En un imperio dividido por intrigas y traiciones, Euridice, la tercera princesa de Caelum, se ve obligada a huir cuando su medio hermano, Jacob, asesina al emperador y a sus hermanos. Con la ayuda de Arjona, su protector, Euridice emprende una peligrosa búsqueda de los legendarios 5 Ases para detener a Jacob y evitar que desate el caos en el imperio. Mientras lucha por recuperar la paz, Euridice descubre su propia fuerza y determinación en un mundo donde la lealtad y el poder se entrelazan en una danza mortal.
NovelToon tiene autorización de Lilith Robles para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 10
El viaje comenzo su rumbo, el sendero los llevó por un bosque con bellos árboles, alguno que otro animal silvestre y el camino repleto de piedras...
Estaba por caer la noche. El sol ya comenzaba a esconderse cuando Arjona y Euridice llegaron hasta un camino alrededor de un risco. El sendero estaba justo a la orilla por lo que podian ver lo que se encontraba debajo.
— ¿No podemos ir más lento...?— Preguntó Euridice viviendo desde atrás de Arjona. Arjona, quien traía todas las pertenecias no se notaba cansado y solo se detuvo para esperar a que lo alcance.
— Debemos buscar donde dormir. Esta por anochecer. — Dijo Arjona mientras volvía a caminar solo que esta vez se detuvo apenas dio dos pasos. Se quedo estatico, completamente quieto mientras Euridice caminaba. Arjona observo el suelo, notando como las diminutas piedras daban pequeños brincos y se movian por el suelo a causa de vibraciones.
— ¿Que te pasa..?— Preguntó ella. Arjona miro hacia atrás, el sendero que habian seguido y sin pensarlo dos veces tiro los costales que llevaba sobre su hombro, corrio hasta Euridice y jalando de su mano comenzo a correr.
— Rápido.— Le dijo él mientras corría.
— e-espera! Detente ya.— Decía Euridice sin entender que pasaba, corría lo mejor que podía pero no podía evitar tropezar.
Pronto no tardaron en escuchar un montón de ruido, el sonido del galope de varios corceles comenzo a escucharse junto con el grito de soldados que venian hacia acá.
Notando que estaban por alcanzarlos, Arjona libero el filo de su lanza; se dio la vuelta y solto un corte al aire. El movimiento creo una onda con el viento, misma que hizo volar a los caballos y sus jinetes.
Gracias a esto, lograron seguir corriendo pero sin darse cuenta, por encima de ellos un grupo de arqueros dispararon sus flechas hacia ellos. Demasiado tarde para atraparlas, Arjona uso su cuerpo como escudo, abrazando a Euridice y recibiendo las flechas en su espalda.
— ¡Arjonaa!.— Grito ella asustada al verlo herido. Arjona solto un pequeño quejido y después movio su lanza velozmente lanzando otro ataque hacia los arqueros hasta derribarlos. Apenas los derribo y sin tener tiempo para huir, Arjona cargo a Euridice y comenzo a correr con su lanza en mano, lo más rápido posible.
No tardaron en llegar por el mismo sendero junto al risco a una zona con arbustos, allí Arjona oculto a Euridice entre estos y sintiendo que ya venían se arranco las flechas de la espalda para asi prepararse para pelear.
— Quédate aqui... No salgas para nada. ¿Entendiste?.— Le dijo Arjona levantándose para asi ponerse en medio del sendero con su lanza en mano.
Euridice se quedo oculta, mirando por los arbustos como él se disponia a pelear. No tardo en ver la llegada de varios soldados; esta vez todos a pie, mientras por encima se poscionaban los arqueros.
De entre los soldados, Blad se abrio paso, camino hasta estar al frente de sus soldados y miro a Arjona.
— Arjona de Outro... Me harías el favor de entregarme a la princesa?.— Le dijo Blad con una sonrisa.
— En tus sueños... — Le dijo Arjona antes de lanzarse al ataque para asi ser detenido por varios de los soldados que le atacaron con sus espadas.
Arjona logro esquivar los ataques y a su vez devolverlos, pero comenzo a sentir algo en su cuerpo. Sus movimientos se volvieron vacilantes, sus pasos estaban sin sincronía y se movia con más pesades.
— Carajo...— Dijo el mientras movia su lanza hacia todos lados, creando ondas con el viento que está vez no tenían la fuerza suficiente para lanzar a los soldados lejos. La vista comenzaba a fallarle, veía doble y esto comenzo a dificultarle atacar a los soldados.
— Es una maravilla ¿no?. Sientes que se te nubla la vista, te sientes mareado y tienes mucho sueño. — Dijo Blad caminando hasta él, mientras Arjona lanzaba ataques al aire; mismos que Blad esquivaba con facilidad. — Sé perfectamente que no te podría vencer con solamente mi ejercito y mi fuerza. Así que las flechas tenían un fuerte veneno, que debo decirte que me impresionas... Con esas cantidades de veneno todos estos hombres ya estarian muertos. — Le dijo entre burlas mientras sacaba su espalda y daba golpes contra la lanza de Arjona, provocando que por la nula fuerza que le quedaba; este comenzará a retroceder hasta que termino contra el límite del risco.
Euridice observaba y escuchaba esto con notorio miedo y dolor. Ver a Arjona a punto de morir le causaba mucho dolor, no quería perderlo también a él.
— Dinos ahora Arjona... ¡¿Donde esta la princesa!?— Le grito Blad dándole un ultimo impacto con la espada, provocando que al dar un paso atras Arjona resbale por el risco.
— ¡ARJONA!— Grito Euridice saliendo de su escondite y corriendo hasta empujar a uno de los guardias que estaba cerca de ella a la vez que le arrebataba la espada que llevaba consigo.
Arjona logro sujetarse con ambas manos por el risco, sin embargo su lanza cayó y el estaba al borde de la muerte.
— ¡Alejense!.— Grito Euridice corriendo con aquella espada, lanzando golpes al aire con la espada. Se notaba que era tan pesada que no podía ni levantarla, pero aun asi se frente a frente con los soldados y Blad, protegiendo a Arjona.
— Princesa, por favor suelte esa espada y venga con nosotros... Le llevaremos con su hermano.— Dijo Blad manteniendo la calma.
— ¡NO!.... Te ordeno que bajen sus armas ahora!.— Grito Euridice con la cabeza en alto. Blad suspiro y le hizo a sus hombre una señal, al momento todos guardaron sus espadas y los arqueros dejaron de apuntar. Apenas todos bajaron sus armas, ella solto la espada y se inmediato se giro hacia Arjona, tomándole de las manos para intentar subirlo.
— Vete... Rápido...— Dijo Arjona sin fuerza para poder intentar levantarse. Euridice se cubrio de lagrimas, mismas que cayeron sobre el rostro de Arjona.
— No... No te perdere a ti también...— Dijo Euridice. Arjona le miro sorprendido por escuchar eso, pero antes de poder responder o reaccionar Blad tomo por la espalda a Euridice, jalandola de los cabellos hasta levantarla.
— ya fue suficiente mocosa!. Nos iremos ahora y el morirá. — Dijo Blad. Arjona miro como fue sujetada, sus quejidos y sus intentos de safarse casi nulos; pero su fuerza... se estaba desvaneciendo más rápido de lo que parecía.
— ¡Sueltame!!....— Grito ella intentando safarse, el sol estaba por esconderse pero justo en ese momento algo extraordinario pasó.
El cabello de Euridice comenzo a brillar con una intensidad increible, las manos de Blad comenzaron a quemarse y después su cabello volvió a la normalidad
— ¡Aagh!.— Solto Blad un grito por las quemaduras y sus ojos al ser encandilados, soltandola por un segundo para después intentar sujetarla por el brazo.
Euridice, se tambaleó al ser soltada, estando cerca de la orilla un paso en falso rompió un pedazo del suelo y sin poder evitarlo... comenzo a caer. Blad noto esto y corrio hacia la orilla solamente notando como Arjona se había soltado logrando sujetar a Euridice hasta envolverla en sus brazos.
Blad se quedo mirando esto en completo shock, no podía creer que había perdido a la princesa en ese preciso momento.
— La princesa... — Dijo Blad en voz baja mientras ponía de rodillas con las manos contra el suelo, aún mirando hacia el risco. — La princesa... — Volvió a decir pero esta vez intentando lanzarse, cosa que fue impedida por los soldados a su alrededor; quienes lo sujetaron y alejaron de la orilla. — ¡Sueltenme! ¡La princesa!!— Grito el intentando safarse de sus hombre.
— ¡Capitán!.— Le hablo uno de los soldados poniéndose frente a él para después agachar la cabeza. — Es un risco de casi 15 metros... La princesa seguro esta... Muerta. —...