AÑO NUEVO SOLITARIO (II)

El tan esperado día había llegado, 31 de diciembre, el último día del año, donde todos dejamos de lado nuestras diferencias y nos unimos para celebrar un año más juntos. O al menos esa siempre fue la idea que me vendieron. En mi familia dicho día significa arreglar la casa donde festejaremos acompañado de una pelea por desacuerdos sin sentido; continuamos con la hermosa preparación de la comida, la cual incluye peleas porque todos quieren un modo diferente de cómo hacer la carne. Cuando al fin tenemos todo eso listo y un enorme fastidio acumulado, solo nos queda la gran batalla final de “¿quién logrará bañarse primero para no apestar durante la noche de celebración?” por suerte, únicamente hay tres o cuatro familias presentes en la casa seleccionada, lo que nos deja a unas doce personas queriendo ducharse pronto.

Hermoso día ¿cierto?, bueno, Satomi y yo huimos a nuestra propia casa cuando se presentaron los conflictos de la comida, así que en realidad si fue una mañana tranquila. Además de lo más importante ¡baño libre!, la cena será a las diez, por lo que Satomi decidió entrar a bañarse justo a las ocho de la noche, mientras tanto yo me encuentro eligiendo mi atuendo para hoy, por mí iría como vagabundo, claro que eso le molestaría a mamá, por lo cual mejor me arreglo decentemente. Al final decido usar un traje negro, es lo más tradicional ¿no? Aunque evitaré la corbata, jamás pude acomodarme esas porquerías.

Mi queridísima hermana sale del baño a las nueve dejándome una hora para bañarme y arreglarme, al final ocupo cuarenta minutos, ni yo me creo lo poco que tardé. El tiempo de sobra se me pasa entre ver algún vídeo en mi celular y las burlas de mi hermanita, quien no comprende cómo tuve la capacidad de ponerme un traje de gala, o saber al menos lo que era eso. Fallaría si intento regresarle la burla porque Satomi siempre se ha vestido bien, esta no iba a ser la excepción, trae puesto un vestido color morado –según ella es ciruela–, no es pegado como los de ahora, si diera una vuelta la parte de la falda se levantaría sin problema, en la cintura lleva un listón negro y si está un poco descubierto tanto del pecho como de la espalda, aun así, se sigue viendo elegante. ¿Cómo podría reírme de eso? Mejor irnos de una vez a la tan mencionada fiesta.

Llegamos al lugar a la hora exacta, obviamente estaba vacío, la gente nunca llega temprano y hasta que no hay más de treinta personas en esta casa no sirven la cena; tuvimos que pasar otro rato aburrido hasta finalmente poder comer, si hay algo de lo que no podría quejarme nunca es la cena, siempre termina siendo deliciosa; aunque obviamente las críticas de mi familia no pueden faltar, –¿Podrían solo disfrutar los platos y cerrar la boca?– la mayoría termina pronto sus alimentos e inician la fiesta. Ponen música, cantan, juegan, hacen bromas; en fin, cualquier cosa para divertirse. Cuando finalmente Satomi y yo nos sentimos satisfechos les hacemos compañía –No porque queramos, pero hay un punto en la noche en que planeamos desaparecer y sentimos más sencillo hacerlo si ya nos vieron todo el tiempo– justo en este momento se encuentran cantando, los gustos de todos son variados, así que la música pasa de pop a rock, luego baladas y demás. Canto desde mi lugar dejando pasar los minutos, la música es otra cosa que adoro por ello no me molesta tanto esta parte de la convivencia.

De repente oigo a alguien pedir una canción muy específica, empiezo a sentir como mi corazón se acelera poco a poco; luego de un minuto la melodía inicia, entonces me inquieto más, la voz del cantante se oye unos instantes después; intento controlarme lo suficiente hasta que termine, pero en cuando empieza el coro ya no puedo más.

Como quisiera que tú vivieras

Que tus ojitos jamás se hubieran

Cerrado nunca…

La letra habla sobre un amor perdido y lo difícil que es para su pareja el seguir sus días sin ese ser preciado. Me levanto de mi lugar acercándome a una mesa para ver si encuentro algo para tranquilizarme, ¡necesito un trago, algo de alcohol!, eso me pasa por la mente, enseguida recuerdo que nadie de los aquí presentes –además de Satomi– sabe que tomo. Decido entonces agarrar un refresco y servirme en un vaso, puedo notar que estoy temblando ¡demonios!; me tomo la bebida como si de agua se tratara luego me sirvo un segundo vaso, el líquido desaparece más rápido de lo que lo serví. Finalmente, cuando voy por el tercer vaso, una prima logra verme dándose cuenta de mi estado, se acerca a abrazarme tratando de consolarme, no entiende que es justo eso lo que quería evitar, porque si alguien me tocaba no podría contenerme. Me aguanto como puedo hasta que ella finalmente decide soltarme. La canción acaba minutos después, yo solo sigo tomando refresco hasta calmarme.

La media noche se acerca, es tiempo para que Satomi y yo realicemos nuestra estrategia de retirada; mi familia tiene la costumbre de abrazarse justo cuando el reloj marca las doce exactas, a nosotros no nos gusta pues hay ciertas personas aquí a las que ni siquiera les dirigimos la palabra ¿por qué los abrazaríamos? Cinco minutos antes de las doce buscamos un cuarto y nos encerramos bien, cada uno saca su celular mientras esperamos a que el tiempo pase. Logro ver algunos mensajes, unos son por parte de Makoto y Aisuu; los demás de Shinryu y Hayami. En todos me deseaban un feliz año, a ellos les respondí en parte por obligación y en parte porque quería agradecerles que pensaran en mi en ese momento. Sin embargo, me dejo pendiente decirles que esas cosas no me gustan para la siguiente ocasión. A los diez minutos pasadas las doce tanto mi hermana como yo salimos del cuarto esperando que los abrazos y las falsas muestras de afecto terminaran, seguimos en la fiesta hasta la madrugada, después logramos irnos a casa.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play