Es la semana de mi exposición de literatura, y adivinen quién decidió cambiar el tema de último minuto. Así es, Makoto se aburrió del tema de las princesas, ahora quiere hablar de la infancia ¿cómo se expone eso? Bueno, pues su idea es hacer carteles con dibujos de los nombres de caricaturas famosas que vimos de niños –cosa un poco difícil en su caso, él nos ha contado que le prohibieron ver muchas caricaturas de niño–, estos los ocuparíamos como un fondo mientras contamos historias de nuestra niñez.
Quiero mostrar un poco de oposición al cambio de tema, después de todo, lo de las princesas ya me lo sé, estoy más seguro de exponer sobre eso; además, ¡¿para qué grabamos los ensayos entonces?!! Ahora me sentiré peor si alguien los llega a ver.
-Si mira, me parece valiente de tu parte asumir que quiero hablar de mi vida. –Empiezo a poner excusas para no exponer sobre eso.
-¡Vamos! Va a ser divertido, además tú nunca cuentas nada sobre ti, quiero saber cómo eras de niño. –El pequeño beta no está captando el mensaje.
-Si querías saber algo debiste preguntar, no me parece un tema que salga por si solo en una conversación. Tampoco es como si mi niñez fuera interesante.
-¿Lo harías por dulces? Voy a traer como premio para quienes también se animen a contarnos sobre cosas que les ocurrieron de pequeños. Es una bolsa grande, probablemente no se acabe.
-¿Tratas de sobornarme? –Intento sonar ofendido, aunque la verdad me está convenciendo.
-NOOO. –Es el “no” más falso que he oído.
-Bueno, pero no esperes mucho de mí, solo contaré una historia rápida, luego dejaré todo a tu cargo.
-¡Acepto! –¿Por qué no le puedo decir “no”?
La semana fue pasando rápido nada importante ocurría, bien si procrastinamos un poco con nuestra exposición, no hicimos nada hasta un día antes, lo cual curiosamente fue estresante pero divertido, incluso Aisuu nos ayudó un poco para hacer nuestros carteles. Igual terminamos llegando al siguiente día con nervios y sin mucha seguridad a la clase. Makoto fue quien inició a hablar dando una interesante e improvisada introducción sobre nuestro tema, para al final cederme la palabra sin previo aviso.
-Y bueno ahora Non-tan nos contará una historia de su infancia. Luego ustedes participaran contando anécdotas propias para ganar ¡un dulce! –Debió avisarme que haría esto, ¿soy yo o el salón es más grande de lo que creía? Agh, ¡hagamos esto rápido!
-Cuando yo era pequeño tenía una prima con la que jugaba mucho, y uno de nuestros juegos era imaginar que éramos Power Rangers; un día mientras jugábamos con otros primos, estábamos apenas en el punto de escoger el color que queríamos ser…así bueno, esta prima se lanzó hacía mi gritando ¡soy el rojo! Mientras me daba un puñetazo. Terminé sangrando por la nariz luego del golpe, y eso es todo. ¿Quién sigue? –Vi muchas manos levantadas, esperé a que Makoto eligiera uno, yo necesitaba calmarme para volver a controlar mis nervios.
-¡Tú! –Le dijo a un chico que comenzó a hablar, luego se dirigió a mí–Ahora solo entrega los dulces. –Me temblaban las manos, igual tomé la bolsa de dulces para darle a todo aquel que participaba.
Como solo habíamos dejado a los demás hablar, Makoto pensó llevar una bocina y poner varias canciones de Disney para que conforme las fuéramos pasando el grupo adivinara de qué película era.
Fue una buena idea, ya que acabamos muy pronto, además aun teníamos muchos dulces–de los cuales Makoto quería deshacerse, o eso parecía– hicimos la dinámica, terminamos y el profe dio la clase por vista. Solo le quedaba revisar firmas, después se iría. Nuestros compañeros fueron saliendo del salón mientras nosotros nos recuperábamos de nuestro pánico a exponer–Si, Makoto también lo tiene, por eso cuando expone lo hace rápido y moviéndose mucho. Aunque cualquiera que lo viera diría que simplemente es bueno para exponer–.
-Oye Non-tan, mira. –Puse mi vista sobre sus manos, en las cuales tenía chocolates en barra.
-¿Más dulces? ¿Se te olvidó darlos?
-No, estos los compre para otra cosa. ¿Has visto los retos de los pockys? Unas como galletas largas.
-Si, las conozco, alguien pone la punta en su boca e intenta que otra persona se coma el otro lado.
-¡Quiero hacerlo! –Lo dice muy emocionado, ¿será enserio?
-Sabes que ese reto es para besarse ¿no?
-Bueno ¿vas a jalar o no? –Dudo un poco, aunque también quiero hacerlo.
-Si lo hago no me voy a detener ¿eh?, haría todo por comer chocolate.
-Está bien. –¡No le molesta!
-Siendo así, no te quejes o me agredas después ¿oíste?
-Prometo no hacerlo.
El profesor termina de revisar los cuadernos de todos y se va, en el salón ya solo estamos Makoto, Aisuu, yo y unos cuantos chismosos más. Entonces Makoto grita “NON-TAAN” para proceder a poner el chocolate en su boca. Demonios, en verdad lo haremos, me acerco a él metiendo el otro lado del chocolate en mi boca; cada uno comienza a morder partes pequeñas hasta terminar lo bastante cerca el uno del otro –¡muérdelo bien, rómpelo y hazlo antes de que la barra se termine!, ¡no sé detiene, tampoco lo rompe! ¡Estamos a centímetros! ¡Makoto vas a ser besado por alguien que no te gusta! ¿estás bien con eso? ...yo no puedo– muerdo el chocolate antes de que nuestras bocas lleguen a rozarse.
Makoto solo se ríe, después una chica se le acerca pidiendo intentarlo también, él saca otro chocolate para ponerlo en su boca; veo todo de lejos aún sin creer cómo Makoto no se puso nervioso o me detuvo, la chica tiene más valor e intenta besarlo, pero Makoto termina haciéndose un poco para atrás para después soltar el chocolate que quedaba.
Ahora entiendo, probablemente supuso desde el principio que yo no me atrevería a ir en serio, entonces terminaría alejándome por mí mismo. Por eso conmigo no tenía razón para asustarse, de todas formas, fui sincero cuando dije que no me detendría, debió tomarlo como advertencia en lugar de confiar tanto en mí.
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