Faltan once minutos para la media noche, Alejandra con el teléfono en mano espera ansiosamente que pasen esos sesenta segundos que la separan del "Hola" de su confidente desconocido. Con él puede ser ella misma, sin la máscara de estoica que desde su infancia se colocó.
Franco está en su habitación, ya ha escrito su acostumbrado Hola y cuenta regresivamente los 25 segundos para pulsar enviar. Él es un ser sensible sin saberlo, su oculta pasión por las artes lo llevó a ella, a esa mujer de la que no conoce ni su nombre, ni su rostro, ni su edad, pero que lo sensibiliza al extremo de sentir sus caricias en el alma.
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Diez
Faltan once minutos para la medianoche y Alejandra, teléfono en mano espera su cita virtual, quiere contarle la emoción que siente por tener que restaurar un grabado de más de siete décadas.
Finalmente, el mensaje llegó, después del acostumbrado saludo entre ambos, Bragi comienza a contarle a Galatea2943 del fatídico día que tuvo, debido a que una decoradora de interiores hiciera cubrir con yeso un grabado antiguo en el hall del edificio de su empresa.
Al leer esas líneas el corazón de la mujer da un vuelco, no puede creer tanta coincidencia, no puede ser que el hombre que le hace sentir mariposas es el mismo que desde hace casi un año le aliviana la vida.
Debe estar segura y arriesgándose a que no le responda, le pregunta en qué lugar se encuentra el edificio, obteniendo como respuesta un emoji de la estatua de la Libertad.
Ahora entiende el por qué de tanta afinidad, pero no se atreve a confesarle su verdadera identidad, pues piensa que si Franco se aleja, al menos le quedará Bragi, no obstante está dispuesta a vivir intensamente lo que sea que le pase con él, aunque sea efímero será el recuerdo de que está viva...
A las dos de la tarde Franco entra a su empresa y se queda mirando a la mujer de cola alta y jeans anchos rasgados que se encuentra absorta colocando cuidadosamente paños húmedos en forma de compresa sobre el yeso que cubre la obra de arte. Admira su concentración y su belleza,
—Hola, ¿Qué estás usando?— pregunta curioso.
—Vinagre— responde simple, cerrando los ojos para sentir mayor el contacto — quiero quitar la mayor cantidad de material posible sin dañar el grabado.
Así cada tarde, después de dar clases, Alejandra se pone su ropa desgastada y va a hacer un trabajo de hormiguita para recuperar la obra de arte.
Aún no le dice a Franco que ella es Galatea2943, pero sigue entregando el alma en cada beso que se dan.
Es sábado y hoy no odió el reloj despertador cuando sonó a las 6 de la mañana, Franco la llevará a desayunar para después ir ambos a tratar de terminar la restauración.
A las siete, cuando casi está lista para salir llegan sus hermanos Pedro y Diego junto a Lilly. Se dan cuenta de que tiene en la mano un bolso y enseguida Pedro, pensando que era para irse con ellos, le dice — lo siento Ale, pero no tenemos más puestos.
Alejandra frunce el entrecejo sin entender. —¿Puesto para qué?— ahí se dan cuenta de que su hermana no está ni enterada de la salida.
—¿Y a dónde vas?— pregunta Marta saliendo con un pequeño bolso en la mano.
—Voy con Franco a tratar de arreglar el desastre que Lilly hizo— responde mordaz.
—Espero que no le vayas a cobrar a mi primo, somos familia— dice la señalada en un tono que ni ella misma se cree.
—¿Tú estabas trabajando gratis?— cuestiona Alejandra.
—Ya Ale, no empieces, lo de Lilly es un trabajo de verdad, lo tuyo es un pasatiempo, entiende— Replica Pedro tratando de suavizarle el momento a su novia. La chica no responde y da la vuelta para tomar el termo con café que preparó.
—Te callas porque sabes que es verdad lo que te digo — insiste su hermano.
—Callo porque las abejas no pierden el tiempo explicándole a las moscas que la miel es mejor— dicho esto salió del apartamento enviándole un mensaje a Franco para que se encuentren en la cafetería que está a una cuadra de su residencia.
Franco desde la noche anterior está molesto, Henry lo invitó a un viaje de fin de semana con sus tíos y la familia de Alejandra; por supuesto, ella no estaba incluida. No entiende a esa familia, se sirven de ella, pero al mismo tiempo la desprecian. Tampoco es que la entienda mucho a ella, que se deja invisibilizar por los suyos...
Alejandra y Franco estuvieron toda la mañana concentrados en terminar, claro está cada tanto el canadiense deja un beso o una caricia en la chica que gustosa recibe. Pasadas las 2 de la tarde llega la pizza que pidieron, toman un break time y aprovechan para comer.
—Si estás cansada podemos irnos— dice el chico mirando el par de pozos oscuros que lo miran.
Alejandra hace una cara triste —Yo quiero seguir— los ojos de Franco brillan de solo verla, esboza una sonrisa, se acerca y con la lengua le limpia un resto de salsa que tenía en la comisura de los labios.
—Se mi novia— al escuchar la frase, Alejandra sonríe mordiendo su labio inferior y asiente...
El detestable reloj despertador sonó y la docente se levanta de mala gana, hoy es lunes y comienza su semana laboral.
—¿Cómo estuvo tu fin de semana?— le pregunta Martha a su hija al verla entrar a la cocina.
Sonríe y los ojos le brillan al recordar a Franco —Maravilloso— solo eso responde.
—Parece que estuvieras enamorada.
—Quien sabe mamá, quien sabe — únicamente eso responde y se va a trabajar.
Henry entra al edificio y nota que casi está terminada la restauración, detrás de él entra Franco y le dice orgulloso —¿Viste como mi Galatea casi termina?— El hombre hace un gesto de desagrado que no pasó desapercibido por su socio.