Señal (II)

[—Encontré a su perro…

—Está bien, deme su dirección por favor.

—Mi dirección no, podemos encontrarnos en la plazoleta.

—Por mí, no hay problema. Solo quiero tenerlo conmigo.

—De acuerdo.]

El gato y el perro eran reacios a regresar a sus vidas normales. Sobre todo el perro quien fantaseaba con volver a los brazos de su amo.

Se encontraron en una plaza del distrito, ella se esmeró en dejar presentable al perro. Bañándolo muy sutilmente. Después de todo, iba a recibir una recompensa de 10000 dólares. Eso en la moneda del país equivalía más o menos al triple.

Ambos se encontraron, Gadah se vió paralizada al ver a un chico, de más o menos su edad dirigiéndose a ella. Llevaba puesto una camiseta a cuadros, pantalones jeans simples, peinado de forma desordenada y erguido. Quedó embelesada.

En cambio él, la miró con normalidad. Una chica regordeta, bajita, y con la papada medio caída. Que además, tenía pinta de ser buena gente y gruñona. Y a su lado el perro que tanto anhelaba.

—Tu recompensa —dijo el jóven alcanzando un sobre de dinero.

—No es necesario. —dijo Gadah como si fuese por pura amabilidad.

—Adelante, acéptelo. Me sentiría muy mal si no lo hace.

—Bueno, si usted insiste… tomaré este dinero, que no necesitaba, que lo que hice fue de forma desinteresada… ok, muchas gracias.

—No hay de qué. En realidad, gracias a usted.

—Ahmmm…

—¿Diga?

Gadah no pudo evitar enrojecer.

—¡Jason! ¿acaso no me recuerdas?

—Disculpe… ¿la conozco? —Gadah ladeó la cabeza en afirmación, con mirada sorprendida.— Lo siento no la recuerdo.

—Soy Gadah, Gadah M.

—¿Gadah?... ¡Wow! Gadah… has... ¡has cambiado muchísimo!

—¿Me estás ofendiendo?, Sí, sé que en estos años he engordado.

—E-en realidad no es una ofensa… es que… las personas crecen, la gente cambia el rostro, la voz… la, con...textura.. —dijo mirándola de arriba hacia abajo.

—¡Ah! No me digas, y cómo es que YO te recuerdo perfectamente.

—Supongo que… soy inolvidable —dijo en tono engreído.— Ah, sí. Recuerdo que eras mi compañera de clases, y que estabas muy loquita por mi uuuh. —Gadah se ruborizó, como un tomate en sus mejillas gordas. Y sí, parecía un tomate.

—¡Cállate!, esos solo eran rumores del Cole.

—¿Ah sí? —chasqueó la lengua—. Y ¿por qué te ponías nerviosa cuando estaba cerca de ti?

—Jah! Estás alucinando.

—¡Pero si te estás ruborizado justo ahora! —al escuchar esto, Gadah no pudo evitar ello. —¿Lo ves?, ¿Lo ves?. ¡Jaja te estás poniendo cada vez más roja!

—¡Que te calles! ¡Sopenco!

—¡Uff! definitivamente eres tú Gadita. Siempre tan desvergonzada y ajena a las costumbres cultas.

—¿Me va a dar clases de cultura general? ¡Fuchila! —Jason rompió a reír silenciosamente.

—No quiero perder tiempo contigo. Gadah. Ahora sí me disculpas, me voy a mi casa, digo… mansión. Y me voy en mi «Mercedes» que está allá. ¿Lo ves?, no, no. Gira más allá. Para ese lado. Ajá. Ese de allí.

—No has cambiado en nada. Claro te hacías el más machito por ser el chico adinerado de la escuelita.

—Pff adiós. —cargó a su perro y lo subió a su Mercedes.

—Idiota. Vámonos Vane. —el gato se encontraba estupefacto «¿Se conocían?», «¿Se llevan mal?», «Esto es demasiado misterioso».

Gadah cargó a su gato. Pero como este mundo ficticio está lleno de cosas inexplicables, ambos chicos llegaron a sus casas al mismo tiempo. Cogieron e insertaron las llaves al mismo tiempo, y al colocar a sus mascotas en el suelo. Estas les bloquearon el camino y los dos cayeron, al mismo tiempo.

—¡¡Muevete!! —dijeron al mismo tiempo a los animales.

Nota: Quería comentar que ya tengo toda la historia escrita, solo faltan crear las conexiones para que todo esté mejor. Una vez que termine de subir todos las partes, me pondré de lleno en esto :)

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