toda mi vida vivi una vida donde fui despresiada y sola pero ahora que e renacido en la hija de un duque disfrutaré esta segunda oportunidad como hija mimada del duque William valtorian
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capitulo 22 Deseos y fiesta
Astrix —sonríe William—. ¿Cómo está mi princesa?
En eso, Astrix lo mira enojada.
—Tuve el peor de los días —responde molesta—. ¡Un tonto me dijo que soy un animal!
—¿Quién se atrevió a decirle a mi hija que es un animal? —saca su espada furioso.
—¡Un tonto! Papá, baja la espada, no vaya a ser que rompas el jarrón de nuevo —hace puchero Astrix.
Sin darse cuenta, William la levanta en alto.
—Mi tesoro más precioso, cuida a su papá —dice mientras le da vueltas.
—¡Ya, papá! Me mareo —ríe fuerte—. Papá... ya.
Ambos caen en la cama riendo y miran el techo.
—Papá… ¿por qué eres así conmigo y con Alex? A pesar de que te rechacé, sigues insistiendo —pregunta curiosa.
—Bueno, pasa que mi vida fue muy solitaria. Viví entre guerras y más guerras. Mis padres solo querían estatus, así que ni les importé. Por eso juré cuidar a mis hijos —sonríe.
El ambiente se vuelve cálido y bonito.
—Por eso también me propuse consentirlos con todo. Porque ustedes deben ser felices —suspira—. Aunque hay una cosa que papá no pudo cumplir contigo, Astrix.
—¿Qué cosa, papá? —pregunta curiosa.
—Que no pude salvar a tu mamá… perdón —dice triste—. Tu madre era una gran mujer y mi único amor.
—¿Y mamá Elena? —Astrix se sienta, curiosa—. ¿Tú no la quieres?
—¿Elena? —ríe William—. Hija, ella es como una hermana para mí —le despeina el cabello.
—Entonces, ¿por qué tuviste un hijo con ella? —pregunta directa.
—Bueno… la verdad, nunca celebré una victoria con alcohol —ríe—. Oh… —nota la expresión de Astrix—. ¿Qué pasa?
Astrix se levanta de la cama, cruzando los brazos.
—Así que... ¿unas bebidas? —dice seria.
—¿Hija? ¿Dije algo que te ofendió? —pregunta confundido.
—¡Sí! ¡Decir que mamá Elena solo fue una mujer de una noche de bebidas! —responde molesta.
Esas palabras le dolían, porque algo parecido le había pasado en su vida pasada.
[Recuerdos de Victoria]
—Mamá, papá… ella es Victoria. La conocí en el bar —ríe el chico.
—Así que tú eres Victoria —sonríe la señora—. Bienvenida, querida.
—Hijo, qué bonita chica —dice el hombre.
—Oppa, es muy linda —agrega su hermana, tomándolo del brazo—. Eres muy linda.
Era la primera vez que conocía a la familia de mi novio. Eran tan agradables, tan cálidos. Me sentí cómoda, feliz. Su madre era amable, su padre respetable y su hermana dulce.
Pero todo fue una ilusión.
Pasaron los días, y un día fui de sorpresa a su casa… fue horrible lo que escuché.
Estaban discutiendo.
—¿Cómo te vas a casar con ella? —gritaba la señora furiosa—. ¡Si es una mujer de alcohol!
Desde ese día no volví. Aun así, me quedé con ese chico hasta el final, sabiendo que su familia no me quería.
Fin del recuerdo
—Hijita mía, perdón. Papi no quiso ofenderte —suplicó William.
Astrix lo ignoró.
—Julieta, prepárame mi vestido lila con tul y mi corona con jade. Ah, y la caja de regalos para las gemelas —dijo sin mirar a William.
—Astrix, papi no sabe lo que dijo… pero perdónalo —hace puchero Alex entrando—. Papá, mira, saqué 100 puntos en mi examen de hechicería —nota la situación—. Papá, no me digas que dijiste otra vez algo que ofendió a Astrix.
—Alex… tú sabes cómo es tu hermana —suspira William—. ¿Cómo puedo hacer para que me hable?
—Bueno, una vez lo logré diciéndole que le cumpliría tres deseos —sonríe el chico.
—Bien. Serán tres deseos, Astrix, cielo —dice William corriendo tras ella.
Astrix lo mira seria.
—¿Tres deseos? ¿Con conciencia y todo? —pregunta con una sonrisa astuta.
—Sí, tres deseos. Lo que quieras —dice William, rendido.
—Genial —aplaude—. Bueno, papá, mi primer deseo es poder llevar mi carruaje, el que me diste cuando era bebé.
—¿Qué? Astrix, te dije que no. Ese carruaje es muy caro —hace puchero el duque.
—Lo voy a llevar a la fiesta de té. Vamos, papá, por favor —piensa—. Se supone que, como villana, debo presumir un poco.
—Bien… llévatelo, princesa, pero cuídalo —suspira—. Vamos con el segundo deseo.
—Quiero las minas de grafito de los Rolan —dice firme.
—¿Grafito? ¿Para qué quieres eso? Son piedras que manchan —pregunta curioso.
—Ya verás. Y el último deseo es que tu conozcas a mamá Elena… conocerla como se debe —dice sonriendo.
—Bien, princesa. ¿Ahora sí perdonas a papá? —pregunta esperanzado.
—Mmm… no, hasta que no los vea cumplidos, no —responde alejándose.
—Sé que es cruel, pero se supone que soy la villana de aquí —piensa Astrix, sonriendo—. Bueno, hoy vamos a la fiesta de té.
Llegó la hora y estaba algo nerviosa.
En mi vida pasada nunca fui a una fiesta de té, y además… había sido una huérfana sin amor.
—Señorita —dice Julieta preocupada—, ¿está bien? Se la ve muy pálida.
—Estoy bien, Julieta. Por casualidad, ¿viste a Anton? Se suponía que hoy tendríamos nuestras lecciones de matemáticas —dice jugando con sus manos.
—No, señorita. Nadie mandó recado. El joven Alexander me dijo que le avisara que sus abuelos vendrán —responde la doncella.
—¿Los abuelos? —sonríe Astrix—. Los extraño mucho. Hace meses que no los veo… la última vez estaban en una competencia de cocina.
El carruaje avanzaba por el camino empedrado mientras el sol iluminaba los vitrales del palacio de invierno. Astrix, con su vestido lila de tul y la corona de jade, parecía una muñeca de porcelana... aunque por dentro, su corazón latía nervioso.
—Julieta, ¿segura que esto se ve bien? —pregunta, mirando su reflejo en el vidrio.
—Señorita, está preciosa. Toda una duquesa —responde la doncella con orgullo.
Astrix sonríe, pero se aferra al borde de su falda.
—Preciosa…-piensa- o tal vez una futura villana. No quiero causar una mala impresión… aunque, bueno, tampoco puedo evitar ser yo —ríe bajito.
El carruaje se detiene frente a una gran casa rodeada de jardines con flores rosadas. El aroma a té y pasteles recién horneados se mezclaba con las risas suaves de las jóvenes nobles.
—La señorita Astrix del Ducado William ha llegado —anunció el mayordomo con voz firme.
Todas las miradas se giraron hacia ella.
Las damas más jóvenes la observaron con sorpresa, algunas murmuraban, otras sonreían con cortesía fingida.
—Ah, la hija del duque excéntrico —susurró una chica rubia.
Astrix lo escuchó y sonrió con elegancia.
—Sí, la misma. Y al parecer también la más bonita —dijo con dulzura, dejando a la joven sin palabras.
Julieta casi se atraganta con el aire.
—Señorita… —susurra en su oído—, prometió no causar escándalos.
—No lo hice. Solo aclaré un hecho —responde con voz baja, divertida.
De pronto, se acercó Sophia Queen, con su vestido rosado de encaje y una sonrisa radiante.
—Astrix, qué sorpresa verte aquí. No sabía que te interesaban las fiestas de té —dijo con un tono amable pero venenoso.
—Oh, Sophia… vine a aprender de las mejores —le devuelve la sonrisa—. Aunque debo decir que ese color rosa… se parece bastante al mantel de la mesa, ¿no crees?
Las damas a su alrededor se taparon la boca para contener la risa. Sophia, roja de furia, finge reír también.
—Ah, siempre tan graciosa —murmura entre dientes.
En ese momento, un joven tropieza con una bandeja de tazas. Astrix, rápida, extiende su mano y con un leve gesto mágico evita que caigan.
El té se detiene en el aire, las tazas flotan unos segundos, y luego vuelven a su lugar con delicadeza.
Las chicas aplauden sorprendidas.
—¡Qué elegancia! —dice una.
—Debe ser una hechicera entrenada —comenta otra.
Sophia la mira con rabia contenida.
—Oh, fue solo un reflejo —dice Astrix sonriendo—. Además, no quería que el suelo se arruinara. Imagínate el desastre.
Mientras todos comentaban el acto, apareció un chico .
—Astrix valtorian —era el príncipe Daniel, con una sonrisa traviesa—. No pensé que vinieras.
—Y yo no pensé que un príncipe se metiera en fiestas de té de damas —responde Astrix, arqueando una ceja.
—Vine por los pasteles… y por verte —dice el niño, guiñándole un ojo.
Astrix suspira, resignada.
—Dios mío… ya empezó.
Astrix se inclina y le da una palmada en la cabeza.
—Eres un descarado, príncipe —dice con ternura—. Pero gracias… aunque te advierto, que cuando a los animales les molestan atacan.
El Chico ríe.
—Entonces espero que ese animal se calme.
El ambiente se volvió ameno, y por primera vez Astrix sintió que no estaba fuera de lugar.
Aunque sabía bien que cada sonrisa y cada palabra escondían algo más…
porque en ese mundo, incluso una simple taza de té podía ser un campo de batalla entre damas.
🦋Dato de hoy🦋
Astrix empezó a llamar mamá a Elena desde que ella supo que los defendió a ella y Alex de mary