Día siguiente, luego de la reunión, nuestra femenina que pronto saldría de escena, presentaba a Yoselyn, con sus nuevas responsabilidades y papel a tomar de los compañeros ante esta.
Farmacia
- Kenia: Como les dije, de ahora en adelante, su compañera Yoselyn, será la encargada y administradora del local.
- Kenia: Todo debe pasar por sus manos y hacerse bajo su autorización.
- Compañeros: Ok.
- Yoselyn: Es un placer, presentarme una vez más, deseo su mayor esfuerzo y duda alguna, o problemática que posean, no vacilen en tocar mi puerta.
- Compañeros: ¡Gracias jefa!
- Kenia: Hasta hoy estaré con ustedes, los extrañare como a unos hijos.
- Compañeros: No diga esas cosas.
- Yoselyn: Cuentas con nosotros, en todo momento.
- Kenia: Gracias, vamos a tu nueva oficina.
Poco después del escenario sentimental, una reposaba con la mirada perdida hacia arriba en su nuevo sillón. Determinando pasos a seguir y el control de caja que llevaría de ahora en adelante.
Sacando del bolsillo de su blusa, una pequeña tarjeta color negra, con el número telefónico de aquel fantasma, que más temprano que tarde, debía llamar.
Cerrando los ojos, escuchando de su mente, “¿cómo es su voz?, y, ¿actitudes hacia ella?”, junto a suspiros, que la distraen con la nada.
Mientras la otra, terminaba el último recorrido y chequeo de las instalaciones, finalizando con la hora del cierre.
Damas que se toman el día sábado, para escapar del mundo y beber hasta el anochecer, como despedida:
Tasca de la zona
- Kenia: Una buena dosis de alcohol, es la cura para todo mal.
- Yoselyn: Lo certifico.
- Kenia: A partir de este lunes, asumirás el cargo total.
- Yoselyn: Si no fueran por tus recomendaciones… - le agradece.
- Kenia: Tus capacidades también son valoradas.
- Yoselyn: Espero sea tan educada como tu.
- Kenia: No te arrepentirás, es hora de irnos, a cada una, nos espera una familia.
- Yoselyn: Si.
Horas que pasaron rápido, un día de descanso que le siguió a la misma velocidad y una alarma, que irrumpía su sueño, para darle bienvenida a un inicio de semana y nuevas experiencias que le reciben:
Día Lunes – Farmacia
Siendo puntual, la joven da apertura, al primer día con nuevas responsabilidades, emociones y esperando la llegada de sus compañeros, para indicar el orden a seguir y respeto mutuo entre todos.
Tiempo que no se hizo esperar, al estos saludarle, minutos después de su entrada, siendo llamados a la oficina:
Oficina
- Yoselyn: Bienvenidos, un nuevo día para cada uno y oportunidad, en la cual dedicaremos el mejor esfuerzo, para no haber cambios.
- Compañeros: Muchas gracias.
- Yoselyn: Todo claro, necesito los reportes de egreso e ingresos diarios, lleven todo anotado, para luego confirmar la información.
- Compañeros: Esta bien, como desee.
- Yoselyn: Pronto habrá clientela, regresen a sus puestos.
En su oficina, estaba la dama más calmada, tras superar la bienvenida y pronta hora de cerrar el local.
Sonreía para si, de una labor calmada y fluida que tuvo en el día, organizando las facturaciones, para retirarse a su hogar.
Siendo detenida por el sonar de un mensaje, a su teléfono móvil.
- Numero desconocido: Felicidades por tu nuevo día.
- Kenia: ¿Esto es? - extrañada, mira el mensaje repetidas veces, ubicando un posible contacto y significado del mismo.
Al no conseguir sentido, responde un “estas equivocado”, tomando camino a su casa, donde sabía le esperaban sus hijos, emocionados por el nuevo cargo adquirido:
Hogar de Yoselyn
Entrando en su habitación, deja la ropa por el camino, cayendo cansada en su cama, con ganas de no moverse más. A pesar de un primer día y tener la capacidad de alentar las responsabilidades, tornó muy importante, el papel asignado, sin descuido alguno del inventario e ingresos:
Habitación de Yoselyn
- Yoselyn: He llegado.
- Masculino: Salió tarde el día de hoy.
- Femenina: Tiene más responsabilidades, es común.
- Yoselyn: No quiero saber de nada, necesito estar relajada.
- Masculino: Nadie la esta molestando, el echo de que estemos en su cuarto, no quiere decir, que hablemos con usted.
- Femenina: Exacto, puede dormir, mientras nosotros conversamos.
- Yoselyn: Que graciosos, es lo mismo que estar compartiendo.
- Femenina: Venga, vamos a ver unos vídeos.
- Masculino: Jennifer déjala, quiere descansar sino se pondrá amargada.
- Jennifer: Ok.
- Yoselyn: Últimamente estas muy inteligente, Ángel.
- Ángel: Lo soy.
- Jennifer: No me importa, me acostaré a su lado para que no se mueva, quiero mostrarle estos vídeos, son muy graciosos.
- Ángel: Si eres necia, debo unirme por lo que veo.
- Yoselyn: Y a ti, ¿quién te obliga a quedarte?, vete si quieres.
- Ángel: Estoy aburrido, perderé el tiempo con ustedes.
- Jennifer: Sincerarte y acepta que nos quieres acompañar.
- Ángel: Tal vez.
- Yoselyn: Suficiente niños, no se quejen si me quedo dormida, durante… - tal cual sucedió.
- Hijos: Lo sabemos.
Así era, por una parte, la vida de nuestra madre entregada, hijos adolescentes, casi pisando los veinte años de edad, con diferencia de tres años entre ambos.
Respetada y amada por estos, quienes a su manera evitaban generar un dolor de cabeza o exigencia económica.
Como todo adolescente, en el camino hacia la madurez, cometen acciones inconscientes y desconsideradas, pero se muestran, no difíciles de corregir a primera vista.
Los rayos del sol tras sus ventanas, a pesar de las cortinas, daban señal de un nuevo amanecer y por ende el segundo día de la semana. Cuerpo que respiraba y lentamente abría los ojos para levantarse a otra aventura.
Desayuno previsto y sin falta, su dosis adecuada de café negro, despertaban aquella mujer aún somnolienta. Con varios minutos a favor, vestida como era característico en ella, enciende su carro para dirigirse a su destino:
Día Martes – Farmacia
- Número desconocido: Buenos días.
- Yoselyn: … - mirando el mensaje, se dispone a responder como toda acción común ante esos casos, siendo esta descartada, por la llegada de sus compañeros.
- Compañeros: Licenciada, ¿cómo amanece?
- Yoselyn: Bien, pensando.
- Compañeros: ¿Se le ayuda en algo?
- Yoselyn: No gracias, continúen con la apertura del local, estaré en la oficina, por si me necesitan.
- Compañeros: Con gusto.
Analizados los ingresos anteriores, facturación que ya había sido organizada, define la totalidad líquida, guardando cada efectivo en sus debidas cajas, siendo resaltadas las transferencias a favor.
El tiempo hace las labores cortas, cuando estas ocupado, no esperando para la hora del cierre.
Sorprendida por la rapidez en el transcurrir de los días, finales de semana y meses tocaban su puerta, acompañados de breves mensajes, en horas exactas.
Por ejemplo, la noche era una de estas, cada vez que llegaba a su hogar, era de esperarse una despedida educada.
Donde los hijos, también se percataban del echo, poco a poco.
Familia unida, en la que dos jóvenes buscan acaparar parte del tiempo libre de la madre, al ser tranquilos y con pocas amistades.
Eran testigos del nuevo “fanático”, que le escribía a su progenitora, luego de cada jornada laboral y fin de semana, que no trabajara:
Llegada de la noche - Hogar de Yoselyn
Tres figuras compartían sus gustos en la comodidad de una amplia cama, escogida para ese motivo, al ser tan apegados.
- Número desconocido: Buenas noches.
- Yoselyn: ¿Otra vez?
Sorprendida por la insistencia, que era consecutiva, piensa en llamar al personaje, para explicarle que está equivocado, evitando como en otras oportunidades, respuesta alguna, al estar pendiente la llamada.
Obteniendo la atención de sus hijos, ante el echo:
- Jennifer: Te escriben mama, ¿no vas a contestar?
- Yoselyn: Es obvio, la persona esta equivocada, no perderé el tiempo con ello.
- Ángel: Pero al menos, debe aclararlo.
- Yoselyn: Lo hace constantemente, debe ser por error.
- Jennifer: Y si es, ¿un admirador?
- Ángel: Jennifer por favor, ella no está interesada en eso.
- Yoselyn: Dejen de pensar tantas tonterías, mañana lo llamo o simplemente lo bloqueo, en algún momento debe reaccionar que está confundido.
- Jennifer: ¿Será hombre?
- Ángel: Es probable.
- Yoselyn: Sea lo que sea, no me interesa, es fin de semana, no quiero saber de nada o nadie, deseo descansar.
- Hijos: Ok.
Y así, termina otra noche, para darle paso a dos días de la semana, que, en la mayoría de los casos, la toma libre, luego de organizar cada Viernes, para el Lunes retomar cuentas y facturaciones.
Ignorando a nuestro “desconocido”, transcurriendo esos días hermanos, con diligencias cotidianas en todo hogar. Un simple mensaje como “feliz fin de semana", saluda a la dama en las horas por venir, hasta el inicio de semana, los cuales, también eran eliminados y no respondidos.
Tres meses que llegaron a tocar las puertas de ese negocio, para recordar el informe de ingresos y ventas, que debe comunicar a su jefa por llamada, en caso tal no apareciera, abriendo desde temprano, antes que nadie.
Minutos de soledad, que le permitían tranquilizar todo nerviosismo.
Día Lunes – Oficina:
- Empleados: Buenos días, licenciada, ¿cómo amaneció?
- Yoselyn: Muy bien, tomo un breve descanso, que me permite recuperarme del estrés, causado por el trabajo semanal.
- Empleados: Nos alegramos.
- Yoselyn: Si, conocen la rutina, me buscan acá en la oficina.
- Empelados: Ok.
Su corazón medio agitado, no le permitía concentrarse, pendiente cual chismoso de todo sonido o persona, ubicando a esa femenina descrita, tiempo atrás por su amiga.
¿Habrá cambiado de apariencia?, ¿vendrá al negocio?, retumbaban esas preguntas en su cabeza, mientras se respondía a si misma:
- Yoselyn: Nadie cambia en tres meses, debe tener la misma apariencia.
- Yoselyn: Kenia me hubiese avisado de algún cambio.
- Yoselyn: Puede ser, se arrepintió en pasar por acá.
Respuestas y conclusiones no paraban, hasta ser interrumpidos sus pensamientos, considerados para ella como tiempo importante, en el que no podía ser molestada, por una llamada entrante.
Número desconocido “favorito”, que no hizo más que molestarle, contestando de manera poco respetuosa, por el acoso percibido:
- Yoselyn: ¡¿Usted es loco?!
- Desconocido: ¿Disculpe?
- Yoselyn: ¡Me tiene cansada con sus mensajes, ahora resulta me quiere acosar por llamada!
- Desconocido: Señora, debería calmarse.
- Yoselyn: Eso te lo digo a ti, no se quien eres, pero por tu voz, eres una muchacha joven, deje de molestar, esta confundida.
- Joven: Se supone, este es el número de la encargada, ¿que atiende la farmacia de Ross?
- Yoselyn: ¡Lo es, pero si quiere ser atendida, llegue a las instalaciones o le daré el de uno de los empleados!
- Joven: Que mala educación la suya, por favor requiero ser atendida, debo dejar un mensaje.
- Yoselyn: Anote y le agradezco, no llamar o escribir.
- Joven: Con gusto no lo haré mas, espero los empleados tengan más humildad que usted, esa Kenia no supo escogerla, hasta luego.
- Yoselyn: ¡¿?! - reaccionando demasiado tarde, ya el timbre de haber sido colgada la llamada, le perturba.
Desesperada, busca entre gavetas aquella tarjeta negra, con el número del fantasma, rogando al cielo, que fuera la jefa, con quien fue déspota.
La oficina de ser un ambiente pulcro y organizado, quedo patas para arriba, sin encontrar nada. Ruido que no pasó desapercibido por sus compañeros, acercándose al campo de batalla, para ver a una mujer nerviosa y fuera de si, ubicando en su mente, donde pudo dejarla.
Saliendo del local, por no decir corriendo hacia su vehículo, buscando aquel papel.
Este, encontrado y comparando números, que, por su puesto, resultaron ser los mismos, ocasionando una vuelta en los papeles, para ser la acosadora, quien escribiera o llamase desesperada a su jefa.
Minutos de espera que no fueron tan largos, cuando una de tantas llamadas fue contestada:
- Joven: Buenos días, ¿quién habla?
- Yoselyn: ¿Licenciada Ross?
- Ross: ¿Si, a la orden?
- Yoselyn: Disculpe, yo soy la encargada y administradora de su farmacia.
- Ross: ¿Usted es la señora Yoselyn?
- Yoselyn: Así es, estuve esperando su llamada y quería… - se notaban los nervios, por el acontecimiento.
- Ross: Un momento, me está entrando la llamada de Kenia, ahorita hablo con usted.
- Yoselyn: ¡Espere!
- Ross: ¿Qué le sucede?
- Yoselyn: Perdóneme, soy quien le ha contestado inadecuadamente hace poco.
- Ross: … - no hace queja alguna.
- Yoselyn: Lo siento, no imagine que usted llamaría y estaba estresada.
- Ross: No tiene escusa lo que hizo, si fuese un cliente, lo pierdes.
- Yoselyn: Yo pago las consecuencias.
- Ross: Te descontare el salario por esta falta de respeto, una semana.
- Yoselyn: Como desee, me gusta mi trabajo, que pena con mi amiga, por favor obviemos esto, no sucederá otra vez.
- Ross: Primera y última, sino me veré en la obligación de retirarte.
- Yoselyn: Lo comprendo, muchas gracias.
- Ross: Necesito me actualices y ubiques en todo, de ahora en adelante me comunicare más seguido, mientras planificó el regreso al local.
- Yoselyn: Ok.
Tal cual, expresado, dicho y echo, los días fueron testigos de este trato cordial y apenado por parte de nuestra protagonista, poco prudente en el momento.
Llamadas eran semanales o cada quince días, para cualquier información que deseara la dueña del local.
Mensajes breves que no cambiaron y ya eran obvios, con una excusa laboral.
Detalle que deja pensativa a nuestra Yoselyn, quien aún se pregunta, el misterio de los primeros mensajes. Punto que no se atrevía a tocar, interpretándolos como una mala jugada o mera educación de todo inicio.
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