La junta

En el edificio de Empire Álvaro se encontró con Alicia en la recepción, él saludó cortésmente y la escolto hasta el décimo piso donde se encontraba la sala de reuniones. Ella le pregunto sobre Alexandra y él le aseguro que estaba en camino sin mencionar su reacción de desinterés.

- Dime algo Álvaro ¿Cómo has visto a mi hija? ¿Si vendrá?

- Está bien, señora, solo está un poco abrumada por lo que ha pasado, pero le aseguro que si vendrá.

 Al interior de la sala ya se encontraban los ejecutivos, una amplia habitación con unos ventanales enormes que dejaban ver la ciudad y los rascacielos a su alrededor, a un extremo de la mesa se encontraba Arturo y al otro extremo se encontraba Max, la mayoría se encontraba un poco impaciente la reunión seria a las tres de la tarde y faltaban quince minutos para comenzar, pero Alexandra aún no llegaba por lo que Max dirigió una mirada fulminante a Álvaro y ambos salieron al pasillo.

-  Álvaro, ¿en dónde carajos esta Alexandra? La junta está por comenzar y ni rastro de ella.

- Te juro que viene en camino, pero no sé exactamente por dónde.

- Qué esperas llámala – Max contesto impaciente.

- Si, lo haré.

Álvaro tomó su teléfono y comenzó a marcar el número de Alexandra, pero no contestaba, intento marcar nuevamente, pero sonaba ocupado, así que decidido mandarle un mensaje.

- La junta comenzará muy pronto, ¿en dónde estás?

- Estoy a diez minutos no presiones.

- Ya está llegando.

Max se llevó las manos a los bolsillos del pantalón, ya estaba impaciente y enojado.

- No sé cuál es su plan, pero no arruinara esta junta, has que llegue rápido, de lo contrario tú pagaras por ella. – Max regreso a la sala.

Álvaro estaba preocupado por lo que decidió bajar a la recepción a esperarla.

En la entrada principal de grupo empire se encontraba don José, el guardia de seguridad y portero, cuando vio llegar un Audi A5 Coupe color rojo y al abrir la puerta descendió una mujer vestida con un Blazer de algodón color blanco de Balmain y un pantalón del mismo color de Alexander Mcqueen combinada con bolso de mano de Christian Dior en tono dorado, y unos botines de punta con estampado en tono blanco y negro. Era Alexandra y tal como lo había dicho dejaría atrás a la estudiante universitaria y se convertiría en la empresaria que todos

esperaban, llevaba su larga cabellera en tono marrón y con un ondulado con estilo despeinado pero elegante. Rápidamente, don José tomo su hoja de registros y se acercó a ella.

- Buenos días, señorita ¿Cuál es el motivo de su visita?

- Vengo a la junta de consejo en el décimo piso.

Alexandra veía con impaciencia al guardia a través de sus lentes oscuros de Gucci, ya que ni el guardia de seguridad sabía quién era ella, pero sabía que no tenía la culpa.

Al interior en el vestíbulo estaba Álvaro dando vueltas de un lado al otro porque había escuchado llegar a un coche; sin embargo, aún no entraba nadie por lo que esperaba que fuera Alexandra, pero ¿Por qué tardaba tanto? Entonces salió con rapidez. Le volvió el color al rostro cuando vio a Alexandra y más con ese nuevo look por primera vez la veía muy hermosa.

- Me alegra que llegaras, vamos, ya es tarde – la tomo por el brazo para dirigirse al interior, pero don José interrumpió.

- Disculpe licenciado falta anotar el nombre de la señorita.

- Con ella no es necesario don José – Álvaro contesto cortésmente pero impaciente.

- Pero tengo que registrarla…

- Descuida Álvaro es su trabajo – Alexandra sonriendo se dirigió a don José y se quitó las gafas.

- Soy Alexandra Villaseñor Nolasco.

Al escuchar eso, don José, dio un paso hacia atrás y presto más atención al rostro de Alexandra para darle el parecido al difunto Sr. Villaseñor, aunque se sentía muy apenado por el retraso que estaba causando.

- ¡Mmm! disculpé señorita Villaseñor, yo no la reconocí, por favor discúlpeme.

- Descuide José, ¿cierto? Es la primera vez que vengo, así que es entendible – Alex siempre había sido bastante amable con las personas, en especial con los que trabajaban para ella.

Don José le abrió la puerta y la escoltó al interior del vestíbulo hasta llegar al ascensor, en ese corto trayecto Alexandra sentía las miradas de los empleados que la seguían con la mirada y hablaban entre ellos, aunque ella se sentía con ganas de salir corriendo se dirigía con seguridad hasta que entro en el ascensor y las puertas se cerraron fue que llevo sus manos a sus rodillas y tomo aire. Álvaro notó su impaciencia, pero ya no tenían tiempo de hablar.

Cuando llegaron al décimo piso, la secretaria le dijo que la anunciaría primero y le pidió que esperara.

En la sala los ejecutivos ya estaban bastante impacientes, era casi la media, por lo que uno de ellos, el licenciado Ernesto Guardiola, tomo la palabra.

- Quisiera decir que esto es una falta de respeto que la señorita Alexandra lleve media hora de retraso.

Los demás socios se miraban unos a otros asintiendo y Max se frotaba las manos hasta que la secretaria entró y mencionó que Alexandra había llegado, entonces todos levantaron la  mirada hacia la puerta mientras ella caminaba hacia al interior y se disponía a saludar a los presentes.

- Buenas tardes a todos, disculpen la tardanza.

Alex miro a su alrededor a todos los presentes, algunas caras conocidas, otras no y en su evaluación rápida sus ojos se encontraron con los de Max que la miraba muy atentamente, aunque minutos antes se le notaba la frustración en su rostro, ahora se podía observar una mirada de asombro y curiosidad, ¿ese hombre es aquel chico que la rechazo hace diez años? Se preguntaba ella. Al ver que él se acercaba, Alex sintió un ligero cosquilleo en el estómago y dio unos pasos hacia atrás, tal vez en su interior deseaba que Max la abrazara y le dijera lo mucho que la extrañaba, así como ella a él, pero rápidamente salió de su trance, cuando solo le señalo su lugar a lado de su madre quien la miro y le sonrió, Alex le devolvió el gesto y enseguida Alicia la tomó de la mano y le dio un ligero beso en la frente.

Max empezó su discurso:

Bueno, vamos a dar inicio a esta junta como ustedes saben mi padrino, el licenciado Vicente Villaseñor era un gran hombre que junto con mi padre fundaron esta maravillosa empresa y que ha tenido grandes rendimientos gracias a la confianza que han puesto en nosotros, entramos a una nueva etapa de cambio la dirección de nuestra compañía siempre se ha manejado por dos personas y de acuerdo a la última voluntad de mi padrino su hija Alexandra es quien tiene que ocupar el cargo…

Alex estaba fascinada al ver a Max hablar, pero realmente no ponía mucha atención a lo que decía si no lo veía a él solamente hasta que nuevamente entro en contexto bruscamente cuando escucho algo decepcionante.

… Aunque antes de continuar con la firma del contrato por parte de Alexandra, quisiera aclarar alguna situación. – Max miro fijamente a Arturo - Me informaron que algunos de los que estamos aquí están en desacuerdo de que Alexandra Villaseñor ocupe el puesto de director y considero importante consultar las opiniones de todos para que no haya conflictos a futuro, sin embargo, les reitero que esto ya estaba estipulado desde mucho antes.

Al escuchar eso, Alexandra sintió un calor recorriendo su cuerpo desde la cabeza a los pies, pero decidió no decir nada y esperar lo que los socios tenían que decir.

Uno de ellos levanto la mano y tomo la palabra, su nombre era Javier Gutiérrez, dueño del veinte por ciento de las acciones:

- Yo solo quiero decir que debemos respetar la última voluntad de don Vicente, la señorita Alexandra tiene todo el derecho de reclamar lo que su padre le heredo, así como don Federico lo hizo con Max.

Max se sintió aliviado, pero pudo notar la expresión de desagrado de Arturo. Él suponía que quien había esparcido los rumores había sido él y seguramente tenía socios de su lado y era buen momento para descubrir quiénes eran. Entonces otro socio levanto la mano, esta vez era Ernesto Guardiola, un empresario del sector farmacéutico con una forma de ser egocéntrica y altanera.

-  Con todo respeto hacia los presentes, Alicia disculpa por lo que voy a decir, pero yo no estoy de acuerdo en que las cosas se hagan de esta manera… Alex miro fijamente a Guardiola para escuchar con que la atacaría.

-¿A qué se refiere licenciado Guardiola? – Max se dirigió hacia él.

- Digo que el director de esta empresa debe tener capacidades y aptitudes para lograr los objetivos estipulados, además debe de estar en sincronía con el licenciado Max y trabajar en conjunto.

Alexandra al fin decidió hablar.

- ¿Y usted piensa que no lo tengo licenciado? Acaso está insinuando que no soy capaz de dirigir esta empresa.

- ¿Dudas de mi hija Ernesto? – Alicia le preguntó.

- No por supuesto que no, pero considero que la experiencia es lo que facilitará a la señorita Alexandra a lograr el cumplimiento de los objetivos de manera eficaz y rápida.

Max pudo ver que los socios concordaban con lo que Ernesto decía.

- Pero no echemos en saco roto los años que Alexandra ha estado en el extranjero preparándose para esto – Arturo contesto en defensa de Alex.

- Si, pero una cosa es estudiar en el extranjero en donde se aprenden simulaciones y teorías y otra cosa es la vida real – refutó Guardiola.

- No voy a permitir que se ponga en duda la capacidad de mi hija – Alicia se levantó furiosa

- Mamá tranquilizate – Alex le susurró.

- Por favor vamos a tranquilizarlos todos, ¿sí?- Max trato de poner orden -¿quiere decir licenciado Guardiola que es necesario que Alexandra tenga experiencia en el campo para dirigir esta empresa?

- No solo eso Max – Guardiola se supo de pie y se dirigió a todos los presentes.- Si no mal recuerdo cuando el licenciado Maximiliano tomo el cargo de director se le solicitó un proyecto de inversión para iniciar su gestión y gracias a eso CareMary ha tenido éxito en nuestras tiendas. Y… – Max lo interrumpió

- Disculpe la interrupción Ernesto, pero CareMary es un proyecto que ya venía desarrollando desde antes y mi padrino me pidió que lo presentara;sin embargo no tenía nada que ver con el puesto.

- Licenciado Max, todos en el consejo estuvimos de acuerdo en considerar su proyecto como su entrada a la dirección – Hablo Gerónimo Vega, abogado y dueño del cuarenta por ciento de las acciones.

Alexandra ya no podía aguantar más la humillación que estaba viviendo, por lo que nuevamente se levantó de un golpe y comenzó a pasearse por la sala hasta dirigirse al licenciado Guardiola.

- Haber aclaremos una cosa, señores, entremos en contexto el licenciado Max tomó el cargo de director un año después de que el Sr. Federico Rivero falleciera, es decir, tuvo un año o hasta más para preparar ese plan de negocios. En mi caso mi padre no lleva ni dos meses que falleció, llevo una semana en México después de diez años de vivir en el extranjero, ¿no creen que esto es injusto? – Max pudo ver en Alexandra la preocupación y la impotencia.

Los miembros del consejo agacharon la cabeza y ninguno respondió a la pregunta de

Alexandra.

- Señorita Alexandra, su situación no es la misma que la de Max – Guardiola respondió en tono desinteresado y altanero que hizo que Alex se enojara más.

- Le voy a pedir que se dirija a mí por mi título porque aunque no lo crea, me costó diez años de mi vida, no sé si usted ha vivido lejos de su familia por tantos años, pero todo lo que he vivido no ha sido nada fácil. Si piensa que el dinero lo paga, todo está muy equivocado.

Max intentó tomar a Alex por el brazo para tratar de tranquilizarla; sin embargo, ella le lanzo una mirada de molestia y él no pudo decirle nada, por lo cual solicito un intermedio para un receso e invito a los miembros del consejo dirigirse al comedor que está aunado a la sala de juntas, llamo a Lucia para que se encargase. Al salir los accionistas Max cerró la puerta y los únicos que estaban ahí era Alex, Alicia, Arturo y él, además de Álvaro sentado en la esquina; por unos momentos el silencio se hizo un poco incómodo hasta que Alex se dirigió a Álvaro y de manera decidida le dijo:

- Resérvame un vuelo para Londres a primera hora mañana.

Álvaro se le quedó mirando sin saber que responder, entonces giro su mirada hacia Max y Alicia esperando una reacción.

-¿No me escuchaste Álvaro?

- Hija, por favor no reacciones así – Alicia se dirigió a Alexandra.

- ¿Y cómo quieres que reaccione cuando todos están en mi contra?

Arturo intervino en defensa de Alexandra, aunque a Max no le convencía su actitud.

- Sobrina, tienes toda la razón en estar molesta, pero no creo que sea bueno que tomes decisiones precipitadas.

- Diga lo que diga el consejo, el puesto es tuyo, aunque no pensé que el rumor se expandiría y que todos estuvieran en desacuerdo. – dijo Max preocupado

- ¿Rumor? Es decir, que ¿ustedes ya sabían que esto iba a pasar? ¿Mamá?

Max y Alicia se miraron uno al otro y Max cayó en la cuenta que había hablado de más lo que menos quería era provocar más molestia en Alexandra, entonces Alicia trató de cambiar lo que Max había dicho.

- Sabíamos, pero, no pensamos que todos los miembros estarían en desacuerdo y… - Alexandra la interrumpió

- Como siempre soy la última en enterarme de las cosas, claro, como soy la hija exiliada, no merezco tantas atenciones como Maximiliano, ¿verdad Madre?

Alicia comenzó a llorar, no se atrevía a mirar a su hija a la cara.

- ¡Oye! – Max le dijo a Alexandra – no tienes por qué hablarle así a mi madrina, no ha sido fácil la perdida de mi padrino.

- ¡Ha!, ¿y crees que para mí ha sido fácil? No hables si no sabes

Antes de salir de la sala, Alex volvió a pedirle a Álvaro que reservara el vuelo para Londres. Alicia continuaba desconsolada y Max trataba de tranquilizarla, entonces Arturo empezó a cambiar su estrategia, el nuevo plan sería estar de lado de su sobrina.

- Con esto compruebo que eres una pésima madre cuñada.

Max no se pudo contener y se lanzó contra él, lo tomó por el cuello de la camisa y lo reto a repetir lo que había dicho, Max estaba cansado de Arturo y solo estaba esperando la menor oportunidad para darle su merecido y ese era, pero Alicia lo detuvo porque iba a cometer una barbaridad en el lugar equivocado.

- Hijo, por favor no lo hagas.

- Madrina, no voy a permitir que te hable así.

-  Por favor, si estoy diciendo la verdad – Arturo se acomodó el saco. – nunca te has preocupado por tu hija desde que se fue a Londres y ¿ahora resulta que no la previenes de nada? Ahora entiendo por qué no se presentó a tu dichosa cena de bienvenida, y tú eres igual – señalando directamente a Max.

Arturo salió de la sala en busca de Alexandra y Alicia saco un pañuelo de su bolso para limpiar sus lágrimas, Max no sabía que decir ni que pensar, el tan esperado encuentro no resulto como lo esperaba; Alexandra lo odiaba e iba a ser muy difícil ganarse su confianza nuevamente.

- ¿Dónde se encuentra la licenciada Alexandra? – Arturo le preguntó a Lucy, la secretaria.

- En la oficina del Sr. Vicente.

Al entrar en la oficina la encontró contemplando una fotografía que estaba colgada en la pared y en ella se visualizaba a Vicente con su esposa e hija de cinco años. Entonces se acercó hasta donde Alex estaba y contemplo la fotografía con ella.

- Recuerdo cuando tomaron esa fotografía.

- ¿de verdad tío?

- Claro hija, como olvidar que ese día tuviste tu clase de ballet; tu papá me pidió ir a recogerte, te había comprado un vestido maravilloso para la foto, pero tú quisiste usar este vestido…

- Es un tutú tío – Alex sonreía

- Bueno, un tutú, pero esa es la razón por la que saliste así en esa foto y déjame decirte que te veías hermosa, bueno sigues siendo hermosa.

- Gracias, tío Arturo, por ese memorable recuerdo.

Alexandra se volvió hacia el escritorio y mientras lo rodeaba con su dedo índice, le agradeció a Arturo por ser el único que se mantuvo en contacto con ella desde que se fue y por haberla visitado en dos ocasiones.

-  No tienes por qué agradecer hija, sabes que cuentas con mi apoyo.

- ¿tú también piensas que no soy apta para el  puesto? – le preguntó mientras acariciaba el asiento de su padre.

- Mira, nena, no es lo que yo piense o lo que piensen los demás, sino lo que tú pienses de ti misma, es normal estar asustada acá entre nos Maximiliano parecía una gallina cuando le toco, pero claro, él tenía el apoyo de tu padre.

- Ese es el punto tío, yo no tengo apoyo de mi mamá.

-  Pero, me tienes a mi hija, yo te puedo ayudar, tengo algunas ideas para ese dichoso plan que te están solicitando.

- Gracias por tu apoyo tío.

 Alex le estaba dando un abrazo a Arturo cuando Max toco la puerta y entro, la junta estaba por iniciar nuevamente y había ido a notificarles.

Arturo salió primero de la oficina pero con una mirada despectiva hacia Max, que de igual manera le respondía el gesto, atrás de él salía Alex y de repente sintió la mano de Max sobre su antebrazo, al voltear a verlo pudo notar preocupación en su mirada, como si tuviera miedo de algo, pero rápidamente con un gesto imponente y dominante le dijo que al terminar la reunión hablarían y Max le soltó el brazo y se incorporó al pasillo en espera a que ella saliera de la oficina de Vicente para entrar juntos a la sala. Alex solo se quedó mirándolo confundida por el cambio tan repentino de Max, aunque prefirió no darle importancia y continuar con su juego de mujer segura de sí misma, después de todo lo que paso durante el primer tiempo de la reunión no podía darse el lujo que la vieran ansiosa.

Todos los socios miraban a Alex en espera de alguna respuesta u objeción, hasta que por fin decidió hablar.

-  Después de lo acontecido hace unos momentos he tomado una decisión. Y brevemente dirigió su mirada hacia

donde estaba Max y su madre, que tenían la misma expresión de curiosidad y preocupación por lo que Alex estaba por decir.

- Aceptaré sus condiciones para asumir el cargo, les presentaré un proyecto de inversión.

La mayoría de los socios parecía dudoso de aceptar y Guardiola más, que dirigió su mirada hacia Arturo en espera de alguna señal para continuar o detener su refutación. Pero al verlo tranquilo y sonriente se dio cuenta de que Arturo tenía un plan en mente, por lo que solo se puso de pie y pidió a los socios darle a Alex un mes para presentar su proyecto y poder asumir el cargo de director, pero antes de que Alex lo contradijera Max lo puso en su lugar.

-  En eso no estoy de acuerdo licenciado, Alexandra está aceptando sus condiciones, sin estar plasmadas en nuestra acta constitutiva y lo considero una falta a su persona que tenga que esperar hasta que el proyecto sea aprobado por ustedes para que pueda asumir el cargo que por derecho le corresponde.

- Licenciado Max es que… Trató de decir Guardiola.

- Creo que Maximiliano tiene razón, señores, es suficiente con pedirle a mi sobrina un proyecto de inversión, el puesto de director es suyo y lo puede ocupar en el momento en el que ella quiera. – Arturo le guiño un ojo a Alex y le sonrió.

Guardiola ya no dijo nada y regreso a su asiento.

Carolina Monroy, directora de una línea de boutiques, solicito una fecha límite para la presentación del proyecto, ya que ella radicaba en Estados Unidos e indicaba tener una agenda muy llena.

-  Ese es un buen punto, gracias por preguntar licenciada. – Alex habló – solicito tres meses para la presentación y también quiero mencionar que si bien el licenciado Max tuvo el apoyo de mi padre para crear su marca, yo también trabajaré en conjunto con un ejecutivo.

Por un momento Max pensó que Alexandra lo elegiría para trabajar juntos, pero después se asombró al saber que había elegido a Arturo, alguien con quien él no congenia mucho, es más, se detestan mutuamente.

Al estar todos de acuerdo se procedió con la firma  del contrato y la bienvenida oficial al grupo Empire.

Al terminar la reunión y al quedarse poco a poco vacía la sala, Alexandra salió en dirección al baño, necesitaba liberar el estrés que había sufrido durante las últimas dos horas, se refrescó el rostro y sintió como si se hubiera metido en la ducha (lo que más le relajaba) y al fin respiro.

Cuando salió del baño, Maximiliano la esperaba y recordó que en la oficina de su padre le había dicho que hablarían al finalizar la reunión.

Se acercó a él y al mirarlo directamente a los ojos volvió a sentir el cosquilleo

en su estómago.

- Tenemos una plática pendiente Alex.

- Nunca dije que si Max – y sonriendo levemente, Alex ingreso al elevador, sin notar que él la seguía con la mirada.

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