Desde pequeño he sido un experimento, tengo sangre especial....
Datos de la historia:
°Género apocalíptico y de ciencia ficción, con elementos de drama, romance y temas LGBT. Tiene una combinación de aventuras post-apocalípticas, conflictos interpersonales, y exploraciones sobre la supervivencia y la reconstrucción de la sociedad.
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Capítulo 10: La nueva normalidad
Nikko observó desde lo alto de la torre de vigilancia, contemplando el panorama que se extendía ante él. A medida que el sol se elevaba sobre los restos de edificios abandonados y vehículos calcinados, una sensación de esperanza comenzaba a emerger entre los supervivientes. Después de años de lucha contra hordas de muertos vivientes y la desesperación de un mundo al borde del colapso, finalmente estaban empezando a reconstruir.
En el corazón de lo que una vez fue el centro urbano, ahora se alzaban estructuras improvisadas con madera y metal reciclado. Los sobrevivientes, algunos con rostros curtidos por la batalla y otros aún con la mirada perdida en el recuerdo de aquellos que perdieron, se reunían en la plaza central. Era el comienzo de una nueva era, donde las reglas del pasado ya no tenían cabida y los roles debían ser redefinidos para asegurar la supervivencia y el renacer de la humanidad.
Nikko respiró hondo, sintiendo la responsabilidad de liderar este nuevo capítulo. Con cada paso hacia adelante, sabía que la reconstrucción no solo sería física, sino también un desafío para los corazones y mentes de aquellos que habían logrado sobrevivir al caos. La nueva normalidad estaba por comenzar, y con ella, venía la oportunidad de forjar un futuro donde la esperanza pudiera florecer nuevamente.
A medida que Nikko descendía de la torre de vigilancia, fue recibido por miradas expectantes y murmullos entre los sobrevivientes que se habían reunido en la plaza. Era un grupo diverso, proveniente de diferentes trasfondos y experiencias, ahora unidos por la necesidad común de reconstruir y de encontrar un nuevo equilibrio en un mundo transformado.
—Amigos —comenzó Nikko, alzando la voz para asegurarse de que todos pudieran escucharlo—, hemos atravesado tiempos difíciles juntos. Hemos perdido a seres queridos, hemos luchado contra lo inimaginable, pero hoy estamos aquí. Hoy, tenemos la oportunidad de construir algo nuevo, algo que pueda perdurar más allá de la oscuridad que hemos enfrentado.
Las palabras de Nikko resonaron entre los presentes, quienes asentían con determinación. Algunos murmullos de aprobación se hicieron eco, mientras otros simplemente observaban, evaluando sus propios roles en este nuevo comienzo.
—Estableceremos nuevas reglas —prosiguió Nikko—. Reglas que nos guíen hacia la cooperación, la justicia y la seguridad. No somos los mismos que éramos antes de que todo esto comenzara, pero podemos ser mejores. Podemos aprender de nuestros errores y construir un futuro donde nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos puedan crecer en paz.
Los rostros de los sobrevivientes reflejaban una mezcla de determinación y esperanza. Era un momento de renovación, donde cada decisión y cada acción tendrían un impacto crucial en la forma en que esta nueva sociedad tomaría forma.
—Los desafíos que enfrentamos son grandes —concluyó Nikko—, pero somos más grandes. Juntos, podemos enfrentar cualquier obstáculo que se interponga en nuestro camino hacia un futuro mejor. Hoy, comienza la nueva normalidad. Hoy, comenzamos a escribir nuestro propio destino.
Con estas palabras, Nikko miró hacia el horizonte, donde el sol brillaba sobre un mundo transformado. La reconstrucción no sería fácil, pero con cada paso hacia adelante, la esperanza se fortalecía, un recordatorio de que incluso en medio de la devastación, la humanidad siempre encuentra una forma de perseverar y de renacer.
La plaza resonó con un murmullo de aprobación y determinación mientras Nikko observaba a los sobrevivientes asimilar sus palabras. Algunos se adelantaron con gestos de acuerdo, otros intercambiaron miradas cargadas de esperanza y resolución. Era evidente que todos estaban listos para embarcarse en este nuevo capítulo de la historia humana, uno que desafiaría todas las expectativas y exigiría lo mejor de cada uno.
Con el paso firme, Nikko descendió los escalones hacia la plaza, donde los líderes de cada sector se agruparon, listos para discutir los primeros pasos hacia la reconstrucción. A su lado, Emma, una joven valiente cuya destreza en la sanación y cuidado había sido crucial durante los días más oscuros del apocalipsis, le ofreció un gesto de apoyo silencioso.
—¿Cuáles son nuestras prioridades, Nikko? —preguntó Emma, su voz firme a pesar de la tensión que se palpaba en el aire.
Nikko miró a su alrededor, considerando la pregunta con seriedad. Sabía que la seguridad y la sustentabilidad eran cruciales para la supervivencia a largo plazo, pero también entendía que la moral y el sentido de comunidad eran igualmente importantes.
—Primero, aseguraremos nuestras defensas —respondió Nikko, dirigiendo su mirada hacia las barricadas que rodeaban la plaza—. Necesitamos garantizar que este lugar sea seguro para todos. Luego, comenzaremos con la distribución equitativa de recursos. Nadie debería pasar hambre ni sentirse desamparado. Y, por último, estableceremos un consejo para tomar decisiones conjuntas. La democracia nos guiará en este nuevo camino.
Emma asintió con aprobación, y Nikko pudo ver el alivio en sus ojos. Habían luchado tanto para llegar hasta aquí, superando desafíos que habrían hecho desistir a muchos otros. Pero ahora, estaban determinados a construir algo significativo sobre los cimientos de la tragedia.
Con pasos decididos, Nikko se dirigió hacia el centro de la plaza, donde un grupo de trabajadores ya comenzaba a reparar los daños del pasado. Era un comienzo modesto pero lleno de promesa, un primer paso hacia la restauración de la humanidad en un mundo que había sido empujado al borde de la extinción.
Con cada martillazo resonante y cada plancha de metal colocada en su lugar, la plaza comenzó a transformarse. Los sobrevivientes trabajaban juntos, compartiendo habilidades y recursos limitados para reconstruir lo que una vez fue un lugar de desesperación en un símbolo de esperanza renovada. Era un esfuerzo colectivo, donde cada acción no solo fortalecía las defensas físicas, sino también el espíritu de comunidad que estaba emergiendo entre ellos.
Nikko observaba con orgullo y gratitud mientras los habitantes de la plaza se organizaban en equipos para diversas tareas: algunos recolectaban y distribuían alimentos, otros fortificaban las estructuras con materiales encontrados, y un grupo pequeño pero determinado comenzaba a establecer un sistema de comunicación rudimentario entre las comunidades dispersas.
—¡Nikko! —llamó una voz desde el borde de la plaza. Era Kaito, un sobreviviente cuya lealtad había sido cuestionada en los momentos más oscuros de la lucha por la supervivencia.
Nikko se volvió hacia él, observando la mezcla de cautela y determinación en su rostro. Había sido difícil confiar en Kaito después de la traición que casi había llevado a la destrucción de su grupo, pero Nikko también sabía que la redención y la oportunidad de cambiar eran esenciales en este nuevo mundo que estaban construyendo.
—¿Sí, Kaito? —respondió Nikko, dispuesto a escuchar lo que tenía que decir.
Kaito se acercó con pasos vacilantes antes de reunir suficiente valor para hablar.
—Quiero ayudar —dijo finalmente, su voz cargada de emoción contenida—. Sé que cometí errores, pero quiero hacer las cosas bien. Quiero ser parte de esta nueva comunidad y trabajar para un futuro mejor.
Nikko contempló las palabras de Kaito con seriedad. Sabía que no podía ignorar el pasado, pero también reconocía la valentía de aquellos dispuestos a enfrentar sus acciones pasadas y buscar la redención. Era un dilema que pesaba sobre sus hombros, recordándole que la reconstrucción no solo era física, sino también moral y ética.
—Te daremos una oportunidad, Kaito —respondió Nikko finalmente, sus palabras resonando con la determinación de un líder que buscaba lo mejor para su comunidad—. Pero recuerda, cada paso que des debe ser en beneficio de todos nosotros. La confianza se gana con el tiempo y con acciones consecuentes.
Kaito asintió con gratitud, prometiendo con sus ojos demostrar su valía a través de sus acciones. Era un comienzo incierto pero necesario, un recordatorio de que incluso en tiempos de caos, el perdón y la reconciliación podían abrir el camino hacia un futuro más brillante.