Albert estaba nervioso, esperaba que este sujeto fuera de fiar, no quería perder a su hermana para siempre, no sabía de qué manera la encontrarían, ni siquiera sabía el camino de vuelta hacia allá, ¿Qué tal si no aceptaban el trato?, ¿O si no querían ayudarlos?, todas las preguntas se hacían bolas en su cabeza, sentía miedo, nunca se había sentido así, se sentía tan culpable, de alguna manera ya había podido resolver sus emociones, no valía la pena sentirse así de miserable.
George, por otra parte, esperaba que ese hombre ayudase a encontrar a su hija, tal vez estaba herida, o muerta, él quería descartar esa idea, prefería que ella estuviese en una celda, antes que muerta, deseaba tanto volver a verla, su sonrisa, sus ojos, todo de ella, era tan solo una niña indefensa, estaba en manos de un monstruo el cual podía hacerle lo que se le apeteciera.
Jade, en cambio, no debía perder la oportunidad de ofrecer a su hermana, nunca le tuvo un cierto afecto, sentía que era la favorita por ser tan buena, que incluso a lo largo de los años le tuvo un odio oculto, no la quería muerta, pero tampoco la quería ver feliz, ella era la responsable de la muerte de su madre, no la trataría como una más de la familia y haría todo lo posible para poder tener su estatus alto de nuevo y ser una de las mujeres más importantes del pueblo.
Todos los pensamientos de ellos se borraron al por fin ver a Hans sentado en su silla de piel de oso, todo estaba decorado con animales disecados, la escena era de verdad asquerosa por parte de George, quien odiaba esa clase de adornos, si se me podía llamar así.
El silencio era incómodo, pero George lo rompió—Muy buenos días, joven Hans, disculpe que lo moleste en este momento, pero quisiera hablar con su padre—Dijo George quién extendía su mano, a lo que Hans la tomó también sonriendo.
—Buenos días, Señor Layer, no es ninguna molestia, en cambio, es un honor verlo—Albert extendió su mano igualmente.
—Buenos días, linda casa, y por cierto es Leroy—Dijo mientras admiraba todo.
—Buenos días—Respondió Hans mientras estrechaba su mano pretendiendo no haber escuchado al joven—Gracias, recién la hemos decorado, a mi padre le encanta tenerla así, es un hábito—Una sonrisa se había formado en sus labios, miró de reojo a Jade quien le daba una sonrisa algo extraña.
—Un gusto, es usted un hombre muy guapo—Dijo Jade la cual le daba una sonrisa demasiado grande a lo que él fingió una.
—Muchas gracias, siempre me lo dicen, y díganme, ¿Qué los trae por aquí?—
Preguntó Hans algo curioso por la visita de la familia de Marieth, era raro que ellos fuesen a verlo, sentía tristeza, ya que la pelirroja no se encontraba con ellos, esa mujer sin duda lo hacía sentir lo que jamás sentirían por cualquier mujer, de solo tenerla entre sus brazos le haría cualquier cosa, un día entre las sábanas junto a ella era más que suficiente para que ella se enamorara de él, al menos era lo que pensaba Hans, si la dejaba embarazada era un premio doble para él, porque sabía que las mujeres como ella no soportaría ser madre soltera, y como era tan ingenua es evidente que aceptaría su propuesta.
Aparte de solo pensar en que la joven era pura, lo hacía sentir aún más emocionado, ¿Qué más da que tenga dieciséis años?, para el amor no hay edad, pensaba, sólo la llevaba por dos años, con eso era más que suficiente para él.
Su idea de tenerla era más que perfecta, sabía que ella estaba económicamente mal, así que se aprovecharía de eso, y parecía que era la oportunidad perfecta para pedir la mano de Marieth.
—Mi hija ha sido secuestrada—Hans se sorprendió, no esperaba oír eso de George, ¿Cómo que secuestrada?, era la oportunidad perfecta, ya tenía una gran oportunidad.
—Lamento oír eso, pero como sabrán mi padre y yo no somos policías—
Albert miró detenidamente a Hans.
—Sabemos eso, créeme que hubiéramos llamado a la policía, pero lo que secuestro a Marieth no es un hombre, es un monstruo—Hans no pudo evitar reír ante ese comentario, se sentó tomando una taza de café—No quiero ser grosero pero yo no creo en los monstruos—
—Lo sabemos con esa actitud—Comentó George—Pero es cierto, ella desapareció entre el bosque, y no difundo encontrarla sin ayuda de un profesional—
—Entiendo, pero tienes que darme más detalles, todo lo que sepas me lo tienes que decir para poder ayudarte—Dijo Hans quien miró a George esperando la historia de ese "monstruo" que tanto temían.
George le contó todo a Hans quien lo escuchaba sin importancia, solo quería ir por su amada y planear su boda de una vez, no podía pensar en tonterías ni nada de eso, pero hizo ver que si creía la historia para no levantar sospechas, después de que terminara George de hablar, Hans se levantó y se miró a su espejo de cuerpo completo para verse, acomodaba su traje mientras sonreía maliciosamente—Entiendo tu situación, pero como sabrás yo cobro bastante caro, estoy dispuesto ayudarte, pero siento que no tienes los recursos suficientes para pagarme, yo lo haría gratis pero mi padre jamás me dejaría hacerlo—Decía Hans fingiendo tristeza, pero Jade fue esta vez la que comentó.
—Nuestra querida Marieth siempre ha soñado por un príncipe, usted puede ser su príncipe, sé que esto puede sonar atrevido pero...—Sé detuvo para mirar a su padre y hermano quienes pedían a gritos internamente que no lo hiciera, pero sabían que no se detendría—Pero si usted desea puede casarse con mi hermanita, ella encantada aceptaría sin dudarlo, solamente tendría que rescatarla y ya—Todos se sorprendieron ante el comentario de Jade.
Hans sonrió por dentro, parece que sus planes habían salido bien, y sin siquiera hacer algo, todo era perfecto, pero sabía que no tenía que ser tan obvio, al menos tenía que fingir no aceptar a la primera, y tal vez a la segunda tampoco.
—Nunca podría aceptar eso, dudo mucho que a Marieth le guste mi propuesta—Decía Hans mientras fingía sentirse ofendido.
—Para nada, ella al poder presenciar a un hombre tan fuerte y valiente como usted estaría más que fascinada con la idea—Contestó Jade mientras rezaba porque aceptará de una buena vez.
Mientras que Albert y George permanecían callados, sabían que estaban haciendo mal, pero lo importante era recuperar a Marieth, no podían ahora dejarlo todo atrás, solo se tomaron ambos sus manos mientras Albert daba un suspiro nervioso.
—Piénselo, mientras más tiempo tardemos más mi pobre hermana estará sufriendo, el tiempo es oro para ella—Suplicaba Jade, en cambio, Hans asintió por fin.
—Está bien, acepto, pero quiero que cumplan su palabra—Todos asintieron, pero Albert quiso añadir algo.
—Claro, nosotros cumpliremos nuestra palabra siempre y cuando tú o tú padre encuentren a Marieth, si alguien más la encuentra se acabó el trato—
Albert no era ningún idiota, siempre le había gustado dejar las cosas en claro, aparte, el se encargaría de encontrarla solo, por alguna razón no le convecia ese tipo, por más que fuera adinerado le seguía disgustado, Hans solo miro a Albert—Es un trato—Aseguró Hans.
—Es un trato—Dijo George mientras estrechaba la mano de Hans.
Esto ya iba empezando, pero la pregunta verdadera era ¿Quién tenía la culpa de ese desastre?, ¿Acaso era George?, el fue quien robo a donde no tenía que ir, ¿O tal vez fue Albert?, fue quien abandono a su padre cuando más lo necesitaba y ocasionó que decayera a tal punto de abandonar sus principios, ¿Tal vez fue el socio de George al no querer ayudarlo? si lo hubiese hecho todo estaría en orden, ¿O tal vez fue nuestra querida Marieth al pedir una rosa?, estaba muy confirmado que la última era una víctima, pero su hermana la culpa, solo la vida puede saber esa respuesta, pero como dicen "Una rosa es con lo que empezó y una rosa es con lo que terminara".
...
Marieth estaba en el piso, tenía miedo, ¿Le dolía sus rasguños?, si, ¿Casi se le sale el corazón?, es probable, pero sin duda su mayor miedo era aquel sujeto que se encontraba detrás suyo, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, tenía miedo de él, no quería ser humillada o golpeada por él, solo le quedaba quedarse quieta en silencio, pero era imposible, el dolor en sus rasguños era demasiado fuerte, sus manos eran las que más estaban lastimadas, dio un suspiro, trataba de mantener la calma, pero sintió como era levantada por el sujeto, se alarmó tratando de quitarlo, pero se percato que trato de ponerla de pie.
—¿Eres capaz de caminar?, ¿O prefieres que te cargue?—Pregunto aquel sujeto, ella se sorprendió demasiado, ¿Desde cuando le preguntaba algo?, a lo que rápidamente contesto para no hacerlo enojar.
—Si puedo caminar—Contestó en seco.
—Iré detrás de ti, así que empieza a caminar, vamos a tu habitación—Ella obedeció para empezar a caminar, sentía los pasos detrás suyo, su corazón palpitaba rápido como si se le fuese a salir, hasta que por fin llegó a su habitación, entró para después sentarse en su cama de espaldas—Báñate, después de eso te dejare algo para limpiar tus heridas, no es necesario que lo hagas rápido, tomate tu tiempo, cuando termines bajas a verme, se que te sientas lejos de mi, pero por esta ocasión estarás de mi lado, tomate tu tiempo—Dijo para después salir de ahí, Marieth estaba pasmada.
¿Quién era ese sujeto?, Ese sujeto no era el mismo, el que la trataba mal cada vez que podía, la dejo esta vez sin aliento, no perdió más tiempo así que decidió ducharse.
Se dirigió al baño para después acercarse a la bañera, calentó su agua, le gustaba tibia, así que la dejo en esa temperatura para poder sentirse relajada, tenía que darse prisa, sabía que el le dijo que se tomara su tiempo, pero ella no quería arriesgarse por su cambio de actitud, al terminar de ducharse se decidió poner su camisón, no era tan tarde pero su cuerpo se sentía adolorido, solo quería dormir, tomó unas pantuflas y se hizo una trenza de lado, su vista fue al mueble de color verde, noto que había agua en un plato hondo un tanto extraña la cual brillaba ligeramente, creyó que el golpe en su cabeza la había atontado así que no le tomó importancia, también noto el algodón a lado del plato, así que supuso que era lo que el sujeto le había dado para limpiar sus heridas, tomó el primer algodón para empezar a pasar en sus manos, la cuales tenían unos ligeros rasguños.
¿Ardía?, no del todo, siguió en sus piernas, pero sus ojos se abrieron de asombro haciendo qué se le cayera incluso el algodón en su cama—La herida—Dijo sorprendida—Sé está curando—Pudo ver como su herida se iba cerrando poco a poco, miró sus manos las cuales ya no tenían rasguños, mantuvo la calma, no era algo por lo cual hacer un escándalo.
—Digo, pues literalmente estoy secuestrada por una persona que desaparece y aparece cuando quiere, estoy en un castillo enormemente gigante, un caballo se pudo aprender toda una dirección en tan solo un día, y todo esto por una rosa que le pedí a mi padre—Dijo la joven, a lo que no pudo evitar reír por su comentario; ya cuando terminó por limpiarse su último rasguño, decidió acomodar sus cosas, poner el vestido en la ropa sucia, tenía que lavarlo el día siguiente.
Suspiro y decida bajo de una buena vez, pero esta vez no tenía miedo, lo que sentía en ese instante era nervios, ella tenía que sentarse junto a él, estaba tensa, era algo extraño, pero quería agradecerle por ayudarla, a pesar de que la mantuviese ahí fue un gesto demasiado amable de su parte, una pregunta que tenia Marieth en su cabeza era "¿Porqué salvarias a alguien que dices odiar?", no tenía nada de sentido, pero decidió ignorarlo.
Sus pensamientos fueron interrumpidos puesto que al fin había terminado de bajar las escalera se percato que el sujeto no estaba en la mesa, lo más seguro era que no podía sentir su presencia, ya que la campana le avisaba cuando llegaría, era lo que suponía Marieth, tomó asiento de lado de la silla de él, a pensar de que el no estaba había comida ahí, un Chili, era demasiado rojo, tenía incluso queso en platos para que ella le hechara cuantas veces quisiera, un jugo de naranja, a pesar de tener Chili también había un pavo enorme en la mesa con puré de papa y salsa.
Ese sujeto sin duda podía sorprenderla cada día, Marieth no pudo evitar sonreír, pero no duró mucho cuando empezó a escuchar pasos detrás suyo.
—Creí que tardarias más—Dijo él quien tomó asiento a lado de la joven, a lo que ella desvío la mirada—No deseo hacerte sentir incomoda, come con libertad—Al momento de que dijera eso los ojos de Marieth se volvieron hacia el, quería ver la cara de ese sujeto, pero para su sorpresa aquel hombre tenía una capa de color negra que le cubrirá todo el cuerpo y utilizaba una máscara de color blanca con lineas negras alrededor, lo único que podía notar Marieth eran sus ojos, unos de un color rojo, parecían gotas de sangre, pudo notar como sus ojos reflejaban molestia—Dije que comas con libertad, no que me comas con tu mirada, es molesto—
Ella bajo su mirada a su plato para darle una probada al Chili.
—Bien, ya estás mejor y ya no estás herida, tengo que preguntar, ¿De dónde se te pasó la idea de subir por la ventana?, ¿Acaso te crees mono o algo por el estilo?, aparte, ¿Quién te crees que eres para arruinar el vestido que hice específicamente para ti?, es tuyo si, pero al fin de cuentas todo aquí de una u otra manera sigue siendo mío, así que te recomiendo que me respondas con sinceridad antes que deje de ser amable contigo—
Marieth se sintió aliviada, por un momento pensó que él era un impostor, pero no, sigue siendo él para su mala suerte—¿Qué esperas para contestar?, recuerda que odio que me hagas esperar—
Ella no dijo nada, miró nuevamente sus ojos de aquel sujeto, reflejaban nada más que odio, molestia y presentía tristeza, eran unos ojos que le helaba la sangre, pero no le disgustaba del todo—Yo... lo siento—Respondió por fin Marieth, ella no quería alargarse y tener que contar toda su versión a la cual presentía que no iba a ser escuchada.
—No me basta con un "Lo siento", quiero detalles mono—Lo último que dijo hizo molestar a la pelirroja.
—Mire, la verdad es que estuve explorando el lugar y....—
—No me digas—Interrumpió él—Estuviste saltando en los árboles—Marieth quería matarlo con la mirada.
—No—Dijo molesta—Yo estuve caminando como una persona normal, pero creo que me aleje de más y pues quise subir a un árbol porque la verdad quería una manzana—Ella no siguió, ya que escucho una risa de parte de él.
—La verdad es que eres increíble, eres de verdad mi bufón—
Ella solo volteó a mirarlo a los ojos, los cuales cambiaron a cerrarse por la risa que sentía, él al notar la mirada de la joven tomó su mentón de e hizo que su mirada volviera a su plato.
—Ya te dije que odio que me miren, en especial un mono, ya no te diré altanera, te diré mono—Marieth no podía creer que era su forma de burla, era una parte que nunca espero conocer.
—Sabe, si no me va a hacer caso entonces me voy a retirar—Ella se levantó de la mesa, a lo que él le sujetó su mano—Era solo un chiste, te escuchó mujer—
Las mejillas de Marieth se sonrojaron al sentir la mano del hombre tomando la suya, era helada como siempre a pesar de tener los guantes, miró su plato para nuevamente tomar asiento, pero no soltó la mano del hombre—Pues eso fue todo, al escuchar la primera campanada me quise dar prisa para no llegar tarde, tenía miedo de hacerlo enojar por el vestido, así que decidí mejor subir por la ventana, no quería que me viera de ese modo—
Él no contestó nada, podía sentir que la mano de Marieth era tan cálida y suave, que no le presto atención en absoluto, pero al momento de que Marieth terminara de hablar entró en razón y soltó la mano de la pelirroja.
—Basta de juegos y charlas sin sentido—Dijo en tono serio—No quise llamarte la atención ni nada de eso antes, ya que estabas herida, pero ahora, viéndote que estás bien, solo te aseguro que no vuelvas a cometer algo como esto, se me está acabando la paciencia y a ti las oportunidades, puedo molestarte como lo hice hace unos minutos, pero que te quede claro, no somos amigos—
Ella se sorprendió por el cambio de actitud de ese sujeto, ella bajo la mirada algo desconcertada.
—Yo voy a lavar el vestido y a coserlo de las partes que se rompió—Aseguró mientras su mirada se volvía hacia él, quería ver de nuevo esos ojos, ¿Qué mostrarán?, es lo que sé preguntaba, pudo ver como él desviaba la mirada, ella está vez lo miro fijamente, él regreso su mirada hacia ella, y pudo ver Marieth de nuevo molestia en sus ojos.
—Deja de hacer eso—Dijo él, pero Marieth seguía observando sus ojos, estaba llena de dudas—Deja de hacer eso—Repitió él, pero esta vez lo decía más molesto.
—¿Quién eres?, ¿Por qué haces esto?, tú sabes que mi padre lo hacía por necesidad, sé que no hay excusas pero él te iba a devolver lo que tomó—La joven estaba apunto de tocarlo pero él se alejó bruscamente.
—Cállate—
Ordenó él, parecía una dinamita apunto de explotar, se levantó de la mesa, pero Marieth no lo iba a dejar ir.
—¿Cómo es que sabes lo que le pasó a mi madre?, ¿Qué ganas haciendo esto?, se muy bien que yo tomé su lugar, pero ¿Cuál es la necesidad?, lo tienes todo—
Esa gota fue la que derramó el vaso, el golpeó la mesa tan fuerte que hizo que se partiera de un lado, sacudiendo los alimentos y objetos de la mesa—¡Cállate!, ¿Qué parte de cállate no entiendes?—
Marieth solo se levantó de la mesa, apretando sus puños con fuerza y mirándolo fijamente—No—Dijo, haciendo que él se quedara impactado por su respuesta—Quiero que me conteste, no puede dejarme así, porque a pesar de estar en esta situación me interesa saber de usted, de cuál es la necesidad y...—Fue interrumpida por él.
—No discutiré más contigo, ya se acabó la conversación—Él solamente se dio la vuelta para retirarse, pero la joven lo tomó de su brazo para detenerlo, pero él sin problema se quitó de su agarre.
—¡NO ME TOQUES!—Lo dijo con una ira incontrolable—No sabes de lo que soy capaz de hacerte si vuelves a romper las reglas, te dije que ya no te quedan más oportunidades, en el momento en que se te ocurra molestarme toda tu familia al igual que tú perderán la vida—
Ella lo miro atónita, sus ojos reflejaban tanto odio que incluso temblaba Marieth, él la tomó bruscamente de los hombros lastimando ligeramente a la joven, ella trataba de zafarse de su agarre pero era demasiado fuerte que era imposible
—Dime si te quedo claro—Siguió apretando a la joven ocasionando ruidos de dolor por su parte.
—Por favor basta, me está lastimando—Le suplicando pero él ni siquiera le tomó importancia a sus palabras.
—No te escuchó mujer, dime si te quedo claro—
Ella cerró sus ojos con fuerza, tenían tanto miedo como para ver sus horrendos ojos—Si me quedo claro—Pronuncio por fin la joven, a lo que en ese instante la soltó dejándola caer al suelo, la joven le recorrió un escalofrío inmenso, no quiso levantar la mirada para garantizar de que este se fuera, pero sentía que ya estaba bien, lentamente abrió sus ojos, y en efecto, ya se había retirado, a lo que soltó un suspiro de alivio.
Marieth solamente subió a su habitación y cerró la puerta, creyó que él se comenzaba a abrir, pero estaba equivocada, personas como así nunca cambiarían. Sus manos, piernas, todo de ella temblaba, supuso que la mataría sin dudarlo, daba terror, abrió la puerta del baño para mirarse en el espejo, pudo notar como se veía de pálida, ese sujeto sin que le había causado un buen susto el cual no quisiera volver a repetir.
No deseaba seguir pensando en eso, cepillo su cabello y lavó sus dientes y cara, para después acostarse a dormir, cayó rendida al sentir su cuerpo junto a las sábanas, estaba tan cansada que dejó de pensar en sus problemas al instante.
...
—Muy bien—Aclaró Hans—Mañana temprano empezaré con la búsqueda de su hija, iré a su casa y usted me dirá por donde se perdió o si tiene alguna pista—George asintió al joven—¿Nos ayudara su padre?—Pregunto Albert quien miraba los retratos que tenía la casa.
—Lamentablemente no, a él le surgió un trabajo en Inglaterra y pues tuvo que irse al instante, yo me encargaré de este caso, y es mejor, ya que a él no le gustaría que diera nuestros servicios gratis—Albert únicamente asintió, era mejor así, no podía retrasar la búsqueda con un conflicto familiar.
—Entiendo—Dijo Albert—¿Entonces a que hora nos vemos mañana?—
—¿Qué les parece a las diez en punto?—
Dijo Hans mientras los acompañaba a la puerta.
—Nos parece perfecto—Le contestó Jade—Gracias otra vez por lo que haces por mi hermanita, eres de verdad increíble en lo que haces—Dijo falsamente a lo que Albert solo rodó los ojos
—De nada, todo por Marieth, que tengan buen viaje, mañana nos veremos—
—Así será—Confirmo George, al salir de ahí los tres se sentían aliviados de que Hans accediera a ayudarlos, el plan de Jade estaba saliendo a la perfección, al igual que el plan de Hans, no creyó que en serio tuviese una oportunidad como esa para por fin hacer suya a Marieth. En cambio, George sentía cada vez más cerca a Marieth, él tenía que tratar de recordar como llegó al Castillo, sabía que era por medio del bosque, pero no sabía cómo llegar allí, solo le causaba dolor de cabeza, si tan solo tuviese al caballo para que los pudiera ayudar a ir al Castillo, pero para su suerte el caballo nunca regreso, subieron los tres al carruaje para regresar a su casa, al llegar a su destino, Sebastián abrió la puerta viendo a los tres cansados—¿Cómo les fue?, ¿Todo salió bien?—Dijo Sebastián algo alterado.
—Increíble hermanito—Le contestó Albert quien dejaba su sombrero—Pues Hans acepto ayudarnos a recuperar a Marieth y lo único malo es que al momento de que la salve nuestra querida hermana se tendrá que casar con ese idiota—Termino de decir Albert a lo que Jade añadió.
—Él no es tan malo, es guapo y económicamente está muy bien—Albert solo se cruzo se brazos mirando a su hermana con fastidio.
—Lo dices solo por qué quieres volver a ser reconocida—Jade volteó a mirar a Albert con algo de molestia, pero Sebastián intervino—No puedo creerlo, Marieth jamás aceptaría algo así, ni por todo el dinero del mundo—
—Pues tendrá que aceptarlo—Añadió Rubí—Si quiere regresar a casa y ser feliz otra vez, tendrá que entender que todos nos sacrificamos alguna vez—Al decir eso Albert y Sebastián se molestaron por el comentario de su hermana—Basta, no es momento de pensar en eso, mañana tenemos que ver a Hans a las diez en punto, hay que descansar para tener energía mañana, luego hablaremos de esto después, fin de la discusión—
Termino de decir George para que acto seguido todos se fueran a sus habitaciones, mañana era un día en donde intentarían encontrar a Marieth, rezaban para encontrarla, pero el destino no siempre nos da lo que queremos. Era algo que tenían que entender Jade y Rubí, la obsesión del dinero hacían que dejarán de lado los sentimientos de su hermana menor la cual siempre había visto por ellas, era triste pensar en algo que acabaría al momento como el dinero, en cambio un amor como el que les tenía Marieth a sus hermanas era algo mas valioso que sientos de diamantes, pero bueno, ¿Quiénes somos para juzgar?.
...
Marieth despertó alterada, era aún de noche, había tenido una horrible pesadilla, pudo ver por la ventana de su habitación como reflejaba una sombra horrible, froto sus ojos para tener mejor vista, supuso que era por su imaginación, y así fue, ya no había nada, respiro profundamente y se recostó otra vez, tal vez la había asustado tanto aquel hombre que ya lo veía por todas partes, intento cerrar sus ojos pero escucho un relámpago que hizo que se asustara, la lluvia era demasiado fuerte que no la dejaba dormir, el viento tampoco ayudaba mucho, había tanto aire que una de sus ventanas se abrió dejando caer una rama de un árbol, Marieth noto que esa ventana no tenía seguro, ella suspiró y se levantó, estaba a punto de cerrar la ventana, pero por alguna razón sentía miedo, ¿De qué?, no lo sabía, presentía que si se asomaba algo la jalaría y se la llevaría, era tonto pensar en eso, ya que tenía la edad necesaria como para poder entender que esas cosas no pasaban, pero a pesar de ser adulta le seguía causando terror.
No le dio más vueltas al asunto y se dignó a cerrar la ventana, y solo eso, cerró la ventana, así solo se sintió aliviada, no había pasado nada, justo antes de recostarse observó a personas en el jardín, estaba atónita, creyó que era la única ahí, como era de noche no podía mirar claramente, hasta que unos rayos reflejaban gente muerta, todos tenían sangre alrededor, incluso había niños, las ropas de aquellas personas era de alta sociedad, todos tenían heridas de espadas, lo sabía con esa actitud debido a que las cortadas eran evidentes, ella quedó atónita hasta que todas las personas de ahí la miraron, y empezaron a correr hacia su dirección, ella sentía como su alma salía de su cuerpo, se levantó de su cama deprisa y abrió la puerta, sus piernas iban lo más rápido que podían hasta que llegó hasta la puerta de la habitación del hombre, la tocó demasiado fuerte y gritó de manera alterada y asustada
—¡Abre la puerta!, ¡Abre la puerta!—Decía una y otra vez, sentía tanto miedo que le daba igual la reacción de él, pero al no tener respuesta, agarró un florero para defenderse, miró a todos lados, no había nada, hasta que sintió como tomaban su hombro y grito de susto y golpeó en la cabeza a quien la había tocado rompiendo el florero, hasta que pudo notar que era...
—Maldito mono—Dijo mientras murmuraba más cosas de ella, los más probable es que eran más groserías—¿Qué mierda te pasa?, ¿Qué haces despierta a esta hora?—Preguntó él mientras se acomodaba su máscara, ella no le dijo nada, solo empezó sollozar, rápidamente fue a abrazarlo, algo que lo tomó por sorpresa—Te estoy hablando—Pero no obtuvo respuesta de la joven nuevamente, ella solo lo abrazo con fuerza, el corazón de Marieth latía rápido, ¿Por el miedo?, tal vez, pero al sentir como el sujeto la tomaba entre sus brazos y apoyaba su mentón en la cabeza de ella ocasionó que latiera aún más rápido.
¿Será que hay un sentimiento nuevo?.
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Comments
Natalit
hay menos mal no la estoy leyendo de noche o sino me muero del susto aunque bueno sirvió para que se acerquen más
2025-01-13
1
Natalit
jajajaja el mono rojo podría ser ?😅
2025-01-13
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Natalit
jajajaja 😂
2025-01-13
1