Mentira creíble.

—Sucedió así, después de que Erick Marley fuera a mi habitación para decirme algunas cosas sobre la cena de la tarde de ayer, yo fui a mi cama para dormir...—estoy contando algo real para formar una mentira creíble.—estaba por dormirme cuando sientí frío, abrí mis ojos y vi las cortinas moviéndose, yo creí que la ventana estaba abierta y fui a cerrarla...—de nuevo comienzo a llorar.—Y-Y cuando abrí las cortinas, había un hombre de negro con algo que parecía ser una navaja extraña, quizo atacarme y yo forcejee con él...

El sargento me mira asombrado.

—¿Luego que pasó?...—pregunta.

—Tomé la navaja esa que se usa para abrir cartas, y quise defenderme, pero él era mucho más fuerte que yo, intenté escapar, pero me jaló del cabello...—me comienzo a hacer la agitada.—era mi vida o mi cabello, entonces lo corté. Cabe mencionar que para avisar que algo pasaba, grité y traté de hacer ruido para que me escucharan, yo rompí el ventanal porque tiré algo hacia el atacante, no recuerdo que fue.

—¿Y la herida en su cuello?...—pregunta con miedo a que yo me pusiera más mal.

—Cómo vió que yo pude zafarme, no se cómo me volvió a atrapar, iba a asesinarme, eso provocó el corte, pero se detuvo al ver mi rostro. Dijo algo como, "maldición, tu no eres ella", y se marchó atravez de la ventana rota. Por el pánico aventé muchas cosas hacia la ventana con la esperanza de golpearlo, pero al parecer pudo escapar.—digo y vuelvo a fingir que me debilitó al recordar ese suceso tan traumático que me inventé.

—Señor, porfavor. Me gustaría que se retirara, mi hija no se siente bien.—habla mamá.

El sargento se despide y se va.

¿Sonó creíble?, no lo sé...eso espero.

Todos se fueron y me dejaron sola para descansar obvio que con guardias en la puerta por si volvía a pasar algo.

—Dioses, espero ya entierre esos sentimientos en una caja fuera de mi alcance mental...—me levanto de la cama y me acerco a la ventana.—quizás con esto pueda hacer que tengan más precaución si es que comen algo. Así evitaría que mamá muera envenenada, y si antes falleció por causas naturales, podré estar en paz y no quedar con esa espina que tengo clavada en mi corazón.

Miro el cielo y veo que ya está amaneciendo.

—Es cierto...no seguí para nada el plan que había escrito antes.—suspiro.—cuando el sol ya haya salido por completo, inaugurará el comienzo de una venganza y de una nueva Rose.

....

—Madre, solo quiero salir a ver algunas cosas, mis vestidos ya me están quedado ajustados.—trato de convencer a mi madre que me deje salir.

—Después de que te haya atropellado un carruaje y por lo de anoche, no saldrás. Estás en un peligro constante, Rose.—toca mi cabello todo mal cortado.

—Al menos déjame ir a que me arreglen el cabello, ¿si?.—le sonrió.—lo del carruaje fue porque estaba distraída.—la verdad fue porque alguien, me dio un empujón "sin querer".—y lo de anoche fue una confusión. La persona que de verdad está en peligro, puedes ser tu o Thania. Las tres tenemos un tono similar de cabello, madre.

—Hija, es que...—suspira preocupada.

—Ya descartamos que yo no soy a quien buscan, así que puedes estar tranquila. Aparte me serviría para distraerme y tratar de olvidar el ataque de anoche.—tomo sus manos.—por favor.

—Está bien. Pero, con la condición de que vayas con tres escoltas y tu dama de honor.

.....

No puede ser que tengo a estos tres de escoltas, uno llamado Carlos, es quien me odia porque está enamorado de mi hermanastra, el otro se llama David y me tiene mala porque una vez lo dejé en ridículo ya que, me tropecé frente a su prometida y pues, al final le terminó.

Y Lázaro, el peor de todos, no me trata como si fuera una señorita o su jefe, si no como la hija de la prostituta.

—Caballeros escoltas...—hacen como si no me escucharan. Es realmente molesto esto, tendré que ponerme dura con ellos.—Es bastante malo que me ignoren, mis queridos escoltas. ¿Crees que me están haciendo un mal a mi?, claro que no. El mal se lo están haciendo ustedes mismos, chicos.

Me acerco a Lázaro.

—Quiero que sepas algo, caballero Lázaro. Tu deber es cuidar de mi seguridad, y si algo llega a pasarme quedarás sin trabajo. Recuerda que tienes una familia a la cual mantener.—él me mira asombrado.

—No se preocupe, señorita Rose. La mantendremos a salvo con mis compañeros.—yo le sonrió.

—Muchas gracias, Lázaro.—necesito hacer aliados el apodo de mi madre hace que sea más difícil tenerlos, pero no es imposible.—Les daré una orden y espero me escuchen.

—¡Haremos todo lo que nos pida, señorita Rose!.—dice Carlos.

—Bien. Comenzando con lo que acabas decir, llámenme señorita Bernolth. Esto de igual manera se lo digo a Misty. La orden definitiva es que necesito que uno de ustedes me preste su capucha, iré a ver el valor de unas joyas para empeñarlas.—les sonrió amablemente.

—¿No sería más fácil pedirle dinero al vizconde?.—pregunta David.

—Es que necesito el dinero para regalarle algo a mi querido padre y madre. Quiero darles una sorpresa.—les miento.—¿podrían...?

—Tenga, señorita.—me pasa su capucha Lázaro.—tenga cuidado, no se ve bien que una mujer venga por estos lados.

—Gracias, y recuerden que esto es algo que nadie debe saber, chicos.—les hablo con un tono amenazante y amable a la vez.—también les tengo un trabajo confidencial.

—Entendido, señorita Bernolth.—dicen los tres a unísono.

La casa de empeño es uno de los lugares en los que se hacen las transacciones del casino ilegal.

Así es, ya comencé con el plan original, evitar que caiga el príncipe heredero.

—Buenas tardes, señor.—entro a la tienda junto con Misty.

Camino hacia la mesa para quedar frente al hombre, pero en el camino choco con un joven encapuchado.

—Discúlpeme, señor...rita.—está sorprendido de que ver a una mujer por aquí. Yo sigo mi camino.

—Vengo a ver cuanto me puede dar por estas Joyas, señor.—le aviento un bolso lleno de collares, anillos y pulseras.

—Wow. Lo veré enseguida, señorita.—a él también le parece extraño que yo esté aquí.

En algunos años, gracias a las sufragistas, será un poco más normal vernos a nosotras las mujeres haciendo cosas que normalmente un hombre haría.

—A propósito, ¿le gusta el café, señor?.—él hombre quien me atiende se queda helado.

Exacto, son las palabras secretas que uno debe decir si quiere información sobre el casino.

—Claro, algún día deberíamos beber juntos, mi bella dama.—bien, eso quiere decir que está dispuesto a dejarme entrar en las apuestas.

—Encantada beberia un café junto a usted ahora mismo.—es importante...

—Pase por acá, tengo que darle el dinero y le dejaré probar mi exquisito café oriental.

Me hace pasar a un lugar dónde hay una mesa con cafés.

—¿Qué desea saber y por qué es algo urgente, señorita?.—habla amablemente.

—Cómo sabrá, el príncipe heredero está buscado solución a este casino...

...Continuará......

Hola, no olviden darle "me gusta" al capitulo, seguir mi novela y comentar que les pareció.

Un saludo y muchas gracias por leer. <3

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Comments

Las Patas Del Hobi Awebo

Las Patas Del Hobi Awebo

Eso me gusta, que se de a respetar, mano dura les falta a esos escoltas.

2022-01-04

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