Una vez dentro del
ruidoso salón, el trío se dispuso a buscar a sus amigas, Vénus y Ava, pero se
encontraron con Jonathan y se quedaron a saludarlo.
—¡Vinieron!
—exclamó el joven de grandes ojos celestes y cabellera rubia ondulada—. ¡Sus
disfraces son geniales! —elogió, recibiendo una sonrisa por parte del grupito
tan curioso.
—Esto es para ti
—indicó Lucien, mostrándole a Jonathan una bolsa negra con un moño dorado—.
Feliz cumpleaños… —agregó y Jonathan miró la bolsa y luego sonrió ampliamente.
—¡Gracias, Lucien!
—agradeció el rubio, tomando el regalo. Benjamín y Erika hicieron lo mismo.
Jonathan, sonriendo, se los dio a una mujer y esta los llevó a una mesa bien
decorada llena de otros regalos.
Jonathan los miró y
se dio cuenta de que estaban buscando a alguien, así que no tardó en saciar su
curiosidad—. ¿Esperan a alguien?
—No, no es eso
—respondió Benjamín, frunciendo el ceño y buscando entre la multitud. Lucien
asintió y Erika suspiró.
—Estamos buscando a
unas amigas, Ava y Vénus —explicó Schelling, mirando al rubio. Jonathan abrió
los ojos y sonrió.
—¡Las vi sentadas
en la mesa doce, cerca del escenario! —comentó Jonathan y Benjamín, al igual
que Lucien, miraron al centro de la pista de baile; había un escenario
ornamentado con globos y telas de colores negros y dorados, arriba de él había
un gran equipo de sonido y una chica que era la DJ.
—Gracias, Jonathan.
—El Conde no tardó en dar las gracias y el rostro del rubio se coloró.
—N-no es nada…
—murmuró bajito, tapando sus mejillas con las palmas de sus manos.
—Bueno, iremos a
buscarlas. Nos vemos —agregó Benjamín con rapidez, ignorando la extraña
reacción de Jonathan, y tomó la mano de Erika para arrastrarla, pero el rubio
los detuvo.
—Tomen —habló el
rubio con esa sonrisa tan característica del hijo menor de los Guess, entregó
un número diferente a cada uno y prosiguió—: Dentro de unos minutos haremos un
sorteo para los diferentes dúos de canto. Espero que se diviertan —explicó para
luego perderse entre la gente que bailaba en el centro del salón.
—Un dúo de canto…
—protestó Benjamín, mirando su papel—. Canto horrible… —sollozó, cubriéndose el
rostro con ambas manos.
—¡Número dieciséis!
—exclamó feliz la Marquesa.
—Soy el número
veinte —informó Lucien y guardó su papelito en el bolsillo del disfraz de
Benjamín.
—¡¿Tengo cara de
papelera?! —escupió Benjamín con enojo fingido. Lucien y Erika rieron tanto que
tuvieron que agarrarse sus estómagos—. Bueno, busquemos a las chicas —finalizó
Benjamín y el trío emprendió su pequeña aventura.
Mientras caminaban,
Lucien hizo más lento su andar, ya que le llamó mucho la atención la decoración
del escenario. Esquivó con suerte a los más bailarines, pero, de todas formas,
chocó con un chico más bajo que él.
—Uhg, discúlpame
—afligió el Conde. El chico, que estaba de espaldas, se giró y Lucien se
sorprendió al ver el rostro de Edgar—. Me retracto —sentenció molesto. Y Edgar
soltó una pequeña risita burlona al ver el disfraz tan adorable del tan
imponente Conde Le Brun.
—Yo quería
disculparme… pero veo que no será necesario —habló sarcástico—. No sabía que te
gustaba este tipo cosas —susurró Edgar, tocando la pata afelpada del disfraz de
conejo. Al ver esto, Lucien se cruzó de brazos mirando con enojo al príncipe.
El disfraz de Edgar era muy cliché; el típico vampiro, por lo que Lucien ni se
molestó en prestarle mucha atención.
—No necesito una
disculpa tuya. —Edgar sonrió y se encogió de hombros ante el comentario del
Conde.
—¿Qué puede hacer
un chico como yo ante un Conde Le Brun? —bromeó Edgar, haciendo una reverencia.
—Moverte y dejar de
estorbar —respondió el francés, remarcando lo disgustado que se encontraba de
ver al príncipe; sin embargo, este último no sabía por qué tanto desprecio.
Edgar suspiró y
siguió charlando con las chicas que hace un tiempo lo tenían acorralado y lo
acribillaban constantemente con preguntas.
Mientras tanto,
Erika hablaba con Vénus, quien no paraba de reír ante los comentarios graciosos
de Benjamín. Ava se encontraba sentada junto a Vénus y se puso de pie cuando
vio a Lucien llegar.
—Ese disfraz le
hace honor, Conde —saludó Ava, palmeando la espalda de Lucien—. Benjamín, no
sabía que ese disfraz aún te quedaba —comentó algo sorprendida por el traje de
Benjamín, de color blanco en la parte baja y volviéndose verde en la parte
superior, portando unas rebeldes hojas de un verde más oscuro.
—Las ventajas de
ser enano —respondió Benjamín con burla mientras hacía una extraña pose; con
las rodillas flexionadas y los brazos hacia adelante como imitando a un
cangrejo. Vénus se carcajeó y luego se abalanzó sobre la pequeña verdura.
—Pensé que no
vendrías —habló Ava, codeando a Le Brun, quien la miró sonriendo.
—No soy del tipo
que rompen promesas. Cambiando de tema, ese disfraz te queda especialmente bien
—halagó Le Brun, analizando el traje de princesa que llevaba Ava; un vestido
blanco, largo, con flores en el escote y un corte en la parte baja que dejaba
ver la piel de su portadora, complementando el disfraz con un chándal blanco,
unas joyas de diamantes, una corona que brillaba despampanante arriba de la
cabeza colorada y unos tacones plateados.
—Como sabrás, me
gusta resaltar. —Soltó sin tapujos y sonrió. Lucien asintió y se sentó a su
lado para seguir platicando.
—¡Hoy hay que beber
como si el mañana no existiese! —propuso Vénus, tomando por los hombros a
Benjamín.
—¡Por supuesto!
—exclamó el castaño y miró detenidamente el disfraz de la rubia. Llevaba un
traje de cowboy.
—¿Te gusta? Ya
sabes, soy fan de todas las películas del lejano oeste y sus pistoleros con
sombreros que van montados en bellos corceles. —Fantaseó la chica mientras
hablaba exageradamente dramática. El príncipe rio.
—Te queda muy bien
—felicitó, levantado sus pulgares. Ambos rieron y Benjamín buscó con la mirada
a Lucien, quien hablaba con Ava y Erika.
—¡Vamos por el
alcohol! —ordenó Benjamín, tomando del brazo a Lucien y arrastrándolo lejos de
la mesa.
Corrieron por toda
la pista de baile, chocando con algunos y golpeando a otros sin querer. Para
satisfacción de Lucien, llegaron a la barra.
—Maldición
Benjamín… —protestó el francés, apoyándose en la barra.
—Has estado raro
—murmuró Benjamín mientras llamaba al barista, aun así, fue lo suficientemente
alto para que el Conde lo escuchara.
—No lo creo
—respondió con una sonrisa y Benjamín distorsionó su rostro de una manera muy
particular, y entregó la orden al barista.
—Jamás sonríes tan
libremente —acusó, mirándolo con curiosidad luego de que el hombre se marchara
en busca de sus bebidas.
—Me siento
extrañamente bien —mintió y giró su rostro para evitar la penetrante mirada de
su amigo.
—¡Eso es a lo que
me refiero! —exclamó Benjamín con voz ronca—, ¡Tú no desvías la mirada solo
porque sí! —atacó, apuntándolo con el dedo índice—. Solo lo haces cuando estás
mintiendo. —Encaró, mirándolo firmemente.
—E-eso no es
verdad. —Intentó sonar lo más seguro posible, pero su lengua se trababa cada
que quería mentirle a su amigo. Tal vez, es una señal…
Los labios de
Benjamín formaron un exagerado círculo en su rostro, mostrando así, lo ofendido
que estaba—. ¡Mientes y sigues mintiendo! —reprochó, tomando los pedidos de la
barra y dejando a Lucien.
—¡Benjamín, maldito
bastardo, espérame! —ordenó el Conde, corriendo detrás del príncipe. Benjamín
lo ignoró y siguió caminando. Joder, cuando a este se le mete algo en la cabeza
no hay Dios que lo haga cambiar de opinión. Se quejó internamente.
Finalmente,
llegaron con sus amigas y Benjamín dejó las bebidas sobre la mesa.
—¡Vamos a beber tanto
que no recordaremos que vinimos a esta fiesta! —Benjamín analizó sus palabras y
agregó—: Aunque, probablemente, debido a todo el alcohol que llevaremos en
nuestro sistema, nos secuestren y vendan nuestros órganos.
El grupo de amigos
lo miró desencajado, pero finalmente soltaron una carcajada.
—¡Bebamos hasta
quedar tiesos! —animó Ava con su mano en alto, sujetando su copa. El resto la
imitó y luego comenzaron a servir las bebidas.
No pasó mucho para
que Benjamín se sintiese mareado, pero no ebrio. Por su parte, Vénus era la
única que había pedido tres botellas seguidas.
—A este paso, si
llegan a ser elegidos para el dúo de canto, terminarán haciendo el ridículo
—comentó Lucien, observando como sus amigos se balanceaban y tomaban
descuidadamente.
—No te preocupes,
no estoy ebrio. Aún —aclaró Benjamín, apretando la copa en sus manos. Erika
soltó una pequeña risa debido al comentario de su amigo. Lucien asintió y
sirvió más champaña para Erika y Ava.
—Eres bastante
tolerante al alcohol —habló Ava, mirando a Benjamín, quien le hizo un gesto de
no entender a qué se refería—. Pensé que no lo eras —explicó sonriendo y
Benjamín también lo hizo.
—Espera a verlo
completamente ebrio —agregó Lucien y continuó—: A la última fiesta que fuimos,
terminó en un cubículo dormido. —Ava soltó una carcajada que llamó la atención
de Vénus. Benjamín miró indiferente y siguió bebiendo.
—Sí, sí. —Fue lo
único que salió de la boca de Schelling.
—¡Vamos, tomen
conmigo! —pidió Vénus. Sus brazos se extendieron con un vaso de plástico en las
manos y los chicos rieron.
—Bien, bien, pero
baja las manos que vas a tirar el vaso —habló, Erika mirándola. Ava y Lucien
miraron como llegaba Frank a la fiesta.
—Vino… —murmuró
Ava—. Supe lo que pasó con Benjamín y, posteriormente, con Beth —comentó,
girándose para apoyarse sobre la mesa.
—Fue poco
comentando y fue bueno para Beth. Como ves, ella se ha negado a venir —agregó
Lucien, bebiendo de su champaña.
—Siempre me pareció
un matrimonio muy precipitado. —Lucien la miró con una sonrisa.
—Es algo de lo que
no podamos conversar ahora —se levantó y tocó suavemente el hombro de la
Marquesa—. ¿Bailamos? —preguntó con una sonrisa coqueta. Erika lo miró con los
ojos entrecerrados y sonriendo—. Por supuesto —respondió y tomó la mano del
francés para luego encaminarse a la pista de baile.
Mientras la
encantadora pareja bailaba, el resto quedó mirándolos con ternura.
—Ya quisiera a
alguien que fuese tan amable… —sollozó Ava, mientras tapaba sus mejillas.
—¡Vivan los novios!
—exclamó Vénus, regalando una de sus sonrisas y recibiendo otras por parte de
la pareja. Los invitados miraron a los susodichos y continuaron con lo suyo.
Benjamín rio y se
apoyó en la mesa.
—Voy a tener que
hacer una lista de chicos que me gusten para ir analizándolos —habló coqueta
Ava y le guiñó un ojo a Benjamín, quien la miró confundido—. Empezaré por ti,
Benjamín. Seguiré con Edgar porque está muy guapo el baboso. —Sonrió con sorna,
para luego tomar un sorbo de su bebida—. Pero dicen que no es de fiar, no es de
nadie —comentó, mirando a la pista de baile.
Benjamín bufó y
abrió la boca—: Tienes razón, es un baboso. Con respecto a los rumores, no
puedo darte una opinión, ese no es mi territorio —explicó Benjamín con orgullo.
Ava sonrió.
—Por eso me gustas
—gruñó seductoramente y se puso de pie—. Voy al baño —anunció y se marchó.
—Deberíamos
aprovechar el momento y salir corriendo… —murmuró Vénus. Benjamín rio y la
miró.
—Vénus, no
saldremos corriendo porque quedaríamos como los más tontos de la fiesta
—explicó el chico y ella lo miró confundida.
—¿Qué fiesta? Esto
es un secuestro —alarmó la pequeña rubia, con sus ojos celestes bien abiertos.
Benjamín suspiró y sonrió.
—El alcohol ya te
está haciendo efecto. Deberías dejar de beber —aconsejó el chico y ladeó su
cabeza. Vénus resopló quitándose unos mechones rubios de su rostro.
—Cuando venga
alguien a golpearte, te darás cuenta de que esto es un secuestro —reprochó y
tomó la botella de champaña—. Y no voy a dejar de beber —sentenció, vertiendo
el líquido gaseoso y de color amarillo transparente en su copa.
—Bien… —agregó
Benjamín algo confundido por la seguridad en las palabras de su amiga. Cuando
pasaba su visita por la multitud en la pista de baile, divisó a Frank, quien se
acercaba a su mesa con cara de pocos amigos—. ¿Y este qué querrá?
Frank se paró en
frente de la mesa, tenía el ceño fruncido y sus manos hechas puños.
Básicamente, estaba furioso.
—¿Qué? —Soltó
indiferente Benjamín. El rubio lo miró y, en un movimiento rápido, tomó a
Benjamín por su traje y lo atrajo hacia él.
—¡¿Por qué lo
hiciste?! —escupió Frank y todos voltearon a ver. Incluso la gente de la otra
punta se había enterado de la pequeña discusión.
Lucien dejó la
pista de baile para ver qué sucedía y Erika lo siguió.
—Frank, suéltalo
—ordenó Lucien, encarando al rubio, quien no se molestó en escucharlo.
—¡Respóndeme!
—Benjamín lo miró y sonrió. Frank no se contuvo; golpeó con todas sus fuerzas a
Benjamín y este cayó sobre el borde de la mesa que se volteó, tirando así a
Benjamín y todas las bebidas. Vénus se puso de pie y corrió a socorrer a
Benjamín.
Erika corrió en
busca del personal de seguridad y Lucien le devolvió el golpe a Frank. El rubio
no se quedó quieto y tomó al francés por los hombros, para luego arrojarlo
contra las sillas.
Gritos de los
invitados no tardaron en hacerse escuchar y Benjamín se puso de pie para correr
y derribar a Frank, trabándole las piernas. Logró tirarlo contra algunos de los
chicos y se puso encima de él para golpearlo en el rostro. Vénus ayudó a que el
Conde se levantara y Ava se acercó a ellos cuando escuchó el alboroto.
—¡Suéltalo,
Benjamín! —se escuchó a alguien gritar, pero el príncipe no se detuvo.
—¡Dale con la
silla! —gritó una chica mientras Benjamín seguía arremetiendo contra el rostro
del rubio. Pero, en un descuido, Frank tomó a Benjamín y lo pateó hacia atrás,
lo golpeó en el estómago y luego le propinó un puñetazo en el rostro que dejó
al príncipe algo atontado. Lucien se metió entre ambos para golpear al rubio,
pero aparecieron dos hombres de seguridad que contuvieron a Frank.
Jonathan salió de
entre la multitud con un rostro de preocupación al ver que su hermano era el
que había iniciado la pelea.
Ava y Vénus estaban
intentando hacer reaccionar a Benjamín, pero este no respondía. Erika corrió
hacia ellas y, entre las tres, lo sentaron en una silla.
Mientras, un
guardia de seguridad, estaba reteniendo a Lucien, pues este se quería ir en
contra de Frank.
El rubio estaba
hecho una furia y logró soltarse del guardia para luego ir hacia Benjamín.
Erika lo cubrió con su cuerpo, Ava se paró en medio y Vénus seguía dándole aire
al chico.
—¡Es suficiente!
—ordenó Ava, cubriendo a Benjamín. Frank la hizo a un lado bruscamente y no se
detuvo, pero antes de que hiciera algo más, un golpe llegó a su rostro
tirándolo de costado y dejándolo dormido.
El puñetazo fue
propinado por Edgar quien había salido del costado de la pista de baile. Todos
estaban atónitos, incluso Benjamín, que había despertado segundos antes.
—No puedo permitir
esto —habló Edgar agitando su mano y miró a Ava, quien aún se encontraba
desencajada—. ¿Estás bien? —le preguntó a la pelirroja.
—Oh, sí… gracias
—respondió bajito. Ella se dio vuelta y miró a Benjamín, este estaba tratando
de ponerse de pie, pero Erika lo detuvo.
Por otra parte,
Lucien seguía luchando con el guardia, pero ese grandullón no lo dejaba ir.
Jonathan, luego de ver el estado de su hermano, miró hacia el Conde.
—Déjalo ir, él solo
intentaba ayudar —pidió el rubio y Lucien fue liberado al instante.
Lo primero que hizo
fue ir a ver cómo se encontraba su amigo. Edgar también se acercó, no mucho,
pero observaba algo.
Vénus pidió agua a
una de compañera, quien también trataba de ayudar.
—Hey, amigo —llamó
Lucien, tocando el hombro de Benjamín. El príncipe lo miró y sonrió.
—Creo que estoy
mejor de lo que esperaba —comentó burlesco y Lucien rio al igual que Erika y
Ava.
Edgar suspiró
tocando su mano, le dolía demasiado. Ni siquiera sabía cómo es que había
logrado dormir de un golpe a un tipo tan grande como Frank. Tampoco tenía muy
claro por qué lo había hecho, simplemente lo hizo, aunque tenía una leve
sospecha de cómo logró hacerlo.
Sonrió ante la
estupidez de sus acciones y buscó una tira adhesiva en su bolsillo. Siempre
llevaba unas cuantas por si acaso. Se acercó a Benjamín y se entregó.
—Supongo que puede
ayudarte. —Soltó sin más y Benjamín quedó perplejo mirando la tirita adhesiva.
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Updated 105 Episodes
Comments
Mix Mix
jajaja si dale con la silla 😂
2024-07-27
1
Faty Kaneki
okay ,de encerio ojalá asta pierda la.memoria ese idiota !como le.gusta arruinar todo !
es a mí o a ese tal Jhonatan le.atrae el conde ? pero te voy contando mi niño que esa mercadería fue comprada ,empacada y cotizada por mi querida Erika ,n
2023-07-08
2