9) Sentimientos

, golpee la puerta. 

-Adelante, contestó Eduardo.

- Permiso!, ya estoy aquí Ingeniero  Astudillo. 

-Kiara!, ¿estás bien?, qué pasa?, ¿por qué me dices Ingeniero Astudillo lo dijo con voz de burla.

Prefiere que le diga jefe o Señor, no tengo problema. 

-Kiara, ¿qué pasa?.

-Es que usted es mi jefe y merece que le trate de usted.

-Quedamos en que me ibas a tratar de tú, y no es necesario eso de jefe o señor, tenemos un trato y tienes que cumplirlo. 

-Si lo sé Eduardo pero es que eres mi jefe y no puedo hablartede esa manera, es una falta de respeto y además alguien podría molestarse, dije recordando las palabras de Diana.

Se puso de pie se acerco a mi tomo mis manos y dijo: -Si yo no me molesto nadie tiene porque molestarse, además no hay nada de malo el que me tutees, sonrió.

Esa hermosa sonrisa, cómo puedo decirle que no solo con ver sus hermosos ojos miel, esa hermosa mirada y sonrisa me pone nerviosa.

-Ok!, pero nada más cuando estemos solos, cuando haya más personas serás el ingeniero Astudillo, no quiero que piensen mal. Me sonroje de mis propias palabras. 

-¿Y qué podrían pensar? Pregunto.

Le solté las manos y me senté. -Nada no me hagas caso por favor, por cierto Eduardo donde va a ser mi puesto de trabajo le dije muy nerviosa es que no podía contarle lo que Diana comentó, es obvió que ella está muy interesada en él, además ese no es mi problema pensé. Se sentó en su puesto, estaba un tanto no convencido por lo que dije se notaba en su cara. 

-Ya mande a que traigan tu escritorio, y claro que va a estar aquí en mi oficina, después de todo eres mi asistente y creo que debes estar a mi lado.

Me puse muy colorada y él también. 

-Es que mis otras asistentes han estado siempre afuera y no ha resultado creo que será mejor que estés aquí y podamos trabajar juntos, y comunicarnos bien. 

-Ok, como digas pero no tengo problema en que mi escritorio este afuera, yo estaré donde tu quieras. Digo trabajando aclare, sonreímos. 

Es verdad dijo otra vez con su sonrisa pícara, recordé que me debes una y que dijiste que harías

lo que yo quiera. 

Mi cara cambió de colorada a preocupada. -Es verdad, que fue lo que le contaste a mamá, ¿sí se convenció verdad?. 

-Claro que sí, aunque no me gustó mentir solo lo hice porque tu me lo pediste y porque debes prometer no salir tan tarde , tener más cuidado. Es verdad tu manejas motocicleta, quedé muy sorprendido de verte salir en motocicleta de la casa, eres muy interesante Kiara.

Sonreí.-Mi papá me enseñó, el era un profesional sabes, amaba correr y yo lo amaba mucho lo admiraba muchísimo, fue un hombre muy bueno, lo extraño tanto. Me puse un poco triste. 

Se puso de pie frente a la ventana, miró hacia el cielo y dijo: -Te entiendo, también extraño a mis padres, ellos eran los mejores.

Pobre de mi héroe él perdió a sus dos padres, y aún así es el hombre que es, exitoso, honrado, fuerte, pero sobre todo muy bueno. 

Me acerqué a él. 

-Tu eres un hombre muy bueno, sabes se que tus padres están muy orgullosos de ti, de todo lo que has logrado, de como has cuidado de tu hermana y que aunque no los veas ellos están a tu lado dándote la fuerza para seguir. 

-Siempre he pensado lo mismo, sé que ellos están conmigo porque la verdad solo jamás hubiera podido sin su fuerza. Tu madre es una mujer increíble y valiente, y tu padre debió ser un hombre maravilloso él debe estar más que contento contigo muy orgulloso de tener un hija como tu. 

¡ay no!, una lágrima cayó por mi rostro, es que oír palabras tan hermosas sobre papá hace que recuerde que ya no está conmigo y que lo extraño tanto. 

-¡No llores!, tomo mi rostro con su mano derecha y con la izquierda limpio mis lágrimas, se acercó más, me abrazó,yo lo abrace también, necesitaba tanto ese abrazo lo apreté fuerte.

Permanecimos así mucho tiempo, la verdad no quiero soltarlo, siento que él tampoco. Puedo oír el palpitar de su corazón, me hace sentir como si fuera una niña que necesita refugio. 

-Hueles, rico me susurró al oído. sentí un temblor que subía desde mis pies hasta la punta de mi cabeza.

Me dejé llevar por el momento.-Tú también le susurre al oído, y ese temblor aumento.

¡Dios!, que va a pensar de mí, debo soltarlo pero no puedo o no quiero, pensé. Siento su respiración en mi cuello, huele tan rico su aroma me encanta, pero ¿qué pasa por su cabeza?, ¿qué piensa de este momento?. Ya no lo estaba apretando como antes, y lo notó pero él no cambió su fuerza seguía abrazándome como antes.

-¿Qué pasa?, me susurró al oído.

Otra vez sentí aquel temblor,pero no me deje llevar. 

-Es que alguien puede entrar, nos puede ver así y seguro va a pensar mal, no creo que quieras que estén hablando mal de ti conmigo. 

Me soltó, claro porque iba a querer que la gente hable mal de él y conmigo.

Iba a girar para mirar por la ventana, pero su mano derecha me tomó de la cintura, y su mano izquierda tomó mi rostro. Me apego lo más cercano a él. Mi corazón palpita tan rápido que si pudiera saldría por mi pecho. 

-Y si quisiera que nos vean así y que la gente hable de ti y de mi dijo con dulce voz mi héroe.

Pero qué estoy oyendo, creo que estoy soñando, pensé sin poder decir ni una palabra. 

-Kiara‎ no se si creas lo que digo, a lo mejor pienses que estoy loco, dime tu crees en el amor a primera vista. 

Como decir que no si así fue como me enamoré de "Tomas". Al igual que en un instante como lo amé ahora lo odio. 

Pero vaya que pregunta, no voy a mentir, pensé. 

-Si, claro que sí creo, pero ¿por qué qué me preguntas eso?. 

-Kiara desde aquella noche en el parque no dejó de pensar en ti, esa noche tú te quedaste en mi cabeza y no se que le pasa a mi corazón, es que simplemente cada vez que estas a mi lado se vuelve loco. Mi cuerpo me exige tenerte cerca y no dejarte ir, mis labios tienen sed de tus labios, sé que es muy pronto para que sienta tantas cosas por ti pero es que creo que si no te lo digo hoy, pasarán tantas cosas y sabes ya he perdido tantas oportunidades en la vida que está no quiero perderla. 

Hay una confusión en mi cabeza no sé qué decirle es que esto es tan prematuro, sé que el amor a primera vista es algo hermoso lo viví pero no sé qué siento por él, estoy tan agradecida con él, después de todo a hecho tantas cosas buenas por mi, pero aún hay tanto dolor en mi corazón y no quiero lastimarlo, no merece que le hagan daño, ¿pero que hago?, ¿qué le digo?, me vuelvo loca por dentro.

Aún no ha salido nada de mi boca pero creo que con mis expresiones lo digo todo o al menos eso creo yo. 

Me abraza más fuerte ahora con sus dos brazos alrededor de mi cintura, estamos muy cerca siento el latir de su corazón. Mis brazos suben despacio hacia su cuello lo abrazó, ahora me tiemblan las piernas, lo abrazo más fuerte, me mira fijamente con esos hermosos ojos miel, que me vuelven loca desde que lo conocí.

Sé que esta mal lo que siento en este momento pero es que también quiero besarlo, no he besado a nadie, más que a mi ex jamás quise engañarlo pero él ya no es nada para mi. 

Inclinó su rostro un poco más, me acerque más, puedo sentir su respiración, está muy agitado,  debe ser por el palpitar de su corazón que late como loco. 

Entonces él se acerca más, cerró sus ojos, cerré mis ojos también ahora puedo sentir sus labios cerca de los míos están tibios, me tiembla el cuerpo lo abrazo más fuerte. 

-Estás seguro de que quieres esto,pregunté. 

-Jamás había estado más seguro de querer algo como ahora. 

Por fin nos besamos apasionadamente, me aprieta junto a su cuerpo y yo a él al mío.  Siento un fuego que entra por mis labios y quema todo mi cuerpo, su aroma es fragante, sus labios son perfectos masajean los míos con tal delicadeza que parecen nubes, no quiero que termine, es un beso ideal, jamás había sentido tal cosa, este es el beso más apasionado que jamás me han dado y he dado.

Pero como nada es eterno, y que terrible que no sea así.

Suena la puerta.

Yo me asuste. 

-Tranquila me dice con dulce voz, me da un último y tierno beso, disculpa por la molestia, quisiera que este momento no termine. Por favor siéntate frente a mi escritorio. 

-Ok, jefe le dije sonriendo. 

-Pase por favor, dijo sonriendo también. 

-¡Gracias, Eduardo!, hay unos señores afuera que insisten en colocar un escritorio aquí en tu oficina, que seguro es para esta.. tu asistente quise decir, y como estoy segura que lo deben dejar afuera vine para que les digas que están equivocados dijo muy arrogante Diana la chica que me odiaba más desde que llegué con mi motocicleta.

-Diana no es una equivocación yo mismo ordené que pongan el escritorio aquí en mi oficina dijo sonriendo Eduardo.

Ella se puso fúrica y reclamó, - pero como puede ser posible Eduardo, porqué ella tiene que estar aquí contigo.

-Por que así lo decidí Diana, ¿qué pasa?, tienes algún problema ¿qué te ocurre?, ¿por qué gritas?. Mira mejor diles a los señores que pasen dijo Eduardo un poco enojado. 

-Está bien!, gritó Diana y salió furiosa de la oficina. 

-Pero qué le pasa a esta mujer jamás se había portado de esa manera dijo Eduardo confundido.

Me dio un poco de risa. -Pues es obvio que tu la vuelves loca.

-¿Qué dices?, yo pero si no he hecho nada; término su frase, justo en ese momento entró ella. 

-Pasen señores, aquí deben colocar el escritorio. 

Eduardo se puso de pie y dijo: -gracias Diana puedes irte yo atenderé a los señores. 

-Permiso, dijo y se fue. 

-Muchachos por favor coloquenlo en la esquina derecha cerca de la ventana.

-Estás seguro de que yo esté aquí dentro, no tengo problema en estar afuera con los demás empleados. 

-Claro que no Kiara, tu eres mi asistente y necesito que estés junto a mi.

Me sonroje, lo dices por trabajo verdad dije nerviosa. 

-Claro señorita dijo con su sonrisita pícara de siempre. 

-Hemos terminado señor está listo el escritorio dijo uno de los muchachos. 

-Gracias chicos en la recepción recibirán su pago, muchas gracias, Eduardo cerró la puerta. 

-Qué te parece tu escritorio, se ve cómodo, sabes pensándolo bien mejor lo ocuparé yo. 

-No porfavor que dices y yo donde me sentare. 

-Que tal mi escritorio, ¿te gusta?. 

-Claro que no, así solo me buscaría otros gritos de Diana.

-No le hagas caso, sabes creo que debe tener algún problema ella jamás se ha portado así. 

-¡Vaya que si ! dije sonriendo.

'¡Bien, vámonos! Tu madre nos espera y le prometí que hoy almorzamos con ella.

Muy sorprendida dije, -ustedes ya son grandes amigos, ¿verdad?. 

-Para que te niego algo que evidentemente es correcto. Tu madre me cae muy bien y por suerte yo a ella, así puedo estar más cerca de ti. 

Me puse roja y nerviosa, se acercó con su hermosa sonrisa esa que me vuelve loca. 

-Vamos, no puedo fallarle a tu madre. 

-¡Ok!, vamos jefe lo que usted diga. 

Salimos de su oficina. Otra vez las miradas de todos sobre los dos. 

Diana se acerca, toma del brazo a Eduardo y dice: -Pensé que te ibas a demorar más, vamos juntos al comedor, claro con todos los demás. 

-Me gustaría, pero tengo una reunión importante, mañana tal vez.

-Reunión a esta hora, imaginó que te Vas sólo.

Eduardo me tomó del brazo y dijo: -En realidad no, me voy con Kiara, vamos un poco atrasados.

Regresó más tarde que tengan un buen provecho y buena tarde. 

Me llevó apresurado al ascensor, bajamos hasta el subsuelo.

-Sube que vamos retrasados, dijo él.

-No traje mi motocicleta recuerdas. 

-No importa déjala, conmigo irás más segura.

-Tranquilo sé lo que hago sonreí y fui por mí dorada. Salimos del subsuelo, el cielo está nublado, el viento sopla fuerte, incluso me atrevo a decir que lloverá. Me acerqué a su auto. 

-¿Te sigo o me sigues?, pregunte. 

-Primero las damas, dijo en tono burlón.

-Que caballero eres pero no quisiera que te quedes atrás le dije sonriendo.‎ 

-Me estas retando muchachita dijo en risotadas. 

-Claro que no jovencito dije tímida. 

-Es mejor, dijo riendo aún. 

-Claro niño, no quiero verte llorar si pierdes le dije riendo, mejor vámonos pronto, tu no conoces a mi madre enojada, peor por impuntualidad.

-ok, pero ni creas que me voy a olvidar lo que dijiste.

Sonreí. 

-ok, ok!, pero no me tengas rencor. Salimos juntos él en su auto y yo en mi motocicleta, llegamos al primer semáforo lo mire, me guiño un ojo, vaya que guapo se ve conduciendo.

Luz verde, seguimos el camino ya casi al llegar a casa paró frente a una florería, hizo señas para que esperé. Se demoró unos diez minutos en salir con un ramo de rosas blancas, lo guardó en el asiento de copiloto. Me hizo señas para seguir, pronto estuvimos en mi casa. 

Mi madre salió muy contenta para recibirnos, quedó sorprendida al ver el hermoso ramo de rosas blancas. 

-Bienvenidos hijos dijo mi madre. 

-Gracias querida Rebeca, te traje un detalle, espero te guste.

-Están hermosas, gracias cariño no te hubieras molestado. 

-¡Hola mamita!, veo que estás mejor, me alegra mucho verte recuperada. 

-¡Gracias hija!, por favor pasen, prepare lasaña tu plato preferido Eduardito. 

-Vaya lo recordaste, gracias querida, vamos que yo ayudo a servir.

 

-¡Gracias!, cariño qué alegría verte contentoo, seguro tu madre te la preparaba con cariño como yo lo hice para ustedes, ese es el ingrediente especial para todo. Por cierto qué tal le fue todo en el trabajo.

-Todo muy bien respondió Eduardo. 

-Si mami todo va bien.

Claro excepto por lo del beso y Diana creo que todo bien, pensé. 

Pasen todo está listo dijo mi madre. Mi mamá tenía lista la mesa, nos sentamos. Eduardo y mamá conversaban mientras comíamos.

sonó mi celular. Era un número desconocido.

-Perdón dije salí a la sala para poder contestar. 

¡Hola!¿Quién habla?. 

-¡Hola!, Soy Tomás. Era él, aquel hombre al que amé tanto y que tanto daño me ha hecho, me quedé en silencio sin saber qué contestar o como reaccionar. 

-¡Hola!, Kiara ¿estás ahí? Pregunto. 

-Si! Respondí. 

-¿Estás bien? Pregunto. 

-¿Qué quieres?, le dije muy enojada.

-Me voy a casar dijo muy arrogante. 

Las lágrimas cayeron al instante. Cómo puede decirme tal cosa acaso se volvió loco, es que no tiene respeto por mí, pensé. 

Tome aire y dije: -Que bien por ti Tomás, pero no entiendo que tengo que ver en eso. 

-¡No te hagas Kiara! Dijo muy enojado. 

-De qué hablas respondí muy enojada. 

-¡Mira! ya sé que has estado hablando con Verónica, para pedirle que me deje, ella me confesó que la acosas. Dijo gritando. 

-Me reí, ¿qué dices?, ¿Verónica?, por ella me dejaste, vaya que eres un idiota después de todo lo que ella te hizo. 

-No finjas, Kiara entiende ya no te amo, soy feliz con Verónica con ella me voy a casar, déjala tranquila.  Ella siempre ha sido la mujer a quien he amado y más ahora que vamos a tener un hijo dijo el muy enojado.

-Un hijo, dije sin pensar.

-¡Si! Así que olvida todo y no la vuelvas a molestar. 

Sentí tristeza por perderlo otra vez. Rabia porque era por ella, aquella muchacha que conocí en el bar cuando lo conocí, aquella chica que había jugado con él. 

Y ahora se van a casar y van a tener un hijo. 

-Tomás, yo no sabía que era por ella y menos que ibas a ser papá dije confundida. 

-Si claro, pues ya lo sabes dijo con rabia. 

-No te preocupes lo nuestro ya paso no la he buscado y tampoco a ti así que tranquilo que de mi no sabrás jamás, adiós dije y colgué. 

Me senté, como puede ser tan idiota, lo he perdido para siempre como puede haber jugado así conmigo, si siempre la amó a ella, si siempre estuvo en contacto con ella, pero que rabia, es un idiota yo jamás lo traicione jamás. 

Ella se burló de él muchas veces y aun así él está con ella. Al fin y al cabo son tal para cuál. Subí a mi cuarto tan rápido como pude, cerré la puerta y me lancé a mi cama a llorar. 

sonó la puerta.

Seguro es mi madre, pero no quiero que me vea así. 

otra vez.

-Pase dije sin mirar quien era?. 

-¿Qué pasa?, Kiara dijo Eduardo. 

-¡hay, no!, que vergüenza con Eduardo, no podía verlo así. Se sentó junto a mi en la cama, me tomó la mano y gire. No dije nada tan sólo me senté y lo abracé muy fuerte. 

Otra vez mi héroe es el que está a mi lado en este momento tan amargo.

 

Él no sabe nada pero está aquí sentado conmigo, abrazándome.

-¿Es por él verdad? Me dijo al oído.

-Es un idiota, dije llorando. 

-Lo sé, no merece tus lágrimas.

Lloro por mi, porque lo amé demasiado y él nunca sintió nada por mi. 

-Tranquila, llora si así te desahogas esta bien. 

-Hija ¿estas bien?, dijo Rebeca. Lo solté, me sequé las lágrimas. 

-Si mamá, estoy bien.

-Las dejó solas dijo Eduardo y salió.

-Hija necesitas hablar.

-No, estoy bien, gracias mamá. Me abrazó, estuvimos así por unos segundos en silencio.

-Bajemos Eduardo está solo dijo mi madre.

-Ve tu madre, yo te alcanzo en unos minutos.

'¡Está bien!, ven pronto hijita. 

Me levanté, fui hacia mi armario, tomé la caja dorada. 

Dentro de ella están todos mis recuerdos con él, fotos, cartas, un peluche y lo más importante este anillo con el cual me pidió matrimonio.

(Aquel día me citó en una cafetería, estaba muy serio cuando llegué. Pensé que estaba enojado. Lo saludé con un picó, él estaba muy frío.

Tomábamos un café con una rica torta, la mía era de chocolate. De pronto entre mi torta apareció el anillo y me quedé en shock. 

-Mira amor un anillo dije emocionada.

Él se levantó y se arrodilló frente a mí, tomó el anillo y dijo: -Kiara ¿te quieres casar conmigo?.

Fue el momento más romántico de nuestra relación. Me puso el anillo, era hermoso. Se puso de pie, y me tomó las dos manos. Las lágrimas corrían por mi rostro, eran de alegría.

-Si, mi amor, claro que sí le dije. Nos dimos un beso, las personas que estaban en la cafetería nos aplaudían, fue tan bello ese día)

:(

 Ahora recordarlo es tan amargo. Como pudo simplemente olvidarme. Es que nunca fui importante, nunca llegué a ser su mitad. Lo que más duele son sus caricias, sus palabras de amor, sus besos y haberle entregado todo, absolutamente todo. No fui ni seré suficiente para él.

Tomé todos mis recuerdos y los volví a guardar en la caja dorada. Sequé mis lágrimas y bajé, mi madre y Eduardo esperaban sentados en la sala.

-Estas bien hija. 

-Si mami todo está bien, no te preocupes.

-Bueno, me voy a la oficina, dijo Eduardo.

-Es verdad, ya estamos tarde, vámonos.

-Tranquila tómate la tarde.

-De ninguna manera, no puedo faltar al trabajo. 

-Es mejor hijita ve, a trabajar. Nos despedimos y salimos de la casa.

-Yo te llevo, sube al auto. 

-Gracias, está bien.

-Llegamos a la oficina. La mirada de todos estaba sobre los dos pero estoy tan deprimida que la verdad no me importa, entramos a la oficina de Eduardo, trabajamos toda la tarde, sin ninguna interrupción.

-Bueno gracias a tu ayuda hemos terminado, ya es tarde será mejor irnos a la casa dijo él. 

-Vaya con tanto trabajo no sentí la tarde. Salimos de su oficina con la sorpresa de que ya no había nadie. 

-Es tarde, todos se fueron dije sorprendida. 

Eduardo sonrió. 

Bajamos al parqueadero y ahí estaba su auto negro.

Eduardo manejo en completo silencio.

Yo por no querer hablar y de seguro él por no saber qué decir. 

Pero no íbamos de camino a mi casa, y aunque lo sabía no dije nada.

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