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Welcome To The Imgard

Welcome To The Imgard

Status: En proceso
Genre:Romance / Venganza / Intrigante / Época / Traiciones y engaños / Sherlock
Popularitas:564
Nilai: 5
nombre de autor: Nijuri02

En el elegante y exclusivo Imperial Garden (Imgard), un enclave de lujo en el Londres de 1920, la vida de las doce familias más ricas de la ciudad transcurre entre jardines impecables y mansiones deslumbrantes. Pero la perfección es solo una fachada.

Cuando un asesinato repentino sacude la tranquilidad de este paraíso privado, Hemmet, un joven detective de 25 años, regresa al lugar que dejó atrás, escondido tras una identidad falsa.
Con su agudeza para leer el lenguaje corporal y una intuición inquebrantable, Hemmet se sumerge en el hermético círculo social de Imgard. Mientras investiga, la elegancia y los secretos del barrio lo obligan a enfrentarse a su propio pasado.

En Imgard, nada es lo que parece. Y cada elegante sonrisa esconde un misterio.

NovelToon tiene autorización de Nijuri02 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo Quince: Cuaderno (Parte 2)

—¿Por qué lo dices? ¿Qué sabes tú de él?

Elena levantó la cabeza, con los ojos cerrados, como si se hubiera rendido. Sonrió y, antes de salir de la habitación, murmuró:

—Experiencia.

—¡Espera, mamá! —Mireia corrió y se quedó en el marco de su puerta, viendo a su madre, que estaba a dos metros.

—Sé que no hablamos mucho... y que no me dices muchas cosas sobre ti —musitó la joven, con la cabeza gacha. —Pero, ¡quiero saber. Quiero que me cuentes lo que te pasó. Dame la oportunidad de saber más de ti, de saber lo que es sentir amor.!.

Varios segundos de silencio después, Elena volteó y se acercó a su hija.

—Tenía 20 años. Vivía en el campo con mis padres. Teníamos una granja hermosa, llena de animales. Un detective apareció para hacerles preguntas a mis padres y a mí. Hablamos más de lo debido y… me enamoré de él. Yo creí que él también sentía lo mismo. Me habló de sus planes, sus sueños. Incluso me incluyó en ellos. Teníamos una química única que jamás había sentido.

Elena acarició el cabello de Mireia mientras hablaba. Sonreía, pero había una angustia escondida que no era difícil de notar para su hija.

—Al tiempo me enteré que estaba comprometido. Luego, que tenía un hijo pequeño. Después, que se había mudado cerca de Imperial Garden. Y luego... muchos años después, que lo enviaron a prisión.

Las mujeres se miraron. La angustia se había compartido, creando un aura de tristeza entre ellas. Mireia era muy empática y pudo sentir el dolor de su madre. Se fundieron en un abrazo fraternal.

—Quiero que seas independiente, que tomes las riendas de tu vida y decidas cómo vivirla. Entiendo que no puedo obligarte a nada, pero si sucede algo parecido a lo que yo viví, quiero que recuerdes que aquí estoy para darte un abrazo.

—Gracias, mamá. Lo siento por gritarte —dijo Mireia, abrazándola nuevamente.

—Ahora ve. El detective te está esperando —sugirió Elena, sonriendo.

Mireia se marchó, dejando a su madre apoyada en la pared del pasillo.

«No creí que volvería a recordar esto», pensó Elena. En ese momento, en su cabeza resonó una frase que despertaba un recuerdo doloroso: "Aquí tengo escritas las anécdotas de los que resolví. Cuídalo para mostrárselo a nuestros hijos".

Elena apretó con fuerza el cuaderno de cuero, sucio, viejo, arrugado. Doloroso.

—Muy bien —exclamó Mireia con entusiasmo. —¿Cuál es nuestra próxima misión?

—Como es temprano, iremos a pie —sugirió Hemmet, poniéndose su sobretodo negro. —Necesito que me cuentes todo sobre Lena Ramsey.

—¿Lena? —musitó Mireia, quedándose en silencio por un momento. —Es una chica independiente, un poco terca. No le gusta que le den las cosas de regalo.

—¿Incluso teniendo la fortuna de su familia?

—No sé cómo se llevará con sus padres, pero no le gusta depender de ellos —Mireia rio y continuó—. De hecho, a los dieciséis años consiguió un trabajo fuera de Imgard para ganar su propio dinero.

Hemmet se detuvo en seco. Su cabeza empezó a trabajar, su mirada se tornó fría, la expresión típica que Mireia ya conocía. La joven decidió guardar silencio, esperando a que su compañero reaccionara.

—Mireia —llamó Hemmet. La joven se acercó.

—Vuelve a tu casa.

—¡¿Qué?! Pero...

—Lo siento, no visitaremos a ninguna familia. Vuelve y espérame. Te prometo que mañana estaremos juntos. Tengo que hacer una parada antes.

—¿Puedo saber qué vas a hacer? —interrogó Mireia, aunque no esperaba ninguna respuesta.

Estaba hablando con un detective; la palabra "misterio" parecía escrita en su frente.

—Digamos que tengo que hablar con un amigo. Te prometo que voy a contártelo. Por ahora, es peligroso.

Mireia, con un toque de enojo, asintió. No podía hacer nada. El detective era quien mandaba.

—Prométeme que te vas a cuidar. No quiero que vuelvas lastimado como el otro día —inquirió Mireia tímidamente.

—¿El otro día? —preguntó Hemmet, confundido.

—Tenías moretones en los nudillos. Pensé que estuviste en una pelea.

Hemmet abrió los ojos y recordó la patada del ninja. Se había cubierto con los nudillos. Ni siquiera él, recordaba que tenía alguna marca de aquel intercambio.

El detective sonrió. Se acercó a Mireia sin titubear. Sin darle tiempo a una respuesta, Hemmet la tomó por la cintura, rozando sus cuerpos.

La chica quedó en shock y se echó hacia atrás inútilmente. Hemmet besó la mejilla de la chica en señal de despedida.

—Estás aprendiendo a observar. Aprobaste —dijo el chico, marchándose sin girarse, sin ver lo que había dejado atrás: un corazón latiendo a mil, una chica confundida.

Hemmet abrió fuertemente la puerta del bar donde había compartido copas con su amigo.

—¿Dónde está? —dijo, apurando al cantinero.

—¿De qué hablas? ¿Qué sucede? —contestó el viejo grandulón. Su furia parecía crecer, una furia que Hemmet ignoró.

Detrás del cantinero, una puerta de madera. Un ruido brusco se sintió desde el interior. Hemmet avanzó hacia ella.

—¡Oye, no puedes pasar ahí! —gruñó el cantinero, dejando la copa que limpiaba sobre la barra.

Hemmet subió unas escaleras. Un largo pasillo se extendía frente a él. Al fondo, la figura de un vestido azul desgastado se perdía hacia la derecha.

La chica entró en una habitación y se escondió dentro de un armario de madera, sin siquiera llegar a poner la llave. Su corazón latía velozmente. La puerta se abrió despacio.

—No quiero hacerte daño —se escuchó la voz de su perseguidor. —Solo quiero hablar.

—¡Tengo un cuchillo! ¡No te acerques! —sugirió la mujer, asustada.

—Soy el detective Johan Fareyn. Sé que me atacaste el otro día. No te guardo ningún rencor.

—¿Qué es lo que quieres? —interrogó la chica, aún asustada.

—No quiero hablar con la camarera, ni con la ninja —Hemmet hizo una pausa, buscando calmar el ambiente. —Solo quiero hablar con Lena Ramsey.

1
Thaurusi
buen ritmo. siento que ba a pasar algo grande. quiero masss
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