08

Una vez dentro del

ruidoso salón, el trío se dispuso a buscar a sus amigas, Vénus y Ava, pero se

encontraron con Jonathan y se quedaron a saludarlo.

—¡Vinieron!

—exclamó el joven de grandes ojos celestes y cabellera rubia ondulada—. ¡Sus

disfraces son geniales! —elogió, recibiendo una sonrisa por parte del grupito

tan curioso.

—Esto es para ti

—indicó Lucien, mostrándole a Jonathan una bolsa negra con un moño dorado—.

Feliz cumpleaños… —agregó y Jonathan miró la bolsa y luego sonrió ampliamente.

—¡Gracias, Lucien!

—agradeció el rubio, tomando el regalo. Benjamín y Erika hicieron lo mismo.

Jonathan, sonriendo, se los dio a una mujer y esta los llevó a una mesa bien

decorada llena de otros regalos.

Jonathan los miró y

se dio cuenta de que estaban buscando a alguien, así que no tardó en saciar su

curiosidad—. ¿Esperan a alguien?

—No, no es eso

—respondió Benjamín, frunciendo el ceño y buscando entre la multitud. Lucien

asintió y Erika suspiró.

—Estamos buscando a

unas amigas, Ava y Vénus —explicó Schelling, mirando al rubio. Jonathan abrió

los ojos y sonrió.

—¡Las vi sentadas

en la mesa doce, cerca del escenario! —comentó Jonathan y Benjamín, al igual

que Lucien, miraron al centro de la pista de baile; había un escenario

ornamentado con globos y telas de colores negros y dorados, arriba de él había

un gran equipo de sonido y una chica que era la DJ.

—Gracias, Jonathan.

—El Conde no tardó en dar las gracias y el rostro del rubio se coloró.

—N-no es nada…

—murmuró bajito, tapando sus mejillas con las palmas de sus manos.

—Bueno, iremos a

buscarlas. Nos vemos —agregó Benjamín con rapidez, ignorando la extraña

reacción de Jonathan, y tomó la mano de Erika para arrastrarla, pero el rubio

los detuvo.

—Tomen —habló el

rubio con esa sonrisa tan característica del hijo menor de los Guess, entregó

un número diferente a cada uno y prosiguió—: Dentro de unos minutos haremos un

sorteo para los diferentes dúos de canto. Espero que se diviertan —explicó para

luego perderse entre la gente que bailaba en el centro del salón.

—Un dúo de canto…

—protestó Benjamín, mirando su papel—. Canto horrible… —sollozó, cubriéndose el

rostro con ambas manos.

—¡Número dieciséis!

—exclamó feliz la Marquesa.

—Soy el número

veinte —informó Lucien y guardó su papelito en el bolsillo del disfraz de

Benjamín.

—¡¿Tengo cara de

papelera?! —escupió Benjamín con enojo fingido. Lucien y Erika rieron tanto que

tuvieron que agarrarse sus estómagos—. Bueno, busquemos a las chicas —finalizó

Benjamín y el trío emprendió su pequeña aventura.

Mientras caminaban,

Lucien hizo más lento su andar, ya que le llamó mucho la atención la decoración

del escenario. Esquivó con suerte a los más bailarines, pero, de todas formas,

chocó con un chico más bajo que él.

—Uhg, discúlpame

—afligió el Conde. El chico, que estaba de espaldas, se giró y Lucien se

sorprendió al ver el rostro de Edgar—. Me retracto —sentenció molesto. Y Edgar

soltó una pequeña risita burlona al ver el disfraz tan adorable del tan

imponente Conde Le Brun.

—Yo quería

disculparme… pero veo que no será necesario —habló sarcástico—. No sabía que te

gustaba este tipo cosas —susurró Edgar, tocando la pata afelpada del disfraz de

conejo. Al ver esto, Lucien se cruzó de brazos mirando con enojo al príncipe.

El disfraz de Edgar era muy cliché; el típico vampiro, por lo que Lucien ni se

molestó en prestarle mucha atención.

—No necesito una

disculpa tuya. —Edgar sonrió y se encogió de hombros ante el comentario del

Conde.

—¿Qué puede hacer

un chico como yo ante un Conde Le Brun? —bromeó Edgar, haciendo una reverencia.

—Moverte y dejar de

estorbar —respondió el francés, remarcando lo disgustado que se encontraba de

ver al príncipe; sin embargo, este último no sabía por qué tanto desprecio.

Edgar suspiró y

siguió charlando con las chicas que hace un tiempo lo tenían acorralado y lo

acribillaban constantemente con preguntas.

Mientras tanto,

Erika hablaba con Vénus, quien no paraba de reír ante los comentarios graciosos

de Benjamín. Ava se encontraba sentada junto a Vénus y se puso de pie cuando

vio a Lucien llegar.

—Ese disfraz le

hace honor, Conde —saludó Ava, palmeando la espalda de Lucien—. Benjamín, no

sabía que ese disfraz aún te quedaba —comentó algo sorprendida por el traje de

Benjamín, de color blanco en la parte baja y volviéndose verde en la parte

superior, portando unas rebeldes hojas de un verde más oscuro.

—Las ventajas de

ser enano —respondió Benjamín con burla mientras hacía una extraña pose; con

las rodillas flexionadas y los brazos hacia adelante como imitando a un

cangrejo. Vénus se carcajeó y luego se abalanzó sobre la pequeña verdura.

—Pensé que no

vendrías —habló Ava, codeando a Le Brun, quien la miró sonriendo.

—No soy del tipo

que rompen promesas. Cambiando de tema, ese disfraz te queda especialmente bien

—halagó Le Brun, analizando el traje de princesa que llevaba Ava; un vestido

blanco, largo, con flores en el escote y un corte en la parte baja que dejaba

ver la piel de su portadora, complementando el disfraz con un chándal blanco,

unas joyas de diamantes, una corona que brillaba despampanante arriba de la

cabeza colorada y unos tacones plateados.

—Como sabrás, me

gusta resaltar. —Soltó sin tapujos y sonrió. Lucien asintió y se sentó a su

lado para seguir platicando.

—¡Hoy hay que beber

como si el mañana no existiese! —propuso Vénus, tomando por los hombros a

Benjamín.

—¡Por supuesto!

—exclamó el castaño y miró detenidamente el disfraz de la rubia. Llevaba un

traje de cowboy.

—¿Te gusta? Ya

sabes, soy fan de todas las películas del lejano oeste y sus pistoleros con

sombreros que van montados en bellos corceles. —Fantaseó la chica mientras

hablaba exageradamente dramática. El príncipe rio.

—Te queda muy bien

—felicitó, levantado sus pulgares. Ambos rieron y Benjamín buscó con la mirada

a Lucien, quien hablaba con Ava y Erika.

—¡Vamos por el

alcohol! —ordenó Benjamín, tomando del brazo a Lucien y arrastrándolo lejos de

la mesa.

Corrieron por toda

la pista de baile, chocando con algunos y golpeando a otros sin querer. Para

satisfacción de Lucien, llegaron a la barra.

—Maldición

Benjamín… —protestó el francés, apoyándose en la barra.

—Has estado raro

—murmuró Benjamín mientras llamaba al barista, aun así, fue lo suficientemente

alto para que el Conde lo escuchara.

—No lo creo

—respondió con una sonrisa y Benjamín distorsionó su rostro de una manera muy

particular, y entregó la orden al barista.

—Jamás sonríes tan

libremente —acusó, mirándolo con curiosidad luego de que el hombre se marchara

en busca de sus bebidas.

—Me siento

extrañamente bien —mintió y giró su rostro para evitar la penetrante mirada de

su amigo.

—¡Eso es a lo que

me refiero! —exclamó Benjamín con voz ronca—, ¡Tú no desvías la mirada solo

porque sí! —atacó, apuntándolo con el dedo índice—. Solo lo haces cuando estás

mintiendo. —Encaró, mirándolo firmemente.

—E-eso no es

verdad. —Intentó sonar lo más seguro posible, pero su lengua se trababa cada

que quería mentirle a su amigo. Tal vez, es una señal…

Los labios de

Benjamín formaron un exagerado círculo en su rostro, mostrando así, lo ofendido

que estaba—. ¡Mientes y sigues mintiendo! —reprochó, tomando los pedidos de la

barra y dejando a Lucien.

—¡Benjamín, maldito

bastardo, espérame! —ordenó el Conde, corriendo detrás del príncipe. Benjamín

lo ignoró y siguió caminando. Joder, cuando a este se le mete algo en la cabeza

no hay Dios que lo haga cambiar de opinión. Se quejó internamente.

Finalmente,

llegaron con sus amigas y Benjamín dejó las bebidas sobre la mesa.

—¡Vamos a beber tanto

que no recordaremos que vinimos a esta fiesta! —Benjamín analizó sus palabras y

agregó—: Aunque, probablemente, debido a todo el alcohol que llevaremos en

nuestro sistema, nos secuestren y vendan nuestros órganos.

El grupo de amigos

lo miró desencajado, pero finalmente soltaron una carcajada.

—¡Bebamos hasta

quedar tiesos! —animó Ava con su mano en alto, sujetando su copa. El resto la

imitó y luego comenzaron a servir las bebidas.

No pasó mucho para

que Benjamín se sintiese mareado, pero no ebrio. Por su parte, Vénus era la

única que había pedido tres botellas seguidas.

—A este paso, si

llegan a ser elegidos para el dúo de canto, terminarán haciendo el ridículo

—comentó Lucien, observando como sus amigos se balanceaban y tomaban

descuidadamente.

—No te preocupes,

no estoy ebrio. Aún —aclaró Benjamín, apretando la copa en sus manos. Erika

soltó una pequeña risa debido al comentario de su amigo. Lucien asintió y

sirvió más champaña para Erika y Ava.

—Eres bastante

tolerante al alcohol —habló Ava, mirando a Benjamín, quien le hizo un gesto de

no entender a qué se refería—. Pensé que no lo eras —explicó sonriendo y

Benjamín también lo hizo.

—Espera a verlo

completamente ebrio —agregó Lucien y continuó—: A la última fiesta que fuimos,

terminó en un cubículo dormido. —Ava soltó una carcajada que llamó la atención

de Vénus. Benjamín miró indiferente y siguió bebiendo.

—Sí, sí. —Fue lo

único que salió de la boca de Schelling.

—¡Vamos, tomen

conmigo! —pidió Vénus. Sus brazos se extendieron con un vaso de plástico en las

manos y los chicos rieron.

—Bien, bien, pero

baja las manos que vas a tirar el vaso —habló, Erika mirándola. Ava y Lucien

miraron como llegaba Frank a la fiesta.

—Vino… —murmuró

Ava—. Supe lo que pasó con Benjamín y, posteriormente, con Beth —comentó,

girándose para apoyarse sobre la mesa.

—Fue poco

comentando y fue bueno para Beth. Como ves, ella se ha negado a venir —agregó

Lucien, bebiendo de su champaña.

—Siempre me pareció

un matrimonio muy precipitado. —Lucien la miró con una sonrisa.

—Es algo de lo que

no podamos conversar ahora —se levantó y tocó suavemente el hombro de la

Marquesa—. ¿Bailamos? —preguntó con una sonrisa coqueta. Erika lo miró con los

ojos entrecerrados y sonriendo—. Por supuesto —respondió y tomó la mano del

francés para luego encaminarse a la pista de baile.

Mientras la

encantadora pareja bailaba, el resto quedó mirándolos con ternura.

—Ya quisiera a

alguien que fuese tan amable… —sollozó Ava, mientras tapaba sus mejillas.

—¡Vivan los novios!

—exclamó Vénus, regalando una de sus sonrisas y recibiendo otras por parte de

la pareja. Los invitados miraron a los susodichos y continuaron con lo suyo.

Benjamín rio y se

apoyó en la mesa.

—Voy a tener que

hacer una lista de chicos que me gusten para ir analizándolos —habló coqueta

Ava y le guiñó un ojo a Benjamín, quien la miró confundido—. Empezaré por ti,

Benjamín. Seguiré con Edgar porque está muy guapo el baboso. —Sonrió con sorna,

para luego tomar un sorbo de su bebida—. Pero dicen que no es de fiar, no es de

nadie —comentó, mirando a la pista de baile.

Benjamín bufó y

abrió la boca—: Tienes razón, es un baboso. Con respecto a los rumores, no

puedo darte una opinión, ese no es mi territorio —explicó Benjamín con orgullo.

Ava sonrió.

—Por eso me gustas

—gruñó seductoramente y se puso de pie—. Voy al baño —anunció y se marchó.

—Deberíamos

aprovechar el momento y salir corriendo… —murmuró Vénus. Benjamín rio y la

miró.

—Vénus, no

saldremos corriendo porque quedaríamos como los más tontos de la fiesta

—explicó el chico y ella lo miró confundida.

—¿Qué fiesta? Esto

es un secuestro —alarmó la pequeña rubia, con sus ojos celestes bien abiertos.

Benjamín suspiró y sonrió.

—El alcohol ya te

está haciendo efecto. Deberías dejar de beber —aconsejó el chico y ladeó su

cabeza. Vénus resopló quitándose unos mechones rubios de su rostro.

—Cuando venga

alguien a golpearte, te darás cuenta de que esto es un secuestro —reprochó y

tomó la botella de champaña—. Y no voy a dejar de beber —sentenció, vertiendo

el líquido gaseoso y de color amarillo transparente en su copa.

—Bien… —agregó

Benjamín algo confundido por la seguridad en las palabras de su amiga. Cuando

pasaba su visita por la multitud en la pista de baile, divisó a Frank, quien se

acercaba a su mesa con cara de pocos amigos—. ¿Y este qué querrá?

Frank se paró en

frente de la mesa, tenía el ceño fruncido y sus manos hechas puños.

Básicamente, estaba furioso.

—¿Qué? —Soltó

indiferente Benjamín. El rubio lo miró y, en un movimiento rápido, tomó a

Benjamín por su traje y lo atrajo hacia él.

—¡¿Por qué lo

hiciste?! —escupió Frank y todos voltearon a ver. Incluso la gente de la otra

punta se había enterado de la pequeña discusión.

Lucien dejó la

pista de baile para ver qué sucedía y Erika lo siguió.

—Frank, suéltalo

—ordenó Lucien, encarando al rubio, quien no se molestó en escucharlo.

—¡Respóndeme!

—Benjamín lo miró y sonrió. Frank no se contuvo; golpeó con todas sus fuerzas a

Benjamín y este cayó sobre el borde de la mesa que se volteó, tirando así a

Benjamín y todas las bebidas. Vénus se puso de pie y corrió a socorrer a

Benjamín.

Erika corrió en

busca del personal de seguridad y Lucien le devolvió el golpe a Frank. El rubio

no se quedó quieto y tomó al francés por los hombros, para luego arrojarlo

contra las sillas.

Gritos de los

invitados no tardaron en hacerse escuchar y Benjamín se puso de pie para correr

y derribar a Frank, trabándole las piernas. Logró tirarlo contra algunos de los

chicos y se puso encima de él para golpearlo en el rostro. Vénus ayudó a que el

Conde se levantara y Ava se acercó a ellos cuando escuchó el alboroto.

—¡Suéltalo,

Benjamín! —se escuchó a alguien gritar, pero el príncipe no se detuvo.

—¡Dale con la

silla! —gritó una chica mientras Benjamín seguía arremetiendo contra el rostro

del rubio. Pero, en un descuido, Frank tomó a Benjamín y lo pateó hacia atrás,

lo golpeó en el estómago y luego le propinó un puñetazo en el rostro que dejó

al príncipe algo atontado. Lucien se metió entre ambos para golpear al rubio,

pero aparecieron dos hombres de seguridad que contuvieron a Frank.

Jonathan salió de

entre la multitud con un rostro de preocupación al ver que su hermano era el

que había iniciado la pelea.

Ava y Vénus estaban

intentando hacer reaccionar a Benjamín, pero este no respondía. Erika corrió

hacia ellas y, entre las tres, lo sentaron en una silla.

Mientras, un

guardia de seguridad, estaba reteniendo a Lucien, pues este se quería ir en

contra de Frank.

El rubio estaba

hecho una furia y logró soltarse del guardia para luego ir hacia Benjamín.

Erika lo cubrió con su cuerpo, Ava se paró en medio y Vénus seguía dándole aire

al chico.

—¡Es suficiente!

—ordenó Ava, cubriendo a Benjamín. Frank la hizo a un lado bruscamente y no se

detuvo, pero antes de que hiciera algo más, un golpe llegó a su rostro

tirándolo de costado y dejándolo dormido.

El puñetazo fue

propinado por Edgar quien había salido del costado de la pista de baile. Todos

estaban atónitos, incluso Benjamín, que había despertado segundos antes.

—No puedo permitir

esto —habló Edgar agitando su mano y miró a Ava, quien aún se encontraba

desencajada—. ¿Estás bien? —le preguntó a la pelirroja.

—Oh, sí… gracias

—respondió bajito. Ella se dio vuelta y miró a Benjamín, este estaba tratando

de ponerse de pie, pero Erika lo detuvo.

Por otra parte,

Lucien seguía luchando con el guardia, pero ese grandullón no lo dejaba ir.

Jonathan, luego de ver el estado de su hermano, miró hacia el Conde.

—Déjalo ir, él solo

intentaba ayudar —pidió el rubio y Lucien fue liberado al instante.

Lo primero que hizo

fue ir a ver cómo se encontraba su amigo. Edgar también se acercó, no mucho,

pero observaba algo.

Vénus pidió agua a

una de compañera, quien también trataba de ayudar.

—Hey, amigo —llamó

Lucien, tocando el hombro de Benjamín. El príncipe lo miró y sonrió.

—Creo que estoy

mejor de lo que esperaba —comentó burlesco y Lucien rio al igual que Erika y

Ava.

Edgar suspiró

tocando su mano, le dolía demasiado. Ni siquiera sabía cómo es que había

logrado dormir de un golpe a un tipo tan grande como Frank. Tampoco tenía muy

claro por qué lo había hecho, simplemente lo hizo, aunque tenía una leve

sospecha de cómo logró hacerlo.

Sonrió ante la

estupidez de sus acciones y buscó una tira adhesiva en su bolsillo. Siempre

llevaba unas cuantas por si acaso. Se acercó a Benjamín y se entregó.

—Supongo que puede

ayudarte. —Soltó sin más y Benjamín quedó perplejo mirando la tirita adhesiva.

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Comments

Mix Mix

Mix Mix

jajaja si dale con la silla 😂

2024-07-27

1

Faty Kaneki

Faty Kaneki

okay ,de encerio ojalá asta pierda la.memoria ese idiota !como le.gusta arruinar todo !
es a mí o a ese tal Jhonatan le.atrae el conde ? pero te voy contando mi niño que esa mercadería fue comprada ,empacada y cotizada por mi querida Erika ,n

2023-07-08

2

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