Capitulo 9.- Muchas preguntas

Sus labios rosas tocaron los suyos, suaves, mullidos, su dulce lengua jugueteando con la suya, su aliento caliente mezclandose con el suyo. El beso perfecto.

— He.. hey, Naay. — gimió bajo él, la imagen del pelirrojo totalmente ruborizado. Eso último lo había agregado su propia imaginación.

Los ojos del moreno se abren de par en par y le da un golpe brutal al saco de box casi haciéndolo volar. El saco regreso cómo péndulo y lo atrapó para apoyarse en él.

Se maldijo mentalmente y se cubrió la cara con la mano ocultado un leve sonrojo en sus mejillas, todo por haber creído que un beso con un hombre se sintiera tan bien. Después del entrenamiento se metió a las duchas, mientras el agua de la regadera caía sobre su cuerpo desnudo se tocó los labios, no podía negar que había disfrutado el beso, recordó lo que sintió insistentemente es su cabeza aún cuando no quería. Al salir de las duchas se encontró con su amigo el albino esperando en el marco de la puerta.

— Hey, Naay... ¿Que pasó contigo ayer?— su amigo lo miro intrigado cruzándose de brazos e inclinando la cabeza como un policía en interrogatorio. — No te apareciste en el gimnasio para nada... Tus admiradoras te extrañaron mucho. Que inusual de ti.

El azabache se puso claramente irritado por la mención. Pensar que tuvo que cuidar al chico pelirrojo por casi dos horas y después ser secuestrado hasta su casa. No tuvo tiempo más que para llegar a estudiar.

— No, nada importante...— Renegó dispuesto a marcharse.

Sin embargo está vez antes de irse como siempre lo hace, se detuvo volteando al peliplateado, frunciendo los labios no muy convencido de decir lo que iba a contar.

—...Escucha... ¿Que pensarías si alguien que te desagrada... Te besa... Pero en realidad crees que te gusto... Podrías... Podrías estar loco en realidad?

El peliplateado parpadeo un par de veces extrañado por su comportamiento, para luego sonreírle.

— Vamos a tomar algo y hablar.

El mayor saco dos latas de la máquina expendedora y lanzó uno a Naay quién lo recibió en el aire. Duke por su parte encendía el cigarro que tenía en los labios.

— ¿Se besaron? ¿Sólo eso? Que chico tan atrevido.

— ¿No es extraño? — el moreno abrió su bebida y de inmediato dió un primer trago.

— ¿Que es lo que realmente te preocupa? ¿Ser gay?— había cierto tono de burla en la voz del albino.

El moreno volvió a arrugar la frente por qué le molestó que fuera tan directo. No está acostumbrado a esta clase de conversación.

El aire olía a humo y al albino no le importaba parecer una chimenea de fabrica.

— Vamos. Puede que tú y esa persona tengan buena química. Pero el cuerpo y el corazón reaccionan distinto. A veces los besos son sólo besos y el Sexo es sólo sexo y no desarrollar ningún sentimiento al respecto. ¿Qué hay de malo con usar a un hombre como consuelo? ¿Te preocupa enamorarte de ese chico? Tal vez él termine más asustado cuando se de cuenta que tampoco le gustan los hombres.

El moreno se quedó callado mirando el suelo, mientras frotaba con el pulgar la lata en sus manos ¿Que pasaría si realmente es cierto que solo es un juego para el pelirrojo? Duke lo miró un momento intuyendo.

— Podría ser... ¿Que en realidad sí te gusté?

El Meyer se sorprendió, y miro pensativo hacia el otro lado sin saber que responder, decir un no o un si sería un poco cómo negar muchas cosas. Naay se terminó su bebida y lanzó la lata en el bote de basura.

— Me voy.

Fue lo último que murmuró y se alejo de su compañero para poder pensar sólo. El de los cabellos plateados le miraba irse parecía un poco descontento.

« ¿Sí le hago ver qué esto está mal? ¿Entonces me dejará en paz?» pensó a sus adentros Naay muy concentrado. Después de todo fue forzado a muchas cosas sin pensar en sus sentimientos ¿Porque debería pensar en las de ese delincuente?, Sí hacer todo lo que quería pelirrojo era la solución, lo hartaria de sus emociones dándole lo que pide, la pasará bien hasta aburrirse y sí terminaba haciendo que su acosador lo odie también podría ser buena idea, sea cual sea el resultado él ganaría. Naay no pudo evitar sonreír ladino.

Con una cara de felicidad Yunuen miraba el cielo, se encontraba con sus amigos en una pista de patinaje poco concurrida. El pelirrojo totalmente perdido en sus recuerdos sonreia al rememorar el beso, sentir el cuerpo del azabache tocandolo y saborear el rose de sus lenguas.

— Ah, eso fue tan erótico... Lastima que no pude hacer nada.—suspiró deprimido, pero rápidamente se animó— ¡Eso es! ¡No, no me voy a rendir! ¡Al menos ya somos novios!

El pelirrojo levantó el puño vanagloriandose de su logro.

— Me alegro que tú y Naay se hayan vuelto más cercanos, Yunuen.— Jude dió aplausitos celebrandole.

— Yo no entiendo por qué tenemos que escuchar esto...— La voz de Barnett se oía irritado mientras fumaba.

— Por supuesto, es algo muy bueno y como mis amigos lo deben saber.— Yunuen levantó una ceja presuntuoso.— Incluso que sepan que estamos muy enamorados.

Yunuen sacó de su bolsillo una foto que él mismo había hecho con recortes y cinta adhesiva. Cosas que haría una colegiala de primaria. Jude y Barnett sonrieron nerviosos para no decirle nada.

— ¿Por qué sigues con eso?.— Liam frunció el ceño arrancando la foto de su mano.— Dudo que algo así realmente termine bien. Todos lo sabemos. Estoy arto de...

Yunuen se lanzó sobre su amigo para quitarselo y se montó en su espalda, tirando de su mentón lo echo para atrás para doblarlo. Aullidos de dolor comenzó a lanzar el otro.

— Que desagradable es la gente envidiosa. No te preocupes hombre. Pronto tu también podrás encontrar a alguien especial.

El teléfono del pelirrojo comenzó a sonar en medio de su tortura. Naay ya va salir del gimnasio donde entrena y su alarma le avisaba.

— Me voy chicos. Sí no llegó antes seguro se escapa, Adiós.— les sonrió saliendo corriendo de ahí.

Liam se levantó para poder quejarse.

— ¿Es que no vamos ha hacer nada?

— Él se ve feliz.— Jude se sentó junto a Barnett cruzando una pierna sobre otra — Yo creo que Naay ha sacado su lado dulce. Y eso es bueno. Antes se la vivía en peleas y era difícil lidiar con él. No tenía otra cosa en la cabeza que luchar.

— ¡Creí que íbamos a detenerlo! — la voz de Liam comenzó a escucharse exaltado.— ¡Estan siendo muy permisivos!

— Creo que tú eres quien más se siente solo.— Habló Jack apareciendo de tras suyo sintiendo el peliverde su respiración en la nuca.-

— ¡Ah! ¡Que coño! ¡Deja de aparecer así!- se crispó el peliverde girandose asustado.

Barnett libero el humo de sus pulmones y miró a Liam con recelo dándole también golpecitos a su cigarro para que las cenizas cayeran.

—... ¿No te parece que realmente eres tú quien no puede decirle a Yunuen lo que sientes? Tu actitud comienza a ser un poco molesta. Ya no eres un niño.

No entendió bien aquello, pero sí lo pensaba bien, siempre habían estado juntos, siempre. Que ahora este pasando tanto tiempo sin él es muy irritante. Liam pensó en el pelirrojo, y pudo darse cuenta en lo sólo que ahora se sentía.

Yunuen llegó pronto al gimnasio. En cuanto vió al Meyer llegar salir, lo recibió muy entusiasmado mostrando una sonrisa contagiosa.

— ¡¡Naay!! ¡¡Te extrañe!! ¿Quieres ver lo que he hecho? — el pelirrojo rebuscó en sus bolsillos internos de la chamarra su foto editada.

Al verlo el azabache tan animado no titubeo en poner en marcha su plan, el usarlo a su conveniencia empezando desde ahora. El azabache sonrió lo que le pareció un poco sospechoso para el pelirrojo. Sin embargo dejo eso de lado cuando entonces el mayor lo abrazo, Yunuen definitivamente noto algo extraño.

— ¿Naay?

— Hey... ¿Que me dices sí vamos a un hotel?

Continuará.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

antes ponía muchas imágenes. pero como no tengo los derechos de autor por qué no eran mías, tuve que eliminarlas 🥺

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