Cuando llegamos a su apartamento quede muy sorprendida, vivía en un lugar hermoso, ajnque apartado de la cuidad. Tiene un jardín enorme. lleno de flores de todo tipo. el camino esta hecho de una ceramica con forma de piedra. hay un amplio parqueadero, donde hay tres carros más aparte del que uso este día. Ademas de una hermosa moto color negra.
Su apartamento más bien es una casa, de dos pisos muy grande. las paredes son color blanco hay ventanas por todos lados. Se ve que es bastante iluminada. ¡Muy hermosa!.
Nos bajamos y uno de sus empleados se llevó su auto.
-Ven Kiara, me tomó de la mano y una mujer mayor nos abrió la puerta.
-Hola mi niño Eduardo no creí verte tan temprano en casa y muy bien acompañado le dijo la señora muy cariñosa.
Él le dio un abrazo, un beso en su mejilla y dijo: -yo también estoy muy contento de verte querida Margot, te presentó a Kiara es una amiga muy especial.
Me sonroje.
-Hola niña Kiara dijo Margot y me dio un abrazo.
-Como esta mucho gusto de conocerla, le dije un tanto apenada por la presentación de mi héroe.
-Sabes si eres especial cariño, Eduardo nunca ha traído a nadie a casa, a ninguna novia por lo menos dijo ella muy contenta.
Sonreí y él se puso rojo como un tomate.
-Pues que honor me siento muy halagada dije sonriente.
-¿Pero qué les pasó porque están mojados, parecen dos niños después de haber ido al parque.
Eduardo y yo nos miramos y sonreímos juntos.
-Pues algo parecido querida, dijo sonriendo el héroe.
-Bueno ya está lista la comida yo les voy a servir. Ustedes vayan a cambiarse, anda Eduardito prestale algo de ropa a tu novia para poder secar la que trae.
Margot se fue tan alegre que cantaba.
-Qué pena contigo Eduardo sabes no quiero molestar le dije apenada.
La casa por dentro era aun más bella, muy elegante, la sala conformada por unos sillones color negro, enorme por supuesto. las paredes por dentro eran en todo beige, un tono muy sobrio. en el centro de la sala una mesa transparente y en medio como decoración rosas rojas. Mis favoritas por cierto.
El comedor no se veía seguro estaba un tanto alejado pero seguramente seria algo muy elegante también.
Me tomó la mano y subimos. Me llevó a su cuarto. Muy amplio también, una cama casi de tres plazas. No se por que tendría una cama tan grande para él. Sonrei al pensarlo. frente a la cama una led también inmensa.
-Tienes una casa muy bonita.
-Espero que estés cómoda.
-¡si!, por supuesto, ¡gracias!.
-No sé qué ropa te podría prestar estas muy chiquita creo que mejor te traeré algo de mi
hermana, dijo algo sonrojado.
No iba a permitir semejante cosa.
Lo tomé de la mano y le dije: - ¡No claro que no Eduardo que pena con ella no!, con una camiseta y un pantalón deportivo tuyo estoy bien, no importa si me queda grande, sabes mi papá y mi hermano son altos como tú y también he usado sus ropas. Es algo normal para mi, sonreí.
-Ok, bueno entonces déjame traer la ropa. Entro a su armario. Más bien otro cuarto dentro de su cuarto.
Regreso muy pronto con mi ropa, me la dio timido.
-Puedes entrar al baño para que puedas bañarte y te cambies.
-Gracias dije algo tímida.
Entre al baño. ¡Wow! es enorme vaya yo creí que sólo nosotras teníamos baños así, tenía ducha, y aparte una tina, que baño tan lindo.
Me quite la ropa, me di una ducha muy rápida. cuando me puse la ropa de Eduardo, ¡sí efectivamente!, me quedaba muy grande pero me gustaba además olía a él, que suerte que lleve mi bolso pude peinarme y arreglarme un poco.
Golpearon la puerta
-¿Estás bien? Preguntó él.
-Sí, casi lista.
-Sal por favor, te traje algo para comer.
-Prometes no reírte.
-Claro respondió.
-Ok.
Salí y claro que no cumplió se río a carcajadas.
Pero no me enoje. Él estaba tan chistoso como yo, es más estaba más chistoso porque tenía puesto unas zapatillas de osito así que yo también me reí.
Eduardo se puso rojo, es tan gracioso vestido asi parece un niño.
-Pareces una niña con esa ropa, una muy linda.
Me reí, -pues tu también, y si hablamos de niños tu no te quedas atrás con esas zapatillas de osito, te ves muy tierno.
-Bueno, esta bien los dos estamos muy graciosos, mira lo que nos preparó Margot, unos sandwiches, jugo fresco y para su nueva preferida un postre de chocolate.
Mi cara al oír chocolate es única, definitivamente me encanta el chocolate.
-Puedo comenzar con el postre.
Eduardo sonrió, -claro pero solo si me das la mitad.
-Oye dijiste que era para mí, guiñe un ojo.
Comimos juntos.
Conversamos mucho como si nos conociéramos de años, incluso vimos una película.
Con Tomás no hacíamos estas cosas, la verdad cuando estábamos solos en su cuarto o el mio nos volvíamos locos de pasión.
El no era muy romántico que digamos, la verdad casi nunca me daba flores, o chocolates, era muy distinto aún así tanto tiempo a su lado me acostumbre a todo.
-En que piensas.
No podía decirle que aún pensaba en Tomás. Lo mire por un momento, sin palabras.
Y no sé cómo pero creo que él leía mi mente y dijo: -piensas en él.
-¡No!.
Me prometí no hablar de él, y menos con mi héroe ya bastante sabía.
-Sabes, creo que debería irme, ¡no quisiera que tu hermana llegue y piense cosas que no son!.
Él sonrió, -ella no vive aquí. Ella es celosa conmigo pero vive con su novio. Solo quiero que sea feliz, no quiero ser el malo de la película, además soy su hermano no su padre. Ella es adulta, sé que planea casarse en junio y me alegro por ella.
(Tocaron la puerta)
-Eduardito, cariño ya tengo lista la ropa de tu novia.
Nos miramos y sonrojamos a la vez.
-Pasa querida.
-Permiso niños, no los molesto mucho aquí dejo tu ropa mi niña, nos miró y sonrió vaya que linda pareja hacen, espero que sigan juntos, bueno me voy los dejo.
-Gracias Margot le dije con voz dulce. -Se nota que Margot te quiere mucho.
-Si y yo a ella, dijo él sonriente.
-Creo que ella más, hasta el punto de mentir por ti y decir que nunca has venido con alguna novia me sonreí y entré al baño para cambiarme.
Oía sus risas afuera.
Me quite su ropa la oli por última vez, olía riquísimo. Me puse mi vestido esta vez sin el blazer negro, me deje el cabello suelto ya estaba seco y con ondas estaba hermoso, me puse un poco de rimel y mi labial rojo y para terminar mis tacones.
Planeo llevar su ropa para entregarla limpia. Se lo diré a penas lo vea.
Salí sin hacer ruido.
Él estaba impecable con un terno color azul marino como mi vestido.
Se me acercó tomó mi mano y dijo: -Margot no miente por mi, jamás he traído a nadie a casa, por respeto a mis padres. Pero tú eres diferente, te conocí en una forma muy particular, eres especial Kiara y me beso la mano.
Quedé en silencio mirándolo fijamente a los ojos. Es que este hombre me hace sentir muy especial de verdad. No sé qué me pasa, que tengo unas locas ganas de besarlo. ¡No puedo hacero!.
Agache la mirada.-Tú eres especial también, sabes me da vergüenza decirte esto... Siento que eres como mi héroe personal. Lo que hiciste por mi nadie lo hace, estoy en deuda contigo.
Delicadamente alzó mi rostro y se acercó a mí, nos mirábamos fijamente, puedo sentir su respiración. Siento un cosquilleo que recorre todo mi cuerpo.
Se acercó un poco más, no lo puedo rechazar. Voy a cerrar mis ojos, su aroma es delicioso, su respiración está muy cerca de mi rostro, casi puedo sentir sus labios….
¡Toc, toc!
Margot está tocando la puerta.
-Eduardito tienes una llamada de celular en la sala.
-Bajo en un minuto cariño, gracias le dijo amablemente.
Ella se fue y él se acercó a mi oído y me susurro:
-¿te gustaría salir conmigo esta noche?.
Cerré los ojos, me acerqué a su oído y le susurré: -Me encantaría.
Él sonrió. -Te espero abajo. Antes de salir me guiño un ojo.
Me sonroje. -Aprovechare para llamar a mamá, es necesario. -Hola mami, ¿cómo estás?, pregunté.
-Hija, de mi vida no quería molestarte se que ahora estás trabajando, ¡pero tuve un accidente!.
-¡Que! Mamá dónde estás, voy enseguida le dije y colgué. Baje muy rápido.
Eduardo estaba hablando por teléfono, le dije gracias por todo, tengo que irme urgente mi mamá tuvo un accidente.
Salí corriendo no sabía dónde estaba pero mi plan era tomar un taxi y llegar rápidamente.
Afuera de la casa me di cuenta que no había taxis, es más no había gente y cuando iba a virar a la izquierda, mi héroe tocó el claxon. -Sube yo te llevo dijo muy serio. Subí tan rápido como pude a su auto y nos fuimos.
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