Naay veía a Emma con desdén eligiendo ropa desde unos metros de distancia. Tenía el teléfono en la oreja y trataba de no hablar fuerte.
— Lo siento. No podré ir. Emma quiere que la acompañe de compras. Es una chica, no puedo dejarla salir sola.
— Pero también ayer...— apretó los labios. Ya iba ser el tercer día que no se podían ver.
— Lo sé.— respondió cansino.
Emma se acercó de pronto al ver que su hermano tardaba tanto, se colgó de su brazo y mirándolo preguntó ingenua.
— ¿Naay? ¿Todo está bien? ¿Ya no quieres estar más conmigo?- dijo con la más voz lastimera que podía.
Yunuen quién lo escuchaba todo tras el auricular sabía que esto era el contra ataque de la chica. No se ha visto con Emma desde entonces, pero seguro ya sabe que todavía sale con su hermano, y justamente todo esto estaba sucediendo cuando habían avanzando tanto. Bien, también él puede hacer cosas así de desvergonzadas.
— Naay... La próxima vez que te vea...— Murmuró cubriendo con la mano el teléfono como si le contará un secreto.— Te la chup4r3...
La cara de Naay ardió, de enojo o vergüenza o ambas ¿Porqué tenía que decirle eso en público con su hermana tan cerca? Frunció el ceño y pudo imaginarse la sonrisa burlona del pelirrojo como si estuviera junto a él y también por eso comenzó a reír.
La chica pudo saber por esa actitud quién era esa odiosa persona con quién hablaba.
— ¿Naay?—
Ella tiró de su brazo, pero él se apartó suavemente para alejarse, y recibió una señal de su hermano que le diera un minuto más, que no se acercará.
— Te llamaré después y nos veremos mañana. No vayas a echarte atrás.—colgó el teléfono.
Efectivamente se sonrió victorioso. Puede que ella tampoco sepa que él es Yunuen "terquedad" de Luca. El chico más testarudo de la ciudad. Él también va luchar con lo que sea para que su amado príncipe este junto a él aún que tenga que hacer cosas bajas.
— ¡Y así será todo mío!— Se ha puesto a carcajear algo maniático mientras la gente a su al rededor lo mirá. Más que el héroe, parecía todo un villano.
Aproximándose de pronto se escuchan muchos pasos apurados avanzando a su dirección. Cuando estaban cerca pudo ver a ese grupo de cuatro hombres persiguiendo a una chica que parece aterrada. Uno de estos sujetos, el gordo y grande que se quedaba atrás empujó a Yunuen y lo insulto por estar en el camino. Que desatinado, ahora que precisamente no estaba de humor.
La chica dió vuelta en una esquina y se topó con la calle cerrada, por fin los hombres la lograron acorralar y la jalaron del brazo para poder arrastrarla. El que la llevaba miró a los otros para gritar nuevas órdenes.
— ¡Llama y di que ya la tenemos! ¡Que la llevaremos para que el jefe la vea!
— ¡Sueltenme ya!— tiraba ella su cuerpo para poder safarse.
— Grita todo lo que quieras señorita, nadie te va a escuchar aquí ¿Lo ves? ni siquiera se ve nada gracias a qué decidiste venir a un lugar tan alejado. Pero cómo sea, Jhony, dame la soga.— estiró la mano pero no recibió respuesta de ninguno.— Oigan...— miró con atención a los dos hombres restantes— ¿Dónde demonios se metio Jhony?
Moviendose algo en las sombras de ese oscuro callejón, el matón vio a sus dos hombres caer al suelo sin más, después de escuchar un sonido fuerte de algo golpeandolos con bastante fuerza. Cómo el último que quedaba busco en su ropa el arma pero antes de poder sacarla la chica lo empujó para liberarse logrando desconcertarlo, en ese momento de vacilación Yunuen vino feroz y lo golpeó con el tubo de manos en su gran cabeza, y cuando cayó, lo golpeó otras tres veces más dejandolo inconsciente.
— Ah, maldita sea, se acaba de ensuciar mi zapato de sangre.— se quejó Yunuen sacudiendo el pie y soltando su arma metálica abollada.
Se acercó después a la chica que aún temblaba, el extendió la mano pero ella retrocedió un poco. Yunuen hizo una mueca. Supone es obvio que se sienta tanto miedo.
— ¿Estas bien?—
— Si es.. Es solo que me duele.— se levantó un poco la falda larga, venía descalza y con los pies sucios y agrietados.
— ¿Que demo...? ¿Puedes caminar?
— Un poco, eso creo... — se quejó cuando intento dar un paso. Cómo la adrenalina ha bajado ahora puede sentir el dolor.
—Veamos.— sin pedirle permiso la levantó en sus brazos, haciendo que la chica se sonrojara por el atrevimiento.
Yunuen con mucho cuidado camino con ella hasta llegar a la parte más iluminada sin darse cuenta de como ella no dejaba de observarlo, cuando vio la parada de autobús tuvo la misma delicadeza para sentarla en la banca.
— Sera mejor que veas a un medico o algo asi, te ayudare a subirte a un taxi-
—E...esta bien no te preocupes yo.. Yo puedo hacerlo sola. Ya me has ayudado bastante.
—No, esta bien, no me sentiria bien dejandote aqui. Esos tipos podrían volver— miraba por toda la calle buscando.
— En ese caso, muchas gracias. Perdón por la molestia.
— Por cierto ¿Eres una señorita rica o algo asi?
— ¿Eh?
— Ya sabes... Como una especie de princesa. Por qué pareces una.
Ahora sí, toda la cara de la chica estaba rojo, pronto el chico logra parar un taxi y sosteniendo la mano a la chica la ayudo a entrar y cerró cuando ella subió bien.
— Bien. Cuidese señorita.
—Elizabeth.
— ¿Quién?
— Que... Mi nombre es Elizabeth.— Ella por fin sonrió.
— Ah, mi nombre es Yunuen, Yunuen de Luca— le correspondió sonriendo ampliamente.
El pelirrojo le dio unos golpecitos al taxi indicandole que avanzara, y mientras se alejaba la chica miro por el retrovisor del automóvil, Yunuen seguia agitando su mano despidiendose, Elizabeth se llevó las manos al pecho y volvió a sonreír con las mejillas coloradas.
Cuando Yunuen llegó a casa un poco pensativo. Ni siquiera sabía por qué la había ayudado. Nunca se había interesado en otras personas que no sean cercanas a él ¿Será por la influencia de Naay? Dicen que el amor cambia a la gente. Un dicho cursi que escuchó de Jude una vez.
Desanimado por no haber visto hoy al moreno subió a las escaleras que dan a su departamento, pero al llegar se llevó con la sorpresa de que Naay estaba en su puerta esperándolo. Emocionado corrió a él y cuando estuvieron juntos ambos se besaron en los labios antes que decir nada.
...******🔞🔞🔞🔞🔞******...
Ansiosos y desesperados de comerse la boca, el pelirrojo apenas y pudo abrir, cuando por fin lograron entrar, la espalda de Naay azotó contra la puerta. Yunuen dejo besos cortos en los labios de Naay antes de ponerse de cuclillas en a la altura de las caderas del otro. Le desató el cinturón y bajo el cierre para poder besar el bulto bajo la tela de su ropa interior oscura. Apretó con los labios el grosor y dió un par de lenguetazos poniendo húmedo la prenda.
— ¿Qué hiciste hoy?— Naay jugó con los cabellos de Yunuen metiendo los dedos entre las brillantes hebras escarlata, observando agitado lo que le hacía.
— Lo de siempre... También pensar en tí.— le sonrió jocoso bajandole los boxer para liberar el miembro de su amante.
Meterse en problema era la cosa de todos los días. Ese encuentro con la chica no le pareció tan relevante para contarle. Además, estaban en algo interesante ahora.
Sin titubeos tomo la virilidad palpitante y caliente en sus manos y le dio una lamida larga de su base hasta la punta, envolvió entonces solo la punta con sus labios y succiono suavemente, para el moreno era un tortura deliciosa, pero no tardó cuando el pelirrojo logró engullir el miembro en su pequeña boca, provocando que el mayor se crispara, comenzó pronto un va y ven rítmico con la cabeza, que aceleró pasado el rato, salia y entraba toda la extensión de su boca volviendose más grande en su interior y haciendo gruñir al mayor. Este le sujeto de los cabellos con un poco más de fuerza y comenzó a mover las caderas entrando todavía más. Yunuen se sujeto de los pantalones del chico jadeando pero dejó que empujara adentro. En un dos por tres, lleno toda la boca de semilla ardiente al pelirrojo, quién casi se ahogaba. Sacó el pedazo y Yunuen tosió un poco calmando su respiración.
— Estabas bastante acumulado ¿Eh?— Yunuen se limpió la comisura de los labios.
— Está claro, no lo hemos hecho en días. Por cierto ¿Que hiciste con ello? — se agachó para poder apretarle las mejillas
— Me lo tragué.— sonrió y le dió un besito.
Naay palideció y le gritó por haberlo hecho cuando acababa de usar su boca para otra cosa. El pelirrojo siguió riéndose por ponerlo tan histérico. Fue su pequeña venganza.
Continuará.
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Comments
Estela Rodriguez
🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣😃😃😃😃😃
2024-09-01
1
Andrew
jajaja
2024-06-25
3
naranja_queer
Pelo blanco y ojos rojos, ¿no será hermana del amigo boxeador?
2022-07-20
7