| Un Primer Encuentro: Parte I |

Después de la lluvia torrencial que dejo las calles de la capital inundadas y con un olor a cloaca peor que el de costumbre, llego la nieve y el hielo se apodero de la capital.

Dieciocho años atrás, Neus había sido encontrado en el campo a finales de la primavera, no había flores extendiendo sus pétalos ni césped verde, los árboles ni dieron fruto ese año; medio mes antes, los Facusseh, uno de los Ocho Grandes Clanes había sido el primero en perecer.

Debió de nacer en una estación cálida y colorida, pero el mundo que lo recibió estaba helado y privado de color, colapsando en medio de una crisis política y social provocada por el hueco que había dejado la falta de uno de los pilares de la sociedad, los nobles comunes se arañaban los unos a los otros y conspiraban contras los Grandes Clanes de la magia que habían reinado desde la Reconstrucción del Orden.

Puede que su madre tuviera buenas intenciones al llevarlo con los Perabeles, así como era posible que Alana simplemente no quisiera ser la única en sufrir con su familia, pero las razones no importaban al final del día, pera Jacob, el patriarca de los Perabeles, Neus no había sido más que un simple chivo expiatorio para mantener a salvo a Liza, quien era la esperanza de la familia.

Y tal vez Neus estaba bien con eso, incluso como un bebé era difícil de matar, estaría a salvo al final del día y no le importaba no tener amor, Alana lo amaba como una madre ama a su cría y eso junto a un plato de sopa y una cama eran suficientes para él.

El mundo que lo recibió era un lugar helado y privado de color, cayéndose a pedazos mientras las cosas se derrumbaban y cambiaban a un ritmo enloquecedor, pero Neus había llegado al mundo sin nada, no quería nada y a nada le temía.

No amaba a los Perabeles, pero era todo lo que conocía y estaba bien con ello, no deseaba las cosas que Liza tenía, no las necesitaba de la forma primitiva en que necesitaba su plato de sopa, su manta y los ocasionales abrazos de la mujer que se llamaba su madre.

Nunca quiso quitarle nada a Liza.

Y entonces conoció a Edén, quien le dio el segundo nombre de “Elsinore” y le coloco un pedazo de chocolate en la boca, al principio, Neus creyó que era barro, pero luego se dio cuenta que era aún más rico que su plato de sopa. Pero no era algo que le dieran, no, porque pertenecía a Liza, no a él.

Esa fue la primera vez que anhelo algo, pero no le dio importancia, no podría obtenerlo por la fuerza, aunque quisiera, no era suyo. Desde entonces, como una especie de ritual, cada vez que se veían, Edén le daría una pequeña barra de chocolate que Neus comería en la oscuridad de su pequeña habitación, completamente solo.

A fin de cuentas, era suya y de nadie más.

De nuevo, Neus estaba bien con eso, solo era un pequeño lujo ocasional, no lo necesitaba realmente.

Y entonces, como un huracán, conoció a Sasha en aquella estúpida fiesta de cumpleaños que le hicieron al niño dorado de los Sallow y fue entonces que todo se fue al traste.

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Con solo cinco años, Neus sabía que se destacaba mucho entre la multitud.

Su cabello, muy rojo, lucia como una bandera de guerra a donde quiera que fuera, la gente lo miraba, primero con asombro y luego con aburrimiento, algo así como desagrado en sus ojos.

No era como si Neus vira a muchas personas, no era como si saliera mucho, pero estaba acostumbrado a ello, no lo importaba porque no le hacía daño, no realmente al menos. Pero era molesto después de un rato.

Lo que debía de ser una fiesta para niños era aburrido de una forma que no podía explicar, los adultos charlaban unos con otros con copas llenas de líquidos apagados en sus manos, los niños se sentaban en las faldas de sus madres y hablaban con susurros chillones con otros niños de edad cercana, pero no había ni un solo padre que dejara que sus hijos se acercaran a Neus.

Mas temprano en la fiesta había visto a Edén, pero el hombre no tenía ni un solo hijo ni niños en su familia más allá de un sobrino de madre gritona que huía de Neus como si tuviera la plaga.

Neus no tenía la plaga ni ninguna enfermedad, simplemente su sangre no era noble.

Sentado solo en medio del patio, no hay nadie que le ponga atención y nadie que pueda evitar que lentamente se escabulla dentro de los arbustos, pasando el espeso bosquecillo artificial de la finca.

Quería comer su barra de chocolate, pero no quería que otros niños vieran su preciado tesoro.

O aún peor: que Liza lo viera.

Y camina, casi como si corriera, durante mucho tiempo, era una propiedad Sallow antigua y grande, construida como un laberinto en toda la extensión de la palabra, Neus no sabía aun si podría volver más tarde a la fiesta, pero en ese momento no le importaba.

Solo siguió caminando, guiado por el sonido de agua corriendo hasta que vio la fuente y unos segundos después, al niño sentado en el borde de esa fuente.

Tenía el cabello blanco y llevaba el traje como uniforma blanco con dorado que había visto llevar a los Sallow antes. Neus conocía un poco de vista a Mathis, el hijo mayor y sabía que tenía el cabello lacio como su madre que era una Haro y no Sallow.

Ese allí sentado debía de ser Sasha, que sonaba como una leyenda a sus oídos.

Sasha era el prometido de Liza y todos siempre decían y cantaban alabanzas sobre él, Neus no quería verlo ni conocerlo nunca, porque la gente igual siempre cantaba alabanzas sobre Liza, pero a Neus nunca le gusto Liza realmente.

No creía que Sasha, que era el prometido de Liza, fuera mejor de alguna manera, así que lo vio allí y se dio la vuelta tan rápido como pudo, corriendo para entrar al bosquecillo una vez más, lejos de la fuente y el claro. Fue entonces cuando alguien lo alzo en volandas por el aire.

– Corazón, ¿Qué haces aquí?

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*No es normal tener un segundo nombre entre brujos, normalmente solo los lideres de Clan tienen uno.

** Se considera que los nombres tienen poder y el segundo es el mas poderoso\, no suelen ser usados y normalmente son secretos.

***Durante mucho tiempo\, para desviar la atención de Liza\, se considero a Neus como el "heredero aparente" de los Perabeles.

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