| Cacería: Parte II |

Desde el momento en que dejo de participar activamente, la cacería perdió todo su atractivo para Adal. Y aun así asiste de forma casi religiosa al evento, es lo mínimo que puede hacer después de haber perdido tanto tiempo en la organización.

Y, aun así, sin importar cuanto se esfuerce y cuanto empeño ponga en ello, siempre se encuentra incapaz de disfrutar aquello en lo que ya perdió como mínimo un mes de su vida.

Así que, como un niño al que obligan a asistir a un evento al que no quiere ir, Adal descarga doce episodios de una serie animada extranjera que ha estado siguiendo últimamente y se enfoca en mirarlos en la pantalla de su celular mientras permanece ajeno al mundo que lo rodeaba.

La serie en cuestión parecía tener un numero casi infinito de episodios y temporadas, Adal no está muy seguro de la trama o si siquiera tiene una, pero le gustan los colores y sonidos, los curiosos rostros que ponen de vez en vez los personajes y toda la música que los acompaña.

Le permiten poner en blanco su cerebro y ver todo sin pensar. Inclusive el no ver nada en absoluto le era posible.

Y entonces, cuando comienzan los gritos y abucheos, es cuando finalmente es consciente de que debió de haber prestado más atención, levanta la vista y ante el aparece Mathis, acurrucado en una silla en uno de los extremos más alejados de la carpa, Ludmila dormía en sus brazos cuando la última vez que Adal la había visto estaba con Neus.

Neus…

Ahora no había rastro del muchacho.

Y en contra de sus mejores instintos, Adal mira fuera de la carpa hacia el claro, más allá de donde los Grandes Clanes habían puesto sus carpas para descansar, donde los nobles comunes y plebeyos se reunían para festejar el evento, se armaba una trifulca.

Adal no fue el único que salió alentado por el ruido, más personas (en su mayoría sirvientes) sacaban las cabezas por las carpas para curiosear el exterior, atraídos como polillas hacía la luz por el fuerte barullo. De forma casi instintiva la gente se aparta del camino de Adal y es entonces que puede verlo: en medio de la nieve y las masas furiosas, Neus se para vestido con el pesado abrigo de lana y gamuza y todo es blanco hasta que ya no lo es.

El cabello ondea al aire inclemente como una bandera de guerra y la nieve que lo rodea se mancha del rojo oxidado y húmedo de la sangre, un cuerpo caído a los pies del muchacho, de la boca de Neus cuelga una larga línea de intestino rosados que desaparece lentamente, triturada y tragada con sus dientes bestiales y anormales.

Adal sabía, así como medio mundo más, que Neus tenía una muy larga lista de hábitos malos y desagradables, desde cosas tan inofensivas y bobas como hurgarse la nariz hasta tendencias más orientadas al salvajismo.

Y dependiendo de la bruja moral de la persona que mirase, el canibalismo podía o no ser la peor de la lista. De forma personal y bajo las circunstancias de Neus, Adal no lo consideraba como su peor habito, pero eso no quería decir que no fuera malo.

– Querido, había sándwiches y comida dentro, – dice, hablando con firmeza, imitando el tono de reproche y cariño que solía usar con sus hijos cuando hacían alguna estupidez en público, el mensaje estaba claro: no estoy enojado, pero debemos resolver esto ahora. – no había necesidad de congelarte aquí fuera.

Viene una explosión de murmullos que Adal ignora, inclinándose para ver al pobre diablo que termino convirtiéndose en el aperitivo de media tarde de Neus.

Era una niña que tal vez tendría la misma edad que Liza, quizá inclusive un poco mayor, de estatura pequeña y menuda, con el cabello castaño claro atado en un moño que se había quedado medio enterrado en la nieve y un rostro alargado contorsionado en una mueca que era algo a medio camino del dolor y la incredulidad.

Había sangre burbujeando en su boca y cayendo por su nariz, le habían rasgado la ropa gruesa de invierno y ya desnuda Neus la había abierto en canal, desde la pelvis hasta justo en medio de las clavículas, ligeras capas de vapor se alzaban desde las entrañas cálidas y Neus había comenzado a devorarla desde las vísceras.

Con un vistazo vago, Adal confirmo que la chica había sido una Alpha, Neus también le había aplastado el pene, tal vez con las botas y la vista envía un escalofrío desagradable por su columna vertebral.

– Ella dijo que, – comienza Neus, la boca aun chorreando ligeramente con sangre y pedazos de tripas molidas. – si tanto me gustaban las pollas Alphas, podría tomar la suya dentro mío cuando Sasha se aburriera de mí y nos tirara a ambos a la calle. – y luego traga finalmente, la línea de intestinos que antes colgaba de su boca ahora llenaba su estómago, un tono agudo de indiferencia en su voz.

Como si estuviera acostumbrado.

Ni siquiera era necesario aclarar a quienes se refería cuando decía “ambos”.

– ¿Quiénes son los padres de esta… niña? – Adal trago los suspiros en su pecho y hablo con voz clara, mirando alrededor del claro hasta que los vio.

La pareja tenía rostros simples y comunes, aun si sus cabellos eran muy rubios y sus ojos muy claros, no había nada más que destacar, la mujer estaba en brazos de su esposo, el rostro lleno de ira, mocos y lágrimas mientras se atragantaba con la saliva y el dolor. El hombre lucia pálido, luchando para sostener a su esposa y evitar que cometiera alguna estupidez.

Era un espectáculo demasiado lamentable, pero fue algo que se buscaron desde que no enseñaron a su hija a atar su lengua frente a alguien peligroso.

– Somos nosotros, señor. – la voz del hombre no tiembla y mira directamente a los ojos de Adal con una valentía endeble, ya que no se atreve a mirar en la dirección en que Neus continuaba devorando los restos de su hija.

La esposa, en cambio, miraba en shock un punto más atrás de Adal, su rostro se contraía cada vez que el sonido del trago se escuchaba.

– En ese caso, los Sallow nos encargaremos de pagar la “ofensa” de quien pronto será uno de los nuestros, si la raíz de la niña-

Y entonces la mujer parece volver en sí, luchando contra los brazos de su esposo con un grito de furia. – ¡Su nombre es Lilly! – chillo como un espectro.

Adal rodo los ojos, molesto ante la interrupción. – Si la raíz de Lilly continua intacta o al menos lo está en su mayoría, me asegurare de que pueden llevarla con la familia bajo la cual se encuentran, podría saber, ¿Quiénes son?

– Somos nosotros, Adal, ¿Aun no puedes controlar a tu gente?

Vagamente puede escuchar como Neus ríe como el vil diablillo que era, Adal cuenta hasta tres antes de darse la vuelta, el hombre que lo mira con el ceño fruncido tenía el cabello tan oscuro que azuleaba y los ojos que brillaban, verdes y oscuros como el fondo de una botella.

Adal conocía bien esos labios apretados y la frente amplia, la mirada de juicio en los ojos de quien ahora era su excuñado, Byrma, la mujer a la que una vez estuvo atado en matrimonio se paraba detrás de su hermano con los labios fruncidos y el enojo nadando en un verde que se había vuelto opaco.

Dirigió una mirada sucia a Neus, quien se encogió de hombros antes de agacharse para arrancar una costilla y así poder mordisquearla con mayor comodidad.

La niña gorgoteo burbujas de sangre y Adal noto tardíamente que aún seguía viva. Volviendo a mirar a los Haro, suspiro, su día acababa de arruinarse completamente.

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- "Raíz" es el nombre que recibe que el alma de los brujos, también es el núcleo de su magia.

--Los humanos comunes no tienen una raíz, sino alma, la principal diferencia es que el alma no contiene magia.

--- Aun si el brujo muere, si su raíz se encuentra a salvo, es posible regresarlo a la vida, en especial si se conservan partes del cuerpo, sin embargo, si la raíz esta dañada, esto puede resultar en una discapacidad o la perdida de la magia en su totalidad, entre otras consecuencias.

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