Exactamente tres días inconsciente, estuvo Alexandra, a causa de una encefalitis viral.
- Por quien no conozca esta enfermedad\, les ayudó con algo de conocimiento:
*Síndrome caracterizado por alteración del estado mental y distintas combinaciones de fiebre aguda\, convulsiones y deficiencias neurológicas*.
Comprendiendo el concepto, sabrán que, luego de despertar de ese largo sueño, particularmente sin recordar nada, excepto escenas necesarias ya contadas.
Mi vida, fue un reinicio, un nuevo nacimiento y un nuevo capítulo, con conocimientos básicos de supervivencia e interacción entre personas.
De estudiar siete semestres de ingeniería en Tele-comunicaciones, carrera práctica, pase a estudiar Comunicación Social, una carrera teórica y fácil de superar, cuando nos limita una memoria a corto plazo.
Muy a corto plazo, primero era de segundos, luego de minutos, después de horas y finalmente de días. Imaginen un encendido y apagado constante del computador, mismas preguntas sin parar, conversaciones iguales sin variar y salud desgastándose a mayor velocidad.
Unido a sentimientos de ira e impotencia, al estar en esa cama hospitalizada y escuchar de una madre, historias absurdas, acontecimientos y criticas horribles hacia personas, que claramente están plasmadas en tu memoria.
Recalcando que, uno de esos personajes, fue el “amor de tu vida" y no tuviste quejas de ella, por la inocente criatura que era y fue tu compañía hasta ese momento.
Nada fácil para esa Alexandra allí acostada, quien abría los ojos de par en par, al ser repetida la misma “canción”, cuando está por su falta de memoria, preguntaba constantemente:
- ¿Qué hago aquí?, ¿qué me paso?, debo ir a la universidad.
Tristeza que aumentaba en mi, de manera inconsciente con tales respuestas, a pesar de no entender ese episodio repetitivo, en donde mi progenitora respiraba para llenarse de paciencia y contarme nuevamente tales mentiras.
Fue difícil superar, un reconcomio que había acumulado, hacia esa madre que daño mi salud, aunado a la decepción hacia mi persona, por permitirlo y tener que vivir casi un año en esa “paz" llamada hogar, al regresar de la clínica.
Tiempo de tortura psicológica que me aplicaba día y noche, durante la soledad, por perder mi salud en vano, a la otra joven, ser igual amenazada, pero esta sin perder el tiempo, evito riesgos.
Repitiéndome no cometer la misma historia, de ser manipulada y controlada por el simple echo de no ser productiva.
Mi único pañuelo de lágrimas y apoyo emocional durante esa etapa, era aquella niña dulce (hermana) que una vez desprecie y luego fue convirtiéndose en una hermosa adolescente, ya no emotiva y mucho menos cariñosa hacia mi persona. Pero si, una mano derecha que ante todo y hasta el día de hoy, lo es.
Iniciando una nueva carrera, la ya mencionada, para distraer mi mente, olvidando el pasado y concentrándome en el presente, buscando dinero, fortuna o liquidez, como se le quiera llamar.
Alexandra se aplicó en el mundo del comercio que aprendió, al observar a su progenitora, quien le permitió ventas y pequeñas comisiones. Mientras lidiaba con la búsqueda de un novio a presentar, para que dicha adulta, no sospechara de esos gustos, imposibles de cambiar.
Conociendo a un joven blanco, llamado Cesar, casi abogado y muy respetuoso, oportunidad que quiso darse con este, por ser tan buen muchacho. Pero no pudo con la incomodidad que generaban esos besos y malestar en su piel, al sentir caricia alguna, así fuese leve.
Siendo sincera con el masculino, después de confirmar lo que el cuerpo deseaba, obligándome a trabajar constantemente, durante cinco años, que estuvieron llenos de abundancia y representan este capítulo redactado.
Comparando mi estabilidad económica con muchos jóvenes o adultos del momento, podría decirse que la riqueza desbordada a mi temprana edad.
Situación que motivo, a tomar el valor de salir una vez mas de ese closet, ya poseyendo liquidez, bienes propios e independencia económica.
Ambiente tóxico que no se retraso, más no se le presto atención por tener historias claras y guiones ya establecidos. Llegando con este, una joven adulta de mi edad, que me pinto pajaritos en el aire. Naciendo ese “amor ciego" en la misma aula de esa nueva carrera.
- Les aconsejo, sea real o falso ese llamado “amor", no se aferren. Todo es pasajero y nada es para siempre, la misma muerte se los quita, si es necesario. Disfrute y entrega consciente.
Hembra que se mostró como un ser paciente, flexible, apenado, servicial y de “buen corazón”, con nombre Estefany. Cautivando el mío sin cura alguna y el de mis seres queridos, junto al dinero que corrió como el agua, fluyendo hasta secarse y no dejar nada.
A medida que mis bolsillos se vaciaban, mis bienes se vendían, satisfacía gustos y caprichos de otra, que “nos hacían feliz”, recibí a cambio, multitud de ofensas, desaprobación, agresión física, poco valor como mujer y persona.
Durante noches amargas, mis lágrimas se confundían con el agua de la ducha, seguido de ser absorbidas por las fundas de mis almohadas.
Sentimientos que consumieron mi alma, apagaron mi corazón y enfriaron mi espíritu, al tener no mas que estos testigos, cuando eres ignorada por tu “amada" cada instante.
Su excusa o derecho a despreciarme, según lo que expresaba, era por mi familia y persona, quienes siempre, hasta el sol de hoy, y aún aprenden con experiencia propia, daban poco o mucho valor a una persona, o cosa, según su precio o capacidad económica, a menos que les seas de utilidad o herramienta.
Por ende, conversaciones eran escuchadas por esta femenina en ocasiones, arrastrando complejos, odio y cinismo.
Cayendo mi persona, en el error, de contarle las mismas, cuando estuviese ausente en esos momentos, por simple ingenuidad y sinceridad absurda del corazón.
Siendo juzgada, a pesar de no estar implicada y mucho menos apoyar esta clase de comportamientos, pero era triste decir que, al pelear o entrar en discusión agresiva e individual, ya que no podía opinar, resonaba a todo pulmón este verso:
- “Como tu eres Bárbara Esser, parte de la familia Esser, te crees la gran cosa”.
Seguido de golpes, bajezas y pare de contar. Viviendo a diario esta circunstancia, durante tres años de cinco, que conformaron una “bonita relación”.
Por su puesto, consumiéndose en los dos años anteriores, una fortuna que, hasta estabilidad y futuro, le pudo haber dado a su vida y familia.
Destruyendo mi paz, acabando mi paciencia y obligándome a decir “basta", al rebotar cada golpe en mi rostro sin compasión y fluido salivar tocar mi piel sin descanso ni remordimiento cada que quisiera.
Lagrimas corrían en silencio desbordantes en dolor, puños furiosos se cerraban, controlando una posible tragedia y labios soportando una mandíbula inquieta por gritar a los cuatro vientos, mientras jugaban con mi cuerpo y valor, ya que mantenía la esperanza nula, de regresar a esos años de película.
- A estas alturas del partido, mis labios forman una sonrisa, pensando que en ningún momento me atreví a regresar un golpe, porque se desplomaría. Si preguntan la razón del no defenderme, amigos míos.
- Lo más gracioso de este capítulo, fue el ser juzgada y montada una escena por la misma joven, con mi actuar “descarado”, al acostarme con una de sus amigas, en plena reunión de compañeras.
- Cuando ya papeles entre nosotras, estaban claros y cerrados, siendo esta ignorada por mi persona y continuando la fiesta delante de cualquier curioso, que metiera sus narices donde no lo llamaran.
Para saltar de una mujer en otra, buscando ese “amor ciego" que una vez tuve, no midiendo consecuencias o personajes que introduje a mi vida, por mero desespero sexual y emocional.
Desde la más inocente hasta la más descarada paso por mis manos y disfruto mi cuerpo. Hipocresía, placeres carnales, mujeres nocturnas y noviazgos cortos, me acompañaron por largos años.
Querer darle la vida de reina a la pareja del momento, siempre ha sido y fue mi sueño. A tal punto, que busque en mujeres de baja vida, esa ilusión. Las mismas que sin disimulo o respeto, tuvieron cierto compartir sexual con mi progenitor, estando estas a mi lado.
No hago mucha mención de esta figura paterna, ya que no está casi en mi vida y pequeña será su influencia en esta historia. De igual forma, lo presento, se llama David, hombre mayor, blanco y estatura promedio.
Comprenderán, todo esto fluyendo, durante mi nuevo progreso económico individual, siendo egoísta con todos y conmigo misma. Que trajo consigo, mayor abundancia que la anterior, siendo una reina, con gustos y placeres variados, si así lo deseara.
Experiencias, emociones y pensamientos que transformaron mi mente, corazón y espíritu en un monstruo.
El dinero, la avaricia, la culpa de sufrir desgastes y necesidades materiales por tan malas decisiones, convirtieron a una dulce, entregada y honesta dama, en un ser ególatra, materialista, critico e irracional.
Ya no me importaba, vida o mal alguno, sólo tu clase social y estatus económico, me convendría para hacerme feliz.
De viajes, inversiones y lujos basaba el día a día, juntarme con alguien o algo “inferior" a ello, era absurdo e imperdonable para mi psiquis. La persona que estaría a mi lado, debía tenerlo todo, una carga no iba a soportar y mucho menos a un holgazán. Si te conocía, mis frases discriminadoras eran:
- “¿Cuanto tienes?, ¿que tienes?, no estoy para mantenerte”.
Seguido de lucir mis capacidades, ahorros, bienes y familia adinerada, que hago aclaración, cada quien tiene lo suyo por esfuerzo propio. Son egoístas, cada uno ayuda al favorito y según el aprecio que te tomen, puedes olvidar contar con una mano amiga.
Haciendo de este capítulo, años largos y lentos, llenos de insatisfacción y gritarle al cielo un, “¿porque a mí?”, “¿que he hecho mal?”, cuando realmente eres la culpable de todo y no tienes la madurez necesaria para aceptarlo.
Aunado de una enfermedad constante, cual mensualidad segura, que me persigue desde los quince años de edad, hasta el día actual (treinta años), por enfrentarse aquella ilusa contra el mundo.
Siendo débil emocionalmente en ese tiempo, perdí el control de mi mente y cuerpo, durante multitud de convulsiones, que convirtieron y convierten mi vida, en capítulos nuevos cada mes.
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