Naay está saliendo del gimnasio cuando un impetuoso ramo de flores aparece justo frente a su cara.
- ¡Para tí! -Yunuen estaba hecho un desastre, con el cabello embarañado, la ropa sucia y los cordones desatados, pero las flores, al igual que su sonrisa, estaban radiantes.
- No, gracias.
Con su gesto de desagrado, Naay lo hizo a un lado para poder empezar a correr como parte de su ejercicio diario, aún que Yunuen no tuvo dificultades para seguirlo.
- ¡Espera, aún no te he dado tu almuerzo!- después de guardar las flores en su mochila como si fuera papel, Yunuen saco un traste rosa de tapa en forma de corazón para enseñarle al más alto.
En ese momento Naay se pregunto así mismo sobre cómo era posible que ese niño pudiera alcanzar su velocidad sin siquiera cansarse y más igualando su resistencia. Además se ha puesto a hablar cómo si nada.
- ¿Cómo puedes...? ¿Almuerzo?
Naay miro al cielo, por supuesto ya estaba oscureciendo.
- Si, es que quería traertelo a la escuela pero me quedé dormido por qué me llevó toda la noche hacerlo. Luego unos sujeto intentaron pelear y me atrase, pero eso no es lo importante ¿Te lo comerás?
- No lo creó.
Yunuen lo detuvo del brazo para intentar ponerle su traste en la cara empujando para forzarlo a agarrar su presente aún qué tuviera que usar la violencia.
- ¡Cómetelo! ¡Me llevó toda la maldita noche!
- ¡Yo no te pedí nada! ¡Subnormal!
- ¡Pero está muy bueno! ¡Cometelo de una maldita vez! ¡Seguro te gustan las cosas negras y duras que les he puesto!
- ¡¿Que voy a saber yo?!
- ¡Por eso tienes que probarlo!
- ¡No seré tu conejillo de indias!
Gruño el moreno sacado de quisio intentando safarse del agarre del pelirrojo. Por supuesto que no fue difícil soltarse aún que en el proceso golpeó el almuerzo y este cayó al suelo.
- Ah. Lo siento.
Murmuró Naay realmente sincero después de ver las zanahorias crudas flotar sobre un extraño líquido morado que salia del pastoso arroz blanco. Yunuen estaba destrozado.
Al día siguiente mientras Naay daba un paseo por el patio de la escuela, Yunuen salto del muro y cayó de pie frente suyo, con la misma caja de corazón en las manos estirandolo a él.
- ¡Cómetelo!
- Por supuesto que no. Vete de aquí... -
Naay lanzó un puñetazo para golpear al pelirrojo, pero Yunuen se agachó ágilmente y sujeto del cuello de la camisa al azabache tan rápido que lo dejó perplejo.
- Está delicioso ¡Cometelo! - insistió.
Yunuen no contó con que un guardia aparecería de pronto gritando. Era por supuesto un sospechoso metiéndose con un alumno.
- ¡Hey tu! ¡Te dije que no podías estar aquí! ¡No eres de esta escuela, largo!
El pelirrojo maldijo su suerte y comenzó a ser perseguido por el de seguridad dejando atrás a Naay con el ojo temblandole de estrés.
Continuaron los días así. Cuando Naay leía tranquilamente bajo un gran árbol, escucho sobre él una familiar voz que lo llamaba. Al principio no pudo saber dónde estaba hasta que levantó la cabeza y lo vio sobre una rama.
- ¡Naay! ¡Te he traído el almuerzo!
- ¿Tú otra vez?
Yunuen iba dar un saltó para bajar pero resbaló y se dió un porrazo sobre los arbustos, fue tan fuerte que las aves en el árbol salieron volando. Naay se levantó impresionado por el golpe que el otro se dió, que se acercó lentamente para mirar, aún que el brazo de Yunuen no tardó en aparecer entre las ramas con el almuerzo por lo alto. El pelirrojo por fin salió del arbusto quitándose la hojas que se le habían pegado al cuerpo.
- Me caí, pero mi amor por ti amortiguó mi caída.
Sonrió victorioso, Naay no sabía cómo reaccionar. Aún que antes de poder dar un paso, el mismo guardia apareció para gritarle a Yunuen.
- ¡Te lo advertí mocoso!
El hombre lo persiguió mientras el pelirrojo salia corriendo y gritando con fuerza mientras escapaba. El pelinegro estaba cansado de todo esto.
Los días de Naay se han vuelto muy extraños.
Esto le ha afectado tanto que a veces se pone de mal humor y tiene arranques de ira. Cuando alguien en la escuela se acerca a hablarle está tan irritado que mira furioso, nadie sabe que está pasando, tienen miedo de dirigirle la palabra, sin embargo sigue siendo tan atractivo como para molestarse con él y a sus admiradores también les gustaba ese lado suyo.
Naay tampoco lo decía ¿O como explicarlo si la razón era tan estúpida? Exhausto suspiró derramándose en su asiento.
- ¿Que sucede? ¿Ha pasado algo hoy?
Un chico más alto, de largo cabellos lila y gafas, apareció girando el asiento frente al moreno para poder tomar asiento.
- Louis.- le llamó sin muchos ánimos acomodándose en su lugar.
- ¿Y bien? He escuchado que el famoso Meyer ha estado haciendo llorar a niñas con su mirada asesina. No podía creer que el tranquilo y apasible Naay que conozco pudiera hacer eso así que vine a comprobarlo.
- No es nada importante.- Naay entorno los ojos a la ventana no queriendo seguir con el cuestionamiento.
- ¿Tiene que ver con el curioso chico del almuerzo?
Louis levantó una ceja mostrandose curioso, pero Naay le miró y frunció el ceño enojado.
- ¿Cómo sabes de él?
- Por qué los he visto. Háblame de él. - insistió poniendose en una pose mas cómoda, con los codos en su pupitre y con las manos entrelazadas, apoyando la barbilla en ellas.
Naay se puso de pie y se metió las manos en los bolsillos para poder retirarse.
Louis agitó la cabeza y levanto la voz para poder decirle mientras el otro se marchaba.
- Si sigues huyendo así, no podrás quitartelo de en cima. Estoy seguro que no es como las otras personas que has conocido, señor Meyer.
Él no respondió nada y salió de ahí.
Lo sabía muy bien. Y es que las personas eventualmente se aburrían de él una vez que lo conocían. Solo era cuestión de tiempo, seguro que lo mismo pasaría con el loco pelirrojo. Así que no tenía que hacer nada.
Enfrascado en sus pensamientos mientras Naay volvía a casa, un grupo de chicos aparecieron tapándole el paso. Estaban llenos de vendajes y parecían molestos pero el azabache se mantuvo en calma. Un hombre de cabeza rapada arrastrando un bate se paró frente a él.
- ¿Hoy no está contigo el pelirrojo? Sabemos que es tu amigo ¿Por qué no nos haces un favor y lo llamas? Necesitamos arreglar las cosas con él.
- No se de quien me hablas.
Naay los empujó para seguir caminando. Pero el otro le jalo la mochila para que se detuviera.
- Creo que no me estás entendiendo bien... ¿No quieres salir lastimado verdad?
Naay apretó el puño, solo necesita darle una lección y estaba acumulado de estrés suficiente para dejarlo pasar.
- ¡Hey! ¡Es a mi a quién buscas!
La voz de Yunuen hizo a todos girar hacía él. Estaba a unos pocos metros de ellos, sosteniendo en su mano derecha el almuerzo que traía para Naay.
- Ese chico no tiene nada que ver conmigo.
- Pelirrojo, que alegría. Te estábamos buscando.
- Pues aquí me tienes.- volvió a repetir mirándolo arrogante.
Los sujetos por fin soltaron a Naay y se dirigieron en su lugar a Yunuen. El de la cabeza rapada rodeó con el brazo los hombros del pelirrojo. Cruzaron algunas palabras y comenzaron a llevárselo. Antes de perderlo de vista los vio entrar a un callejón.
No era su asunto así que Naay tenía que salir de ahí y se fue alejando del lugar. Pero entre más lo hacía sus pasos se hacían pesados. Cuando llegó a la estación de autobuses continuo pensando. No tenía nada que ver con él, no debe meterse en asuntos que solo le traerán problemas, el pelirrojo debe resolver sus propios asuntos ya que es lo que sembrado. Pero entonces ¿Por qué demonios está tan preocupado?
Naay corrió de regreso por su camino, esperando poder encontrar al pelirrojo. Ahora mismo hasta podría estar muerto, eso pensó y aceleró el paso. Cuando el de cabellos negros llegó dónde los vio entrar se llevó una sorpresa al ver a Yunuen con la nariz sangrar, era el único en pie, los demás no parecían concientes repartidos en cada rincón del callejón.
- ¿Naay? - le llamo el pelirrojo sorprendido de verle ahí.
- ¿Que ha pasado?- Pregunto el moreno acercándose.
- Nada. Todo está bien ahora.— escupió algo de sangre al suelo.
Naay miro las manos de Yunuen, estaba herido y lleno de moretones mientras aún sostenía la caja de almuerzo intacto, evidentemente lo había protegido. Desvió los ojos fingiendo no haberlo notado.
Estaba loco, no había otra manera de ponerlo y tal vez el también lo estaba. El de cabellos negros se golpeó la cara de resignación y estiró la mano hacia él.
- Dámelo.
La sonrisa de Yunuen no cabía en él y por fin pudo entregarle la comida.
Ambos chicos se dirigieron al parque. Naay tomo asiento en un banco de madera, para poder destapar el almuerzo que dejó sobre sus piernas. Y como lo sospechaba se veía muy extraño. Tomó la cuchara y la sumergió en el liquido de dudosa procedencia para llevarlo a su boca. No lo logro diferencia ni de que se trataba, y le costó masticar algunas cosas, además el olor era fuerte. Sabía terrible pero era comestible.
- Esto está...
Cuando Naay entorno el rostro para quejarse se encontró con la cara de Yunuen demasiado cerca, tanto que sus narices se rozaron. El pelirrojo estaba mirándolo fijamente.
- Tus ojos son geniales.- murmuró con si estuviera viendo diamantes.
El boxeador le miró con sorpresa. Se quedó quieto mientras el aliento de Yunuen chocaba con el suyo. Era lo más cercano que antes habían estado.
Pero le duró poco cuando un policía apareció. Al verlo tan herido lo reconoció. Era ese problematico niño.
- ¡Hey tú! ¡¿Qué te dije sobre comenzar peleas?!
- ¡Maldición! ¡Nos vemos mañana! ¡Te amo!
Naay miró a un lado. Todos estaban volviedose locos.
Continuará.
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Las imágenes presentadas NO son mías. Son meramente para uso visual. De encontrar al autor original apoya su arte.
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Updated 75 Episodes
Comments
Darianna Gutiérrez
lo va a envenenar, ya está se nos fue el Nyaan 😑😑😑
2024-12-29
0
Juanita Panchita
Alfin !!! empieza a ganar su corazón
2024-11-05
0
SILVIA HERNANDEZ
ay no Dios mío
2024-07-28
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