NovelToon NovelToon
LIBERAME. Saga Destruyeme Parte II

LIBERAME. Saga Destruyeme Parte II

Status: En proceso
Genre:Posesivo / Arrogante / Dominación / BDSM / Escena del crimen / Enfermizo
Popularitas:3.8k
Nilai: 5
nombre de autor: DayMarJ

Soy Eros Montalbán. A simple vista, un estudiante brillante de medicina. Pero por dentro, soy otra cosa. Algo que no encaja. Algo que no se puede domar.

Desde niño he sentido esa pulsión: el cosquilleo en los dedos, la sed, la oscuridad. Mi madre me enseñó a mantenerla bajo control, a domar la bestia… pero incluso ella sabe que es cuestión de tiempo. Porque la sangre de Lucas Santori corre por mis venas, y su legado me pertenece.

Mientras el mundo celebra mi genialidad, yo observo desde la sombra. No busco amor, ni redención. Busco respuestas. Y si el precio es desatar lo que llevo dentro… entonces que el mundo arda.

NovelToon tiene autorización de DayMarJ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 2

EROS.

El aula se vacía con rapidez. Algunos estudiantes aún cuchichean, probablemente hablando de Helena y su respuesta brillante.

Y de mi error.

Nadie lo dice en voz alta, pero lo percibo. Las miradas que evitan encontrarse con la mía. Las sonrisitas discretas. El silencio denso que me rodea.

Yo no olvido.

Espero. Paciente.

Y cuando la última sombra cruza la puerta, avanzo hacia el escritorio con pasos lentos, midiendo cada uno como si pudiera contener el fuego que me arde en las venas.

Él está allí, revisando unos papeles como si nada hubiera pasado. Como si no hubiera enterrado su voz dentro de mi cabeza con esa maldita frase.

—¿Cree que puede pisotearme así frente a todos? —le espeto, sin suavizar el tono.—Se equivoca si piensa que voy a quedarme callado como un perrito humillado. Si lo deseara… sería yo quien dictaría esta clase.

Adrián Marconni levanta la vista. No se inmuta. No sonríe. Ni siquiera frunce el ceño. Pero en esa fracción de segundo, mientras nuestras miradas se cruzan y el mundo parece en pausa, puedo detallar mucho más su rostro.

Tiene una cicatriz que nace justo en el lóbulo de la oreja y desciende hasta perderse al final de la mandíbula, una línea fina pero marcada que intenta disimular con la barba bien recortada de tres días. También hay irregularidades sutiles en sus mejillas, imperfecciones casi imperceptibles para cualquiera… menos para alguien como yo, que ha aprendido a observar. No son simples detalles; son grietas de una historia que no cuenta.

Me observa con esa calma exasperante, ese aire de superioridad que no se gana, se nace con él.

—Mantén tu lugar, Montalbán —dice con una voz tan serena que me dan ganas de golpear algo—. No olvides quién es el maestro… y quién el alumno.

—No necesito que me lo recuerde —escupo, molesto—. Usted no me conoce.

—Y tú tampoco te conoces a ti mismo —responde con tono mordaz—. Si quieres impresionarme, vas a necesitar algo más que pataletas de crío orgulloso.

Pataletas.

El término me clava una espina en el orgullo.

Aprieto los puños con fuerza, tanto que los nudillos crujen. Siento cómo la rabia me sube como ácido por la garganta. Solo quiero borrar esa expresión impasible de su rostro.

Pero entonces él da un paso hacia mí. Me observa de arriba abajo con ese maldito desdén contenido.

—Sea lo que sea que estás pensando, descártalo —dice, bajando un poco la voz, pero haciéndola más pesada—. No tienes oportunidad contra alguien como yo.

Un silencio mortal se extiende entre nosotros. No hay amenaza directa, pero la tensión se puede cortar con un bisturí. No puedo sostener más esta presión sin hacer una estupidez.

Así que salgo.

Empujo la puerta con tanta fuerza que retumba al cerrarse.

Me niego a ser rebajado.

Si Marconni cree que puede venir a ponerme en mi lugar, está muy equivocado.

Y si Helena piensa que puede humillarme y salirse con la suya, está más equivocada aún.

Mi ego puede herirse… pero nunca se queda quieto.

Y ahora tengo un nuevo objetivo.

Camino con la ira explotándome bajo la piel como una corriente eléctrica. Cada paso que doy es un latido más fuerte en mis sienes. Quiero verla. Quiero recordarle que nadie me deja en ridículo. Ni siquiera ella.

Pero antes de que pueda acercarme lo suficiente, la escena frente a mí me obliga a detenerme.

Helena está sentada sola en una mesa del jardín, con una bandeja de almuerzo aún intacta frente a ella. Su postura es tensa, como si esperara el golpe antes de que llegue. Tres chicas de nuestra misma aula se han acercado como aves carroñeras, sonriendo con veneno.

—¿Así de estúpida eras en tu universidad anterior o es algo nuevo? —escupe una de ellas, tirando la bandeja al suelo. El contenido se esparce por el césped como si nunca hubiera importado.

Helena aprieta con fuerza la falda que lleva puesta. Se le marcan los nudillos blancos, pero su voz no tiembla cuando habla entre dientes:

—Mantente lejos de mí. No me conoces, así que evita molestarme.

Las otras dos se echan a reír como si acabaran de oír el mejor chiste del día.

—¿Nos estás amenazando, princesita? Qué miedo, ¿eh?

Y entonces, sin dar tiempo a que nadie reaccione, una de ellas toma el vaso de agua de su mano y se lo vacía en la cabeza.

El agua cae como un baldazo de desprecio. Helena ni siquiera grita, solo se queda rígida. Siento que algo dentro de mí hace clic.

Y se rompe.

—¡¿Se volvieron locas o qué carajos les pasa?! —rujo, caminando hacia ellas.

Las tres giran hacia mí, sorprendidas.

—¿Y tú qué? ¿Ahora defiendes a las pobrecitas perdidas? —se atreve a decir una, pero la fulmino con la mirada.

—Lárguense. No quiero volver a verlas cerca de ella. Ni una palabra más. ¿Entendieron?

Mi tono no deja espacio a discusión. Ellas vacilan. Saben de qué soy capaz. No por lo que digo, sino por lo que ya he hecho antes. Finalmente, con insultos apenas susurrados, se van murmurando y lanzando miradas cargadas de veneno.

Me giro hacia Helena.

Ella me observa con rabia. Los mechones de su cabello chorrean agua sobre su rostro y su camisa blanca está completamente pegada a su cuerpo. Sus pezones resaltan duros contra la tela mojada y no puedo evitar notarlo. Es una visión que me golpea directo al pecho, y no precisamente por compasión.

—No necesito que nadie me defienda —dice, con los ojos cargados de orgullo herido.

Levanta la barbilla como si todavía tuviera algo que demostrarme.

—¿Perdón? ¿Así me lo agradeces? —respondo, molesto—. Solo quise evitar que te siguieran humillando.

—No te metas en lo que no te corresponde. Yo puedo sola.

—¿Como cuando me corregiste frente a todos? ¿Así de sola? —le espeto con ironía.

Ella entrecierra los ojos, cansada de mis aires.

—Tú te ridiculizas sin ayuda de nadie, tonto—dice, mientras se pone de pie.

Y al hacerlo… mierda.

La camisa mojada se pega más todavía a su cuerpo. La tela translúcida deja poco a la imaginación. Mis ojos bajan por un segundo, maldiciendo el impulso de mirarla como un objeto, pero no puedo evitarlo. Lo que siento no es solo deseo… es algo más confuso. Más molesto.

Algo que arde.

Ella nota hacia dónde van mis ojos. Cruza los brazos sobre el pecho con brusquedad y me lanza una mirada de hielo.

—¿Ya terminaste de escanearme o vas a seguir babeando?

Levanto una ceja, apenas reprimiendo la sonrisa torcida que se me dibuja en los labios.

—Tú me provocas, Helena. No te hagas la inocente.

Ella se da la vuelta, harta, con el agua escurriéndole por la espalda y la dignidad intacta.

Y yo me quedo ahí, con el ego herido por segunda vez en un mismo día… y algo más difícil de tragar revolviéndose en mi interior.

Ella no es como las demás.

Y eso… me enciende.

...****************...

El día, por fin, termina.

Gracias a lo que sea allá arriba o debajo de esta tierra, porque estoy a punto de explotar. Quiero irme a casa, cerrar la puerta, gritarle a la pared si es necesario, y dejar toda esta mierda atrás. El almuerzo arruinado, la corrección pública, la camisa pegada al cuerpo de Helena, y el muy cabrón de Marconni clavándome la mirada cada tanto como si pudiera leer lo que pienso. Como si supiera lo que soy.

A lo largo de las clases restantes, nuestras miradas se cruzan más de una vez. La suya es dura, imperturbable. Como si yo no le provocara ni la más mínima molestia. Como si ya me hubiera puesto en una casilla con un letrero de decepcionante y lo hubiera archivado sin pestañear.

Y eso me enferma.

Yo no soy cualquier imbécil arrogante con una cara bonita. Yo soy Eros Montalbán. El tipo al que todos admiran o temen, el que resuelve problemas sin ayuda, el que no necesita la validación de nadie… O eso me repito en bucle mientras agarro mis cosas y salgo de la universidad.

Helena no vuelve a mirarme en todo el día. Mejor así. Si lo hace, no sé si voy a besarla o gritarle.

O ambas.

Cuando paso frente al aula vacía donde tuve Anatomía, Marconni está allí, solo, ordenando unos papeles con calma monástica. Me ve. Yo lo veo. No decimos nada.

Pero el fuego entre los dos se enciende con solo ese cruce de ojos.

Un juego de poder sin palabras.

Un desafío latente.

Él inclina ligeramente la cabeza, como si me diera permiso para irme. Como si supiera que yo no puedo vencerlo hoy.

Pero habrá otro día.

Le sostengo la mirada por unos segundos más… y me marcho.

Porque hoy, el fuego se guarda.

Pero no se apaga.

HELENA

1
🤎 Lisseth 🤎
Excelente gracias
Nancy RoMo
lucas solo esta haciendo q lo odien y cuando sepan la verdad lo van a odiar mas 😮‍💨
Alejandra 🩷
ahora sí está mal todo!! Lucas está cometiendo un error al no decirle la verdad a Valeria , por qué ahora eros piensa que su mamá lo traicionó 🥹
Alejandra 🩷
eso! chingatelo por cobarde ! jajajaj
Alejandra 🩷
inteligente el muchacho 🥹👏de tal palo ya está la astillita
Mar
jajajaja esto está muy bueno maratón dame un lindo maraton /Sob//Sob//Sob//Sob/
Nancy RoMo
esto esta de infarto necesito mas x favor 🥺🙏🙏🙏
🤎 Lisseth 🤎
Excelente gracias
Alejandra 🩷
ahora sí Lucas sabrá lo que eros puede llegar hacer por su madre! maratón porfis porfis 🥹❤️‍🔥
Alejandra 🩷
a la madre!!!!! ahora sí se va a poner sabroso!!!!👏
Alejandra 🩷
y aquí eros demostrando que no lo va a perdonar cuando sepa la verdad!
Jesica Ortiz
entonces... si es Lucas, Dante es el papá de Helena, y serian primos con Heros?!
Nancy RoMo
entre mas tarde en contarle la verdad a valeria, mas va a odiarlo despues
Nancy RoMo
la q mas sufrio en todo esto fue valeria 😣, lucas siguio una vida sin dolor de perder a nadie
🤎 Lisseth 🤎
Excelente gracias 🙏
🤎 Lisseth 🤎
Vez Lucas aunque te cueste mucho trabajo aceptarlo la amas con locura
🤎 Lisseth 🤎
Aunque él no lo quiera aceptar el la ama 🤔🧐🤨
Melisa Salvador
Me encanta la descripción de los capítulos, muy buenos
Alejandra 🩷
deja te doy otra cachetada para que reacciones ! 😉 ella necesita saber para que no le llore a un muerto, por qué sin memoria o con memoria tu eres su lucas !
Alejandra 🩷
aaaaa verdad!! no que no !?😂😅👏ya callo!
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play