Cuándo Yunuen abrió los ojos se encontró en la cama de un lugar extraño. Una habitación que no era la suya, se parecía más a la habitación de un motel. Miró hacía su lado y se encontró con Naay recostado junto a él. Sus miradas chocaron y se quedaron en silencio por segundos.
Hasta que emocionado se lanzó sobre el moreno intentando abrazarlo aún cuando ponía tanta resistencia.
— ¡Naay! ¡Sabía que eres un traviesin!
— ¡Basta! ¡Quítate de encima!
Naay le dió un rodillazo al estómago y el pelirrojo cayó de nuevo en el colchón aún un poco débil por la fiebre. El moreno se levantó bastante rápido recogiendo sus cosas y echandolo a su hombro.
—Tienes la habitación por una hora más, úsalo para dormir o haz lo que quieras. Adiós.— Dispuesto a marcharse tomó sus cosas y se dirigió a la puerta.
— ¡No te vayas! Aún me siento mal.— Se quejaba el pelirrojo como un ovillo abrazando su estómago .—Tampoco se dónde estoy y no se cómo regresar a casa.
El moreno se detuvo en la puerta rodando los ojos. De haber sabido que tendría que tomar esa responsabilidad, lo hubiera dejado tirado en el vertedero.
Después de salir del motel, tuvo que lidiar con el enfermo Yunuen, a quién llevaba sobre su espalda por las calles desiertas de la ciudad, por suerte ya era tarde para el tránsito y nadie lo vería con él en esa embarazosa situación. Bastante ya tenía con escuchar el parloteo de ese simio, era castigo suficiente.
— ¡Eres muy fuerte Naay! ¡Si no me gustaras pelearia contigo! El otro día golpee a un sujeto y se fue llorando, y también a un vagabundo que se quería quedar con mis sandalias.
— Sí no dejas de hablar te rompere la cara como tanto quieres...—
Caminaba un azabache muy enojado mientras llevaba a cuestas al pelirrojo todo emocionado.
— sí haces eso harás que me enamoré más de tí
Yunuen le abrazó la cara lleno de felicidad. El moreno se sentía exhausto.
— Por favor, escucha...— se detuvo en seco y soltó las pienas de Yunuen quién cayó al suelo.— ¿Que es lo que quieres para dejarme en paz?-
— ¡Quiero que salgas conmigo!— se levantó gimoteando y sobándose atrás.
— No, no. Yo no lo creo. Imposible.— de nuevo comenzó a caminar con sancadas largas y el pelirrojo lo siguió.
— De acuerdo, de acuerdo, ¿Que tal esto?... Una semana, dame una semana. Y te juro, te juro por mis puños que jamás te volveré a buscar... Te lo juro.-
El azabache de nuevo se detuvo, y se miraron a los ojos ¿Porque creer en un chico que era la personificación de la obstinación? ¿Le estaría mintiendo? No pudo ver nada a través de esos ojos como el sol, sólo una fuerte resolución. Así que con la desesperación misma tomó la importante decisión.
— De acuerdo. Está bien.
— ¿Eh? ¿Enserio? ¿E...estas hablando enserio?
— Sí, sí, ¡Lo que sea!— se volteó para otro lado avergonzado.
— ¿E...entonces podremos hacer... To...todo lo que hacen unos novios? ¿Unos novios de verdad?
— Bueno yo no... - tartajeo sobrecogido.Tal vez debió pensar mejor las cosas antes de aceptar.
El pelirrojo lo tomó de la mano y comenzó a arrastrarlo por la calle. El azabache se quejaba de que incluso ya no parecía enfermo.
En ese lugar con sólo un foco que iluminaba toda la casa, latas de soda y hasta cerveza estaban tiradas en el piso, colillas de cigarrillos y bolsas negras exparcidas por todo la habitación. Era un apartamento totalmente vacío, excepto por uno que otro mueble para sentarse, la mesa, y la cama. El azabache vislumbró el lugar de arriba a abajo mientras era conducido por el cuarto, los lugares sucios nunca fueron de su agrado. El pelirrojo apartaba con el pie una montaña de vasos desechables de sopa instantánea, luego lanzaba fuera de la cama la ropa para hacer un huequito para su trasero y sentarse ahí.
— ¡Uf! ¿Y bien? ¿Que te parece?...— estiró los brazos enseñando la habitación.
— Es un asco...-
— ¡Hey, es mi casa!...
— ¿Porque me trajiste aquí?.- se escuchó cierta molestia en su voz.
— Pues sabes Naay...— se rasco la mejilla que pronto comenzaba a sonrojarse.— ¿Alguna vez lo has hecho con un hombre?
El moreno enmudeció y sin decir nada más se dio la media vuelta comenzando a salir de ahí.
— ¡No, espera! ¡Espera, maldición!— corrió a buscarlo Yunuen jalándolo del brazo.— No te vayas... Prometo no decir esas cosas... Sólo no te vayas...— Yunuen le rogó con la mirada. Cómo un cachorro que baja las orejas.
Naay se sintió compugido por el rostro que hacía el más bajo. Chasqueó la lengua, no tuvo más opción que resignarse. Ya no puede echarse atrás.
— Entiendo, entiendo. Suéltame.— jaló su brazo bruscamente y se dirigió de nuevo al cuarto. Siendo seguido por un emocionado pelirrojo.
Se sentó en la cama junto a Yunuen. Un incómodo silencio inundo la habitación, incluso Yunuen que nunca paraba de hablar estaba totalmente callado jugando con sus manos y mirándose los zapatos. Naay suspiro pesado.
— Supongo, que quieres besarme, tocarme... Y todas esas cosas...— lo miro el Meyer.-
— Sí... Sí quiero...- sonrió nervioso sin poder regresarle la mirada.
— Entiendo, entiendo...— volteó los ojos por toda la casa quedándose todo de nuevo en silencio. Naay se peino los cabellos hacía atrás y por fin volvió a exhalar resignado.— De acuerdo, te daré oportunidad para hacerlo ¡UNA VEZ!...
Naay levantó el dedo en la cara del chico para hacer recalcar sus palabras.
— ¡Sí! ¡Sí! Por mi está bien.— el pelirrojo no caí en sí, de la felicidad.
El azabache cerró los ojos con suavidad. Su rostro se podía ver afligido a pesar de la tenue luz del cuarto.
— ¿Ya está?— preguntó el pelirrojo impaciente parado frente a él.
— Ya... Ya está. Bien... Sólo tienes Una oportunidad nada más.— volvió a repetir.
— ya lo sé, ya lo sé...
El pelirrojo se montó sobre los muslos del azabache, cosa que dejó pasar ya que estaba más concentrado en premeditar lo que estaba apuntó de suceder. El pelirrojo Se acomodó perfectamente con sus manos en el pecho del Meyer. Los labios del azabache jamás se vieron tan rojos.
— ¿Naay?
— Cállate y hazlo de una vez.
El pelirrojo Suspiro pesado. Se limpio la boca como un reflejo y se acercó lentamente.
— Bien... Ahí... ahí voy...— dijo con la voz temblando.
Fue en un instante, y sus labios se habían tocado, para entonces sus corazones estaban golpeando en sus oidos con bastante fuerza. El pelirrojo tanteando con su suerte, rodeó con sus brazos alrededor de los hombros del mayor. Saboreó los labios delgados y suaves de Naay lentamente. Naay lo siguió también, sus labios se encontraron devorandose mutuamente con cierta ansias. Un choque eléctrico invadió sus cuerpos, el moreno fue quien más se sorprendió de ello. Se dejaron llevar y Yunuen empujo a Naay sobre la cama. Por más extraño que pareciera incluso para el azabache fue como si por primera vez hubieran probado un dulce. No supo cuando pero el moreno abrió la boca para subirlo a un tono más sensual, un choque de dientes y lengua, su aliento mismo era delicioso.
Instintivamente el azabache lo tomó de la cintura apretando sus cuerpos haciendo que escapara un gemido de parte del pelirrojo. Fue cuando el Meyer reaccionó, haciendo un lado a Yunuen quién cayó a la cama cómo una piedra, mientras asustado el Meyer se levantó.
— Debo irme.— murmuró alterado y sin más salió huyendo.
— ¿Eh? ¡Espe...!— trató de detenerlo. Pero el otro aporreó la puerta con bastante fuerza antes de salir.
Naay quién por fin logró llegar a la parada de autobús tomó asiento y se cubrió con la palma el terrible sonrojo que invadió toda su cara.
— ¡¿Qué demonios fue eso?!
Continuará.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 75 Episodes
Comments
Estela Rodriguez
jajajajjajajjajajajaja
2024-08-31
0
write, read
jajaaaka que !? tan rrapido
2024-04-10
2
Isabel Tr
eso quiero más Yaoi 😍❤️😈😈
2023-12-30
1