Mientras regresaba contento después de haber hecho una buena compra, la vida de Fabián terminó en un accidente.
Pero su vida no terminó ahí, sino que despertó en el cuerpo de uno de los personajes del libro que había leído, era un personaje que se consideraba carne de cañon en el mundo de las novelas bl (boy's love), así que tendría un final trágico al ser usado como objeto de sacrificio.
Y para cambiar ese destino, Fabián tenía que cambiar un poco la trama de la historia, y lo que debía hacer, era divorciarse.
Tenía varios planes, desde la A hasta la Z, solo que antes de que pudiera completar todos sus planes, su esposo, el alfa Vadim Meyer, lo descubrió.
Sin una salida, Fabián decidió contarle a Vadim los planes que tenía su familia contra él para poder divorciarse finalmente, creyó que el alfa estaría de acuerdo, pero la reacción del alfa no fue la esperada...se veía más bien consternado, y luego simplemente se rio.
"Ja ja ja, tu deber es cuidarme, gracias por preocuparte por mí"
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Capítulo 10
Fabián se encerró en una de las habitaciones más lejanas de la casa junto con Daisy sin poder disfrutar de todo lo que había preparado con anterioridad.
La asistente Ivy, después de asegurarse de que Fabián estuviera en la casa, le dejó algunos supresores y dejó el lugar sin decir nada más.
Ciertas situaciones habían cambiado, pero Vadim pasó su rut con aquella joven como se tenía dispuesto en la historia.
Fabián estuvo encerrado en la casa durante cuatro días completos en los que duró el rut del alfa, lo completó a una semana que no dejó la casa hasta que se sintió seguro de salir cuando Vadim se fue a trabajar como de costumbre.
Dos semanas más, solo dos semanas más.
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El ala lastimada de Daisy ya se encontraba mejor, había tardado en sanar un poco porque la patita era ya mayor, según Sebastián, el animalito tendría más de ocho años de edad, su esperanza de vida sería de diez años como máximo al encontrarse en un hábitat de caza.
Con circunstancias ideales, Daisy podría vivir hasta veinte años, algo de lo que Fabián se encargaría al llevarla a vivir a un lugar protegido ideal.
Los días transcurrieron con normalidad, nada fuera de lo común como la última vez, todo marchaba bien y el tiempo en que Fabián sería libre se acercaba, de no ser por Daisy.
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Fabián solía dejar a Daisy en el jardín de la casa de servicio para que paseara y estirara sus alas, al encontrarse mejor, Daisy era más activa y corría para tomar impulso para así poder volar.
"Ten cuidado de perderte, te llevaré a un mejor lugar", Fabián miraba con preocupación como su pequeña amiga se elevaba en el aire.
Y antes de que pudiera darse cuenta, Daisy se elevó muy en lo alto y desapareció entre los grandes árboles.
"¡Daisy!"
Fabián corrió rápidamente tratando de alcanzar a Daisy, este día, Vadim se encontraba en el campo de caza.
El animalito se perdió de la vista de Fabián, pero la dirección a la que se dirigió, fue el lugar en donde estaba Vadim.
"¡Daisy!"
La pequeña vida de Daisy estaba en manos de Fabián, tenía que rescatarla como fuera o se sentiría culpable toda su vida.
A lo lejos, los disparos de la escopeta ya eran audibles, cada disparo aceleraba más el corazón preocupado de Fabián y se apresuró a correr más aprisa.
"¡Daisy!", continuó gritando el joven.
El lugar estaba custodiado por algunos guardaespaldas, quienes al ver llegar corriendo a Fabián trataron de detenerlo, sin embargo, con gran impulso y agilidad, Fabián empujó a uno de los guardaespaldas para abrirse paso y siguió corriendo hasta el campo de tiro.
Una tacleada limpia que derribó al guardaespaldas alfa.
Fabián corría detrás de Daisy, y los guardaespaldas corrían detrás de Fabián.
En el camino, Fabián vio una escena lamentable, varios pequeños cuerpos de los animalitos alados que una vez surcaron el cielo yacían en el piso sin vida.
Fijándose que ningún animalito fuera Daisy, Fabián continuó corriendo.
"¡Daisy!"
Los sonidos de los disparos ya estaban más cerca.
"¡No puede entrar aquí!, ¡es un lugar peligroso!", gritó uno de los guardaespaldas que seguía a Fabián.
Acelerando más, Fabián entró al medio del campo de tiro, el graznido de Daisy provenía de ese lugar.
Al igual que la escena anterior, varios cuerpos de las aves se encontraban sobre el piso.
Un poco más allá, Daisy estaba recostada sobre el piso mientras trataba de volar, su ala se había lastimado nuevamente.
Con su escopeta en mano, Vadim se acercó al animalito, este pequeño pato en especial, ya había escapado varias veces y había esquivado sus disparos.
La última vez, aquel pato desapareció en el aire aun con una herida en su ala, ahora, la herida se veía de más gravedad, lo que le impedía despegar en el aire.
Apuntando hacia el animal, Vadim se preparó para disparar, pero luego pensó que tal vez sería mejor pisarlo.
Pero antes de que pudiera actuar, el rostro de Vadim giró levemente hacia un lado.
"¡Daisy!"
Fabián tomó a Daisy del suelo rápidamente, la abrazó contra su pecho y se fijó que no tuviera más heridas.
Todo quedó en silencio, incluso los guardaespaldas que seguían al joven se detuvieron al ver lo que pasó.
Su jefe, el gran e intocable Vadim Meyer había sido golpeado en el rostro por el extraño joven omega que ahora sostenía un pato en sus brazos.
El ala de Daisy se encontraba en mal estado, al ver esto, el enojo de Fabián creció más, y antes de ser interceptado por los guardaespaldas, el joven comenzó a gritar dirigiéndose a Vadim.
"¡Imbécil!, ¡desalmado!, ¡idiota!"
"¡¿Cómo puedes hacer algo así?!, ¡¿no puedes pensar que estos patos tienen una familia a la que cuidar y alimentar?!, ¡¿eres tan idiota que no se te ocurre pensar en eso?!"
Seguido de los gritos, Fabián caminó hacia Vadim y lo agarró por el cuello de su chaqueta.
"Si algo le sucede a mi querida Daisy, voy a ser yo el que te cace"
"¡Un veterinario!, ¡¿hay algún veterinario aquí?!", volteó Fabián a mirar a los guardaespaldas después de soltar a Vadim.
Contrariados, los guardaespaldas se dispusieron a sacar sus armas para apuntar a Fabián, pero el enojado Fabián caminó sin miedo hacia uno de los guardaespaldas y apartó el arma con su mano.
"¿Qué estás haciendo?, ¿hay un veterinario aquí?", preguntó.
"¿Quién es usted?, identifíquese", volvió a apuntar con su arma el guardaespaldas al joven.
Si se trataba de un joven que había entrado a la propiedad para buscar a su pato, este era muy osado, pues entrar aquí y atreverse a golpear a Vadim, era una sentencia de muerte segura, una muerte cruel a manos del propio Vadim Meyer.
Fabián volvió a apartar el arma, y señaló a Vadim quien estaba atrás.
"Soy el esposo de ese idiota", dijo, "¿hay un veterinario en este lugar?"
Sin recibir órdenes algunas de Vadim y confirmar que ambos llevaban puesto el mismo anillo en sus dedos, los guardaespaldas llevaron a Fabián al centro veterinario privado de la mansión que se encontraba en el campo de equitación.
Dejado atrás, Vadim mantenía la misma posición cuando fue golpeado por Fabián.
El alfa levantó su mano y tocó la mejilla en la cual recibió el golpe, aparte de su padre, esta era la primera vez que una persona ajena se atrevía a golpearlo en todos sus años de vida.
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Pasada la euforia del momento, Fabián temblaba más que la pequeña Daisy quien era atendida por el veterinario.
¿Qué había hecho?.
"¡Cuac!, ¡cuac!"
"... Sí, me alegra mucho que estés bien", sonrió Fabián apenas.