La Odisea De Una Flor Perdida

En el camino a Elfer, entrené con Roxy en una de las salas de la nave, usando cada uno una de las espadas que Athenea nos había entregado para nuestra travesía. Ambos nos enfrentamos contra un par de drones que no dejaban de dispararnos balas de pintura.

—Vaya, vaya, así que aquí es donde se encontraban —dijo Hermes entrando a la sala de entrenamiento—.

—¡¿Qué es lo que quieres?! —se quejó mi compañera Enana esquivando los disparos de los drones—

—¿Sucedió algo? Hermes —añadí mientras esquivaba los ataques de los drones—

—Tranquilos, no pasó nada importante que necesite al capitán y a su segundo al mando, aunque… —se sentó en el suelo—. Saben, me recuerdan a unas personas

—Aja, ¿Te refieres a tus novios? —se burló Roxy—.

—No, mis aprendices… mm… —se recostó en el suelo—. Su mundo fue destruido por los Titanes hace muchos años, llegaron a Order siendo tan solo unos bebés y yo… —volteó la oscuridad del espacio mientras los recuerdos del pasado regresaban a su mente—. Los cuide hasta que cumplieron edad suficiente para irse, Mar se fue a entrenar con Ares mientras que Mor, se volvió un pirata

—¿Qué? —susurré sorprendido mientras volteaba a ver a Hermes confundido e intrigado. Al distraerme fui derribado por unos cuantos disparos de un dron—. ¿Rho Mar fue aprendiz de Ares? —añadí adolorido en el suelo—.

—Jaja, sí, solo que al final siguió a su hermano gemelo y se volvió un pirata como él, no he sabido nada de él desde que partió de Order

—Uhm, quien diría que al final si que tienes sentimientos —se burló Roxy—

En ese momento la nave comenzó a temblar, lo que hizo que los drones de forma automática se apagaran. Preocupados por los temblores de la nave, corrimos al asiento del piloto.

—¡¡Todos agarrense de algo!! —ordenó Erik exaltado mientras nuestra nave estaba siendo golpeada por olas de agua cristalizada—.

Así es, como leyeron, habíamos entrado en un mar de agua cristalizada que estaba en medio del frío espació. Las olas de dicho mar golpearon y arrastraron la nave con una fuerza impresionante casi como si el mismísimo dios del mar estuviera en nuestra contra…

Mientras éramos arrastrados pude ver como Hermes veía la ventana con una sonrisa, a diferencia de los demás a él no le afectaba la fuerza en la que estábamos siendo arrastrados.

—Her… ¡Hermes rápido aga…!

Se me cortó la respiración al verlo, la silueta de un hombre con ojos blancos, con una imponente barba y con un amenazante tridente en su mano, él… Era Poseidón…

“¿Qué?” Pensé helado al ver la silueta

No sabía si nos estaba ayudando o castigando, pues el mar congelado nos llevó a nuestro destino, solo que como podrán imaginar, las olas dañaron la nave en el camino. Causando que la nave impactara contra una de las islas flotantes de Elfer.

Todos a excepción de Hermes quedamos bastante aturdidos tras el impacto. Durante el impacto alcancé a abrazar a Roxy para protegerla y suavizar el golpe para ella, lo que la dejó con solo unos raspones, mientras que por mi lado, quedé inconsciente por un par de horas.

Cuando desperté, volteé a los alrededores viendo tan solo a Roxy dentro de la nave. Ella preocupada me tenía en su regazo, mientras me acariciaba el cabello y me cuidaba.

—¿Qué? —me levanté algo desorientado y aturdido—. ¿Dónde están los demás? Enana

—Fueron a buscar comida aunque no han regresado

—¿Eh? ¿Cuánto tiempo tiene que se fueron?

—Llevan cuatro horas fuera, pero no te preocupes, Elfer no es un lugar peligroso

—Conoces este lugar ¿no? —pregunté mientras me ponía de pie—.

—N-Nunca antes había viajado hasta este lugar, pero Elfer es un lugar muy lindo y tranquilo, dudo que esten en peligro

—¿Hacia dónde se fueron? —pregunté caminando hacia la compuerta de la nave—.

—Sí, sí, entiendo, no estarás tranquilo hasta asegurarte de que ellos están bien, psh, que fastidiosos son ustedes los primitivos

“Tengo un mal presentimiento de este lugar, no… no es este lugar lo que me da un mal presentimiento, sino… —recordé la silueta de Poseidón—. Él… ¿Por qué nos trajo a esta isla? ¿Qué trama?” Pensé sintiendo un cosquilleo en mi espalda

Mi compañera me guío por todo el bosque de la isla, con tan solo verla conviviendo con la naturaleza, con los animales y con su alrededor podía notar que este lugar era su hogar, su espacio seguro. Sentía algo de envidia por ella, pero era extraño porque no solo sentía envidia. Su rostro bañado en felicidad hizo que algo de esa felicidad se pegó en mí.

—¡Por aquí, Capitán! —gritó Roxy riendo mientras me estiraba del brazo para mostrarme lo hermoso que era su mundo—.

—¡Espera! ¡Enana! —me quejé—.

Parecía una niña pequeña que le mostraba a sus amigos lo bonito de su casa, está era una faceta que nunca creí conocer de alguien tan pretencioso como ella.

—¡Mira, esto es una uva de sangre, saben riquísimas! —agarró un pequeño puño de uvas roja de un arbusto. Eufórica se metió casi todas las uvas en la boca para después llorar y gritar de felicidad—. ¡Tú también pruébalo! ¡Pruébalo! ¡Por favorcito! —añadió mientras intentaba meterme una uva en la boca—.

Agarré la pequeña uva para después comérmela de un mordisco, Roxy me observó fijamente mientras esperaba mi reacción.

—Estan deliciosas, jaja —respondí devolviéndole la sonrisa—

—¡¡Ay lo sé!! ¡¡Lo sé!! —me agarró del brazo para tirarme de él— ¡¡Ven!! ¡¡Hay muchas cosas que quiero mostrarte!! ¡¡Te van a encantar!!

—¡Espera! ¡Roxy!

—¡¡Ven!! ¡¡No hagas más drama!! ¡Y ven, que este mundo es hermoso y debes explorarlo!

Roxy me mostró medio bosque saltando y riendo como un cachorrito emocionado, al menos hasta que llegamos a la zona en dónde se encontraban nuestros compañeros.

Era un pueblo habitado por distintas especies del universo en taparrabos; ellos parecían ser viajeros que por alguna razón terminaron por quedarse en la isla. Por el repentino cambio de expresión en el rostro de Roxy, pude deducir que la razón para que esos viajeros se quedaran en la isla, no era una muy buena y lo que dijo al ver a los habitantes del pueblo me lo confirmó.

—Son… Son lotófagos… —susurró horrorizada—