El tritón

Eran como las 11:27 de la noche, la experiencia de la mañana en la que tenía que pedir disculpas por algo que no hice no me dejaba dormir, me llenaba de rencor hacia mí hermana. No podía hacer nada.

Salí de puntillas con la intención de huir de casa. Mamá reñiría muy fuerte a Laurent.

Una vez afuera, me dirigí a orillas del lago más cercano, no sé qué tenía este lugar de especial que me daba demasiada tranquilidad, a tal punto de casi dormirme en ocasiones anteriores, ¿cuánto tendría que esperar hasta que me dieran por perdido? Esa noche sí que dormí profundamente durante más de dos horas. Al despertar me encontré con un panorama aterrador, un hombre que tenía aspecto de 20 a 25 años de edad, me estaba observando con esos ojos verdes que parecían los de un gato. Estaba con medio cuerpo sumergido en el lago, fue demasiado repentino. Noté lo húmeda que estaba mi frente y el resto de mi cuerpo por el sudor, pero aún así, me levanté con mucha tranquilidad, él a su vez me mostró una sonrisa gigantesca de oreja a oreja.

—Hola niño, ¿cómo te llamas?

—yo… soy Paul.

—Tan pequeño e indefenso. —Al tritón le divertía asustar a la gente. Ver a un niño como yo, solo, era muy extraño para él. Decidió engañarlo y hacerle temer:— ¿Sabes? Si tuviera hambre, serías un delicioso bocadillo, pero estoy hastiado de humanos, ahora solo me gustan los salmones.

—¿Ah? ¿Usted no es humano?

—¡Claro que lo soy!, en un cincuenta por ciento.

—¿No siente frío? Digo, el agua está fría y usted está dentro de ella.

—La verdad es que sí, pero uno se acostumbra, aunque no es mala idea sentir un poco de calor. ¿Me ayudarías?

Estaba temblando, quería irme a casa.

—¡Yo tengo una linda frazada! Te dará calor, ¡ya la traigo! Esperarme. —Intenté sonar lo más calmado posible.

—Eres muy amable.

—Ya vuelvo —dije con un tono demasiado nervioso, algo que maldije por dentro. Mientras daba grandes pasos apresurados, escuché su voz una vez más:

—Volverás, volverás, tienes que volver, no me hagas tener que buscarte.

Mientras me alejaba cada vez más del lago, sentí sus ojos posados en mí, eso solo me motivó a correr sin importar la trayectoria.

"No me hagas tener que buscarte",

"tienes que volver"

"volverás"

"Volverás a mi pequeñito"

Desperté de un salto.

—Ese sueño otra vez, —me dije— ese hombre no vendrá por mí, ya han pasado más de 20 días, ni siquiera sabe dónde vivo.

Era domingo, era el día en que mamá vendría, la única persona en el mundo que me escuchaba. Solo podía visitarme cada fin de semana, debido a que papá necesitaba de su ayuda con el trabajo. Su mirada siempre era amable y tenía un don natural para agradarle a cualquier persona con quien se cruzara. Simplemente mamá era la mejor persona del mundo, no necesitaba nada para verse bien, bueno… al menos lo único que necesitaba era alejarse de aquel hombre inmundo que no hacía más que arruinarle la vida tomándome a mí y a mi hermana como rehenes, en lo único que piensa es en dinero, dinero, ¡dinero!

—¡Paul! Laurent dice que causaste muchos problemas en la escuela y que estuviste a punto de insultarla bien feo, ¿qué es todo esto? ¿En dónde aprendiste a decir semejantes palabrotas?

—Laurent siempre las usa cuando me insulta y cuando trae a sus amigos aquí a casa — enfrenté con dignidad.

—¿Lo ves mamá? Ahora ya está aprendiendo a mentir— Laurent sonando ofendida.

—¡Pero es la verdad! —Protesté.

—¡No es cierto! mocoso insolente! —Replicó mi hermana a la defensiva.

—¡Silencio! —Vociferó mamá— Miren, estoy cansada de sus disputas, vamos a hacer una cosa, no sé por qué no se me había ocurrido antes pero aquí va: Laurent, tendrás tu propio apartamento en la capital y estudiarás allí mismo .

—¿En serio mamá? —Laurent comenzó a saltar de alegría.

—Y tú Paul —prosiguió—. Te quedarás al cuidado de la vecina de al frente.

—……

— No me mires de esa manera hijo, sabes que no te puedo creer todo lo que digas, ¿o sí?

—No mamá.

—Bien, siendo así, vámonos de paseo familiar. Bueno, vámonos de paseo casi familiar porque papá no está presente.

—Claro mamá —respondí, jamás había escuchado su nombre, pero cualquier lugar en el que mamá esté me haría sentir felíz.

El recorrido lo hicimos a pie, tuvimos tiempo de conversar un poco, al llegar, sentí un poco de miedo, era el mismo lugar en el que me encontré con ese hombre. Cada minuto que pasaba, suplicaba porque no se apareciese, estuvimos allí hasta que anocheció, al llegar a casa sentí un alivio total.

Al abrir la puerta de la sala, mamá dió un pequeño grito de terror, y mi hermana se cubrió con ambas manos la boca de lo horrorizada que estaba, y yo, simplemente no pude evitar maldecir a ese hombre que 20 días atrás me sonreía de manera asquerosa y hacía lo mismo, justo ahora.

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Comments

la propia

la propia

apenas la estoy leyendo esperemos que siga interesante como hasta a hora muchas gracias por tu novela gracias

2022-11-14

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