—Eso es correcto —objetó Edgar entre risas.
—Pero es un excelente amigo. No soporta las mentiras, cuando necesitas ayuda él es el primero en darte una mano y te defenderá a toda costa sin importar qué hayas hecho. Es del tipo que te ayudaría a esconder un cadáver —habló, mirando de reojo a su amigo—. Aunque no sé cómo será estando en una relación, nunca lo he visto con alguien —agregó y Edgar abrió los ojos de par en par.
—¿Cómo? —Erika lo miró—. ¿Nunca ha estado en una relación? —preguntó incrédulo el joven, Erika seguía mirándolo con una extraña expresión.
—¡Claro que no! —exclamó ella—. ¡Y si lo estuviera ya le habría roto los brazos a esa perra! —Edgar la observó con miedo y confusión—. ¡Nadie sale con mi bebé sin mi permiso! —sentenció, arrugando el entrecejo. Edgar asintió lentamente.
—¿Lo proteges? —Alcanzó a preguntar Edgar, evitando hacer contacto visual.
—¡Obvio! Él es muy imbécil, cualquiera puede engañarlo fácilmente y por eso tengo que cuidarlo —explicó Erika. Se cruzó de brazos y miró al frente—. Nadie le hará daño a Benjamín. Con Lucien no pasa eso porque él es increíblemente precavido. —Edgar bufó ante el comentario de Schelling.
Ambos se quedaron en silencio, solo se podía escuchar las voces lejanas de Benjamín y Lucien. Pasaron unos minutos e ingresaron dos chicas riendo a carcajadas y atrás de ellas llegaron dos chicos que venían conversando. Erika saludó a los cuatro y volvió a sentarse. Miró hacia el techo y recordó algo.
—Cambiado de tema, Edgar, ¿qué le hiciste a Benjamín? ¿Qué sucedió en tu casa? —interrogó, mirándolo con los ojos entrecerrados, y Edgar arqueó una ceja.
—¿De qué hablas? A ese enano no le hice nada —negó Edgar y suspiró.
—Entonces, ¿por qué ni siquiera hace el intento de pelear contigo? —cuestionó Erika, mirándolo con curiosidad.
—¿Cómo demonios voy a saber eso? Mejor pregúntale a él —protestó Edgar. Erika se rindió y pataleó mostrado su disconformidad con la respuesta del ruso.
Luego de hacer un berrinche, se acomodó y le habló a Edgar—: Sabes que esta es la última semana de clases y tenemos vacaciones. —Edgar asintió en silencio—. Bueno, estuve planeando ir con unos amigos a pasar el verano en una casa de campo. Si tú quieres ir, eres bienvenido. —Finalizó y se levantó para correr junto a una morena de ojos verdes que la esperaba en la puerta.
Y ahí se quedó Edgar, pensando en la invitación de Erika. Nunca lo habían invitado a ese tipo de reuniones para pasar las vacaciones. Se sentía extraño, pero podría decirse que estaba feliz.
(…)
Las clases terminaron y el receso empezó. Benjamín no pudo disfrutar de su descanso debido a una repentina llamada del comité Disciplinario del colegio del cual, él era presidente.
Se hizo presente en la sala de dicho comité y ahí estaban los miembros; Vénus Petit, vicepresidenta, Adeline Jones, primera secretaria y Celio Briand, secretario segundo.
—Llegas tarde, Benjamín —reclamó Adeline, mirándolo con esa severidad que siempre le mostraba al príncipe. Vénus simplemente suspiró, siempre era lo mismo con Jones y Benjamín. Peleas y discusiones a cada momento.
Adeline, una joven de cabellera ondulada rubia y grandes ojos grisáceos, siempre estuvo en contra de Benjamín. Pues, cuando se dio a conocer los puestos de presidente y vicepresidente, ella enfureció alegando que el resultado era erróneo y ella merecía más el puesto que el príncipe.
Al principio, los puestos no fueron ocupados y se hizo una nueva votación llegando a la misma conclusión dando por cerrado todo el alboroto. Aun así, la rubia quedó resentida y descargaba su rabia en Benjamín cada vez que podía.
—Tu llamado fue hace menos de diez minutos y, discúlpame, pero estuve en el baño —se defendió de mala gana el príncipe. Celio rio por lo bajo y Adeline curvó sus labios en una mueca de disgusto. Benjamín sonrió y se tiró sobre una de las sillas—. Bueno, empezó la primera reunión del comité luego de un mes de inactividad —anunció colocando unos papeles sobre la mesa de cristal.
—Primer tema que quiero tocar es toda la violencia que se ha registrado en nuestra ausencia —habló Celio, mostrando una planilla—. Estas notas indican que este último mes las peleas entre compañeros ha sido significativamente altas.
—Por culpa del presidente —atacó Adeline con su cabeza apoyada en su mano, mostrando su desinterés en la reunión. Ella estaba más concentrada en molestar al príncipe. Vénus rodó los ojos y se cruzó de brazos, Celio simplemente sonrió y Benjamín la miró hastiado.
—Adeline, una interrupción más y prometo suspender tus servicios a este comité —advirtió Benjamín, masajeando su entrecejo—. Y, para aclarar, las actividades fueron detenidas a petición del director. Fue un proyecto con excelentes resultados —agregó, sacando unos papeles de la carpeta roja que estaba sobre la mesa.
— Concuerdo con Benjamín. Estuve recibiendo muchos testimonios de peleas en plenos pasillos del Instituto y ¡oh, sorpresa! Adeline estuvo involucrada en dos. Esto solo indica que la presencia del Comité es fuerte e impone un orden dentro del colegio —comentó con sorna la pequeña Vénus. Celio miró con sorpresa a la mencionada y Benjamín rio.
—¡Eso es mentira! —exclamó Adeline con una notoria preocupación.
—Tuve que darte de baja unos meses porque atacaste a un chico en la cafetería del colegio y por eso estás como secretaria ahora. Adeline… no quiero volver a pasar, por eso —se quejó el príncipe. Adeline arrugó su nariz y lo miró con recelo.
—¡He dicho que no pasó nada! —gruñó enfadada la rubia. Celio curvó sus labios en una sonrisa fresca e irónica que encolerizó a Adeline—. ¿¡Qué te causa tanta risa, estúpido?! —reprochó en voz alta y mirando al chico quien solo seguía sonriendo.
—¡Suficiente! —golpeó la mesa Vénus. Todos la miraron, incluso Celio, quien no borró su sonrisa. No era normal ver a una chica como Vénus enojada o un poco molesta—. Se supone que este equipo sirve para evitar conflictos como este, pero ustedes nos están haciendo quedar mal. Si no tienen nada relevante que aportar, la reunión es cancelada y a ambos le haré un llamado de atención —amenazó levantándose y saliendo de la sala. Benjamín no la detuvo y se quedó mirando a los secretarios.
—Fantástico —murmuró Celio, tirando los papeles sobre la mesa. Adeline se tapó el rostro con ambas manos y murmuró cosas.
—¿No dirás nada, Benjamín? —preguntó bajito la rubia sin mirarlo. El mencionado se reclinó en la silla y se cruzó de brazos.
—Tendré que buscar nuevos integrantes —comentó Benjamín y se enderezó para tomar los papeles, los chicos lo miraron con preocupación. —La sesión se levanta —informó y se puso de pie para luego salir de la habitación.
Mientras, en la cafetería se encontraban Lucien y Edgar esperando a Erika. Estaban ubicados en una mesa al fondo de la gran sala.
—¿Y por qué se fue Benjamín? —preguntó Edgar, bebiendo el batido que había encargado minutos antes.
—Tenía una reunión del Comité Disciplinario —respondió el francés sin prestar mucha atención al joven en frente de él. Estaba más atraído por las papas fritas que untaba en kétchup para luego comérsela.
—Este es tu segundo plato de papas fritas, ¿a dónde demonios se va todo eso? —cuestionó el príncipe, mirándolo con extrañeza.
—No hay nada mejor que las papas fritas —aseguró Lucien y Edgar arqueó una ceja—. ¿Dónde estará Erika? —Ignoró dándose la vuelta con una papa en la boca y buscó con la mirada a su novia.
Al único que alcanzó a ver fue a Benjamín, llegaba con una expresión seria por no decir molesta y se acercó a los chicos para sentarse a un lado de Edgar. Este se corrió un poco, no quería que después Benjamín le hiciese un escándalo por solo rozarle el hombro.
Recomendaciones. —Soltó Benjamín dejando a los jóvenes a la espera de una explicación—. Alumnos con buenas calificaciones y excelente conducta —agregó y Edgar lo miró de reojo y se quedó pensando.
—Eh… ¿Linda? —propuso con duda el francés y Benjamín negó.
—Tiene buenas calificaciones, pero su currículum está manchado —explicó Benjamín y Lucien asintió.
—Conozco a alguien que no tiene nada en su currículum y es potencialmente bueno para el puesto —comentó Erika llegando a la mesa de sus amigos, quienes la miraron y sonrieron. Luego de sentarse y colocar un sándwich sobre la mesa, continuó—: Pero no te va a gustar, Benjamín.
—Oye, si es Frank podemos dar por finalizada nuestra amistad —negó Benjamín y Erika rio.
—Él no es, tonto. Dijiste que tiene que ser alguien sin ninguna mancha en su currículum; yo tuve una pelea con dos chicas y Lucien se peleó sesenta veces con Frank, es imposible que seamos nosotros —exageró, ganándose una mirada fija por parte de Lucien.
—Bueno… ilumíname —pidió el príncipe, mirándola expectante. Ella miró a Edgar y Benjamín también dándose cuenta de quien hablaba. Lucien estalló en carcajadas sacando a Edgar de sus pensamientos. El ruso miró a su alrededor buscando la causa de la risa de Lucien y luego miró a Benjamín, que estaba igual de perdido.
Benjamín abrió la boca de la impresión y miró a Erika más de cerca.
—¿Estás bromeando? —Erika negó con una sonrisa mientras que el francés reía y Edgar arqueó una ceja.
—Tiene todo limpio y con un buen incentivo, será un excelente estudiante —explicó la muchacha.
—¡Esto es genial! —exclamó Lucien, limpiándose unas lágrimas que habían salido que causa de la risa—. ¡Maravilloso!
—¿De qué hablan? —preguntó vacilante el ruso y el francés se detuvo para mirarlo y volver a estallar en carcajadas. Benjamín suspiró y empezó a escribir el nombre de Edgar en un papel—. ¿Qué hice? ¿Por qué me estás anotando ahí? —interrogó Edgar con temor a que fuera otra sanción.
—No es nada malo. Al menos para ti no —se quejó Benjamín y Erika rio. Lucien le hizo una seña a Edgar para que se acercara a él. Y el ruso lo hizo.
—¿Quieres… ser parte del Comité Disciplinario? —le preguntó Lucien, intentando aguantar la risa. Edgar puso cara de póker esperando que fuera una broma e intentó reír, pero no sabía si hacerlo estaba bien.
—Tienes dos días para pensar en la respuesta —agregó Benjamín y el ruso quedó perplejo.
—¿Comité Disciplinario? ¿Qué sucede con ustedes? —protestó Edgar—. No entiendo nada.
—Plan B —susurró Benjamín y apuntó a Edgar con su lapicera—. Aceptas o te hago un llamado de atención —amenazó y tocó la frente del chico con la lapicera.
¡Eso es abuso de poder, bastardo!
—N-no tenía intenciones de negarme —tartamudeó el ruso y Benjamín se alejó de él para anotar algo. Lucien seguía riendo y Erika suspiró aliviada.
—Eres potencialmente bueno. —Sonrió Benjamín y le entregó un papel—. Pasa mañana temprano por el Comité, Vénus te hará una entrevista.
—Sí, claro. —Soltó Edgar y tomó con molestia el papel.
—Gracias por tu cooperación. —Sonrió Benjamín y se levantó—. Ya es hora de volver a clases. —El resto se levantó.
Todos caminaron al salón mientras Lucien molestaba a Edgar y Erika hablaba con Benjamín.
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Comments
Mix Mix
/Whimper/ como lo ofende y defiende al mismo tiempo
2024-07-28
1
Faty Kaneki
amo a este cuarteto !!
2023-07-08
3