Regalo para Erick.

Ahora que lo pienso, el plan que hice apenas llegué, fue muy precipitado e infantil...

Cambiando el tema....

Por algo llamado miedo, no debuté en la sociedad antes, debería hacerlo, ya tengo dieciséis y me serviría para muchas cosas, como en encontrar aliados en los que pueda apoyarme en un futuro.

Debería hacer más cosas que me hagan feliz y no tener mi mente llena de venganza.

Aunque me da mucha felicidad ver a Thania que no sabe hacer una pintura hermosa.

¿Debería dejarla en ridículo?. Ella era la que me humillaba en todo.

Quiero devolverle todo lo que me hizo.

No es dejarla en ridículo así como que poco más y ella quiera desaparecer, solo será sutil.

Seré como una serpiente que suelta poco a poco el veneno.

Con Erick haré más o menos lo mismo.

Me estoy vistiendo, me coloco un vestido que resalta mi cintura.

—Me veo hermosa...—me miro en el espejo.—hoy tengo ganas de maquillarme, Misty. Pero, quiero que sea natural y bonito.—sonrió.

—Haré todo lo posible, señorita.—me da una reverencia.

....

—Misty, es hermoso.—elogio su maquillaje y habilidades.—hoy pasaré tiempo en la sala. No quiero estar tanto en mi habitación. A propósito, lo que te pedí sobre la hierba mortal...

—Mi amigo me dio muchos nombres, pero lo que recuerdo es que la parte blanda de las semillas de durazno pueden matar a alguien, si le das de comer a un adulto entre treinta y más, asegurado éste fallece. Tengo muy mala memoria, señorita. Recuerdo que había otra hierba que si la consumes el veneno ataca a tu corazón directamente.

—Bien, muchas gracias.

...

¿Debería hacer una pintura...y regalársela a Erick?.

Si, de seguro lo apreciaría, y justo hoy viene a cenar....

Qué conveniente.

Todavía tengo los conocimientos de como hacer una buena pintura, lo aprendí de un chico que es mi maestro en el futuro.

Apropósito, debería buscarlo...él podría ser un buen aliado.

Hago la pintura, trazo por trazo, recordando a mi buen maestro.

Llegó la hora de bajar esas escaleras y enfrentarme a ese hombre, no me da miedo, pero tampoco niego el hecho que me siento amenazada por él.

—Buenas noches a todos. Espero hayan tenido un gran día.—hago una reverencia para todos y sonrío.

—Igualmente, señorita Rose.—me sonríe Erick mirándome de pies a cabeza.

—Rose, tu...—susurra Matthew mirándome al igual que su amigo.

—Querida hermana, ¿cómo estás?, hace un tiempo que no sales de tu habitación, ¿todo bien?.—le pregunto a Thania, quien me mira un poco molesta.

—Estuve un poco mal de salud, hermana Rose. Pero, ya estoy bien. Al saber que te preocupé me siento muy alagada y culpable. Discúlpame por haberte hecho pasar malos ratos.—dice haciéndose la víctima y después me sonríe dulcemente.

Si no te conociera, hasta yo te hubiera creído.

—No es así, Thania. No es tu culpa tener un cuerpo tan frágil. A todo esto...Erick, tengo un regalo para usted. Después de la cena, me gustaría que saliéramos a charlar al jardín. Matthew, te nos puedes unir, al igual que Thania.—ella me mira sorprendida y tratando de esconder su enojo.

—Encantado de charlar con usted, señorita. Espero con ansias el momento. —me sonríe.

—Hermana, también estaría encantado de charlar contigo.—dice Matthew y se lleva comida a la boca.

Hablamos de política y del trabajo de papá, ya después nos quedamos en la sala todos juntos para ver mi regalo.

—Aquí está, Erick. Espero sea de tu agrado.—le doy la pintura y él la mira atónito.—Dioses...es una verdadera obra de arte, señorita Rose. Estoy muy agradecido de que me haya regalado tal obra preciosa.

—¿Es tan hermosa?, es la primera vez que pinto.—abrazo mis hombros de forma tímida.

—Usted tiene el don de crear pinturas hermosas, para ser la primera vez, es espectacular. Si hace esto con nada de experiencia y sin estudiarlo antes, debe ser una talentosa artista. Aprecio mucho su regalo, señorita Bernolth.—sonríe y me mira de una manera que no logro descifrar.

Después de un rato, salimos al jardín, solo Erick, Matthew y yo.

Thania dijo que no se sentía bien, así que volvió a su habitación.

—Realmente, no se que te pasó, Rose. Estás más... más inteligente.—dice Matthew, Erick le mira con reproche.

—¿Por qué dices eso, hermano?. ¿Antes...no lo era?. Es decir...antes siquiera me hablabas, pensé que yo era un estorbo en tu vida...— trato de victimizarme.

—Un estorbo...no lo eres, es solo que...—se queda pensativo.—no me parece correcto hablar de éste tipo de cosas frente a un invitado.

—Tienes razón, Matthew. Ya tendremos tiempo para hablarlo a solas.— le sonrío y éste se sonroja.

¿Por qué se sonroja?, aunque no seamos hermanos de sangre, me parece asqueroso que me mire de esa manera.

—Señorita Bernolth, ¿cuantos años tiene?...—dice Erick en apenas un susurro.

—Esa pregunta es...—incómoda, se considera de mala educación preguntarle la edad a una dama.

—Discúlpeme, no fue mi intención ofenderla.—apenado se disculpa.

—No, no se preocupe. Tengo dieciséis años. —miro a Matthew quien desde hace un rato evita cualquier contacto conmigo.

—Wow, ¿cuando planea debutar?. En mi opinión, debería hacerlo lo más pronto posible. Si no, ¿cómo encontrará un esposo?.—dice sonriendo.

Eso es. Agh, eso es lo que odio de esta época. Todos interesados en que una muchacha de quince o dieciséis debería ya tener un prometido o por lo menos pretendientes.

—Por el momento, creo que eso es lo que menos me interesa, Erick. Quiero entrar a la academia y estudiar. Y si es que se puede, ejercer.—hablo sin pensar un poco en mis palabras.

—Señorita, no es por ser entrometido ni mucho menos...— "pero" esa palabra, es como decir, no soy antisufragista, "pero", procede a decir algo antisufragista.

Es realmente hipócrita esa palabra.

—Pero, para las mujeres es casi imposible, por no decir totalmente imposible, ejercer en algo. Eso es trabajo solo para nosotros, los hombres. Ustedes, deberían pensar en su matrimonio y en el salario de las mucamas, de las nodrizas, y en el trabajo de un futuro parto.—habla con orgullo.

A esto me refería. No quiere ser entrometido, pero me dice que no podré ejercer aunque estudie.

—Aparte, en la academia solo puedes entrar a la sección de maestras, religión, botánica aunque es un poco difícil. Bordado, entre otras. Y si no eres de clase alta o media alta como nosotros, tienes que aprender de cocina, moda, limpieza y etiqueta.—enumera con sus dedos.

Matthew lo mira un poco enojado.

Con que eres machista y clasista, ex esposo.

—Oye, Erick. No quiero que te enojes, pero creo que las chicas tienen más capacidades, no sólo el matrimonio ni esas cosas que mencionaste. Amigo, me vas a perdonar, pero estoy totalmente en desacuerdo con lo que dijiste. ¿Acaso no conoces a la "flor de dos espadas"?.—pregunto mi hermano con el ceño fruncido.

—¿Hablas de una leyenda?. La flor de dos espadas, era una mujer extremadamente fuerte que fue a la guerra de hace unos años atrás, y que con tan solo catorce años, mató a muchos hombres enemigos armados. Me suena a algo fantástico. No creo que haya existido.—dice riendo.

Te hubieras tragado esas palabras en el futuro.

Ella es la que comenzó la era sufragista.

Mirel Alvodo Venecien, ella venció a todos esos hombres a base de estrategias e inteligencia.

Incluso en un futuro se habla de la técnica y método Mirel, que consiste en un entrenamiento de dos espadas, la mente, agilidad y la elaboración de estrategias silenciosas.

Ese método no tiene como objetivo fortalecer el cuerpo, sino perfeccionar técnica de espadas y movimientos que no requieren de mucha fuerza física.

—¿Sabes?, yo sé que existió, conozco a personas que trabajaron con ella, y hablan de que es una excelente estratega.—habla Matthew confiado de sus palabras.—Yo creo que obligar a una chica, ya sea a alguna de mis hermanas o a cualquiera, sea de clase alta o de la clase que sea, a pensar en solo matrimonio y cosas que comúnmente hacen las mujeres, es encerrarlas en una jaula y no dejar entren a un mundo de nuevas posibilidades y beneficios.

—Eso es estúpido, ¿las mujeres que hacen?, ser frágiles y gastar dinero en vestidos caros. Si quiera sirven para sacar bien el presupuesto de sus sirvientas, nada pueden hacer solas.

¿Qué dices, idiota?.

—Perdón, pero como quieres que hagamos bien un presupuesto, si solo nos enseñan a ser buenas esposas, a hacer bordados, nos enseñan religión y etiqueta. Hablas de que no servimos para nada, cuando ni siquiera el sistema de educación nos ayuda a mejorar en esos aspectos. Ustedes no nacen aprendiendo lo que saben, si no que van adquiriendo conocimientos. Conocimientos que también deberíamos tener nosotras.

Nosotras por ser mujeres no somos menos que tú, ni ningún hombre. Merecemos oportunidades.—suspiro.—Realmente es una pérdida de tiempo hablar contigo, machito privilegiado.

Me marchó de allí, dejándolos boquiabiertos.

Mierda, realmente no pude contenerme. Es que es el tipo de persona que me hace salir de mis cabales.

Ya veremos que haré para arreglar el problema que acabo de hacer.

^^^Continuará...^^^

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