| Un Primer Encuentro: Parte II |

Adal era la persona más alta que Neus hubiera visto nunca, alzándose por encima de las personas que lo rodeaban, todos debían de alzar la mirada para verlo a los ojos y el siempre debía de agacharse para hablar con cualquiera.

Una vez, Jacob había dicho con dientes apretados que era una figura inadecuada para un Omega, pero Neus no había entendido a que se refería, tampoco le importaba.

Ver el mundo desde la altura de Adal se sentía casi mareante, como pararse a la orilla de un rascacielos, no era como si Neus lo hubiera hecho antes alguna vez, pero suponía que el sentimiento era similar.

Adal le sonríe recargándolo contra su cadera, alguien había tomado el cielo y lo había encapsulado en sus ojos suaves y cálidos. - ¿Te escapaste? Debes de estar tan aburrido, rojito, ven, vamos a partir el pastel y luego Sasha puede jugar contigo, ¿Te parece bien?

Neus no quería jugar con Sasha, que era mayor incluso que Liza, sin embargo, asintió y dejo que Adal lo pusiera sobre su hombro, desde allí todo se veía tan pequeño y Neus podía entender por primera vez lo diminuto que realmente era.

Era extraño, antes, estaba seguro de que podría sostener el mundo y el sol en sus manos y ahora sabía que ni con todo su cuerpo podría retener a Adal.

Tan extraño.

Adal comenzó a avanzar y el sonido de pasos mucho más ligeros le siguió junto a las ramitas rompiéndose, sobre el hombro del adulto, Neus pudo ver a un niño mayor casi tan pálido como el mismo siguiéndolos, ondulado cabello platinado le coronaba la cabeza y tenía una expresión dulce en su rostro, con los labios rosas estirados en una sonrisa y las mejillas rosadas y redondas por la grasa de la infancia.

Lucia bonito y a Neus casi le gustaba hasta que vio sus ojos, el asco y el miedo le subió por la garganta, escondiendo el rostro en el cuello de Adal, el hombre rio divertido, como si viera el juego de un niño.

– ¿Nos está siguiendo? – murmura contra su oído, el aliento cálido le hacía cosquillas, Neus quería retorcerse y quitarse el sudor frío que ahora lo empapaba, pero retiene el sentimiento.

– ¿Él es Sasha? – responde en cambio, no tiene aliento.

Adal ríe y lo hace rebotar en sus brazos, como si jugara. – Si, ese es mi Sasha.

Alrededor de un pastel que es más alto que Neus, encienden velas y cantan una canción, Adal lo había regresado a su madre con una sonrisa en los labios un promesa de que jugaría más tarde con el cumpleañero, Neus no quería jugar con el niño del cumpleaños, pero sabía que Jacob le pegaría más tarde si se negaba.

La canción le suena horrible, llena de picos altos desafinados y las personas no parecían poder ponerse de acuerdo en la tonada adecuada, le lastimaba los oídos y ni siquiera conocía bien la letra. Mientras miraba el pastel decorado con nieve escarchada y oro quería sostenerlo en sus manos ya.

Nunca había probado el pastel y lucia tan lindo que debía de saber bien, ¿Verdad? Tal vez incluso mejor que la barra de chocolate guardado dentro de su abrigo, aun congelado por la ligera capa de nieve que los rodeaba y volvía todo mucho más helado.

Sin la luz del sol, el cuerpo de Neus no se calentaba y no entendería que eso no era natural hasta años después, pero el manto de la ignorancia le hacía creer que era normal, que el frío y el calor venía el ambiente, el sol y la luna.

Ese día, no llega a comer pastel, Liza se lo arrebata de las manos con una sonrisa y los adultos ríen al ver la gracia mientras Neus traga saliva que le sabe amarga.

El pastel se acaba y Neus vuelve a vagar por el jardín, Adal ya lo había encontrado una vez y no quiere que alguien más lo encuentre de nuevo, no quiere que le quiten su barra de chocolate, así que la guardara para su casa, donde tal vez llore por el pastel que nunca llego a probar.

Y entonces una sombra lo cubre y la sangre se le hela, recordando las promesas de Adal.

Sasha es mucho más alto que Neus y en ese entonces solo puede pensar en los cinco años de diferencia entre uno y otro.

– Hola rojito, ¿Estas solo de nuevo?

Y Neus se dio la vuelta, mirando una vez más los ojos que lo aterrorizaban.

Eran oscuros y helados, sin brillo como si no tuviera alma. Estaban vacíos, completa y totalmente vacíos.

Y la única razón que Neus tenía para lo que hizo después era simple y sencillamente que le entro en gana.

Estaban en el lado más lejano del jardín, cerca del bosquecillos donde los ramas más grandes de los árboles eran amontadas, tal vez las utilizarían como leña después, Neus tomo la más cercana a su cuerpo y empuñándola como una espada la blandió una única vez con toda la fuerza de su delgado brazo.

Con un sonido y una sensación gomosa, el extremo de la rama se enterró en el ojo izquierdo, el globo se reventó y la sangre cayó como un riachuelo carmesí, manchándole la piel y la ropa, la nieve que los rodeaba se salpico y los adultos gritaron con pánico al ver la escena.

Neus miro las escasas gotas de sangre sobre su mano, notando vagamente como el color era muy similar el rojo de su cabello.

Con la fuerza del golpe o tal vez por la sorpresa, Sasha se tambaleo hacia atrás cubriendo la cuenca herida donde aún estaba atorada la rama con las manos, la sangre siguió escurriendo por entre sus dedos mientras su boca se abría en una “O” perfecta, su rostro se puso rosado hasta las orejas y el cuello y con el ojo intacto envió una mirada de fascinación a la dirección en la que arrastraban a Neus.

Ese día, Neus pudo ver los labios de Sasha moverse.

“En el mundo, todo te pertenece.”

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Neus mira el bosque y el blanco que lo rodea, sin el sol y su calor, su cuerpo permanecía casi tan frío como el ambiente, no había nubecillas de vapor saliendo de su boca, no tiritaba para mantener su temperatura.

En el medio del blanco y el sonido escaso del bosque, era como si no existiera.

Como siempre a mitad de año, están cazando bestias, pero la nieve siempre trae recuerdos a la mente de Neus, no son buenos ni malos, ni dolor ni placer, solo una parte más de su historia, esos momentos de infección que lo llevan al día actual.

Tal vez en un futuro los maldiga, pero no sería en ese momento, al menos, aun no.

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* La cacería anual es un concurso usado como excusa para reducir el numero de bestias peligrosas en los bosques\, participan nobles\, plebeyos y cualquiera lo suficientemente valiente para asistir.

** Los Sallow y Neus se "escondieron" cerca de dos semanas\, tiempo en el cual también volvieron a reanudarse las clases en la Academia.

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