe de plata brillaba una vez más, ruidoso en su ausencia prolongada.
– Fue una muy buena cacería la de este año. – dijo Liza a nadie en particular, los ojos fijos sobre las presas que le habían sido dedicadas.
Una niña de mejillas arreboladas, más joven que Neus, brillante con una alegría infantil e ignorante que la gente no solía tener la miro y sonrío, mostrando todos los dientes, ojos entrecerrados con alegría ineludible.
– ¡Sí! – gorgojea la niña, sonando como un chillido en su entusiasmo. – ¡Fue una cacería maravillosa! Oh, excepto por… eso.
Liza sonrío, acariciando una mejilla tersa y pálida que se sonrojaba rápidamente, volviéndose cálida ante su encanto. – Si, es una pena, pero no sería la cacería que nosotros conocemos sin un par de accidentes ocasionales.
Hubo un nuevo gorgojea de parte de la muchachita, pero Liza ya no encontró energía para ponerle atención, mirando de forma fija la pila de ofrendas.
Imaginando, cambiando imágenes, donde una piel de animal se enroscaba tan blanca como la nieve que la rodeaba, imagino que le era ofrecida por el bosque mismo la cabeza aun sangrente de Sasha Morgen Sallow.
______________________________________
Después de que Jin se casara, Neus y Agatha sintieron como si les estuviera siendo arrebatado, y, hasta cierto punto, había sido verdad.
Jin Alcott se había casado apenas un año atrás con Evan Astorga, el único sobrino directo del patriarca Edén y aunque Neus no había estado allí para presenciarlo, las personas aun hablaban acerca del escándalo que había hecho la madre de Evan antes del inicio de la ceremonia.
La mujer gritona que no quería que su hijo tocara ni con un palo de cinco metros a Neus, nunca aceptaría que ese mismo adorado hijo se casara con un plebeyo, amigo del monstruo que habían adoptado los Perabeles y, para colmo de males, aquel hombre con un nombre sin valor ya tenía su propia lista de crímenes contra la decencia humana.
Menos mal que Neus no estaba allí, o el ser encerrada dentro de su residencia privada hubiera sido la menor preocupación de ese mujer.
Durante la boda, Neus y Agatha habían sido las escoltas de Jin y Sasha el guardián de Evan. Agatha y Neus debían de asegurarse que Jin llegara a salvo a la ceremonia y Sasha debía de asegurar que la misma ceremonia se llevara a cabo de forma exitosa, sin interrupciones ni riesgos para la pareja…
– Y para asegurarse de eso, él me cogió en uno de los pasillos del castillo Astorga, supongo que no quería que interrumpiera su noche de bodas… no es que planeara hacerlo, no pude convencer a Jin de escapar durante el camino, no creía poder hacerlo después de los juegos previos, si saben a lo que me refiero.
Neus acabo su relato con un gesto obsceno de manos y una risa caliente, Jin se tambaleaba en medio de su risa, tosiendo como si se ahogara por momentos. Evan, en cambio, lucia menos que impresionado, ojos de palisandro que brillaban con el fuego de la pequeña fogata que habían encendido para mantener el calor dentro de la carpa.
Suspirando, sonrío de esa forma perezosa suya. – Y yo que creí que podría librarme de esa historia esta noche después haberla estado escuchando durante casi un año…
La noche había caído junto con la helada, Sasha aún no había vuelto.
Decir que fue un caos sería poco, sin importar que tan osada o estúpida fuera una persona, nadie nunca se atrevía a entrar al bosque durante la noche, mucho menos a permanecer allí desde la mañana, cuando las fuerzas de las personas ya se habían agotado. Adal había apretado los labios, mirándose más pálido de lo usual y solo por eso lo habían convencido de permitir que Neus y Edén intercambiaran lugares en las tiendas.
Porque si, puede que Ludmila fuera un pequeño ángel que lo amaba y su relación con Mathis había ido mejorando a pasos de gigantes durante el último tiempo, pero eso no borraba años de enemistad y el que una niña seguía siendo una niña.
Si Neus quería consuelo, su mejor amigo y el mejor amigo de su prometido (y llamar a Sasha “prometido” tan casualmente aun le dejaba un sabor extraño en la boca) eran más adecuados para dárselo.
Y aunque quisiera negarlo, Adal necesitaba de Edén, porque puede que confiara en su muchacho, pero el miedo de perder otro hijo cuando no puede hacer nada para protegerlo aún estaba presente en sus huesos.
Evan lo había recibido con una sonrisa de labios apretados, negándose a decir nada que pudiera poner de mal humor a Jin, temeroso como un esposo devoto y claramente domado.
Aunque Evan había estado domado mucho antes de casarse…
Sentados junto al fuego, sin mostrar alguna clase de cansancio, Jin y Evan bebían alcohol mientras Neus se conformaba con chocolate caliente que le calentaba la garganta, el pecho y el estómago.
Era una sensación tan agradable…
Jin pasaba una mano de forma ociosa por el muslo desnudo de Neus, lo había convencido de quitarse la ropa húmeda cuando el frío comenzó a volverse más intenso, pero después había olvidado ofrecerle una muda y no quedo más de otra que conformarse con refugiarse en una cobija mullida que había robado de Evan.
Los ojos de Evan lo miraban con fijeza, había estado intentando no prestarle atención, pero era difícil cuando incluso Jin lo miraba de esa forma, como si estuvieran fascinados.
Neus se había ganado a pulso ese tipo de miradas en otras ocasiones, algunas muchas veces acompañadas de gestos y gritos de horror, pero ese momento en particular no creía haber hecho nada para merecerlo.
Bueno, nada más allá de estar semidesnudo en medio de una pareja casada, pero esa no era la primera y estaba seguro de que tampoco sería la última vez.
Lo hacían sentir pequeño, la tierna presa a punto de ser devorada.
– Dejen de verme así, si quieren decir algo, díganlo antes de que comiencen a asustarme.
Jin recargo la cabeza contra su hombro, ronroneando pasivamente, la mano de Evan se estiro y Neus miro con ojos muy abiertos como se acomodaba sobre su estómago, sobando suavemente allí donde ya había una ligera curvatura.
– Están creciendo bien. – susurro, como si al hablar muy fuerte pudiera dañar la frágil carga de Neus.
Algo en su pecho burbujea, sin saber cómo reaccionar, cierra los ojos y los deja tocar su barriga como un gato manso.
____________________________________
Con los primeros rayos del alba aún se escuchan canciones de borrachos y restos de música tocada en tambores, la cerveza y el vino había corrido como el agua entre los plebeyos y los nobles comunes, buscando mantener sus cuerpos calientes y sus mentes dispersas.
¿A quién de ellos le debía de importar un carajo si el príncipe de los Sallow había desaparecido durante la cacería? Ellos no tenían que preocuparse por un mocoso mimado que creía que su nombre lo protegería de las bestias y males del mundo.
Atravesando los campamentos, con el sol convirtiendo el cabello de platino en un halo resplandeciente con la luz de los astros, tan impecable como si nunca hubiera entrado al bosque…
Sasha volvía, dispuesto a presentar una única presa acunada en sus brazos.
---
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 39 Episodes
Comments