capitulo 10.- Jóvenes y curiosos.

...[ADVERTENCIA]...

El siguiente texto contiene situaciones +18. Si aún no está acostumbrado a este tipo de lectura esperé al siguiente capítulo.

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— Un cuarto para dos.— Habló apacible el azabache sin poner palabras innecesarias.

Su llave fue entregado por la señorita de la recepción y él agradeció, parecía una escena muy recurrente. Ella notó a la muchacha que se ocultaba tras el chico, a primera instancia parecía muy tímida y estaba muy nerviosa, eso le causó ternura. Pensó en que los jóvenes son muy poco inhibidos éstos días.

Después de salir del elevador la pareja caminó a su habitación, detrás de él le seguía la rubia de cabellera larga, se escondía el rostro ruborizado bajo los flequillos dorados, traía un uniforme escolar y unos tenis muy gastados, sin duda era una chica muy extraña. El azabache en ningún momento volteó hacia ella, sólo siguió su camino.

Abrieron la puerta, era una gran habitación, compuesta de dos camas, era elegante y lujosa. Con prisa la rubia fue la primera en entrar al cuarto, y el azabache cerró a sus espaldas.

Yunuen se quito la peluca y la aporreó contra el piso, estaba hecho una irá.

— ¡¿Por qué tenía que ser yo el que vistiera de mujer?!— refunfuñaba el llamado demonio rojo aporreando los pies

— ¿Y que querías?— habló el moreno con calma sentándose a la orilla de la cama y quitandose la chaqueta.— ¿Crees que voy a dejar que me vean entrar con un hombre aquí? ¿A caso eres idiota?

—     No, pero… Pero… Es un desperdicio… ¡Tú te hubieras visto mejor con una fald..!

—     Vuelve a decir eso y te mató…— le apretó los cachetes con irá y una mirada fulminante

—     Me disculpo con sinceridad…— le hizo hasta sudar frío de miedo por su cara.

Naay lo soltó suspirando con fastidio y Yunuen pudo ir por la habitación. Había muchas cosas que parecían caras, la ducha también era enorme. Las toallas también tenían grababas con letras doradas el nombre del lugar.

—   Pero cierto ¿Cómo lograste que nos dejarán pasar sin identificación? Aún somos menores de edad.

— Mis padres son los dueños de este lugar.- 

— ¡¿Qué?! ¡Mentira! ¡¿Eres realmente rico?! Yo no sabía nada de eso ¿Eso significa que tendré que ganar tanto dinero para que tú familia me acepte? Tengo que ponerme a trabajar.—

El pelirrojo se sujeto la cabeza histérico, parecía un poco impactado. Naay antes también pensó en la posibilidad de su ignorancia sobre su familia ¿Significa entonces que realmente no lo busco por interés? El moreno lo miraba atento mientras el menor se daba el lujo de pegar su goma de mascar bajo un adorno de cerámica en el tocador.

—  Eres genial Naay. Como una especie de principe o un rey... — se acercó al rostro del mayor, Los ojos de Yunuen no parecían mentir. Su cara de tonto lo hacía ver más sincero.

Poco a poco Naay fue aplacando su enojo, tener tan cerca al pelirrojo, observando sus hermosos ojos como el ambar que le veían  con admiración le hizo sentir un cosquilleo en sus labios. Quería besarlo ¿Por qué lo deseaba tanto? En un movimiento veloz lo jaló del brazo tirandolo a la cama boca arriba, haciendo que el pelirrojo se quejara y su cuerpo rebotará en colchón, pronto el moreno se puso encima. Yunuen lo observó sorprendido, Naay se estaba compotando muy extraño, jamás había le había visto con esa mirada ansiosa, logró erizar la piel de Yunuen.

— ¿Naay?...

Fue lo único que pudo decir cuando fue sorprendido por el beso del heredero de los Meyer. Fue devorando sus labios, metiendo su húmeda lengua en su boca entre abierta, buscando la ajena, acariciandola, enredandola saboreando la embriagante saliva de su compañero. Con los ojos fuertemente cerrados el rostro de Yunuen se volvió un desastre, matizandose de un fuerte carmin, no había duda que el mayor era un increíble besador, y dejándose llevar Yunuen sujeto la nuca ajena, sujetándose en esos hermosas hebras oscuras.

 Pronto se separaron por falta de aire, agitados y mareados, ambos se miraron sin decir nada, sintieron su cuerpo caliente. El moreno continúo, comenzó a meter la mano bajo el uniforme femenino, destapando parte de esa brillante piel blanca, hábilmente se deslizó rosando los labios en el torso suave, dándole fuertes lametazos, ya ni el pelirrojo podía pensar nada, su cabeza bullia, apenas podía pensar con claridad, suspiraba y gemia con el recorrido de la lengua del mayor, apretaba los labios, estremeciendose cuando encontrándose al fin con los pezones, Naay se los llevó a la boca, succionando suavemente, haciendo jadear al pelirrojo. Yunuen se cubrió el rostro con el brazo, su propio corazón latia como loco.

—  No soy una chica… No van a salir nada de ahí.— Murmuró al sentir tanta atención en su pecho.

—  Aún si lo fueras, no saldría nada… tonto—

—… Mier… aah… Me… E…estoy poniendo duro…

—     De eso se trata…- decía con la voz más suave que nunca le había oído hacer.

El corazón de Yunuen dio un vuelco. El moreno comenzo a acariciar las piernas del pelirrojo tentando bajo la orilla de la falda. Por suerte su cuerpo era pequeño y esbelto. Algo musculoso pero era aceptable para no sentirse incómodo con él. Ahora que lo piensa le tomó poco tiempo aceptarlo. Tal vez que este vestido de chica ayudaba.

—  Naay ¿Ya lo has hecho con chicas antes? 

—  Un par de veces.

—     Ya veo.

Era de esperarse que fuera tan bueno entonces. Pero no dejaba de estar nervioso. Antes solo se conformaba con poder estar a su lado, pero no pensaría que incluso hacer estás cosas se sentían tan bien. Y estaba siendo muy suave y meticuloso.

Naay se apartó un momento para buscar en los cajones de la mesa de noche. Sacó una botella extraña, era transparente y llena de un gel rosa.

—  ¿Qué es eso?

—  Lubricante. Voy a prepararte para entrar…

El Pelirrojo parpadeo perplejo. Cuando logró entender la situación enrojecio de inmediato, se sentó sobre la cama gritando con la ropa desarreglada.

—  ¡Espe… Espera Nunca dije que quería ser el de abajo aquí!

—  ¿Ah? ¡¿Entonces quién más iba ser?!- le grito irritado por arruinar su humor.

—     Pues t…- apuntó de terminar la frase recibió la mirada asesina del azabache que le causó miedo.-

—     Sí no quieres hacerlo, entonces ¿Qué debería hacer con esto?...— se apuntó la entrepierna mostrandole el bulto creciente entre los ajustados pantalones.

El pelirrojo se ruborizo. Le alegraba saber que para Naay no fue desagradable tampoco a pesar de que es un hombre pero no estaba preparado para esto.

—  Parece doloroso…

—     Déjate de tonterías y haz algo.

—     Ya… ya lo se, ya lo se…-

Con calma le desató los pantalones al mayor, bajo la cremallera y deslizó apenas los apretados boxers dejando salir su erección.

—     ¡Se puso grande!

—     ¡Cállate ya!- gritó ruborizado-

Yunuen se montó sobre el regazo del mayor, se bajó los propios pantalones acercando sus miembros y envolvió con su palma ambas virilidadades, estaba tan caliente y dura como la suya, era la primera vez que se lo tocaba a alguien más pero no sé sintió extraño. Comenzó a tallarlas, moviendola rápidamente de su base a la punta. Justo cómo se lo hacía así mismo en aquellas noches en su habitación, acariciando con presión para que se sintiera placentero.  Yunuen dio un rápido vistazo al mayor, esté estaba muy atento a lo que le hacía, el moreno se mordía el labio inferior y su pecho subía y bajaba agitado.

Era muy ardiente. Inclinaba la cabeza dejando escapar gruñidos sensuales de vez en cuando. Yunuen se quedó embobado y su mano se movió con avidez, logrando hacerlo llegar al éxtasis y Naay se vino ensuciando la mano del menor, él lo hizo también. El moreno sujeto bruscamente al pelirrojo de la nuca para poder besarlo eufusivamente. Sonrió hasta cierto modo con mofa al ver como el pelirrojo se derretía en sus manos.

— Nada mal.

Continuará

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Notas: Me habian dicho que a veces puede ser difícil subir contenido subido de tono, espero no me lo vayan a borrar (・–・;)ゞ

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