-Princesa, será mejor que no cuentes nuestros planes. Tu novio puede ser quien pague las consecuencias o mi querida suegra. Esto es algo que solo nos incumbe a los dos. Así que más te vale que no digas nada.
Leí el mensaje sin decir nada.
-Hija, ¿Qué pasa?, no te sientes bien.
-Estoy bien mamita, tranquila.
-¿Quién te ha escrito, para que pongas esa cara?
-Es… Numero equivocado, mamá.
-Bueno hija, anda vamos pronto. Todo está listo.
-Si, es verdad mamita vamos.
Carla y mi madre, tenían una pila de vestidos listos para que me los probara. Algo me dice que no será fácil salir de aquí, espero liberarme pronto, tengo que pensar algo para resolver este problema con el idiota de Tomás.
Fueron pasando los vestidos uno, dos, tres, cuatro, cinco... Ya no doy más. Tengo un gran problema encima como para estar aquí divirtiendo a Carla y mi madre.
Sexto vestido, este tiene que ser el elegido. En realidad, no vi ninguno de los anteriores mi mente esta volando. Pero este me agrada. Esta realmente bello, me queda como hecho a la medida.
-Le quedó precioso señorita Soliz. Dice amablemente la chica que me ayuda a colocar el vestido.
-Gracias, es muy bello el vestido.
En la parte de arriba esta confeccionado de un encaje bellísimo, se ve que es bastante caro y delicado. La parte del pecho en forma de corazón me ayuda a resaltar el pecho de forma sutil y elegante. El encaje llega hasta la cintura por la parte de adelante por la parte de atrás cubre mi espalada, baja por mi derrier, por mis piernas hasta convertirse en la cola del vestido, no es demasiado larga. El vestido está confeccionado de otro tipo de tela a partir de mi cintura, esta parece ser una tela muy costosa por supuesto, me gusta por que el vestido va en forma de sirena, resaltando mis curvas. De la cintura hasta un poco más arriba de mis rodillas, de ahí para abajo tiene una apertura la cual se une a la cola del vestido.
Me apresuro a salir para que mamá y Carla vean este hermoso vestido.
Las dos abren sus ojos como platos de la sorpresa.
-Estas bellísima cuñadita, pareces una princesa.
Si Hija. Este definitivamente te queda perfecto.
-Gracias a las dos por sus piropos dije sonriendo. El vestido es hermoso por lo tanto me ayuda mucho.
-Kiara, cuñada que dices, la que luce el vestido eres tú. A nadie le quedaría mejor que a ti.
-Carla muchas gracias. Crees que este a la altura con tu hermano.
-Cuñada, no te minimices eres una mujer muy bella, mi hermano tiene muy buen gusto. Y no solo por fuera eres una belleza. Tu corazón es hermoso también. Crees que si no fuera así hubiera dejado que mi hermanito este a tu lado. Eres la cuñada que siempre quise, la mujer que mi hermano necesita. Gracias por amarlo tanto, Kiara.
Esas palabras hicieron que mis lagrimas broten.
Eduardo a sido el hombre que me ayudo después de que Tomás arruinara mi vida por completo, fue un caballero siempre y poco a poco fue entrando en mi corazón. Jamás permitiría que algo malo le pase. Antes daría mi vida.
-Hija por que lloras. ¿Estas bien mi niña?
-Si mamita, lloro de felicidad. Carla a dicho tan bellas palabras que me hicieron llorar. No te preocupes Carlita yo nunca le fallaré, ni permitiré que algo malo le pase a Eduardo.
-Tranquila Kiara, mi hermano es un hombre muy fuerte. Los dos lo son, son almas gemelas.
-Señorita queremos este vestido. Por favor ayúdeme con los arreglos para poder llevarlo dijo mi madre muy contenta.
-Muy bien mi señora, ahora mismo le ayudo con todo el trámite.
-Ve a quitarte el vestido Kiara. Dijo Carla. Yo me hago cargo del resto, sé que tienes una cita con mi hermano. Debe estar como loco por no verte.
-Gracias, si y yo estoy igual. Le dije sonriendo.
-Vamos hija te ayudare.
Me cambie lo mas pronto posible, y Sali a toda prisa de la boutique. Me despedí de mamá y Carla muy afectuosa y las deje juntas. No sin antes pedirles que se cuiden, mi preocupación está dividida entre toda mi familia. No se que pueda hacerles Tomás.
Tome un taxi hasta el Diario para encontrarme con mi amado Eduardo.
Subí desesperada. No soporto la idea en que mi novio pueda estar en algún peligro. Se abrió el ascensor.
-Kiara, buen día. Dijo Ximena sonriendo.
Buen día, Ximena. ¿Cómo estás? Le sonreí también. Eduardo esta en su oficina. Le pregunte amablemente.
-¡No!, el ingeniero salió, hace media hora más o menos. Salió con mucha prisa, no dijo si volverá o a donde iba. Lamento no poder informarte, Kiara. No creí verte por aquí, con eso de tu boda con el ingeniero ya casi no te he visto estos días. Felicidades, por cierto, no te lo he dicho.
-Gracias Xime, no te preocupes ahora mismo lo llamo.
El número al que llama está ocupado por el momento. Deje su mensaje después del texto.
Esta ocupado, pensé. Mejor iré a casa a lo mejor fue allá para encontrarme.
-Xime, me voy. Nos vemos pronto, cuídate mucho.
Tome otro taxi para ir a casa. Mire mi reloj. 3p.m. vaya que tarde es. Eduardo perdóname, no te llamé apenas terminé lo del vestido.
No pensé demorar tanto. Ni siquiera he comido. Seguramente él tampoco comió. Quedamos de vernos justamente para eso. Mi amor que mala novia he sido perdóname. Por suerte estoy a punto de llegar a casa, te prepararé algo delicioso amor
Conteste de inmediato.
-¡hola!
No hubo respuesta.
-¡hola!
Colgaron.
A lo mejor Eduardo se quedo sin batería.
-Hemos llegado, señorita. Son 8 dólares.
Pagué lo más pronto que pude y salí corriendo. Cuando entre a la casa no estaba había nadie. Eduardo no ha llegado aún. Tomaré una ducha rápida. Espero que no llegue mientras estoy en el baño.
Me puse un jean color negro, y una camiseta color blanca. No estoy muy atractiva que digamos. Pero debo apresurarme, debo cocinar para mi novio. Seguramente aun no ha comido.
Bajé a la cocina, puse música para relajarme. Cocinare fideos al fetuccini de camarón. Uno de los platos favoritos de Eduardo.
Que raro, aun no he recibido ninguna llamada de mi novio. Su comida esta lista y tengo mucha hambre también. Me siento algo débil, bueno debe ser por la preocupación que he tenido hoy. La 4 y 30 p.m. Voy a llamarle. Empecé a marcar su número cuando de pronto sonó el timbre de la casa.
-¡Que alivio!, por fin llego mi novio.
Corrí a la puerta.
Abrí mis ojos como platos por sorpresa…
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