| Señales tenues |

El cabello de Neus era rojo, tan rojo como el vino, como la sangre, caía en rizos pesados por su espalda y la apariencia en conjunto daba la ilusión de que había una cortina de fuego danzante detrás de él.

Neus era hermoso de una forma tradicional y orgánica que, en conjunto, casi parecía antinatural y artificial, como si alguien lo hubiera moldeado o tallado usando las imágenes y estatuas de los Fundadores como referencia, demasiado perfecto como para ser real, como para ser humano.

Podría pasar horas hablando acerca de cómo todas sus facciones encajaban a la perfección en su rostro, sobre como el color de sus ojos parecía crear un nuevo color en el espectro justo entre el gris y el violeta, pero no podía porque ahora mismo, frente a ella, se desarrollaba la escena más surreal que jamás haya presenciado.

Si Neus era el Omega más hermoso que Liza había visto alguna vez, entonces Sasha Sallow era el Alpha más hermoso que alguna vez piso la tierra.

El cabello ondulado corto era blanco y de apariencia suave, flotado en su cabeza como una especie de halo que reflejaba el sol, como si se tratase de una criatura divina que caminaba mal escondida entre los mortales.

Y los ojos en su rostro, escondidos detrás de gafas de montura dorada, eran oscuros, más oscuros e interminables que el mismo abismo, su sonrisa encantadora encandilaría los corazones de las masas, él armonizaba con el mundo de una forma perfecta, como si su lugar siempre hubiera estado allí, tallado en piedra a la medida.

Y las dos creaturas más hermosas del mundo se sentaban juntos en una de las mesitas del jardín, compartiendo el té, lo cual tal vez no sería una escena rara de no ser por dos factores que volvían toda la situación anormal: uno, Sasha era su prometido y dos, Neus odiaba a Sasha.

Y había sido así desde el primer día en que se conocieron, las imágenes aún estaban guardadas en su mente como una vieja película de terror especialmente perturbadora; la sangre que escurría por el rostro de Sasha, la rama cortada de un árbol que sobresalía de entre los dedos que cubrían su ojo y la brillante sonrisa de dientes puntiagudos de Neus. Todas las imágenes ruedan por su mente en un torbellino brillante, que la deja mareada y con nauseas.

Y entonces las imágenes viejas son remplazadas por las nuevas, Sasha sentado con su postura impecable, uno de sus guantes colgando de su boca como si acabara de quitárselo, la mano desnuda enredaba un mechón de cabello rojo entre sus dedos, dando vueltas y vueltas, creando un patrón contrario al que ya seguían los rizos naturales. Solo estaban allí sentados, más juntos de lo que los había visto nunca Liza, pero la escena no dejaba de ser perturbadora por sí misma.

Su madre, sentada junta a ellos, lucia igual de confundida, ninguna de las tres personas en la mesa hablaba y Liza y su padre, que acababan de llegar, tampoco estaban seguros de como exactamente tenían que tomar aquella situación. Ellos no estaban peleando y no lucían incomodos el uno con el otro, particularmente Sasha, que sonreía y tarareaba, hablando como si compartiera secretos con Neus.

Neus, quien tenía una expresión cuidadosamente en blanco, masticando los pastelitos de hojaldre que habían llevado para Sasha.

(El padre de Liza odiaba que Neus comiera esos pequeños postrecitos, porque pese a que el muchacho se veía tan delgado, en realidad tenía una buena cantidad de grasa corporal y ya era lo suficientemente difícil conseguirle una nueva pareja desde lo ocurrido con los De Gracia.)

Al final, su padre la empuja ligeramente para hacerla caminar. – Ve con tu prometido. – dice entre dientes, sonriendo.

Y Liza lo hace, sentándose en el lugar libre junto a Neus, su padre junto a su madre y así toda la mesa queda ocupada.

Y por alguna razón, Sasha no la mira, su vista dirigida a su padre en lugar de ella.

Era extraño, pero todo desde su llegada había sido así y ella decide ignorarlo.

– Señor Jacob, justo a quien quería ver. – suelta él, sonriente como siempre, el guante cae de sus labios hasta la mesa, su mano desnuda y pálida no se aleja de los rizos rojos que atormentaba.

Su padre sonríe. – Siempre es un placer recibirte, Sasha, lamento lo de la fiesta cancelada, pero ¿Cuál es la razón de tu visita?

Sasha tararea, sacando un sobre del interior de su saco, Liza pudo reconocer el sello mágico de los Sallow impreso en cera dorada. Sus ojos dolieron al verlo.

Su

padre tomo el sobre con firmeza, sin embargo, había una desconfianza notoria en sus ojos y, cuando el sello se rompió, las primeras palabras escritas en la carta resaltaron, quitando el aliento de los pulmones de padre e hija. – Esto… esto es…

Liza tampoco sabía que decir, la carta solicitaba el permiso para llevarla a la casa Sallow, donde finalmente recibiría clases de novia. Su corazón latió a prisa en su pecho, mirando a Sasha con las mejillas espolvoreadas de rosa.

Y, sin embargo, Sasha seguía sin mirarla, ensimismado jugando con el cabello de Neus, quien lo ignoraba con la mirada perdida a lo lejos, los labios pegados a la pequeña taza de té.

– Si esta era la razón de tu visita, debiste de haberme llamado desde el principio. – dice Liza, agitando sus pestañas con suavidad, una sonrisa lenta naciendo en sus labios.

Los ojos de Sasha, en cambio, solo dejaban ver confusión. – Oh, deberían de continuar leyendo, ahora que los De Gracia, lamentablemente, ya no están, los Sallow están interesados en integrar a Neus a nuestra familia, así que me enviaron aquí para pedir permiso y regresar con él a la finca.

Y con esas palabras, incluso Neus reacciona, escupiendo té por la mesa mientras se ahogaba, Sasha, siendo un caballero como de costumbre, se adelantó para golpear su espalda.

Neus gruño y golpeo su mano, mirando con ojos venenosos al otro, la espalda de Liza tembló al ver como su hermano (adoptivo) tomaba un tenedor cercano, usándolo para apuñalar el brazo de Sasha, quien por fortuna había logrado moverse a tiempo para evitar el ataque.

– ¡Neus! – grita mamá, temblando con conmoción ante todo lo que estaba pasando.

Sasha ríe, como si le hubieran jugado una broma especialmente divertida, al ver su mano, Liza nota que no había soltado el cabello de Neus en ningún momento. Se sentía perdida.

Su padre fruncía el ceño, apretando la carta en un puño. – ¿Qué es lo que significa esto? ¿Acaso los Sallow planean echarse atrás con su palabra? – estaba enojado, todos podían escucharlo en su voz, pero, aun así, Sasha apenas y parpadeo, relajando su sonrisa y acomodando sus lentes.

– Si soy honesto, señor, aun si soy el heredero aparente, no estoy calificado para hablar de esta clase de decisiones cuyo rumbo aun desconozco, pero no creo que esa sea la intención de mi padre…

Y finalmente su padre suelta una profunda carcajada, golpeando la mesa. – ¡Bueno, si ese es el caso, les dejo a su cuidado a este muchacho salvaje! ¡Espero puedan disciplinarlo de forma adecuada!

Los ojos de Liza viajan al sello mágico, la cera se había roto, separando a la mitad el estandarte de los Sallow, pero el material aun brillaba con magia contenida, sus ojos caen sobre Neus, como atraídos por la gravedad, mientras todos celebran en la mesa, quien lo mira con diversión en los ojos.

Él no necesita decir nada para que ella pueda saberlo, ahora mismo se estaba burlando, como si supiera algo que ella no y eso le daba la ventaja.

Y si hubiera apartado la mirada algunos segundos antes, se habría perdido la forma en la que él se pasaba las manos por el estómago, la acción era algo tan mundano, pero la dejo desequilibrada durante más tiempo del que debería de haberlo hecho.

Cuando la noche cae y ambos hombres se marchan, aun después de bañarse y cepillarse el cabello, ya metida en la cama, no puede dejar de pensar en las pálidas manos de Neus, que vagaban con suavidad por su vientre bajo, la forma en que Sasha no pareciera querer apartarse de su lado, como nunca había alejada sus manos del flamante cabello rojo.

Y con una sacudida, esconde su rostro entre las almohadas de plumas, porque era imposible que esas cosas significaran algo. Tal vez Neus solo estaba intentando fastidiarla como de costumbre y Sasha solo era gentil con quien sería su futura “cuñada” (porque él siempre era gentil con todos).

Si, eso debía de ser…

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En realidad, Liza esa ciega de muchas formas...

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