Venganza Y Amor

El evento se estaba desarrollando sin problema alguno, Ernesto estaba muy confiado de que Emir conquistaría a Diana, esa mujer era la gallina de los huevos de oro y no la iba a dejar ir tan fácilmente, si Emir no tenía los pantalones para enamorarla, entonces él lo haría.

— Quién es esa mujer que está con Emir?. — pregunto Sofía molesta.

— No te metas en eso y desde ya te lo advierto, mantén alejada a la inútil de tu hija. — expreso Ernesto mirando fríamente a Sofía.

— Emir es el prometido de Mariana y eso el país entero lo sabe. — argumento Sofía indignada.

— Ja, ja, ja, no me hagas reír, el país entero también sabe que mi hijo lo único que hace es ignorar a tu hija, no seas ridícula. — se burló Ernesto sin importarle nada lo que su esposa pudiera sentir.

Sofía prefirió no seguir discutiendo más Ernesto, ella tenía sus propios planes y en cualquier momento los llevaría a cabo, solo era cuestión de esperar.

Mientras que esos dos discutían, en otra mesa Diana y Emir se encontraban hablando como si se conocieran de toda la vida y aunque así era él no lo sabía.

Diana sabía cuáles eran los gustos de Emir, así que siempre buscaba la manera de coincidir en algunas cosas.

— Está muy hermosa esta noche. — elogió Emir.

— Gracias, señor Figueroa. — respondió Diana con una sonrisa.

— Si le pido que ya no me llame más señor y solo me diga Emir, aceptaría?. — pregunto el con seguridad.

— Está bien, pero no me diga más señora, me hace sentir mayor. — respondió Diana sonriendo.

— Usted..., perdón tú no eres nada mayor, para mí estás en la edad perfecta. — continuo Emir coqueteando con Diana.

— En la edad perfecta?. — pregunto Diana confundida.

— Después te explico. — respondió Emir viendo que entraba Mariana por la puerta principal.

Diana volteó hacia donde miraba, Emir y la rabia se apoderó de ella, claro, Emir estaba viendo a la mujer que siempre había amado.

— Llegó su prometida, ve con ella, no quiero arruinar su noche. — dijo Diana sin mostrar su descontento.

— Prefiero quedarme aquí contigo. — respondió Emir volteando a ver a Diana.

En realidad Emir tenía miedo de que Mariana hiciera un show en aquel lugar.

— No es normal que no quiera estar con su prometida. — comento Diana tomando de su copa.

— Es una larga historia, mejor cambiemos de tema. — indico Emir cabizbajo.

Ernesto se percató de la presencia de Mariana y le pidió a Sofía que controlará a su hija, lo que menos quería él era que esa loca impulsiva arruinara sus planes.

En un principio Ernesto quería que su hijo se casará con Mariana, pero al ver lo inestable de ella cambio de opinión y es que para nadie era un secreto de que esa relación no iba a funcionar.

— Ve por tu hija y que no arme un drama. — ordeno Ernesto advirtiendo a Sofía.

— Intentaré que no lo haga. — respondió Sofía levantándose para ir a buscar a Mariana.

— Más te vale que no solo lo intentes. — dijo Ernesto apretando la muñeca de Sofía.

La mujer fue en busca de su hija y la saco del salón, antes de que Mariana viera aquella escena Sofía debía ponerla sobre aviso, Ernesto era muy despiadado al momento de destruir a alguien y si Mariana se interponía en su camino no se tocaría el corazón para acabar con ella.

— Qué está pasando mamá?, por qué me sacas así del evento?. — pregunto Mariana extrañada.

— Mariana antes de que nada sabes que siempre te he apoyado, pero esta vez debes controlar tu carácter, Ernesto no está jugando. — trato de explicar Sofía enredando más la situación.

— De qué hablas?, no te entiendo. — respondió Mariana aún más confundida.

— Ernesto ya no apoya tu relación con Emir, al parecer tiene otra candidata para su hijo y amenazó con destruirte si armas un escándalo que perjudique esa relación. — explico Sofía con impotencia.

— No eso no es verdad, Emir me ama a mí, yo no hice todo aquello que hice para dejarle el camino libre a una pxxxx recién aparecida, no lo voy a permitir!. — exclamó Mariana enojada.

— Yo tampoco mi amor, pero debemos ser inteligentes, sabes que Ernesto es muy peligroso y que te puede hacer mucho daño, mejor sigamos su juego, por ahora no nos queda de otra. — indico Sofía con tranquilidad.

Mariana no era una estúpida, aunque muchas veces sus impulsos tomaban el control de sus reacciones, en este momento ella entendió que era mejor esperar para dar la estocada final.

Sofía y Mariana entraron al salón con una gran sonrisa, Ernesto estaba conforme con lo que veía, pero Emir estaba incómodo con la situación, él sabía que Mariana era inestable y que en cualquier momento podía estallar.

— Algo te preocupa?. — pregunto Diana agarrando la mano de Emir, esto era claramente para molestar a Mariana.

— No, solo me quedé pensando. — respondió Emir sonriendo ante el toque de Diana.

De repente empezó a sonar una canción que a Ana siempre le había gustado, Diana aprovecho eso para pedirle a Emir que fueran a la pista de baile.

— Me encanta esta canción, señor Figueroa me invitaría a bailar?. — pregunto Diana con cara de inocente.

Emir se quedó sorprendido ante las palabras de Diana, a ella también le gustaba esa canción?, se preguntó.

— Si, con gusto vayamos a la pista. — respondió Emir algo inquieto.

Cuando los dos se pusieron de pie en aquella pista donde había otras parejas bailando, Mariana apretó fuertemente los puños, por años ella había querido que Emir la mirara como en ese momento estaba viendo a la tal Diana.

— Mi hijo al fin encontró a una mujer que vale la pena. — dijo Ernesto tomando de su vaso.

— Acaso no soy lo suficiente para tu hijo?. — pregunto Mariana indignada.

— Hija por favor cálmate, ya hablamos de esto. — intervino Sofía.

— Calma a tu hija y que recuerde con quién está hablando. — dijo Ernesto mirando de manera sombría a Mariana.

— Mariana ya, mejor vayamos a casa. — pidió Sofía preocupada.

— De aquí no se mueve nadie!. — aseguro Ernesto.

El no permitiría que esas dos mujeres lo dejarán en vergüenza, ya estaban ahí y de la nada no se irían.