¿Cuantas veces estas dispuesta a repetir el mismo error? ¿Cuantas veces puedes caerte con la misma piedra?... 4 veces me case con el mismo hombre. 4 veces nos divorciamos. Pero sin dudas ya no existiría una quinta vez, ya había aprendido mi lección de que por más que te aferras a alguien esto no soluciona nada, tampoco te garantiza su amor y al final la única persona lastimada es la que que ama más. Para mí el límite fue esa quinta vez en la que yo misma le pondria un punto final a lo que jamás se debió de alargar tanto.
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Una dolorosa verdad 2.
NARRA FRANCISCO:
Es increíble ver el poco aprecio que esa mujer me tiene, luego de llegar a casa corrió de inmediato a su cuarto y me dejó abandonado a mi suerte aquí abajo.
- Señor ya he conseguido el botiquín, permítame curar la herida.
- Yo puedo solo, ve a descansar Olga.
- Está bien.
Me quito toda la ropa manchada de sangre e intento curar lo mejor que puedo la herida, mañana pasaré por la clínica para que Melisa me ayude, prefiero eso a pedirle nuevamente un favor a Cristal.
Maldición si esto deja una cicatriz juro que mataré a ese cerdo. Comienzo a correr en la cinta buscando aclarar mis ideas cuando la pantalla de mi celular se ilumina. Es un mensaje de Mark.
📩 Ya me explicaron lo que sucedió y déjame decirte que efectivamente Constanza estuvo esa noche con mi amigo. No deberías de comportarte de esta forma cuando ustedes dos ya no están juntos, y más cuando tú ya tienes una linda esposa a tu lado. Deja el pasado, ella también tiene derecho a salir con más personas y rehacer su vida.
Pero que diablos significa esto. Otro mensaje llega y este muestra una foto de Constanza besando a ese sujeto en un bar. Siento nuevamente mi sangre hervir dentro de mis venas.
¿Cómo puede ser que ella me olvidó tan rápido? Como es posible incluso que cayera tan bajo como para aceptar pasar la noche con ese simio evolucionado luego de ser mi mujer.
Arrojó el celular lejos y salgo al cuarto de Cristal, ella tiene la maldita costumbre de ponerle cerrojo a la puerta como si viviera con un psicópata que la lastimara o algo así.
Golpeó fuerte, muy fuerte y si no me abre tumbaré la puerta abajo. - ¡CRISTAL ABRE AHORA MISMO LA PUERTA!
Poco después puedo ver su rostro por el pequeño hueco que deja. - ¿Qué sucede? ¿Pasa algo malo?
- Déjame entrar.
- Te volviste loco, eso no pasará y menos en el estado en que estas.
- Por favor Cristal necesito entrar.
La veo dudar, hasta que por fin abre un poco más y sin darle tiempo a relacionar la tomó de la muñeca y la beso desesperado. Cristal lucha hasta que logra alejarme.
- Suéltame.. Me estás lastimado.
- Esta noche déjame quedarme aquí contigo.
- Si no te vas llamaré a la policía.
- Ja ja ¡SOY TU ESPOSO CARAJO!
- Que diablos se te metió. Me estás asustando.
La veo sostener algo entre su mano lista para defenderse de mí. Qué tan bajo he caído yo al buscar consuelo en los brazos de esta mujer.
Me doy la vuelta sin decir nada, dejar que mis emociones se apoderen de mí de esta forma no es bueno para nadie. Pero el dolor que siento es tan grande que no sé cómo reaccionar, me siento indefenso y confundido.
Bajo a la cocina por una botella de lo que sea, el alcohol ayudará a calmar el dolor que siente mi corazón. Al final esta noche fue un fracaso total, Se suponía que con esto lograría hacer que ella volviera a mí y paso todo lo contrario porque ahora sé que yo ya no soy nada para Constanza más que un recuerdo pasajero de algo que nunca más volverá a pasar.
¿Acaso el problema soy yo? Tal vez tengo algo malo y por eso Constanza se fue, puede que no la tratará como ella esperaba o quizás no le di lo que ella merecía y por eso me abandono.
NARRA CRISTAL:
Decir que lo que acaba de suceder no me sacó el corazón del pecho sería mentir. Francisco actuaba como un loco desquiciado, me hizo saltar de la cama con sus fuertes golpes y me robó el alma en un suspiro cuando me tomó de esa forma tan violenta.
Incluso mis labios todavía hormiguean por la brutalidad de ese beso. ¿Pero qué diablos le pasó para que se pusiera así de un momento para el otro? Estuvo calmado todo el viaje, sé que lo más seguro para mí es encerrarme en este cuarto hasta el amanecer que pueda salir, pero también necesito asegurarme de que está bien y que no cometerá otra locura.
Me coloco un buzo y pantalones largos, por las dudas también llevo mi palo en la mano y bajo despacio las escaleras para encontrarlo en la cocina bebiendo como un condenado a muerte.
- Señora está bien.
La voz de Olga me da otro susto de muerte.
- Estoy bien. ¿Tú cómo estás?
- Bien, quiere que llame a alguien.
Decirle que llame a la perrera creo que suena muy exagerado, pero es que en verdad parece rabioso.
- Voy a ver como está y si me escuchas gritar llama a la policía sin dudarlo.
- Entendido.
Me acerco despacio a él sin prender la luz, al menos en la oscuridad podré esconderme con facilidad si se vuelve a poner violento.
- Francisco..
- Déjame solo.
- Dime que pasó. ¿Acaso te duele algo? ¿Te siente mal? ¿Llamo a la ambulancia?
- Quiero estar solo Cristal. Así que simplemente sube y vuelve a dormir.
- No puedo si estás en este estado, dime en qué te puedo ayudar.
Francisco no responde, pero lo puedo ver temblar. Está únicamente en pantalones cortos y aunque la temperatura es agradable está temblando como una hoja.
Me acerco cautelosa a él y lo abrazo. - No sé que pasó, pero todo estará bien. Respira y deja que todo se vaya.
De repente siento sus manos alrededor de mi cintura apretándome con fuerza, su cabeza se pierde el mi abdomen como queriendo ocultarse mientras yo acaricio su cabello dándole consuelo.
De verdad no entiendo qué fue eso que sucedió para que entrara en este estado tan lamentable y aunque Francisco no me agrade yo no puedo hacer la vista gorda y dejarlo sufrir solo.
- Tomar de está manera no ayudará y más con ese golpe en la cabeza. Te pido por favor que me permitas ayudarte a llegar a tu cuarto, de verdad no sabría qué hacer si sufres un ataque.
Su voz se escucha como un suspiro. - Está bien.
Le hago una seña a Olga y ella de inmediato viene para ayudarme a llevarlo de regreso a su cama. Aunque no entiendo que pasó tampoco soy tan estúpida como para no darme cuenta y ahora comienzo a comprender que un corazón roto de verdad te hace trizas.