PAREJA PERFECTA

Después de aquella plática con Shinryu nos pusimos de acuerdo junto a Hayami para visitar a A.G. el fin de semana; Hayami es buena amiga de A.G y mía, así que tenía que venir con nosotros. El día había llegado y nos encontrábamos en el lugar acordado, el problema seguía siendo ¿cómo entrar?, para mi mala suerte no había podido contactar con la madre de A.G. y no había forma de saber si se encontraba ahí o no. Intentamos de todo; mientras Shinryu preguntaba en la puerta principal, Hayami iba a emergencias a buscar un rostro conocido y yo marcaba a los celulares de la madre y la hermana de A.G. esperando que alguna contestara, pero ninguno de los tres tuvimos suerte. Comenzamos a caminar por el lugar, frente al hospital había un parque y decidimos esperar un rato ahí.

-¿Qué hacemos ahora? –Nos pregunta Hayami mientras observa el lugar.

-Pues, supongo que lo mejor es esperar un rato por aquí, igual su madre llama y así la vemos. –Dije esperando que estuvieran de acuerdo.

-Por mí no hay problema, no tengo nada que hacer, por lo menos en dos horas. –Comentó Shinryu

-Ni yo, puedo esperar. –Afirmó Hayami.

-Bueno, entonces hacemos eso. –No me atreví a decirles lo mucho que significaba el que esperaran conmigo solo para poder ver a A.G.

Nos percatamos que en el parque por el que caminábamos había una pequeña feria y Hayami insistió en ir, suele ser una chica infantil en ocasiones, así que la seguimos. La mayoría de los juegos están cerrados ya que es temprano, por lo que buscamos los mejores y nos subimos a ellos; empecé a divertirme lo cual me agradó, pero al mismo tiempo me sentí mal por divertirme mientras mi novia estaba en el hospital, justo cuando estos pensamientos invadían mi mente mi celular sonó, es la hermana de A.G., no puedo contestar pues me encuentro en un juego y el celular saldría volando, además me da pena que se dé cuenta que estoy en la feria.

Mis amigos notaron la expresión en mi rostro y en cuanto bajamos del juego empezaron a hacer preguntas.

-¿Qué pasa? ¿Por qué sacaste el celular en pleno juego? –Fue lo que Shinryu dijo.

-Nada, me marcó la hermana de A.G.

-Pues regrésale la llamada. –La solución que Hayami me daba era buena.

-Lo haría, pero ya no tengo crédito, vamos al hospital de nuevo, igual están por ahí.

Al llegar a la puerta principal del hospital no reconocimos a nadie y el pánico me invadió ¿si nos vieron antes en la feria y ahora su familia cree que no tomo enserio lo que le pasa a A.G.?, pero eso no puede ser ¿o sí? El día había empezado bien y terminado fatal, solo me quedaba una cosa por hacer.

-Vamos a casa, ya no podemos hacer más. –Me había resignado, no quería ver a su familia y la esperanza de estar con ella se me había perdido.

-¿Estás seguro?

-Si Shinryu, nos vamos.

El trayecto a nuestras casas fue serio, en el momento que tuvimos que separarnos ellos se despidieron tranquilamente y yo seguí pensando, cada minuto hasta llegar a casa, ¿por qué soy tan idiota?

Llegando comí algo y me dispuse a tomar una siesta, no sin antes enviarle un mensaje a A.G.

Shin: Fui a verte en la mañana, pero no tuve suerte para entrar. –Me sorprendí cuando vi que mi mensaje fue contestado de inmediato–.

Ángel: ¿Fuiste tú? Mi mamá dijo que alguien le había marcado, pero no creí que vinieras hasta acá, además te dije que no lo hicieras.

Shin: No pude evitarlo, ya te extraño pequeño omeguita.

Ángel: Yo igual, alfa enano; hablaré con mi mamá y te cuento qué hacemos para vernos. Igual no te acostumbres regresaré pronto ;)

Shin: Lo sé <3 –No sabes lo que me aferro a esa idea–.

Los días fueron pasando y finalmente pude ver a A.G., su madre me dijo que la buscara fuera del hospital y así podría entrar junto a ella, también lo hizo para llevarme personalmente hasta el cuarto donde A.G. se encontraba.

Al llegar no pude contenerme mucho y tomé su mano –besarla frente a su madre me daba vergüenza–estaba tan linda como la recordaba. No tardamos mucho en quedarnos solos, lo cual me hizo las cosas más sencillas.

-¿Cómo te sientes? –Fue lo primero que se me ocurrió preguntar

-Yo opino que bien, los doctores dicen otra cosa.

-¿Estas de necia? Ya te he dicho que les hagas caso a los doctores.

-Pero siempre cambian mis diagnósticos ¿cómo voy a confiar en ellos? ¡Lo que quiero es irme!

-Te vas a ir cuando estés bien, y luego vas tener que regresar a la escuela; tienes mucho que hacer. –Hablar con ella siempre me hacía los días y esta vez no era la excepción.

-Hablando de escuela, ¿cómo vas tú? ¿Ya hiciste amiguitos? –Aquí vamos de nuevo.

-No sé hacer amiguitos, ya te lo había dicho. Pero hubo un chico, un beta que me habló y conocía a una omega, así que ahora estoy con ellos.

-Entonces si hiciste amiguitos, me alegra. –Me dedica una sonrisa y con sus brazos me atrae hacía ella para besar mi frente.

-Deja lo de los amiguitos. –Le doy un beso esperando que se olvide del tema.

-No puedo, no debes estar solo en la escuela. –No sabes lo frustrantes que son tus palabras, si te tuviera a ti ahí, no necesitaría a nadie–. Cuéntame de ellos.

-Aún no sé mucho de la omega pero con el beta me llevo bien, le gusta el anime así que ya sabrás, tenemos mucho para hablar; igual dibuja y es realmente bueno, parece una persona noble, probablemente te va a caer bien cuando lo conozcas.

-Veo que no te ha ido mal entonces.

-No, aunque estaría mejor contigo. –Le di otro beso, no podía evitarlo; realmente la había extrañado y ahora que está frente a mí quiero abrazarla y darle todo el cariño que pueda durante el tiempo que tenga.

Dejamos la plática y nos quedamos abrazados, besándonos de vez en cuando; juro que antes yo no era así de cursi, pero los sentimientos que ella me provoca son muy fuertes, eso lo tengo presente, una sensación de calidez y seguridad recorre mi cuerpo cuando la tengo cerca y también un deseo de mantenerla feliz se hace presente. Pensando todo eso y en que ahora se encuentra en ese estado, en este lugar; con un diagnóstico que no es nada constante, una idea me llega a la mente, aunque decido esperar, todo lo suficiente para que ella esté tranquila cuando yo deba irme.

Pasan las horas y el momento de dejarla llega, realmente no quiero, pero al ser menor de edad no puedo quedarme. Es la hora, solo un último beso y un abrazo que nos dure a ambos hasta la próxima vez que volvamos a vernos, entonces la sorprendo

-Te amo Ángel. –Se aparta para poder mirarme y luego vuelve a abrazarme con mucha más fuerza.

-Yo también te amo Shin. –Percibo una emoción enorme en su voz, es tan abrumador, pienso que ella lo siente más que yo, claro que no se lo digo; no podría, jamás.

Regreso a casa después de esa intensa despedida y con la sensación de que lo que acabo de decir fue lo correcto, pero también con un miedo enorme porque se lo dije creyendo que tal vez no tendría otra oportunidad.

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