En un mundo de lujos y secretos, Jehan y Mia se encuentran en un torbellino de venganza y pasión. Después de que Jehan mata al padre de Mia, creyendo que era el responsable de la muerte de su propio padre, decide buscar a Mia para vengarse. Sin embargo, al conocerla, se enamora de ella y cambia sus planes.
Mia, ignorante de la verdad sobre la muerte de su padre, se siente atraída por Jehan, pero pronto descubre su terrible secreto. A medida que su relación se profundiza, deben enfrentar los fantasmas del pasado y la venganza que los rodea. Rubí, la media hermana de Mia, busca sabotear su relación, mientras Jehan lucha con su conciencia y el deseo que siente por Mia.
"Esclavos del deseo" es una novela de romance y suspenso que te sumergirá en un mundo de pasión, venganza y secretos. Sigue a Jehan y Mia en su viaje desde el odio al amor, mientras enfrentan los fantasmas del pasado y la venganza que los rodea. Descubre cómo el destino puede cambiar el curso de sus vidas .
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Capitulo 10
Mía.
Me levanto con un leve dolor en mi parte íntima; nunca he estado con nadie, está fue mi primera vez y no es como me hubiera gustado que fuera. Por lo menos nos cuidamos; recuerdo que Daniel saco un preservativo.
— Mía, estás allí — oigo unos golpes en la puerta — Soy Marisol — Dice de nuevo.
— Mari, pasa — digo, necesito decirle lo que pasó; no quiero que haya problemas entre nosotras por los rumores de los demás.
—Mía, ¿donde has estado? te espere anoche y no llegaste — dice, entrado a mi habitación.
— No te preocupes, Mari; estuve con Daniel en el pueblo. Necesito decirte algo antes de que te enteres por tu cuenta — digo, esperando que se siente a mi lado.
— ¿Que pasa, Mía? ¿Que te hizo Daniel? Ya verá ese estúpido — dice, sentándose.
— Marisol, espero esto no afecte nuestra amistad. Los pocos días que llevo aquí, me has caído muy bien y te ha empezado a querer — digo, tomando una pausa — Ayer, Daniel te llamo y tú estabas con tu novio, y por eso no fuimos los dos al pueblo. Fue un grave error no debí salir solo sin ti sola con él.
— Pero ¿que pasa Mía? ¿Que te hizo Daniel? — dice con el ceño fruncido.
— Le dije que entraramos a un bar que había y tome de más; nunca he tomado tanto y menos tequila. No sé qué me pasó; me... Me puse rara y besé a Daniel— tomo otra pausa, tomando aire — Y estuvimos juntos... Me desperté y él ya no estaba.
Marisol se queda en silencio y me siento mal; no debí meterme con Daniel, no con el hermano de la que ahora estoy considerando mi mejor amiga y no debo enrollarme con él.
— ¿Que hiciste, que Mía ?— dice ella con un tono de voz molesto.
— Marisol sé que hice mal, pero por favor, perdóname; te lo quise decir por qué sé que en cualquier momento te puedes enterar — digo, tomándole las manos.
— Mía, no me interesa eso; por mi puedes estar con quien tú quieras, es tu vida. Al igual, Daniel solo que él tiene novia y que mal que él no te lo haya dicho es a mujer te va a matar si se entera — dice molesta.
— ¿Que? — digo sorprendida, no me imaginé que tenía novia y el tampoco lo dijo y se metio conmigo aún así al fin y al cabo es hombre pero me siento mal por esa chica.
— Si Mía, Daniel tiene novia y lo mantiene en secreto por mi abuela y mi mamá, es la rubia de la limpieza, ella es mejor que no se entere; por qué te mata. Ella es una mujer de lo peor, y Daniel ya verá no se tenía que meter contigo y menos en ese estado en el cual estabas. Ahora solo levántate ponte el uniforme y vamos a hacer nuestro trabajo hoy la señora tiene visita.
—¿Tiene visita? — pregunto curiosa.
— Vino su hermano, el señor Mateo, con su familia — Dice, y me pongo pálida enseguida.
Como que vino mi padre con esas arpías; ¿a qué han venido? no tiene nada que hacer.
— Mía, levántate o la señora vendrá a buscarte a jalones hoy está más molesta que nunca — dice sancandome de mi trance.
— Si,si ya me arreglo y salgo— digo todavía asustada .
Marisol sale de mi habitación aún un poco molesta se le ve en la cara, y si mi tia está molesta es obvio que ella nos los invito. ¿A qué han venido?.
Me arreglo mi uniforme y salgo lo más rápido posible; no me quiero topar con Daniel, pero parece que mi suerte está en mi contra. Siento un brazo que jala a una de las habitaciones vacías y es Daniel.
— Pero ¿te has vuelto loco? !Sueltame!— Digo molesta.
— No grites o nos van a escuchar — Dice poniéndome una mano en la boca.
— Ya, Daniel; no voy a gritar — digo entrecortada por su mano.
— Mía, lo de anoche fue un error; me deje llevar por el momento y porque estaba borracho y tú también... — no lo dejo terminar.
— Si, Daniel; lo de anoche fue un error, más de tu parte, que tienes novia. Yo no tengo a nadie al cual guardarle respeto, pero tú si, y no lo hiciste. Le faltantes el respeto a tu novia y no fuiste capaz de decirme que tenias novia — digo molesta.
— Si, lo sé; pero no soy ciego, eres muy hermosa Mía, además, tu me besate y te me lanzaste como una loca necesitada — dice con el ceño fruncido.
Zass....
— Estaba borracha Daniel, por Dios bendito, eres un loco, por si no te diste cuenta eres tan idiota y tú pene parece un maní tan chiquito que no te diste cuenta que era virgen pero claro que vas a saber si tú pene apenas y se ve — digo molesta aunque mentira no es, si disfrute un poco pero no pude llegar al orgasmo.
— Eso no lo decías anoche cuando te tenía como una puta en tu habitación — dice tomandome por la cara.
— !Sueltame! No me vuelvas a tocar ni a buscar, no me hables, no me mires; yo para ti no existo, ¿entendido? — digo y salgo de allí a toda prisa.
Llegó a la cocina y la abuela de Marisol y su mamá me saludan como siempre. Desayuno y salgo al jardín a hacer mis deberes, tratando de conseguir a mi tía para hablar con ella. Afuera hay más autos de los necesarios; reconozco los de mi tía y la de mi padre, pero hay dos autos más y unos hombres que parecen gorilas con traje y lentes oscuro cuidando la entrada.
Y veo a mi tía con la cara molesta, más de lo normal que normalmente vería en ella; pero ella estos días ha estado muy contenta.
Me acerco y de una vez me lleva a la parte trasera del jardín donde nadie nos vea.
— Mía, hasta que apareces. Tu padre está aquí con su hija y su mujer y un hombre me lo acaban de informar salí temprano no te vi y ellos aun no llegaban — dice molesta.
— Buenos días, tía; si, ya me he fijado. Pero ¿que hacen aquí? Tu lo has llamado — digo con el ceño fruncido.
— No, como crees que yo los llamara; ni que estuviera loca; estoy vieja, más no loca — dice con cara sería y me río un poco por lo que dijo.
— Han venido por que su “hijita” se va a casar con un hombre poderoso en la cuidad y ella pidió venir aqui para verte y saludarte porque te extraña — dice con ironía, pero me molesto enseguida porque ¿como que viene a verme?
— Como que viene a verme; yo no quiero verla, tía — digo molesta.
— Lo sé, mi niña; pero no tenemos otra opción; ella te quiere ver y no se irán de aquí hasta verte. Es mejor cooperar — dice tomando mis manos.
— No, tía; ella me quiere humillar como siempre. Además, dijimos que yo solo era una empleada más y cuando me vean en la mesa... — digo seria.
— Eso es lo que menos importa; solo ve a una habitación de la casa, exactamente la que está a tres habitaciones de mi habitación; allí estará todo listo: ropa, maquillaje y accesorios. Arreglate ponte bonita y no te dejes humillar de nadie. Ya basta de la Mía que todos conocen; calmada y sumisa, ponte linda y dale la cara a esas locas — dice con toda la alegría del mundo y me la contagia — ellos están en la piscina tienes tiempo de ir a arreglarte y salir mandaré a Marisol para que te ayude ya le dije todo.
— Está bien, tía; se murió la Mía que todos conocen — digo y ella asiente y yo salgo a la habitación me encuentro con Marisol quien me mira con miedo.
— Marisol, que yo sea la hija del señor Mateo y Sobrina de la señora no quiere decir que cambiaré mi actitud contigo. Apenas ellos se marchen, yo seguiré con mis labores como siempre — digo tranquila.
— Ay, me da un alivio; pensé que me trataría como esa princesita de afuera, toda odiosa y con aires de grandeza. Ella es tu hermana, ¿verdad? — dice y me da un poco de risa lo que dice al principio.
— Ella es la princesita del odio, Mari; ella se cree hija del presidente y ahora también novia del dueño del mundo — digo entre risas y entramos a la habitación que mi tía dijo.
Marisol me peina y me ayuda a maquillarme; me veo al espejo y me veo genial. Llevo un vestido rojo de tirantes, el cual se ajusta a mi cintura y está suelto desde mi cintura hasta arriba de mis rodillas. Llevo el cabello en una perfecta cola alta que deja ver mi espalda un poco descubierta