La Perdida

Después de hablar con su otro vecino para que lo llevara a San Benito a levantar la semilla y el surtido,regresó a casa para atar los terneros de las vacas que se ordeñaban diariamente.

La cena ya estaría pronta,era costumbre comer temprano,antes de las ocho.

 Les daría tiempo a bajar la comida y ver el informativo en la televisión a baterías antes de dormir,era lo único permitido.

Mas tarde,según doña Sara solo habían telenovelas o series indecentes que Raquel se moría por mirar.

Era tiempos de vientos y la batería estaba bien cargada.

El Ruso conversaba con Tolentino ,y Raquel percibió algo raro en el nuevo huésped.

Uno de los ojos le lagrimeaba en forma constante como si fuera una conjuntivitis.

Preparo un té fuerte con azúcar y se ofreció a limpiarlo.

Después le entregó un poco en un frasco pequeño para que se lo limpiará ,si le dolía más tarde.

Se sentía amparado por la familia,pero sobre todo ,le invadió una ternura con esa muchacha tan amable y trabajadora a pesar de su juventud.

Estaba clara, la influencia de sus padres , la crianza en el respeto principalmente hacia los mayores.

— Don Tolentino, mañana cuando me levante voy a buscar una plantita, ella tiene como una cápsula y dentro junta rocío.

Eso es bueno para su ojo,verá que no le va a lagrimear mas.— lo afirmaba convencida de los milagros medicinales que conocía de ese yuyo.

— Gracias,aunque não acredito qué mejore, faz años que me pasa isso guria ,né. — respondía con su entrevero de idiomas.

Agradeció la cena y las atenciones retirándose a su lugar de dormida.

Una cañita que tenía escondida entre sus cosas lo esperaba para darle un buen trago.

Estaba frío en el galpón.

Pero era mejor que a la intemperie ,donde había estado las semanas anteriores.

— Raquel ,mañana te dejo unos pasteles prontos y los guardas.

El hermano Ramón y su familia se marchan éste fin de semana de la Colonia.

Le vamos a hacer una despedida después del culto,cada familia llevara alguna cosa.— le aclaraba para que no se los comiera.

—Quedó de traer un colchón para Tolentino, ¿no es asi mamá?,o escuché mal.— preguntaba Raquel insisiva pensando en la comodidad del hombre .

— Si ...y tal vez lo traiga mañana, sigo contigo Raquel,no me cambies el tema ,que se me olvida.

Te voy a dejar un sobre cerca del tarro de harina ,es el diezmo.— se lo aclaraba.

—Mamá...¿ porque me dices todo eso??

¿No vas a estar acaso en la casa ?.—no podia creer que la dejarían sola nuevamente.

— Vamos a ir con tu padre por la semilla al pueblo,tu te quedas para atender al pastor.— le señalaba.

—¿ No era mejor llevarle todo eso el sábado??.— quería ir con ellos.

— Raquel, ya te lo he advertido varias veces,no discutas conmigo.

Lava los platos,tengo que hablar con tu padre y no puedes ir con nosotros,pareces una niña miedosa.

Te quedas ...¿me escuchas?.— le advertia y le ordenaba enojada para su frustración.

Se retiró en silencio y molesta por no poder salir con ellos a ver algo diferente que no fuera el campo o la iglesia.

—Deberías ser menos ruda con ella.— le pedía su esposo cambiándose la ropa para dormir.

— Si le aflojó las riendas no nos obedecerá y lo sabes.

Ya saqué el dinero del colchón y lo volví a coser.— le señalaba los sobres.

—Guarda bien el dinero en tu bolsa de mano.

No te preocupes, tengo el dinero para las compras de la casa aparte.

Quiero que compres algo de tela para armarme un par de pantalones mas gruesos y unas camisas.

También compra un corte de tela para Raquel.

Quiero que le prepares un lindo vestido ,mas juvenil, que las ropas reformadas de mi mamá. — no había desperdicio mientras la tela fuera buena y se pudiera reutilizar.

— Necesita solo un vestido y sabes perfectamente para que. Traeré la tela que quieres y lo dejaré todo pronto para cuando sea necesario.— sabia a que se refería.

—Me voy a dormir, estoy cansado,no metas mas las patas en ese tema.— se retiraba el Ruso después de advertirle que no se apurase con decisiones precipitadas.

Sara guardaba la ropa que había planchado .

Raquel se lavaba en el baño con el agua que había calentado sobre la cocina a leña antes de meterse en la cama.

Nuevamente estaba con su vela y su libro escondido ,era la única manera de escaparse de la realidad y viajar a lugares desconocidos ,donde nunca había visitado.

Esos lugares que quería conocer, pero que no le era permitido.

A la mañana ,todo estaba normal, los quehaceres en solitario no serían mas,porque contaba con la ayuda extra de don Tolentino .

Sin olvidarse de su promesa Raquel había encontrado a la plantita que albergaba rocío entre sus hojas.

Estaba ahí curandolo con esmero , cuando su madre la mandó lavar ropas,le preguntaba amablemente al hombre si necesitaba ayuda con la suya.

Sin ningún problema le lavó lo que tenía sucio ,para después colaborarle a su madre con el resto de las tareas domésticas.

Maslov salió al campo con Tolentino y ella se dispuso a acomodar sus cosas y limpiar el lugar donde dormía.

Además de eso ,colocaron con su madre algunas bolsas vacias de ración en las paredes para detener el frío que se colaba entre las tablas del galpón de las raciones.

Regresaron para el almuerzo, la siesta había quedado relegada con el viaje de los Maslov.

Miraba con tristeza como se iban sin ella.

Tolentino ya se sentía como en casa al ver ordenado y limpio el lugar de dormir, pretendía no saltarse la siesta,pero el ruido de un auto acercándose lo dejó curioso.

Dos hombres se bajaron del vehículo, junto a una mujer y unos niños que Raquel recibia en forma amable.

Los hizo pasar y les ofreció chocolate caliente que su mamá insistió en que preparara para su llegada.

Los niños estaban quietitos bebiendo el líquido, mientras los demás hablaban banalidades que a Raquel poco le importaba.

Tolentino se acercó y el hermano Ramón que era el actual pastor se puso en pie a saludarlo.

—Te trajimos un colchón.— le explicaba Luis cumpliendo la promesa que había hecho.

— Ahh bien, *ou brigado .—decia ,aunque no lo necesitaba.

—Vamos a bajarlo.—los hombres salieron y Raquel se quedó a solas con la mujer.

—Estás muy bonita Raquel.— empezó elogiandola.

—Gracias,tengo el diezmo para ustedes.—se levantó y le entregó el sobre que su madre había dispuesto.

—Me gustaría hablar contigo.

Tu mamá esta preocupada con tu obstinación de estudiar.

¿No te parece que ya tienes los conocimientos necesarios ?.

Ahora lo que si sé ,es que puedes ser una buena esposa,una buena ama de casa y ofrecer lo que un hombre necesita para que te conviertas en la madre de sus hijos.— no le estaba agradando el rumbo de la charla,se sentía acorralada e intimidada.

—Tal vez,pero tengo ese sueño de ser maestra y...—la pastora le hizo señas interrumpiendola para que no siguiera.

—Raquel, eres joven y soñadora, pero no se puede vivir de fantasias y de sueños.

La vida son realidades ,has despertado el interés de más de uno de los hombres de nuestra congregación.

El hermano Luis por ejemplo, es un pastor jóven ,soltero que sigue los designios del señor.

No puede hacerse cargo de una congregación sólo, necesita una esposa que lo acompañe, con tus padres creemos que tú serías perfecta.

Cantas en el coro ,eres su alma y además tocas la guitarra, todas te siguen,eres convincente cuando te propones alguna cosa.

No me olvido como insististe en armar ese coro después del encuentro de jóvenes.— intentaba que razonara y no se opusiera a nada,sería una honra para ella, casarse con el pastor.

— Yo aún no quiero casarme, es un responsabilidad muy grande.— intentaba zafarse.

—Pues deberías cambiar tu actitud hermana,eres una buena muchacha,sensata , única hija ,es tu obligación cuidar de tus papás y que mejor que al lado de un buen hombre .

Te garantizo que no te vas a arrepentir y serás muy útil , además queremos invitarte para colaborar en la escuelita dominical de los niños.— su madre la había dejado sóla a propósito, estaba segura de eso.

—Si estoy por acá, lo haré con mucho gusto.—sentía que si convencia a su papá se iría a estudiar pronto.

Los hombres regresaron y las visitas se retiraron,pero no serían las últimas del día.

Raquel quería aprovechar para leer sin la ayuda de una vela y sin esconderse ,pero sintió que alguien conversaba con don Tolentino y eso no sería posible.

Salió curiosa,le encantaba tener personas para conversar que no fueran sus padres o los pastores.

— Hola ,¿eres Raquel??.— una chica amable embarazada la saludaba.

—Si soy yo..— ¿quien era??,no la conocia.

— Mi tía Dominga me envió por huevos.

Estamos preparando algunas cosas para mañana y nos faltó.

¿Me venderías unas dos docenas?.

Por cierto soy Alice, vine a cuidarla por unos días.

Tenía un resfrío que no mejoraba y si no vengo ,no descansa .— conocia a la señora,no a su sobrina.

— Pasa.... ya te junto los huevos que encuentre en los nidos.

Mi madre ya preparó lo que vamos a llevar.— no necesitarían los que quedaban.

— ¡Que aroma tan delicioso tiene tu casa!! ,como a clavo de olor y canela.— le encantaba sentirlo.

— Es que mamá hizo dulce de leche casero.— le explicaba Raquel.

— ¡¡Que delicia!!,se me hace agua la boca.— exclamó sin pensarlo.

— Hay un poco aún, el resto se lo llevó para vender ,¿quieres?.— no le costaba nada convidarla.

—¡¡Claro que quiero!!,como embarazada vivo con hambre y los olores son más intensos.

Le sirvió un poco que se lo devoró inmediatamente.

Antes de marcharse le pidió que cuando fueran al pueblo le alcanzarán un par de frascos.

Hacia mucho que no comía y a su esposo también le agradaba.

Las vistas se marcharon y se quedó mirando en silencio a esa mujer embarazada bastante simpática.

La señora Dominga siempre hablaba de su sobrina con cariño.

No tenía hijos propios y esa muchacha ocupaba ese lugar tan querido en su corazón.

(*ou brigado....significa muchas gracias )