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EL DRAGÓN OLVIDADO QUE VUELVE A NACER

EL DRAGÓN OLVIDADO QUE VUELVE A NACER

Status: En proceso
Genre:Yaoi / Viaje En El Tiempo / ABO / Traiciones y engaños / Reencarnación / Fantasía LGBT
Popularitas:2.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Gabitha

El fallecimiento de su padre desencadena que la verdad detrás de su rechazo salga a la luz y con el poder del dragón dentro de él termina con una era, pero siendo traicionado obtiene una nueva oportunidad.
— Los omegas no pueden entrar— dijo el guardia que custodia la puerta.
—No soy cualquier omega, mi nombre es Drayce Nytherion, príncipe de este reino— fueron esas últimas palabras cuando ellos se arrodillaron ante el.

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CHRISTIAN

Días antes de su llegada al palacio, un omega se encontraba en su aldea, viendo cómo sus padres defendían a sus hermanos y hermanas de las garras de varios mercenarios. Él había intentado ayudar junto a su prometido, pero en el instante en que se distrajo fue golpeado en la cabeza, dejándolo inconsciente.

Cuando despertó, ya no estaba en su hogar. Lo habían llevado junto a otros omegas capturados para ser enviados al harem del emperador. Lloró durante todo el viaje y, al llegar, una sirvienta los revisó uno por uno. Los que conservaban su pureza eran apartados, mientras que los que no, eran despedidos y enviados fuera del palacio a buscar otra forma de sobrevivir.

Cuando llegó su turno, Christian se resistió con todas sus fuerzas: mordió la mano de la mujer que lo examinaba. Varios sirvientes lo sujetaron de pies y manos hasta terminar la revisión, y lo reunieron con otros omegas de su edad. Después los bañaron, vistieron con nuevas ropas y los colocaron en fila.

Fue entonces cuando, desde lo alto de la escalera, bajó una mujer de mirada severa y porte imponente. Los sirvientes hicieron reverencia y uno de ellos anunció su llegada:

—¡Su majestad Agnes de Nytherion, madre emperatriz y salvadora del imperio!

Al escuchar su título, Christian sintió un breve alivio. Tal vez aquella mujer, siendo madre, tendría compasión de él. Con lágrimas en los ojos se arrodilló y suplicó:

—¡Señora, le ruego por favor que me deje volver a mi casa! —clamó con la voz quebrada—. Por favor… usted es madre y entenderá mi sufrimiento, mis padres me estarán buscando... Se lo ruego

Pero en lugar de comprensión, lo que vio en los ojos de la madre emperatriz fue furia.

—¡Qué insolencia! —rugió con rabia—. ¡Escuchen todos! A partir de hoy son concubinas y omegas del emperador Vladimir Nytherion. Su deber es dar hijos e hijas a este imperio, de lo contrario serán castigados.

El omega apretó los puños, sus lágrimas se mezclaban con la ira y el dolor en su interior. La madre emperatriz se marchó llena de ira, dejando a los nuevos integrantes del harem a merced del destino.

Drayce, que había observado todo desde las sombras, bajó en cuanto su abuela salió del salón.

—¡Atención! —exclamó Hamir, jefe de eunucos—. ¡El príncipe mayor Drayce Nytherion está aquí!

Las criadas y concubinas formaron fila para saludarlo. Él pasó sin mirarlas, ignorando los murmullos de algunos, caminando con la serenidad que ahora lo distinguía, hasta que sus ojos se posaron en Christian.

—Veo que mi abuela ya les dio la bienvenida —comentó mientras los sirvientes entraban con bandejas de comida. — Hamir, que me traigan también mi comida.

—Como desee, príncipe —respondió el eunuco dándose la vuelta en busca de algún sirviente de la cocina.

Drayce, sentado, no dejó de observar al omega de cabellos rojos y ojos azules que permanecía cabizbajo, con lágrimas contenidas.

—Tú, el omega de cabellera roja… acércate.

Para su sorpresa, el joven obedeció de inmediato y caminó hacia él.

Mientras los criados servían la comida, Drayce se acercó con intención contenida. En su mente, la voz del dragón —la presencia que desde su despertar murmuraba con extraña sabiduría— le habló con la misma familiaridad de siempre.

—Es un bello omega— susurró el dragón.

—Vaya que lo es. Alguien muy bello, pero con un tráfico destino, debemos asegurarnos de cambiar su destino— respondió Drayce, complacido y a la vez pensativo.

—Felicidades, portador. Has encontrado un ser de sangre afortunada— continuó la voz.

—¿De qué hablas?— preguntó con cierta duda.

—En su cuerpo hay algo: una marca de linaje, o al menos un rasgo que podría revelar su origen. Es mejor tener a alguien así cerca— explicó el dragón.

—Era mi plan desde el inicio— concluyó Drayce, con la calma de quien traza una jugada a largo plazo.

El omega, todavía tembloroso, se animó a hablar cuando el príncipe lo llamó por su cabello rojo como fuego. Drayce no buscó elogios vanos: habló con una determinación que lo sorprendió y lo reconfortó.

—¿Por qué lloras? —preguntó Drayce con cierta calma que llegaba a su corazón. —Tus compañeros parecen felices de estar en el harem del emperador.

El omega apretó los labios y respondió con honestidad:

—No se ofenda, mi señor, pero ¿qué razón habría para estar feliz en un lugar desconocido, lejos de mi hogar y de mi familia?

Drayce lo observó con atención antes de hablar:

—No es mejor un lugar conocido si lo que queda en él es muerte.

El Omega le miro desconcertado y hablo sin ningún titubeo.

—Por las marcas rojas en tus muñecas he de suponer que no eras un esclavo antes de llegar aquí, tal vez un aldeano por ti forma de responderme, si tú aldea fue atacada, no es muy probable que haya sobrevivientes si fue una emboscada.

El rostro del omega se contrajo de dolor y sus ojos se llenaron de lágrimas, pero Drayce no suavizó sus palabras.

—Aun si buscas venganza, no podrás alcanzarla. El culpable de tu terrible tragedia familiar no es mi padre, sino los hombres que atacaron tu aldea.

El omega cayó de rodillas, desgarrado por la impotencia, se tragó su enojo y su tristeza dejando de derramar lágrimas.

Fue en ese instante cuando Drayce, distraído para todos por la plática con el omega, tomó un bocado de la comida que habían servido.

Aunque ese era su plan desde el comienzo, ahora con el omega que lo había salvado, podría comenzar poco a poco a sacar a Freya del harem.

De pronto, su garganta se cerró, su respiración se volvió agitada y un ardor recorrió su cuerpo.

—Una cosa más…— logró decir, llevándose la mano al cuello —Asegúrate de cuidarme bien. Si fallas… no podré ayudarte.

—¡Cuidado! —gritó el omega, atrapándolo antes de verlo desplomarse sobre la mesa—. ¡Ayuda, alguien, rápido!

Todo se volvió negro alrededor de Drayce. El veneno ya corría por sus venas.

Freya había dado su primer golpe para acabar con el, pero algo estaba más que claro, no le dejaría salirse con la suya fácilmente.

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Priscy Agudelo
me encanta tu novela, cada capítulo me llena de intriga y no puedo parar de leer. 👏👏👏felicitaciones.
Gaby Rodriguez: Gracias por tus palabras y me alegra que te esté gustando 🤭☺️
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Limaesfra🍾🥂🌟
🐲🐉
Gaby Rodriguez: Me alegra que te esté gustando🥰
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Adeilis
Más capítulo por favor
Adeilis
La historia es muy interesante, me gusta mucho
Gaby Rodriguez: Me alegra que te guste y gracias por darle una oportunidad 🤗😘
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