una masacre, una venganza, dos corazones que se enamoran y dos países capaces de todo para destruirse.
¿que pasaría si tienes frente a ti a quien mato a tu madre? ¿qué pasaría si tienes que aliarte con alguien para vengar a toda tu familia muerta? ¿podrá el amor que sienten ser más fuerte que el odio que los rodea?
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capitulo 10
Madre- mi súplica nunca fue escuchada, mi padre se interpuso y me saco del lugar -no puedes hacer esto, podemos vencerlos, madre por favor, pelearíamos juntas- mis gritos llenaban todo el pasillo, mientras mi padre me sacaba a la fuerza por el brazo y cerraba la puerta del despacho.
Natacha, eres fuerte e inteligente, sabes que ella jamás te escuchara- dijo mi padre mientras me alejaba de allí y bajábamos las escaleras quizás en dirección a la cocina.
No puedes permitir esto, morirán y lo sabes, los vendrán con todo, por favor padre no lo hagan, déjenme ayudarlos- las lágrimas caían de mis ojos y sentía una presión en mi pecho qué no permitía qué el aire ingresará bien.
Ming prepárale un té de tilo- dijo con calma.
Si mi señor- contesto ella y llore aún más.
Por favor, no nos dejen. Entrene mucho para un momento así, déjame demostrarte que soy tu hija, su hija- las palabras se adoraban en mi garganta y de pronto sus brazos me envolvieron, el abrazo era tan fuerte y transmitía tanto amor que sentía que unía todas mis piezas rotas.
Nat, ustedes son mi orgullo y sé que esto es lo mejor que podemos hacer por las dos, por favor intenta verlo desde nuestro punto de vista. Algún día serás madre y comprenderás que por un hijo se mata y se muere- su suave voz y sus manos acariciando mi espalda. Mierda es mi padre necesitaba siempre esto de él y ahora que lo tenía me desarmaba saber que quizás sería el último.
Por favor- seguí rogándole.
No hija, te necesitamos para proteger a tu hermana- la firmeza en su tono me terminaba de romper. Mataría a quien sea necesario con tal de no perder a ninguno de mis padres.
Seguí llorando hasta que sentí que mis piernas flaqueaban, mi padre me sentó en una silla y dejo que Nana me diera el té con una cuchara como si fuese una niña pequeña, aunque él jamás se alejó, siempre tuvo su mano en mi espalda acariciándome, como si quisiera darme fuerzas para los días venideros. Los ojos comenzaron a pesarme y tarde comprendí que el té, tenía somníferos. Sentí como las manos de mi padre me agarraban con más fuerza cuando me empezaba a dormir y seguramente me cargo hasta mi cama, porque a mitad de las escaleras me entregue a los brazos de Morfeo.
Desperté con los rayos del sol dándome directamente en mi rostro. Mire a mi alrededor y lo primero que note es que Nizza dormía a mi lado. Me moví suavemente u tentando no despertarla y me fui al baño, tenía que cambiarme rápido, ya que, desde que abrí los ojos tanto la conversación como las imágenes de anoche me pasaban por la cabeza.
¿Aún es temprano?- la voz de mi hermanita me asusto.
sí, duerme un rato más- le dije mientras buscaba mi ropa.
¿Tienes una misión?- me dijo mientras tallaba sus ojos y se sentaba.
No ¿por qué lo dices?- le pregunte confundida.
porque ese es tu cajón de armas blancas- me dijo señalando donde acababa de abrir.
Mierda, me equivoqué- dije cerrándolo con fuerza.
¿qué ocurre? Nunca estás tan distraída- me dijo con reproche.
Nada Niz, vuelve a dormir. Por cierto ¿qué haces en mi cama?- le pregunte cuando encontré el pantalón que iba a ponerme.
Es que anoche tuviste una pesadilla y comenzaste a gritar y a llorar, como no te pude despertar, te empecé a hacer caricias en el pelo como nos hacía mamá y me quedé dormida luego de que te calmaste- me dijo frunciendo los hombros y mirando a otro lado.
Lamento haberte despertado, gracias por ayudarme- le dije acercándome a ella y acariciando sus cabellos.
Salí de la habitación en cuanto ella volvió a acomodarse para dormir, me dirigí nuevamente al despacho de mi madre, pero al golpear y no recibir respuesta decidí que iba a entrar igual.
El lugar era enorme, las dos paredes de los costados eran estantes llenos de libros y al final de la habitación estaba el escritorio de mi madre con un gran ventanal detrás. También en el medio había una pequeña mesa de té con cuatro sillas y un gran sillón donde siempre recordaba ver a mi madre sentada leyendo.
Me acerqué con cuidado al escritorio y comencé a leer los papeles que se encontraban allí, diversas cartas de ambas familias que aseguraban que el reinado de mi madre se terminaba si no se cumplían con las encomiendas qué le estaban dando, no es necesario decir que una era peor que otra. Desde ataques dentro del país pero en otros estados, hasta un ataque en Estados Unidos a concejales traidores a la causa. No entendía casi nada de lo que hablaban, pero todo terminaba con la misma amenaza, si no cumples nuestros términos tu familia no vive. Encontré un expediente de un anónimo que mostraba fotos de Diego de muchos meses atrás reunidos con las cabezas de los Romanof y los Patrowski, al parecer su traición no era de ahora, el muy hijo de puta quería el puesto de padre y necesitaba que madre y el no estuviesen más en el juego. También había fotos mías y de Nizza en distintos lugares, el anónimo decía en una carta que ellos nos seguían desde hacía poco menos de un año.
¿qué estás haciendo aquí?- la voz de mi madre me sobresalto, levante la mirada y ella estaba apoyada con enojo en el marco de la puerta.
Buscando respuestas ¿sabías que Diego nos traicionaba hace tiempo? ¿Por qué no hiciste nada?- le reproche aun cuando vi como su enojo cambiaba a dolor.
Natacha, no deberías estar aquí- comenzó a caminar hacia donde estaba yo, esperaba el golpe cuando se paró a mi lado y por instinto cerré los ojos cuando levanto la mano, pero jamás sentí dolor, ella estaba acariciando mi mejilla. Abrí los ojos y podía ver como su labio inferior temblaba y sus ojos se aguaban.
Madre por favor, déjame ayudarte- le dije en un susurro que se que ella escuchó.
no sé puede, ya esta decidido. Hace años salvaste la vida de una mujer cuando te negaste a hacer tu trabajo, hoy esa vida pagará una deuda con nosotros y las salvará a ustedes, parten en dos días- dijo agarrando todos los papeles del escritorio y guardándolos en el cajón.
no madre por favor no, te lo suplico no puedes hacer esto, por favor- caí de rodillas llorando y sentí como ella se arrodillaba frente a mí y me abrazaba.
Todo saldrá bien, Nat. Debes confiar en mi- me decía tranquilamente, pero sabía que ella también estaba llorando.
no se cuanto tiempo nos quedamos así, pero luego de un rato ella sé paró y me dejo sola en aquella habitación. No me dijo más nada, solamente se paró y se fue. la decisión estaba tomada aun cuando yo no entendía nada, pero si sabía algo, cuando pudiera regresaría y los mataría a todos.