Soy La Hermana De La Protagonista

Finalmente, después del insoportable alboroto que había en el ducado el día anterior Meredith cayó pesada en la cama después de no poderse dormir hasta temprano en la madrugada, podría justificarse con el bullicio insoportable que había rodeado todo el lugar y parecía hacerse más fuerte en donde ella se encontraba.

Quizás el día anterior no había sido malo, al contrario, era la primera vez que celebraba su cumpleaños con personas que la apreciaban y valoraban, había sido una sensación maravillosa, pero incluso de ese modo su alma y conciencia no pudo evitar sumergirse en memorias enterradas en sus recuerdos que aún se tatuaban en lo más profundo de su carne.

Abril nunca había celebrado un cumpleaños de esa manera, nunca había recibido un regalo y quienes prestaban atención a ella no la consideraban alguien relevante,

E incluso en esa situación su padre de esa vida celebraba en grande el cumpleaños de su media hermana, llenándola de regalos y lujos que una niña pequeña no llegaría a necesitar, y abandonando a su otra hija en los escombros como un perro.

Por más que había evitado ese recuerdo volvio y le estremecía las entrañas el pensar cosas tan horripilantes como aquellas, pero era inevitable. Ella solo debía estar agradecida por la nueva vida que le había sido concebida y no recordar cosas que en ese mundo no existían.

Debía dejar ir aquellos recuerdo que estaban tallados en su piel como cicatrices y que llenaban su mente como pinturas.

Era difícil, pero no imposible.

Y claro, todo su profundo sueño que había conseguido hundiéndose en los brazos de Morfeo eran solo memorias espantosas que deseaba olvidar, agradeció felizmente cuando escuchó la voz de Odela llamarla a desayunar.

— Buenos días princesa, tiene una visita el día de hoy.

Sonrió brillantemente Odela y sus ojos parecían coloridos, sus mejillas estaban rojas y parecía estar realmente emocionada.

— Si.

Contestó Meredith adormilada, ¡Tenía 5 años!

— ¿Quién es la visita para Meredith?

Preguntó la niña a la niñera que cepillaba su cabello y lavaba su cuerpo rápidamente.

— Es una sorpresa para la princesa.

Sonriendo energéticamente, Odela se apresuró a arreglarle a la niña como lo hacía normalmente para finalmente bajar al primer piso en donde se encontraban los dos hombres que visitaban a la señorita.

— ¡Princesa!

Gritaron alegremente los hombres de la misma edad, aunque decirles hombres era un término poco conciso ya que eran jóvenes o más concretamente, niños al parecer de Odela.

Robert y Adeus habían vuelto, y traían dos bolsas de regalo en sus brazos, a pesar de las ojeras notables en sus ojos y el cansancio que se materializaba en su cuerpo.

— ¡Oh! ¡Han llegado!

Respondió Meredith emocionada ante la visita de los dos amigos mayores que ella, y sonriendo genuinamente ante la inesperada llegada de ellos.

— Oh pero es tarde, no guardé nada para ustedes, cumplí 5 años ayer.

Contestó decepcionada la princesa, observando como los rostros frente a ella se quedaban estáticos y parecían nerviosos.

— Su alteza el Duque nos ordenó patrullar durante la celebración que le realizaron a la princesa Melody, princesa, eh incluso tuvimos que trabajar el doble antes de este acontecimiento, lamentamos mucho la tardanza.

Contestó Robert observando el rostro serio de la princesa.

— Está bien, tenemos preparado algo para la señorita debido a nuestra poca cortesía.

Sonrió ahora Adeus ante el nombrado de la sorpresa oculta para la princesa, quien abrió sus ojos y parecían brillar ante el nombrado.

— Es poco pero realmente esperamos que le guste princesa.

Dijieron al unísono ambos jóvenes entregando los regalos que habían traído personalmente a la princesa, quien emocionada observó los paquetes con una mala envoltura pero de igual forma los abrió emocionada.

Ante sus ojos se posó una muñeca con ojos rosas y cabello negro, similar a su propia apariencia y con un vestido de un tono rosa, similar al que había llevado el primer día al campo de entrenamiento.

¿Realmente ellos recordaban ese hecho tan irrelevante?

Y el siguiente era un bonito vestido color amarillo con ligeros toque color crema y flores delicadamente bordadas.

— ¡Oh!

Grito emocionada la princesa ante el bonito regalo que había obtenido de sus amigos que había conocido un mes atrás, eran hermosos.

— ¡Muchas gracias!

Sonrió la pequeña y abrazó con emoción los brazos juntos de ambos hombres, quien de igual forma sonrieron alegremente.

— Debemos ir ahora, princesa, es de mala educación hacer esperar a las personas.

Habló finalmente la mujer que había presenciado la maravillosa escena ante sus ojos. En la mañana, cuando Odela se habia resignado a recibirlos en el palacio, ellos comentaron sus planes y todo aquellos que era una sorpresa para la niña.

Era algo inesperado que había sorprendido a Odela, pero de igual forma había aceptado y rápidamente arregló a la niña adormilada con un bonito vestido color blanco lechoso con toques rojos y unas bonitas coletas que colgaban tras su cabeza.

Y finalmente había bajado a recibir a los invitados, y para su sorpresa la reacción de la princesa había sido muy distinta a lo que había esperado, pero se veía muy emocionada ante la visita de los jóvenes.

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— ¡Sorpresa!

Inesperadamente, en el campo de entrenamiento había un festín servido en una mesa de madera con un ligero mantel del mismo tono lechoso de su vestido. Los caballeros que una vez la había llamado maldita y creían que los podría matar solo dirigiendoles la palabra estaban celebrando su cumpleaños alegremente con un gran festín a sus ojos y un hermoso pastel con fresas en su cubierta.

— Sentimos no haber estado aquí ayer, princesa, espero lo disfruté

Comentó el jefe de ese lugar, agachándose hasta estar a la altura de la niña menor. Quien emocionada asintió y se sentó junto a los demás allí a comer y jugar.

Estaba emocionada.

Tanto la Meredith como el alma de Abril que estaba en ese cuerpo estaban increíblemente felices de estar en ese cuerpo en ese mismo momento.

Quizás tenía solo 5 años y menos de un día con la consciencia en su cuerpo, pero era de las mejores cosas que le habían pasado en sus dos vidas ahora vividas.

Estaba feliz.

Demasiado.

Tanto que aquella sensación que llenaba su pecho le era imposible de describir.

Incluso, iba a disfrutar de ese gran banquete solo para ella sin persona hipócritas que se refirieran a ella de una manera obscena y grosera.

Felizmente, Meredith se llenó las mejillas de comida y disfrutó de las risas de los demás caballeros en ese lugar, quienes jugaban y contaban anécdotas graciosas de su entorno, que generaba un ambiente agradable y familiar.

Quizás no precisamente era un ambiente digno para una niña de 5 años perteneciente a una de las familias con más estatus del imperio y siendo la primera princesa de ese lugar.

Pero era lo que menos importaba en ese lugar, ya que la dulce risa de la princesa se escuchaba y las palabras decentes pero llenas de personalidad de cada caballero era lo que causaba esas risas, sin contar la cantidad de juego que hubo después de eso antes de partir el pastel.

Adeus y Robert participaban en una competencia de arquería, quien ganara allí se llevaría una recompensa monetaria que el mismísimo capitán había organizado, y todo para entretener a la pequeña que observaba los arcos con los ojos brillosos.

— ¡Carajo!

Gritó Adeus con frustración ante la segunda flecha perdida en menos de un minuto, y ninguna daba al centro rojo del Corcaj que estaba a unos metros de ellos.

Quizás Robert llevaba la ventaja al haberle dado una vez al final de Corcaj, pero definitivamente en esa situación no iba a perder frente a su rival.

El último disparo frente al Corcaj de Adeus corrió más allá del bosque y se perdió entre los arbustos, quien gritó frustrado al todavía quedarle menos de tres minutos para hacer más puntos que Robert.

— ¡Ve por ella Adeus!

Gritaron muchos en el lugar, apoyando arduamente a ambas personas.

— ¡Iré con el!

Grito Meredith emocionada siguiéndo los pasos de Adeus, quien extendió una mano para tomar la de la pequeña.

— ¡Eso es trampa Hombre!

Grito Robert con fastidio.

— ¡Cierra la boca!

Devolvió el ruido con una sonrisa Adeus, mientras miraba sigilosamente sus alrededores.

— Buscaré por allí princesa, por favor no se aleje.

Meredith asintió. Pero sin ánimos de quedarse allí parada sin hacer nada, buscó entre los arbustos y rebuscó entre los troncos de los árboles.

— ¡Oh! ¡Lo eh encontrado!

Grito Meredith emocionada.

Pero el grito quedó en el aire al no observar la figura masculina de Adeus cerca de ese lugar.

— ¡Oh! ¿Hermano Adeus? ¿Dónde estás?

Pregunto asustada al observar los altos árboles y los gruesos troncos que se abrían paso ante sus ojos.

La desesperación quería hacerse presente y materializarse en su cuerpo, pues un pequeño temblor se hacía presente en sus manos.

Tenía miedo.

— Oh diablos, ¡Maldito Frednge!

Se escuchó una voz masculina cercana a su lugar. Si fuera más suave y a la vez mas gruesa creería que era Adeus quien estaba maldiciendo de esa manera.

Cuando la curiosidad invadió sus entrañas pero el terror también, Meredith caminó en dirección de la voz infantil cercana.

Observando finalmente la espalda de un hombre con una camisa blanca de mangas y el cabello castaño que se asomaba.

— Oh ¿Qué?

Preguntó el hombre al sentir la mirada afilada que apuñalaba su espalda, observando finalmente a una pequeña niña de mejillas regordetas y ojos rosados.

— ¿Quién carajos eres tú?

Preguntó descortés.

Pero a los ojos de la pequeña, que observaba maravillada la apariencia del hombre le fue imposible no detallar sus facciones.

El cabello castaño brillaba con la luz dorada que les brindaba el sol y los ojos color verde esmeralda parecían tener una fina capa invisible ante sus ojos de indiferencia y superioridad.

Parecía mayor que ella pero menor que Adeus y Robert.

Aquel niño frente a ella llamaba su atención.

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Editado.

**Atte: **Amelie Ross.