Anastasia es una joven de 17 años que reside con sus padres, David Blanco y Carmela Cruz, así como con su hermana de 18 años, Ana. A pesar de haber sido criadas en un ambiente similar, la relación entre las hermanas no es del todo armoniosa: Ana es aficionada a las fiestas y suele ser bastante contestona, mientras que Anastasia prefiere dedicar su tiempo a los estudios y no es muy propensa a salir. David, su padre, es el propietario de una de las empresas más destacadas de la ciudad.
Un día, mientras David se encontraba en su oficina, recibió una visita inesperada: Ernesto Contreras.
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capítulo 10. mi primera vez
Anastasia le preguntó a Ernesto si lo que quería decirle era que deseaba terminar su relación.
Ernesto le respondió que subiera al auto, pero Anastasia insistió en que quería escuchar la verdad en ese momento. Mientras Ernesto se subía al vehículo, ella permanecía afuera, y una lágrima rodó por su mejilla. Finalmente, se dio la vuelta y subió al auto en silencio.
Ernesto la observó mientras ella bebía, y le sugirió que dejara de hacerlo. Sin embargo, Anastasia no prestó atención a su consejo. Al llegar al hotel, ella se bajó del auto sin esperar a Ernesto, quien intentó ayudarle, pero ella le respondió que podía hacerlo sola y le pidió que se marchara.
Cuando intenté caminar, estaba a punto de caerme. Ernesto me sujetó y me dijo: Te llevaré a tu habitación. Anastasia no dijo nada más. El vigilante, al verlos, los acompañó, buscó la llave y regresó a su puesto.
Ernesto subió al ascensor, entró en la habitación y colocó a Anastasia sobre la cama. Estaba a punto de salir cuando ella le dijo: No tienes que llamarme más. Ya entendí que no me extrañabas, solo deseabas verme para terminar conmigo. Ahora solo dime, ¿por qué? ¿Qué sucedió, Ernesto, para que todo terminara así entre nosotros?
Ernesto se giró y se acercó a ella nuevamente, diciendo: Mañana vendré y hablaremos. Anastasia, que estaba sentada en la cama, le replicó: No, hazlo ahora mismo.
Ernesto respondió: Estamos bajo los efectos del alcohol.
Anastasia insistió: Recodaré todo, solo hazlo.
Ernesto se inclinó y le dijo: Anastasia, perdóname; eres una gran mujer, pero no podemos continuar juntos.
Anastasia cuestionó: Simplemente dime por qué.
Ernesto se quedó en silencio. Anastasia, en ese momento, se levantó, se alejó y le comentó: Sabes que me gustabas en la preparatoria, ¿verdad?.
Te lo compartí no hace mucho tiempo. Estaba tan feliz de finalmente estar con el amor de mi vida, pero todo resultó ser un sueño.
Ernesto: Anastasia, por favor, no hagas esto más doloroso.
Anastasia comenzó a quitarse la ropa. Ernesto, agachado, estaba mirando hacia la puerta y no se dio cuenta de ella. Anastasia continuó hablando.
Pero ahora solo quiero que hagas que este sueño dure un poco más, para que cuando despierte mañana y no te vea a mi lado, sea únicamente eso: un sueño.
Ernesto se levantó y se volvió hacia ella, sorprendido por su desnudez. Anastasia poseía un cuerpo espectacular, con curvas y atributos que resultaban verdaderamente atractivos. Tras un momento de asombro, logró recomponerse y le dijo: ¿Qué estás haciendo? Vístete, por favor.
Anastasia se acercó a él y le confesó: Mi sueño es que el amor de mi vida me haga el amor, y que tú seas el primer hombre de mi vida.
Al escuchar sus palabras, Ernesto sintió una mezcla de emoción y nerviosismo, completamente cautivado por la figura de Anastasia.
Sin embargo, ella era virgen y él no quería hacerle daño. En cualquier momento, podría enterarse de lo que existía entre su hermana y él, y eso la haría sufrir profundamente. Anastasia lo observaba, deseando con intensidad estar con él, pero él parecía haber perdido el interés en ella y, al parecer, tampoco quería acercarse.
Ernesto le dijo: Anastasia, esto no está bien. A lo que ella respondió: Nada está bien; solo quiero que este sueño sea mío.
Entonces, lo besó y él, incapaz de resistirse, correspondió al beso y comenzó a acariciar su cuerpo, despojándose de toda su ropa
Él la trató con gran delicadeza en su primera vez, decidido a hacer el amor con ternura. Comenzó a besar suavemente cada parte de su cuerpo, avanzando poco a poco. Anastasia se sintió como si estuviera en las nubes; en ese momento, era la mujer más feliz del mundo. Ernesto la trataba con un cariño evidente, hablándole de manera dulce. Antes de introducirse, le advirtió que podría sentir un poco de dolor. Ella, con determinación, asintió y le pidió que continuara. Él inició el acto con suavidad, mientras Anastasia experimentaba un intenso placer.
Ernesto comenzó a intensificar la relación, y Anastasia se dejó llevar por el placer hasta que ambos llegaron al clímax. Tras este momento, Ernesto se acostó a su lado y la besó suavemente. Anastasia se durmió, mientras él la observaba, sintiendo una necesidad inexplicable de estar junto a ella. No entendía por qué sentía que debía permanecer a su lado esa noche, solo deseaba poder besarla de nuevo. Decidió abrazarla y dormir a su lado; era la primera vez que pasaba la noche con una mujer y solo podía pensar en cómo cuidarla, dejando para el mañana la reflexión sobre lo que debía hacer.
Al día siguiente, Anastasia despertó y, al ver a Ernesto a su lado, pensó: No se fue, se quedó aquí.
Intentó levantarse, pero sentía un ligero dolor. Ernesto, al percibir que ella se movía, abrió los ojos. Al verla despierta, sintió una gran felicidad y le dijo: Buenos días, ¿cómo te sientes?
Anastasia lo miró y respondió: Buenos días, estoy bien, pero pensé que te irías anoche. ¿Por qué decidiste quedarte?
Ernesto no esperaba esa pregunta, así que la abrazó y le dijo: Algo en ti me atrapó y no pude irme.
Anastasia: Ernesto, si te sientes abrumado por lo que sucedió anoche, quiero que sepas que no tienes de qué preocuparte. Recuerdo con claridad que fui yo quien te lo propuso. No tienes ninguna obligación hacia mí; ahora puedes continuar con tu vida con libertad.
Ernesto, algo confundido, pregunta:** ¿Por qué dices eso? Anoche nos divertimos mucho.
Anastasia:Así es, pero no olvides que también mencionaste que lo nuestro no podía continuar.
Ernesto, tomando suavemente su mentón, le responde: Lo recuerdo, simplemente no quiero hacerte daño.
Ojala que Ana pueda recapacitar pedir perdon y ser perdonada.