El corazón de Marieth se le quería salir, nunca en su vida sintió tanto terror hacia alguien.
—¡¿Qué haces aquí?!—Grito Lixfe quien miraba con atención su habitación y a la joven, noto varias cosas fuera de lugar y objetos que no debían de estar afuera.
Marieth solo retrocedió, nunca lo había visto tan enojado, miró como él empezó a mirar sus cosas las cuales no estaban acomodadas a como él las dejó, estaba enojado, su sangre le hervía, golpeó fuertemente el armario para acercarse a la joven, a lo que Marieth abrió la puerta y salió corriendo de allí, su corazón palpitaba demasiado rápido, no quería ser lastimada por él, podía sentir como él también la perseguía, la joven había podido salir del Castillo, se dirigió al jardín en el que ella lo perdió por un instante, siguió corriendo hasta encontrarse con arbustos los cuales tenían varias espinas, la joven no perdió tiempo y empezó a correr, las espinas le quedaban entre la ropa, para su mala suerte su cabello se atoró en una rama, la joven cuidadosamente lo quitó de ahí, al ser liberada siguió avanzando, tenía que escapar, las ramas rasguñaban su rostro, no le tomó importancia, era un largo camino como recordó, la lluvia se ponía más intensa cada vez, el aire era tan fuerte que las ramas de los árboles caían, la joven se tenía que dar prisa, no deseaba perder más tiempo.
Por la inmensa lluvia que caía del cielo se empezaron a hacer arroyos de lodo, la joven por fin había terminado de cruzar los arbustos pero resbaló debido al lodo, rodó hasta chocar contra un árbol, golpeándose la cadera, con dolor se levantó y siguió caminando, su rostro estaba lleno de lodo al igual que su ropa, se empezó a limpiar los ojos para poder ver con más claridad, y para su mala suerte había dos caminos, uno era un pantano lleno de lodo y otro era un río incontrolable, empezó a dudar de qué hacer, hasta que los arbustos se movieron, ella por la presión se metió al pantano, era un poco profundo, el lodo le llegaba hasta el pecho, siguió caminando, era complicado pero lo tenía que lograr, hasta que vio una liana a la cual tomó para poder escalar, la sostuvo entre sus manos y empezó a subirse en ella, subió lo suficiente y se impulsó con un árbol para al menos llegar cerca de la otra orilla, y llegó un poco más cerca, dio unos pasos más y llegó a tierra, más bien convertido en lodo por la lluvia, siguió corriendo, no sabía a dónde se dirigía pero no se detuvo, miró a su alrededor solo para confirmar si seguía siendo perseguida y no vio nada más que oscuridad, la tormenta no dejaba ver nada a la vista, a lo que decidió caminar para tomar aire, se percató que empezaba a haber neblina que no la dejaba ver nada con claridad, continuó caminando hasta que chocó contra un tronco, en el cual ella se sostuvo, observo que había un puente, rápidamente se hizo hacia atrás, si no hubiese chocado hubiera caído, soltó un suspiro de alivio.
Recordó que en el camino que recorrió con el caballo había cruzado un puente, y antes solamente había corrido derecho, ¿Estaba cerca?, no lo sabía, pero sentía que si, el puente era de madera que se miraba vieja a simple vista, se movía un poco por medio del viento, le causaba terror tener que pasar ese puente pero le causaba aún más que ese sujeto la encontrará, nuevamente se acomodó su cabello para saber en donde pisar, por fin había empezado a caminar sobre él, cada pisada la hacía temblar, el puente hacía ruido en cada pisada que hacía la joven, crujía demasiado como si se fuese a romper, ya le queda menos de la mitad, se detuvo, ya que el viento había soplado fuerte que ocasiono que el puente se moviera bruscamente causando que la joven gritase del susto, pero no se rompió ni la joven cayó, ella notó como la neblina poco a poco se iba, suspiro de alivio, estaba punto de dar un paso pero escucho como el puente crujía, era extraño, ya que tenían que tratarse de otras pisadas, se dio la vuelta y lo vio...
Estaba empapado, el agua resbalaba de su máscara negra, a diferencia de ella, él no estaba sucio por el lodo, no traía su misma capa, tenía una de color rojiza, los truenos lo hacían verse aún más aterrador, Marieth lo miro con horror, sus piernas empezaron a temblar, los ojos rojos del sujeto se iluminaron cada vez más, la joven se empezó a exaltar, la lluvia era más intensa y los truenos alumbraban poco a poco, solo se quedó quieto, estaba en el principio del puente, Marieth ya casi terminaba, la joven quería morirse, tenía tanto miedo, se alteró al ver como él empezaba a caminar hacía ella, la joven rápidamente siguió con su camino, sentía las pisadas de él cada vez eran más rápidas, a lo que también decidió correr pero una pisada mal ocasionó que cayera a lo que el puente tambaleó, se había atorado entre la escalera del puente, se maldijo por no haber tenido cuidado, pero no tenía tiempo para errores, su vista había vuelto hacia atrás para encontrarse a Lixfe en frente suyo a lo que se le heló la sangre, estaba atónita.
Marieth trató de zafarse pero no lo lograba, hasta que él la tomó con fuerza del brazo rompiendo la escalera del puente logrando apartar a la joven, siguió su ruta para cuando se terminara el recorrido del puente tirarla cerca de un arbusto, la joven miró al suelo con miedo.
—En mi vida, nunca me habían retado de esa manera, rompiste todas las reglas Marieth, entraste a mi habitación, me faltaste el respeto en la mesa, escapaste del Castillo y te metiste con mis cosas, no solo estoy molesto, estoy lleno de malos pensamientos que incluso no paran de llegar, mi límite ya no existe—Dijo Lixfe, su voz reflejaba toda la ira que contenía, no estaba gritando, hablaba normal, por lo que a Marieth le causó terror, intento irse pero la tiro al suelo poniéndose sobre ella, a lo que la joven intento apartarse.
—¿Tan rápido te vas?, ¿Por qué?, si apenas empezamos Marieth—Susurró Lixfe en el oído de Marieth.
—Ruégame que te suelte, suplica que te deje ir, tanto te dolió que te dijera tus verdades, pobrecita, no aceptas ni un comentario, pero que puedo esperar de la hija de un ladrón poco hombre—
La joven agarro valor y abofeteo al hombre a lo que desacomodo su máscara dejando a la vista sus labios y la mejilla izquierda, dejando ver una piel pálida, y unos labios que formaron una sonrisa—Te odio, te odio tanto—Le dijo Marieth, a lo que escucho una risa de parte de él.
—¿Me odias tanto?, que lindo, yo te odio aún más, estás acabada—El hombre tomó su mentón de acercando a la joven más hacía él.
—No sé por qué te fuiste corriendo, tal vez porque rompí mi armario, tal vez porque me enoje de más, pero corrías como si te fuese a matar, yo nunca te intentaría matar Marieth, se me hizo ridículo que te fueras, yo solo te espanto, yo ladró más no muerdo—Marieth se sorprendió, pero no iba a ceder.
—No te trates de excusar, tú eres un...—La interrumpió.
—¿Monstruo?, no me importa, no trato de excusarme Marieth, trato de saber la razón por la cual estabas en mi habitación—La joven no le respondió, solo desvío su vista, nunca había visto ni rastro de piel en él, "Es como yo", se dijo a sí misma.
—¿No me vas a responder?—Preguntó él, la joven cerró sus ojos esperando a que se viniera lo peor—Marieth, mono, altanera, jardinera, querida, niña, ¿Cómo prefieres que te diga?, digo, parece que no escuchas por ningún nombre, así que mejor dime tú, a ver si ya hablas—La joven abrió sus ojos.
—Mi nombre es Marieth y no le hablo porque no deseo hacerlo, mejor dígame usted, ¿Cómo prefiere que le diga?, ¿Amo?, ¿Sujeto?, ¿Lixfe? O ¿Príncipe Félix?—Aquel último comentario ocasionó que él la acercara más hacía sus labios, quedando centímetros de ellos.
—Si aprecias tu vida más vale que no me vuelvas a llamar así—La tormenta era aún más violenta, el aire ocasionaba que el cabello de la joven se despeinara.
—¿Qué quiere de mí?, ¿Qué desea?—Preguntó la joven.
—Marieth, si yo supiera que es lo que quiero sería feliz, pero en este instante lo que deseo es que te calles—La joven únicamente lo intento apartar, su mejilla rozo el labio de aquel sujeto, a lo que esté beso, incluso lamiendo la mejilla. La joven jamás se esperó ese acto, solamente tapo los labios del sujeto, no lo suficiente, ya que dijo las siguientes palabras...
—Siempre huyes de mí, y yo de ti, por esta vez hay que dejar de hacerlo—Dijo el sujeto, apartando la mano de la joven, tomando su mentón y besándola, ella abrió sus ojos como platos, estaba a punto de empujarlo pero no lo hizo, al contrario, sus manos tomaron las mejillas de él y ocasionó que el beso se profundizará más, las mejillas de Marieth ardían, nunca había besado a nadie, con su mano derecha quitó su capucha para tocar el cabello suave de él, su máscara estorbaba así que se detuvo Marieth—Espera—Le dijo, pero él la volvió a besar, ella volvió a apartarlo—Detente—Dijo agitada entre la boca del hombre—¿Por qué?—Preguntó él con una pizca de fastidio.
—No podemos confundir esto, hace unos minutos yo escapaba de ti aterrada, y de la nada nos estamos besando, eso no tiene sentido—El sujeto se enderezó acomodando su máscara—Mira, ¿Cómo esperabas que reaccionará después de ver que te metieras a mi habitación después de insultarme cuando desayunábamos?—Marieth se enderezó también.
—¿Qué esperabas que hiciera yo?, me insultaste incluso porque nací, heriste mis sentimientos, tenía que seguir investigándote para tener una manera de escapar de ti—
El joven le tapo su boca a Marieth.
—Lo que dices de verdad no tiene sentido, no entiendo que es lo piensas, ¿Investigar?, ¿Y qué si sabes todo de mí?, ¿Crees que diré "Bueno, como me conoces ahora te dejaré ir, ya que tú eres mi nueva salvadora", es en serio?—Marieth miró hacia el suelo, era cierto, ella no era su salvadora, un trueno hizo que dejara de estar en sus pensamientos—Vámonos, empezará más fuerte, tendrá que esperar nuestra discusión de recién casados, date prisa—Marieth se levantó tratando de sacudir su vestido—¿Qué vas a hacer?—Preguntó la joven antes de caminar—¿Hacer de qué?, ¿No me digas que un beso te dan ganas de hacer cosas indecentes?—Dijo él mientras miraba a la joven muy apenada—¿Qué cosas dice?, ¿Qué clase de educación le dieron?—Preguntó la joven mientras le daba la espalda.
—Sígueme y te lo contaré, odio que andes de mi detective, así que date prisa—Marieth siguió al hombre, ambos caminaban, lo que se le hizo extraño era que el camino era muy sencillo, ¿Dónde estaba los arbustos con espinas?, ¿El pantano?—Oye, yo no vi este camino, no tiene lógica, hace unos momentos parecía que me iba a morir en el pantano—Dijo la joven mientras se limpiaba el lodo de su cara, el sujeto solo la volteo a mirar—Mira, lo que sucede es que el bosque no te permite irte, ya que eras mi fugitiva, pero al darme cuenta que te lastimabas pare de hacerlo—La joven lo miro con molestia.
—Es tan cruel—Dijo ella mientras le daba un empujón, a lo que él se lo devolvió enseguida—Y tú eres extraña—
Termino de decir, Marieth se seguía limpiando el lodo de la cara, a lo que una pregunta se le cruzó por la cabeza, ocasionando que sus mejillas tomarán un color rojizo.
—¿No lo ensucie?—Pregunto la joven mientras miraba hacia otro lado—
—¿De qué hablas?—La joven únicamente apretó sus puños, él ya lo sabía, pero quería que la joven admitiera lo que también hizo—Cuando me beso se ensució si no me equivoco—Marieth se sonrojó a lo que escucho una risa de parte de él, pero esa risa no era sarcástica, sorprendiéndola, era una risa bastante bella, los ojos de Marieth se iluminaron.
—¿Cuándo te bese?, ¿No querrás decir cuando nos besamos?—
—Para nada—Dijo rápidamente, por fin habían llegado al Castillo, estaba agotada, pero aún no había entrado.
—¿Qué te detiene?—Preguntó él.
—Todo me detiene, si entró usted volverá a ser malo conmigo, usted me dijo antes de besarnos que dejáramos de huir del otro, pero eso fue hoy, ¿Y mañana?, usted volvera a tratarme mal—La joven miró a la nada, no se sentía del todo relajada.
—Marieth—Pronuncio su nombre el hombro atrayendo la atención de la pelirroja—No suelo pensar en el mañana, pienso en el hoy, eso hace que me moleste menos, tuviste razón, llenas un vacío enorme en mí, así que te pido que no te vayas, yo te dije que tenías todo el derecho de irte, pero te suplico que no te vayas—Dijo, la joven se quitó sus zapatos y entró sonrojada, esas palabras la estremecieron, lo besó, y ya no podía volver atrás, ya lo había hecho, la pregunta que se hizo era ¿Qué es lo que ocasionó ese beso?, ¿Algo bueno o algo malo?, el sujeto le dijo que subiera a su habitación para que ella se fuese a bañar, ella ya sabía lo que tenía que hacer, bañarse y bajar para cenar, se bañó tomó su camisón y limpiaba nuevamente sus rasguños, su ropa de jardinero tenía varias espinas—Todo por hacer mis berrinches, como lo siento señor jardinero que usaba esta ropa—
Sé Dijo mientras en una esquina ponía la ropa, pensaba quitárselas el día siguiente, sé colocó su camisón blanco y bajo, sus mejillas se sonrojaron al notar que él se encontraba en la mesa, pero noto que no la alcanzó a ver, así que decidió darse la vuelta—Regresa—Le pidió él, ella soltó un leve suspiro y bajo, tomando asiento a lado de él, ella notó que seguía su baguette al igual que su Leche de chocolate, la bebió y noto que seguía caliente.
—Hablemos—Comentó él quien acomodó su silla para ver mejor a la joven—No quiero hablarte aun de mi pasado, lo que quiero hablar es de lo reciente—Ella asintió—Está bien, pero deseo respuestas mañana—Él solo le dio un pequeño golpe en su frente—No te pases niña, recuerda que no cambia nada lo que ocurrió—Ella tocó su frente con un leve sonrojo—Bien, te tengo varias preguntas de aquí, primero, ¿Por qué el clima cambia de repente?, segundo, ¿Cómo sabes todo sobre mí y de mi familia?, tercero, ¿Cómo sabes lo que está pasando en este preciso momento?, cuarto...
—Él la interrumpió—Tranquila mono, pregunta a la vez, primero que nada, el clima cambia depende de mi estado de ánimo, y también porque aquí nada es normal si no te has dado cuenta—Ella solamente lo miro extraña.
—Contéstame las demás por favor—Le pidió ella.
—Bien—Dijo él, le extendió la mano a la joven, ella nada más lo miro confundida.
—Sígueme Marieth, ¿Quiénes saber todo?, tienes que seguirme, después puedes disfrutar tu comida—Las mejillas de la joven se pusieron rojas, tomó la mano de aquel hombre y empezaron a caminar, ella se percató que se dirigían a la habitación de él, abrió la puerta y dejó pasar primero a la joven, ella notó que ya había luz, todo se veía con claridad, lo muebles hechos pedazos al igual que la mayoría de espejos, eso no era nuevo para ella, pero lucia más aterrador que antes—Este es mi único espejo intacto—Dijo el sujeto tocándole la parte de arriba, el espejo era de cuerpo completo, pero lucia bastante extraño, Marieth se asomó para verlo, y su reflejo brillaba un poco, creyó que estaba loca pero aseguraba que incluso podía moverse—Este espejo es capaz de enseñarme lo que quiero, pasado, presente y futuro, si deseo ver los momentos más bellos de mi vida, aquí los puedo ver—Marieth simplemente pensaba que tal vez él se sentía solo, después de todo, si él era el príncipe Félix ¿Qué había pasado con su familia?, ella tocó su hombro a lo que él acarició su mano—Es por eso que sé todo de ti, de tu familia, no quería darme malas ideas de ti o de tu padre—Marieth quedó sin palabras, estaba actuando diferente, se notaba más amable, tanto en sus palabras como en sus acciones, ella quedó fascinada al poder saber más sobre él, el espejo era su herramienta para ver el mundo exterior—¿Cómo lo conseguiste?—Preguntó la joven—Eso es parte de mi pasado, luego te lo comento—Terminó de decir él para luego sentarse en una de sus sillas la cual ya no estaba rota, a lo que la joven también tomó asiento en la cama del hombre—Ahora todo tiene sentido, ¿Desde cuándo investigó sobre mí y mi familia?, no es que quiera ser un detective, pero la verdad si me va a hacer sincero yo también lo seré—Él solo miró a la joven para después sentarse a su lado tocando las manos de ella, Marieth se acercó a él, su corazón palpitaba rápido, este sentimiento era nuevo para ella, nunca antes lo había sentido por alguien, ¿Será que le lanzó un hechizo?, se le cruzó esa idea, pero sonó absurda para la joven.
—Desde que llego tu padre, cuando él se marchó de aquí le pregunté al espejo su pasado y su actualidad, y pues aquí estamos, yo sabía que vendrías, por eso prepare todo para ti, cada mueble, cada figura te representaba Marieth—Ella lo miro atónita, no parecía mala persona, ¿Pero por qué actuaba así?—¿Me representaba?, ¿A qué te refieres?—Preguntó la joven mientras seguía tomando las manos de él, sus manos eran frías como de costumbre, pero ella no quería soltarlo y parecía que él tampoco—Eso es algo que te contaré mañana, paso a paso niña, hoy terminamos, mañana seguimos—Marieth solo apretó las manos de él dándole una sonrisa forzada, odiaba que la dejarán con la duda, pero ya espero mucho como para no esperar mañana.
—Claro, que tenga linda noche, que la verdad se me hace extraño que el tiempo pase tan rápido—Ella soltó al joven pero él la volvió a tomar, sus miradas reflejaban deseo hacia el otro, una mirada era de totalmente desesperación, y la otra de tranquilidad, unos ojos verdes llenos de esperanza, y unos ojos rojos llenos de desilusiones, una máscara se empezó a levantar dejando ver sus labios, una boca se acercaba a ellos, hasta que por fin chocaron, unas manos tomaron el rostro del hombre, Marieth acariciaba la mejilla de este, solamente podía sentir las del lado izquierdo, aquel sujeto tomó la cabeza de la joven para acercarla aún más y ella supo que debía de parar para no tener que llegar más allá.
—Disculpa, disculpa—Dijo la joven apenada quien salía de la habitación a toda marcha dejando al hombre con dudas, él se acomodó la máscara mientras añoraba que la joven regresaba pero él sabía que era muy obstinada para hacerlo, tocó su pecho algo extraño.
"Mi corazón, ¿Porqué late tan rápido?".
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