Mi Vida Como Yasira Barreto

Enrique levantó su cabeza de golpe y miró a Yasira, no daba crédito a lo que había escuchado, aún si aquello era cierto , el quería formar parte del haren de Yasira.

- No me respondas ahora, solo no me rechaces directamente -Dijo el joven mirándola a los ojos, se sentía con un atisbo de esperanza ahora , Yasira soltó su mano y Enrique salió de la habitación .

Sobre la cama, el cuerpo delgado de Yasira se movía constantemente, tenía el celo fruncido y sus manos sujetaban las sábanas con fuerza, una vez más estaba soñando, no, estaba recordando cosas que preferiría olvidar.

En su sueño, se encontraba en su oficina, sentada tras el lujoso escritorio color negro, trabajando en las próximas inversiones a realizar, unos golpes en la puerta la interrupieron y al abrirse, entró por ella su asistente personal Alia.

- Señorita Xia, su padre está aquí -

Dijo Alia mientras se acercaba al escritorio de la joven pelinegra, Lina por su parte en ningún momento separó su vista de los documentos entre sus manos y solo asintió.

La asistente hizo un gesto de molestia y salió de la lujosa oficina, dejando a la ocupada mujer sola, pronto la puerta se abrió nuevamente y por ella entro un hombre alto, con algunas canas visibles entre sus cabellos negros, su tono de piel mulato era similar al de ella y sus ojos oscuros y porte imponente asustarían a cualquiera, menos a la joven, quien al percibir el aroma de su padre levantó por fin la vista de los documentos y sonrió.

- Hija trabajas demasiado -Dijo el hombre mientras abría sus brazos para recibir a su hija con un abrazo.

Yasira miró la escena en tercera persona de pie en la puerta de la que era su oficina y de la nada todo en el sueño se desvaneció a su alrededor.

Su padre fue reemplazado por Alexander y en esta ocasión, era ella Lina en el cuerpo de Yasira la que se encontraba frente a un Alexander más maduro.

Alexander sostenía su espada con fuerza en su mano derecha mientras que ella se encontraba arrodillada en el suelo.

podía sentir claramente como los cristales se clavaban en la carne de sus rodillas, pues Alexander había lanzado unos segundos antes una copa al suelo mientras que ella era sostenida por dos guardias reales para después dejarla caer sobre los filosos fragmentos.

Levantó un poco su cabeza con obstinación para mirar a su lado derecho entonces sus ojos se encontraron con la sonrisa burlona de Vania Lacress , sintió un dolor insoportable en su pecho al mismo tiempo que sus ojos comenzaron a arder.

La orgullosa Reina Yasira atravesaba su mayor humillación frente a los miembros de la corte real quienes solo le miraban con burla y algunos con lástima.

- Yasira Barreto, ¡ confiesa tu crimen ahora ! - Espetó Alexander mirando con odio a la pelirroja en el suelo.

La pelirroja levantó la vista y miró al pelinegro a los ojos , lentamente se puso de pie, llevó una de sus manos a su vientre y gritó con todas sus fuerzas.

- ¡ Soy inocente ! -

En ese momento Yasira despertó de su sueño sintiendose mareada, la oscuridad inundaba su habitación por lo que miró a su alrededor confundida.

Aún sentía el dolor en su pecho y las lágrimas se resbalaban por sus mejillas, retiró la colcha sobre su cuerpo y salió de la cama para caminar hacia el ventanal.

Miró las nubes en el cielo mientras el viento soplaba su rostro, a pesar de que la noche era fría , Yasira sentía que su cuerpo ardía por la indignación, enojo y frustración, sabía que esos sentimientos no eran suyos más sin embargo lograban abrumarla.