SE MI CHICO

El tiempo siguió corriendo y conforme los monótonos días de estudio iban quedando atrás las vacaciones de invierno por fin llegaron; para ese momento ya tenía tres cosas claras. La primera, pasaría la mitad del mes aquí en mi dormitorio encerrado sin ningún tipo de molestias, el resto de los días vacacionales iría a pasarlos con mi familia, ya que mi madre había insistido en que no me quedara solo.

La segunda cosa era que estaba deprimido, ¿cómo lo sé? Bueno, quería pasar todo el tiempo durmiendo y no me importaba dónde, solo buscaba cerrar mis ojos y descansar todo el rato; obviamente no podía hacerlo pues tenía que ir a clases y convivir con mis amigos, aunque realmente todo, absolutamente todo me era indiferente, hacía cualquier cosa con pocas ganas. Además, no quería comer nada, la única razón para hacerlo era que me caracterizo por ser muy glotón y si alguien veía que no comía de inmediato se daría cuenta que algo no iba bien; junto a eso estaba Makoto quien había tomado la iniciativa de invitarme seguido a salir, al principio le ponía excusas porque me daba pena que él pagara la mayoría de la comida , pero debido a que siempre me daba soluciones nunca pude rechazarlo y se nos fue haciendo costumbre ir de vez en cuando a un restaurante llamado Arigato; Aisuu también solía acompañarnos, ella llegaba hasta después cuando la comida ya estaba servida, no la esperábamos porque tenía que ir a clases cuando nosotros teníamos horas libres. Era divertido verla llegar corriendo, preguntando si le habíamos ordenado su helado frito, mientras Makoto y yo ya nos encontrábamos comiendo tranquilamente.

Por último, entendí que había comenzado a apreciar a Makoto y Aisuu en algún punto de nuestra relación, eso era algo que me molestaba y también me daba miedo; tener a alguien preciado significa que pueden herirme a través de ellos o que ellos mismos podrían hacerme daño; claro que ya tenía a Shinryu y Hayami, pero ellos habían sido casos diferentes, los tres pasamos las mismas dificultades el primer año así que nos apoyamos y fuimos teniéndonos afecto, además ambos se habían forjado un carácter bastante fuerte como para dejarse dañar tan fácil. No sé qué tan bueno sea para Makoto y Aisuu el seguir relacionándose conmigo.

Mientras todos esos pensamientos vagaban por mi mente, alguien me empezó a mandar mensajes, pretendía ignorarlo, sin embargo, a la tercera vez que vibró mi celular no pude evitar checar quién era.

Makoto: Non-tan, ¡vamos a comeer!

¿*La última comida juntos del año? nwn*

*Noooon-taaaaaan, comeeeer*!!!

Vaya, cuanta insistencia señorito, supongo que está aburrido porque enserio quiere salir. Me dispuse a contestarle cuando empezaron a tocar mi puerta.

-¡Non-tan! ¿Si estás en tu cuarto? –Los gritos de Makoto me hicieron pararme de la cama e ir corriendo a abrirle.

-Sí, ya voy, ya voy; ¿no podías esperar a que te confirmara para venir? –En cuanto abrí, entró como si de su propia habitación se tratase.

-No, ¿vas a jalar o qué? –Odio que hable con tono tierno, ¿quién le puede decir que no así?

-Jalo, solo deja me pongo otra cosa, prácticamente estoy en pijama. –Como planeaba permanecer acostado simplemente llevo un pantalón puesto, mi camiseta la boté por algún lado.

-Está bien, pero apúrate. –Se sentó en la cama y cruzó los brazos como intentado decirme que no me tardara o se iba; se ve tan lindo haciendo berrinches.

Me cambio lo más rápido que puedo con lo primero que encuentro, cuando termino nos vamos; como el lugar donde comemos está relativamente cerca siempre llegamos caminando.

-¿Qué vas a hacer en Navidad Non-tan?

-Nada, no festejo ese día. Solo el fin de año, así que supongo que dibujaré, veré anime o algo así. ¿Y tú? ¿Vas a pedirle muñecas a Santa? –Intenté bromear con él.

-No, en mi casa hace mucho que no se celebra nada. –Momento incómodo.

-Yo, disculpa, no sabía…–Fui interrumpido.

-No importa, supongo que algo surgirá o igual estaré dibujando.

Ahora siento que debí evitar preguntar sobre eso, hace tiempo he notado que la relación de Makoto con su familia no es precisamente buena, pero creí que al menos los días festivos si intentaban pasar un rato juntos. Busqué cómo cambiar el tema fallando en el intento, y entonces llegamos a nuestro destino.

-¿Qué pedimos Non-tan?

-Lo que quieras. –Nunca he tenido comida favorita así que ordeno conforme a lo que Makoto va pidiendo.

-Yo quiero sopa de miso, a eso y lo que pidas le podemos agregar helado frito y la promoción del día, creo que es la de sushi.

-Sí. –Le sonreí para afirmar que me parecía bien –entonces quiero teriyaki de cerdo.

Ya estando de acuerdo ordenamos y esperamos a que la orden llegue, mientras tanto Makoto se entretiene en su tablet , yo solamente lo observo. Su forma de ser me parece curiosa aun, yo casi siempre soy serio, por otro lado, él es muy alegre y expresivo, así que observarlo es como cuando vez una luz brillante en la oscuridad y quieres averiguar de dónde viene. Después de un largo aunque agradable silencio Makoto decide hablar.

-¿Puedo pedirte algo Non-tan?

-Depende. –Antes de seguir con la plática la comida llegó.

-¿De qué depende? –Makoto retomó el tema.

-Si es dinero o me da mucha flojera hacerlo. –Empecé a tomar un vaso del refresco que habíamos comprado antes de llegar al restaurante.

-Ah, no, no es nada de eso

-Entonces dime, ya veré si puedo o no.

-¿Quieres ser mi Shin? –Al oír eso se me atora el refresco.

-Oye, no te mueras, primero responde. –Me estoy ahogando por tu culpa ¿sabes?

-¿A qué te refieres? –le pregunto aun con una ligera tos interrumpiéndome.

-Ah bueno, lo que quiero es que seamos ese tipo de amigos que “jotean” para demostrarse amor. Como ¿esto? –Me acerca una cuchara con sopa de miso, esperando que le permita alimentarme.

-¿Es enserio? –Lo miro sin creerme lo que está haciendo. Siendo sincero, esto es vergonzoso, algo me dice que no lo haga, pero también pienso que no tengo nada que perder. Así que al final me acerco a la cuchara y abro mi boca para poder comer.

-¡Oooh! No creí que enserio lo harías. –Se veían tan emocionado que casi podía notar estrellas en sus ojos.

-Sigue siendo comida, me la des como me la des. –Fue lo único que se me ocurrió mencionar.

-¿Entonces si se puede?

-Bueno, pero no esperes mucho de mi parte.

Terminamos de comer y regresamos a la escuela. Makoto se despidió de mí con un abrazo, ya que iba a quedarse en su casa todas las vacaciones; al final me dejó pensando en su extraña propuesta, no es como que le tenga una confianza tan grande para hacer eso con él, supongo que en unos días se le olvidará, así evitaré sentirme incómodo teniendo que demostrar cariño tan abiertamente.

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