PRINCESAS

Las amistades son tan raras, un día te andas peleando y al siguiente estas encima de tu amigo cubriéndote con una cobija mientras otra amiga los graba...debería explicar esto. Nuestro profesor de literatura –el segundo mejor de este año debo decir– suele hacer sus clases muy dinámicas para no aburrir a los alumnos, también usa el método de las exposiciones, y te da mucha libertad para eso, es decir, que puedes elegir tu tema de exposición, así como el material a utilizar.

En el segundo trimestre, este profesor nos pidió formar parejas, con la condición de elegir un compañero con quien no habláramos; tanto Makoto como yo andábamos tristes. Solo por fortuna el profe ya no tenía con quién más emparejarnos, así que nos quedamos juntos. Además, éramos de los últimos en exponer lo cual nos daba mucho tiempo para planear el tema y cómo íbamos a presentarlo.

Lo único que no sospeché en ese momento fue que Makoto suele planear demasiado, en serio, demasiado ese tipo de cosas; le ayuda a controlar sus nervios y prepararse mentalmente. No lo culpo, definitivamente no me gustan las malditas exposiciones. La diferencia, yo suelo preocuparme de este tipo de cosas una semana antes de mi presentación, así tengo mejor memorizada la información; él por otro lado, ya quería prepararse unos dos meses antes de la fecha límite.

Así que aquí estamos; decidimos hablar sobre la verdadera historia de las princesas, ambos investigamos escogiendo los tres cuentos más relevantes según pensamos, también a Makoto se le ocurrió que podíamos actuar esas historias. A esto debo agregar, yo sufro de pánico escénico, entonces si hablar en público me altera ¡no podría imaginar qué pasaría si intento actuar! Fui convencido por el pequeño beta al asegurarme que el profe nos pondría diez con eso.

Cuando nuestra clase de literatura terminó –la última del día, por cierto– fuimos a un salón vacío para poder ensayar un poco –En los dormitorios no podemos porque tenemos prohibido estar alfas y omegas juntos, gracias Aisuu por complicarnos más las cosas–. Iniciamos con la historia de la Bella Durmiente, la escena a interpretar es en la que el príncipe encuentra a la chica durmiendo en una torre, y debido a su hermosura termina teniendo relaciones con ella.

-¿Qué es esto? una chica, y muy linda. –Makoto está acostado fingiendo ser la princesa dormida, por mi parte debo ser el príncipe.

-¡Pon más emoción! –Aisuu critica mi actuación desde su asiento.

-¡Hazlo tú entonces! Esto es vergonzoso. –Le grito molesto. Ella se para dispuesta a enseñarme cómo hacerlo.

-¿Se calman? Esto debe salirnos bien, vamos a hacerlo de nuevo. –Makoto termina de hablar y vuelve a acostarse en el suelo. Yo regreso a mi puesto para repetir la escena.

-¡Increíble!, una chica con tal belleza encerrada aquí. –Fijo unos segundos la mirada en Makoto, admirando la “hermosura” de la supuesta chica. Noto su risa queriendo hacerse presente.

-¡Makoto! Esto me cuesta, se serio. –Siento mis mejillas arder, a este paso nunca me acostumbraré a hacerlo.

-Ya te salió, podemos pasar a la parte del sexo. –El omega habla sin titubear, ese detalle no lo pensamos.

-¿Cómo se supone que lo haga? ¡Ni creas que voy a ponerme encima de él fingiendo eso! Nuestros compañeros van a estar presentes, de por sí ya estoy totalmente en pánico.

-¿Si usan la cobija de Makoto para taparse? –Nos miramos entre los tres, la idea de Aisuu es buena, ahora el asunto sería que debajo de la cobija debe parecer que ocurre algo.

-¿Cómo debería de hacer esto? Solo ¿me meto en la cobija intentando no destaparlo? ¿me muevo de arriba abajo o permanezco quieto? –Justo ahora maldigo tanto la falta de sueño de Makoto, la cual fue la culpable de que estuviera cargando una cobija por toda la escuela.

-Bueno, inténtalo. Si funciona así lo dejamos. –Tú ni si quiera eres parte del equipo Aisuu.

-¡Espera! –Makoto me detiene justo antes de intentar ponerme encima de él– ¡Necesito grabar esto! –Saca su tablet, pone la cámara y se la entrega a Aisuu.

-¿Qué? –Suficiente tengo con imaginar a mis compañeros viéndome hacer esto, ahora también ¿quedará una prueba en video?

-Porfiiis –Usando su tono tierno el pequeño beta intenta convencerme de dejarlo grabarnos.

-Si lo borras después.

-Lo voy a pensar. –¡Descarado!

-Vas a hacerlo con o sin mi autorización ¿no? –Aisuu también está emocionada, además tampoco puedo dañar la tablet de Makoto para evitar que graben.

-Si. –Sonrió; me molesta. Aun así, no tengo más opciones.

-Bien, ¡ahora si continuemos! –Tal vez un día aprenda a seguir su ritmo.

Seguimos trabajando en nuestro ensayo, mis actuaciones eran muy forzadas y en cuanto llegaba el momento de recostarme sobre Makoto los nervios aumentaban; no quería incomodarlo, por eso mantuve cierta distancia entre nosotros, al mismo tiempo debía moverme buscando hacer notar al público que algo pasaba debajo de la cobija. Es demasiado complicado hacer esto con un amigo a escasos centímetros y un omega grabándote, riéndose de ti. ¡Si! Estoy pensando demasiado las cosas, me es imposible no puedo evitarlo, me encuentro demasiado inquieto con la situación.

-¡Ya practicamos mucho esta escena! ¿podemos pasar a otro cuento? –Me deshice de la cobija tan rápido como pude, aparte de estarme dando más calor del necesario me asfixiaba.

-Bueno, pero ¡esta vez yo soy el príncipe! –Makoto da un leve grito de emoción.

-Si, si. –A estas alturas eso me da igual.

-Tengo material suficiente para hacerlos sentir pena en los próximos cinco años, Shin, recuerda que no fue idea mía. Para que sepas con quién desquitarte. –Menciona el omega tratando de librarse de mi furia por grabar estas tonterías.

-¿Quieres ponerlo en mi contra? ¡eres cruel! –La reacción de Makoto se ve un poco fingida, en realidad él no me tiene miedo.

-Ya pensaré después si me desquito con uno o con ambos.

El ensayo terminó después de una hora, cada uno se fue a su respectiva habitación; yo llegue a acostarme en la cama pesando en si realmente necesitaba tanto ese diez como para humillarme así. Por desgracia la respuesta fue un rotundo sí.

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