capitulo 13.- Aferrándose a un sentimiento superficial.

ADVERTENCIA, contenido +18

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Todas sus prendas terminaron en el suelo al rededor de la cama, sus jadeos y sonidos obscenos estaban llenando toda la habitación. Yunuen para entonces tenía la cara enterrada en el colchón respirando con dificultad mientras era embestido por su duro miembro. Su rostro estaba sudorosa y roja, ni siquiera podía tragar su saliva. Naay le sujetaba las caderas penetrando su interior y el pelirrojo mordió las sábanas ahogando jadeos mientras se lo hacía con rudeza. Era doloroso, increíblemente doloroso. Si no fuera un peleador fuerte, probablemente no podría resistirlo. El Meyer se quejó chistando la lengua cuando las paredes del chico también lo lastimaron.

— Deja de apretar...

— No puedo...— decía gimoteando cerrando sus ojos con fuerza a puntó de llorar.

Naay al verlo tan indefenso sintió una punzada en el pecho, no pudo darse cuenta en ese momento que era la culpa. Se detuvo sin salir de él, deslizó la mano por el vientre del menor hasta topar el miembro despierto y duro, lo envolvió y comenzó a frotarselo rápidamente, fue fácil gracias a lo húmedo que ya estaba. El pelirrojo gimió arañando las sábanas encontrando por fin un poco de placer en todo lo que estaba sucediendo. Siguiendo con los besos en su espalda, el moreno recorrió un camino hasta sus hombros y cuándo por fin llegó a su oído susurro con voz ronca su nombre.

— Yunuen...

El menor quedó alucinado. Nunca le había llamado de esa manera antes, era la primera vez. Poco a poco el cuerpo de Yunuen se relajó y Naay pudo darse cuenta. Comenzó a moverse de nueva cuenta empezando suavemente, a compasando la mano que acariciaba al menor al ritmo de su estocada. Continúo moviendose, su erección abrió sus paredes hirvientes y mojadas que abrazaron fuertemente su miembro cuando se enterraba en él. Naay gruñía y jadeba sobre el oído de Yunuen quien sentía su corazón tan lleno de felicidad que lo aturdía de todo lo demas. Sus cuerpos temblaron en éxtasis cuando llegaron por fin a la cima del placer, Naay se corrió primero, Yunuen lo hizo después de sentir su semilla hirviente en su interior, manchando las sábanas. Ambos cayeron cansados y agitados.

El moreno se hizo a un lado sobre la almohada tratando de respirar mejor. Yunuen se movió un poco dándole la espalda. El otro lo miró extrañado, creyó que estaría más emocionado e incluso acaramelado. Pero estaba silencioso.

— ¿Qué pasá?

— No... Es qué... Estaba tan caliente hoy que no me dí cuenta que ha pasado una semana.— Yunuen le recordaba la promesa que le había hecho.— ¿Fue esto a caso una despedida? — el chico soltó un hilo de voz como si se estuviera apagando.

Yunuen era un tonto, pero también era listo e intuitivo, si no lo fuera no hubiera sobrevivido solo por tanto tiempo. Un silencio lleno el cuarto. Se supone que esto es lo que quería Naay, tan fácil que se lo puso el enano. Pero no pudo hacerlo en ese momento. El más alto suspiró como si lo que dijera le molestaba.

— Bobo, tu no decides por mí. Si digo que no quiero terminar entonces no lo haremos. Cierra la boca.

Al oir esto el pelirrojo se giro para mirarlo sorprendido, el mayor solo sonreía. Yunuen se lanzó sobre él y Naay se puso a gritarle por lo pesado que era.

Al día siguiente Yunuen tenía que ir a la escuela. Después de todo si quería entrar a la universidad debía ser aplicado desde hoy. Su espalda lo estaba matando, sus caderas dolían y sus piernas temblaban, tenía cara de estar sufriendo, sin embargo los demás estaban acostumbrados de verlo así, a ese chico le gustaban las peleas, quién sabrá a cual estuvo para verse tan mal.

A la hora del almuerzo ni siquiera podía estar en pie y eso que ni siquiera podía sentarse, mientras los demás comían en el suelo del bpatio, él se bebía un juguito en silencio apoyado a la pared. Jude fue quien pudo darse cuenta de lo que pasaba y se acercó a él.

— Yunuen, ven un momento.— el chico delgado tomó la mano del pelirrojo y comenzó a llevárselo.— Barn, ya volvemos.

El rubio los miró un momento y después se volvió a su comida, sin decir nada más ambos se fueron.

Jude llevo a Yunuen a la enfermería de la escuela, por suerte no había nadie. Tal vez el doctor de nuevo estaba perdiendo el tiempo por ahí. El joven de cabellos largos esculcaba dentro del gabinete de medicinas, cuando por fin encontró lo que buscaba se los dió al más bajo.

— Estos son analgésicos para que no sientas mucho dolor. Sólo lee la caja para saber a qué horas puedas tomarlo y no se te vaya a ocurrir tomar más de cinco. Cuando llegues a casa toma un baño de agua tibia en la bañera, que puedas meter la cintura y este es una pomada, te lo debes aplicar ahí abajo. Y la próxima vez deben usar lubricantes y condones, no sean irresponsables...

— ¡¿Qu...?! ¿Cómo sabes tú qué yo...?

— Bueno eso... Intuición.

— ¡Mentira! Tú también estás saliendo con alguien ¿Verdad? ¿Es Barnett?

Las mejillas de Jude se coloraron parecía que iba a decir algo pero al final no lo dijo.

Ya que tenía todas las cosas que necesitaban comenzó a empujar la espalda de Yunuen para que salieran. Aún que el pelirrojo siguió persistiendo con su pregunta, el otro no quería responder.

El pelirrojo fue a buscar a Naay a la escuela como era costumbre. Mientras lo esperaba miraba con atención la caja de pastillas que traía en la mano. Naay no debe saber lo doloroso que fue esa primera vez. De hacerlo seguro que se molesta y no querrá hacerlo con él más. Debe aguantar hasta acostumbrarse o morirse, lo primero que suceda.

Cuando Naay llegó a su lado, la guardo rápidamente en su bolsa de la chamarra.

— ¿Que pasa?— preguntó el moreno frunciendo el ceño por esa actitud tan sospechosa.

— Nada... Todo bien.— Yunuen sonrió nervioso mirándole.— ¿Nos vamos a mi casa?

Por otra parte una pelirosa bajaba de un autobús con una gran maleta, la chica se estiró para destensar los músculos después de ese largo viaje luego sonrió ampliamente

—por fin Naay, e venido a verte...

continuará.

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Notas:

Cómo dato curioso quiero agregar que el nombre de Naay significa sueño o soñar, y el de Yunuen media luna o príncipe de agua, ambos en lengua Maya. No lo planee pero resultó que sus nombres tenían que ver, ya saben, los sueños, la luna jajaja

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