Soy "Jessica Sinclair" , ese es mi nombre a diferencia de lo que todos creen, no soy la hija mimada , ni la princesa de papá , es todo lo contrario, a pesar de ser la hija biológica parezco más la adoptada y en esta trama no sólo soy yo, también está él, Edward Jones y no menos importante ,Sara Sinclair _mi pequeña hermana adoptada.
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¿Me amas?
Mientras Mary Ann se reunía con una mujer mayor ,
En una habitación contigua, Sarah y Edward desbordaban de pasión en la suite del hotel.
Para Sarah, era la confirmación de su triunfo sobre su hermana y el ancla para asegurar su futuro. Para Edward, era el intento desesperado de recuperar una normalidad que se sentía cada vez más artificial.
—Edward, ¿me amas?
Edward Jones
Esa pregunta, pronunciada en el clímax de su encuentro, fue como un mazo que rompió el momento. La simple palabra "amar" resonó en la mente de Edward una y otra vez, desarticulando la pasión que pretendía sentir.
Antes, él habría estado seguro de amar a Sarah.
Sarah Sinclair
Ella era su primer amor, su amor de juventud, la mujer que avivaba el fuego de su ego al ser tan deseada y tan suya. Pero ahora, por alguna extraña razón, su mente había estado en otra persona. Unos ojos verdes esmeralda lo atravesaban, esos mismos ojos que lo habían mirado con un desprecio tan frío en la biblioteca.
¿Por qué había estado pensando tanto en Jessica? ¿Por qué se había enfadado hasta el punto de la irracionalidad al ver a Ethan acercarse a ella? Y, sobre todo, ¿por qué tenía esa sensación punzante de que estaba perdiendo algo importante, algo irremplazable, en el momento en que Jessica comenzó a brillar?
Jessica Sinclair
—¡Eddi, te estoy hablando! —La voz de Sarah, cargada de impaciencia y una demanda familiar, lo sacó de su abismo de confusión.
—Respóndeme.
Edward forzó una sonrisa, dejando de lado la espiral de dudas en su cabeza. No podía permitirse esa debilidad. Jessica era la prometida perfecta para el legado de Jones; Sarah era la amante perfecta para su cama. La ecuación no debía cambiar.
—Sí, cariño, así es. ¿Por qué lo preguntas? —dijo, intentando sonar convencido.
Al oír aquella respuesta, Sarah sonrió con autosuficiencia. Era la confirmación que necesitaba. Se acercó a él, fingiendo una inocencia posesiva, y la conversación se disolvió en la pasión reanudada. Edward se sumergió en el encuentro, tratando de ahogar la persistente imagen de los ojos verdes y la voz profesional de Jessica llamando a su primo 'Ethan'.
Mientras la farsa se desarrollaba en el hotel, a pocas cuadras de distancia,
Ethan Jones estaba en su suite privada. Acababa de colgar la llamada con su investigador que confirmaba la reunión de Sarah con Edward y la extraña reunión de Mary Ann.
La ira que sentía era fría, calculada, pero el miedo de perder a Jessica de nuevo era un motor más poderoso.
Se levantó y se acercó a la ventana, la vista nocturna de Nueva York era indiferente a los secretos que tejía.
Recordó el momento en que despertó en este mundo. A diferencia de Jessica, él despertó a los catorce años. Fue el día en que su madre, Isabella, lo envió con su abuelo materno, Gio, a Italia.
Un cambio abrupto de planes, una separación que en su vida pasada nunca ocurrió a esa edad.
No sabía el porqué de ese cambio entonces, pero sentía que había cosas que habían cambiado en el mundo. En su vida pasada, Ethan jamás conoció a Gio.
Él creció en Londres, enfocado únicamente en los negocios.
Pero en esta nueva línea temporal, se hizo muy cercano a Gio.
Solo después de descubrir quién era en realidad su abuelo materno, y el poder real que llevaba en sí ser un Rossi , temido y respetado, entendió el por qué su madre lo había mantenido alejado de él durante su infancia en su vida pasada, lo entendió.
Gio era una fortaleza, una sombra de poder que Skylar, su padre, respetaba profundamente.
¿Por qué mamá me dio esta oportunidad? Era una pregunta que había guardado consigo por mucho tiempo.
Quería preguntarle a Isabella por qué le había dado la oportunidad de conocer a Gio, de entrenarse con él, de convertirse en el hombre fuerte que era ahora, (si en la vida pasada nunca lo hizo). Pero pensó que sería realmente extraño, que la pregunta revelaría demasiado.
Lo que Ethan no sabía era que en su vida pasada, después de que él finalmente logró vengar a la niña que le gustaba (Jessica, aunque él nunca le reveló a su madre quién era la niña). Isabella, al igual que él, había regresado. Al ver a su hijo en la cama de un hospital a punto de morir algo en ella se desgarró profundamente y solo recuerda caer en una profunda oscuridad , en el mismo día en que su corazón dejó de latir en la vida pasada, ella lo entendió.
Ella no le preguntó, pero se movió. Esta vez lo hizo todo de manera calculada, esta vez permitiría a su hijo estar cerca de su padre, quería que aprendiera de él, pero sobre todo que supiera la verdad de su historia, no estaría solo.
El entrenamiento de Gio le había dado a Ethan no solo músculo e inteligencia, sino también una red de seguridad global. Él era un Rossi, y su solo nombre causaba temor.
Ethan Jones se había convertido en la peor pesadilla de Matthew y Edward, gracias a la conspiración silenciosa de su madre.
Ethan miró su teléfono, la hora se acercaba a su encuentro con Jessica.
—No importa por qué desperté, o por qué ella no recuerda —murmuró al aire.
Ethan Jones Rossi.
Lo único que importaba era la verdad que lo consumía: su amor por Jessica y la promesa de que, esta vez, nadie la tocaría. Y ahora, con su primo Edward lleno de dudas, y su familia política conspirando, el momento para intervenir era perfecto, era la oportunidad que había aguardado por años, él quiso volver antes para romper aquel compromiso, pero no importo llegó antes de que planearan la boda con su niña, esta vez el esperaría por ella en el altar, está vez ella llevaría uno y más hijos suyos en su vientre, esta vez el haría que su vida estuviera rodeada de felicidad, pero sobre todo ,esta vez daría fin a toda esa maldad que la rodeaba.